Cada día aparecen en La Habana pequeños negocios privados –desde un restaurante en una casa particular y hasta un vendedor de discos en la vía pública-- que están alterando de manera significativa el panorama comercial de la capital cubana.
Desde que el gobierno que preside Raúl Castro Ruz anunció, en octubre pasado los nuevos permisos legales para ejercer 178 profesiones, en un intento por absorber a medio millón de empleados públicos que quedarán sin trabajo antes de marzo, cerca de 110 mil cubanos han solicitado una licencia para abrir negocios propios o trabajar fuera de las dependencias del Estado en toda la geografía cubana.
El surgimiento de pequeños comercios son estimulados por las reformas a la economía cubana propuesta por el propio mandatario, la cual tiene como objetivo la creación de un sector privado “dinámico que ayude a actualizar el modelos socialista y financiar el gasto público con sus impuestos” para reanimar la escuálida economía de la Mayor de las Antillas.
En la segunda quincena de octubre, el gobierno cubano, a través del ministro de Economía y Planificación y vicepresidente del Consejo de Ministros, Marino Murillo, anunció una nueva lista de profesiones que se podrían ejercer por cuenta propia y la licencia para nuevos negocios privados.
El 9 de noviembre, el presidente Raúl Castro presentó un documento oficial que recoge en forma sucinta las reformas propuestas a la economía de la isla, documento que guiará los debates previos al VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), a realizarse en abril de 2011.
En el texto titulado “Proyecto de lineamientos de la política económica y social”, de 32 páginas, el gobierno propone para su discusión la ampliación de la iniciativa privada en la isla, la reducción del empleo estatal, la eliminación de subsidios sociales excesivos, la flexibilización del mercado inmobiliario o la aplicación de un nuevo régimen tributario.
En Cuba, según el documento, seguirá privando la economía planificada socialista, aunque se dará mayor espacio al trabajo por cuenta propia. Los salarios serán acordes con los resultados de las empresas, al tiempo que se flexibilizará la compra-venta de viviendas y se buscará unificar las dos monedas que circulan en el país (peso nacional y CUC, peso convertible), entre otros temas.
Cuba despedirá, reubicará, jubilará o recolocará, en los próximos tres años, en la actividad privada a 25% de la fuerza de trabajo ocupada, estimada en un millón 300 mil empleados. Medio millón de ellos dejarán sus trabajos en el sector estatal en el primer semestre de este año.
Inventar para sobrevivir
La aguda crisis económica que padece Cuba desde hace casi 22 años, ha obligado a sus habitantes a todo, hasta lo inverosímil: recuperación artesanal de aparatos para trabajos micro quirúrgico; explosivo caseros para la voladura de frentes de cantera y el bambú sustituyendo al acero en algunas construcciones.
Las limitaciones impuestas, durante 48 años, por el bloqueo económico, financiero y comercial de Estados Unidos, obliga a los cubanos a utilizar el henequén como emulsionador por el deficitario combustible, singulares carrozas jaladas por animales y yuntas de bueyes remplazando a los tractores, la mayoría de la ex Unión Soviética.
Estos son escenarios cotidianos en Cuba. Las severas crisis económicas –que iniciaron en 1989 con el llamado Periodo Especial en Tiempos de Paz- han ido transformando día a día la vida y ha dado un nuevo rostro a la isla.
Cuando todos los cubanos pensaban que lo peor de la crisis económica había pasado, se despertaron en el 2009 con una economía en plena decadencia a consecuencia de la crisis financiera global que afecta a la mayoría de los habitantes del planeta, pero que en Cuba tendrá uno de sus peores efectos por la caída de sus exportaciones y el alto costo de los alimentos que compra a otras naciones, entre ellas Estados Unidos.
Marino Murillo Jorge, ministro de Economía y Planificación, ha dibujado un panorama crítico de la economía cubana: “La grave situación que vive Cuba se debe principalmente al impacto combinado de la crisis económica y financiera mundial y los daños provocados –se estima en 10 mil millones de dólares- por los huracanes a finales del 2008”.
En pocas palabras, los cubanos deberán estar preparados para una nueva recesión de su economía como en los años noventas, cuando se implantó el llamado Periodo Especial; deberán ahorrar energía eléctrica por la falta de combustible y tendrán que seguir inventando para sustituir las piezas extranjeras.
En los años sesenta, los cubanos buscaban desesperados piezas de repuesto de equipos hechos en Estados Unidos y Japón.
Treinta años después (1990) la historia se repitió, pero el dolor de cabeza no eran las piezas de tecnología de países capitalistas, eran piezas o productos de los países socialistas de Europa del Este y de la desintegrada Unión Soviética.
Hoy, la crisis mundial y casi medio siglo de embargo de Estados Unidos vuelve a obligar a los cubanos a la inventiva para ahorrarle al país compras en el exterior y evitar la paralización total de la industria del país.
La utilización de los animales en la agricultura o el transporte no es algo nuevo en Cuba.
La presencia de los bueyes en la producción agrícola se intensificó a raíz de la crisis de los años noventas. La mayoría de las provincias utiliza los carretones jalados por caballos como medio de transporte urbano y de carga, pero también como carrozas.
Los guajiros (campesinos) buscan afanosamente sustitutos para el fertilizante y plaguicidas que han dejado de ser exportados.
Muchos de ellos han experimentado con nuevos y variados compuestos, muchas veces sui géneris: por ejemplo, con los extractos de polvo de tabaco quieren exterminar plagas en las hojas de café.
En la búsqueda de productos que no arriban a los puertos cubanos, los campesinos, investigadores e innovadores de las 15 provincias cubanas han experimentado con la hormiga leona (Pheidole Magacephala) para terminar las larvas de una enfermedad conocida como Tetuan, la cual afecta el rendimiento agrícola al abrir orificios en el tubérculo.
El gobierno cubano creó a mediados de los años sesenta un movimiento de innovadores conocida como Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR). Su objetivo primordial era elaborar o inventar productos y piezas que se adquieren en el extranjero.
Casi medio siglo después de haber sido fundada por Ernesto “Che” Guevara, entonces ministro de la Industria, la organización de innovadores se vuelve fundamental en la búsqueda de alternativas criollas.
Y sobran los ejemplos en la actualidad. Valerico Aldana, egresado del Instituto Tecnológico José Luis Tasende de la provincia de Granma, logró resolver los desperfecto en el pistón de la válvula triple -valorada en 73.39 dólares- de los viejos carros soviéticos marca Kamaz.
Su hallazgo logró evitar la paralización de los camiones y remolques de su provincia.
La doctora Alennis Mas encabezó un grupo en la provincia de Las Tunas que inventó un equipo de mecanoterapia con el cual han sido atendidos más de tres mil pacientes.
El aparato se ha utilizado con buenos resultados en la rehabilitación de más de 20 tipos de afecciones, fundamentalmente las relacionadas con los miembros superiores e inferiores.
El déficit energético ha oreado el nuevo mosaico social cubanos. La falta de petróleo y de piezas de repuesto revivió en la isla el uso de vehículos arcaicos y multiplicó la inventiva.
La vida diaria ha sufrido una transformación severa en los últimos años. En toda la geografía de Cuba, la fantasía y la realidad conviven con la cotidianidad de los cubanos.
Desde que el gobierno que preside Raúl Castro Ruz anunció, en octubre pasado los nuevos permisos legales para ejercer 178 profesiones, en un intento por absorber a medio millón de empleados públicos que quedarán sin trabajo antes de marzo, cerca de 110 mil cubanos han solicitado una licencia para abrir negocios propios o trabajar fuera de las dependencias del Estado en toda la geografía cubana.
El surgimiento de pequeños comercios son estimulados por las reformas a la economía cubana propuesta por el propio mandatario, la cual tiene como objetivo la creación de un sector privado “dinámico que ayude a actualizar el modelos socialista y financiar el gasto público con sus impuestos” para reanimar la escuálida economía de la Mayor de las Antillas.
En la segunda quincena de octubre, el gobierno cubano, a través del ministro de Economía y Planificación y vicepresidente del Consejo de Ministros, Marino Murillo, anunció una nueva lista de profesiones que se podrían ejercer por cuenta propia y la licencia para nuevos negocios privados.
El 9 de noviembre, el presidente Raúl Castro presentó un documento oficial que recoge en forma sucinta las reformas propuestas a la economía de la isla, documento que guiará los debates previos al VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), a realizarse en abril de 2011.
En el texto titulado “Proyecto de lineamientos de la política económica y social”, de 32 páginas, el gobierno propone para su discusión la ampliación de la iniciativa privada en la isla, la reducción del empleo estatal, la eliminación de subsidios sociales excesivos, la flexibilización del mercado inmobiliario o la aplicación de un nuevo régimen tributario.
En Cuba, según el documento, seguirá privando la economía planificada socialista, aunque se dará mayor espacio al trabajo por cuenta propia. Los salarios serán acordes con los resultados de las empresas, al tiempo que se flexibilizará la compra-venta de viviendas y se buscará unificar las dos monedas que circulan en el país (peso nacional y CUC, peso convertible), entre otros temas.
Cuba despedirá, reubicará, jubilará o recolocará, en los próximos tres años, en la actividad privada a 25% de la fuerza de trabajo ocupada, estimada en un millón 300 mil empleados. Medio millón de ellos dejarán sus trabajos en el sector estatal en el primer semestre de este año.
Inventar para sobrevivir
La aguda crisis económica que padece Cuba desde hace casi 22 años, ha obligado a sus habitantes a todo, hasta lo inverosímil: recuperación artesanal de aparatos para trabajos micro quirúrgico; explosivo caseros para la voladura de frentes de cantera y el bambú sustituyendo al acero en algunas construcciones.
Las limitaciones impuestas, durante 48 años, por el bloqueo económico, financiero y comercial de Estados Unidos, obliga a los cubanos a utilizar el henequén como emulsionador por el deficitario combustible, singulares carrozas jaladas por animales y yuntas de bueyes remplazando a los tractores, la mayoría de la ex Unión Soviética.
Estos son escenarios cotidianos en Cuba. Las severas crisis económicas –que iniciaron en 1989 con el llamado Periodo Especial en Tiempos de Paz- han ido transformando día a día la vida y ha dado un nuevo rostro a la isla.
Cuando todos los cubanos pensaban que lo peor de la crisis económica había pasado, se despertaron en el 2009 con una economía en plena decadencia a consecuencia de la crisis financiera global que afecta a la mayoría de los habitantes del planeta, pero que en Cuba tendrá uno de sus peores efectos por la caída de sus exportaciones y el alto costo de los alimentos que compra a otras naciones, entre ellas Estados Unidos.
Marino Murillo Jorge, ministro de Economía y Planificación, ha dibujado un panorama crítico de la economía cubana: “La grave situación que vive Cuba se debe principalmente al impacto combinado de la crisis económica y financiera mundial y los daños provocados –se estima en 10 mil millones de dólares- por los huracanes a finales del 2008”.
En pocas palabras, los cubanos deberán estar preparados para una nueva recesión de su economía como en los años noventas, cuando se implantó el llamado Periodo Especial; deberán ahorrar energía eléctrica por la falta de combustible y tendrán que seguir inventando para sustituir las piezas extranjeras.
En los años sesenta, los cubanos buscaban desesperados piezas de repuesto de equipos hechos en Estados Unidos y Japón.
Treinta años después (1990) la historia se repitió, pero el dolor de cabeza no eran las piezas de tecnología de países capitalistas, eran piezas o productos de los países socialistas de Europa del Este y de la desintegrada Unión Soviética.
Hoy, la crisis mundial y casi medio siglo de embargo de Estados Unidos vuelve a obligar a los cubanos a la inventiva para ahorrarle al país compras en el exterior y evitar la paralización total de la industria del país.
La utilización de los animales en la agricultura o el transporte no es algo nuevo en Cuba.
La presencia de los bueyes en la producción agrícola se intensificó a raíz de la crisis de los años noventas. La mayoría de las provincias utiliza los carretones jalados por caballos como medio de transporte urbano y de carga, pero también como carrozas.
Los guajiros (campesinos) buscan afanosamente sustitutos para el fertilizante y plaguicidas que han dejado de ser exportados.
Muchos de ellos han experimentado con nuevos y variados compuestos, muchas veces sui géneris: por ejemplo, con los extractos de polvo de tabaco quieren exterminar plagas en las hojas de café.
En la búsqueda de productos que no arriban a los puertos cubanos, los campesinos, investigadores e innovadores de las 15 provincias cubanas han experimentado con la hormiga leona (Pheidole Magacephala) para terminar las larvas de una enfermedad conocida como Tetuan, la cual afecta el rendimiento agrícola al abrir orificios en el tubérculo.
El gobierno cubano creó a mediados de los años sesenta un movimiento de innovadores conocida como Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (ANIR). Su objetivo primordial era elaborar o inventar productos y piezas que se adquieren en el extranjero.
Casi medio siglo después de haber sido fundada por Ernesto “Che” Guevara, entonces ministro de la Industria, la organización de innovadores se vuelve fundamental en la búsqueda de alternativas criollas.
Y sobran los ejemplos en la actualidad. Valerico Aldana, egresado del Instituto Tecnológico José Luis Tasende de la provincia de Granma, logró resolver los desperfecto en el pistón de la válvula triple -valorada en 73.39 dólares- de los viejos carros soviéticos marca Kamaz.
Su hallazgo logró evitar la paralización de los camiones y remolques de su provincia.
La doctora Alennis Mas encabezó un grupo en la provincia de Las Tunas que inventó un equipo de mecanoterapia con el cual han sido atendidos más de tres mil pacientes.
El aparato se ha utilizado con buenos resultados en la rehabilitación de más de 20 tipos de afecciones, fundamentalmente las relacionadas con los miembros superiores e inferiores.
El déficit energético ha oreado el nuevo mosaico social cubanos. La falta de petróleo y de piezas de repuesto revivió en la isla el uso de vehículos arcaicos y multiplicó la inventiva.
La vida diaria ha sufrido una transformación severa en los últimos años. En toda la geografía de Cuba, la fantasía y la realidad conviven con la cotidianidad de los cubanos.