Boris Luis Cabrera • 9 de Julio, 2017
En estos tiempos, cuando se habla del número 32 de Matanzas, la gran mayoría de los aficionados piensa en el señor Víctor Mesa o en su hijo Víctor Víctor, pero la realidad es que ese número memorable hace años debería estar retirado de las camisetas yumurinas y ondeando en lo más alto del Victoria de Girón, es el que llevaba Lázaro Junco en su espalda, el más grande de todos los jonroneros de esa tierra y el primero en Cuba en alcanzar la cifra de 400 vuelacercas.
Está al otro lado de la línea telefónica, el diez veces líder jonronero en nuestras series nacionales, el que tiene la tercera mejor frecuencia de jonrones en nuestras lides (14.27), solo superado por Romelio Martínez (12.84) y Orestes Kindelan (13.32), el hombre que jamás se sonrió en el terreno, el que soportó callado colosales injusticias, el que se batió con los absurdos demonios de su época, el callado, el introvertido que siempre respondía a necios y ordinarios directivos con largos cuadrangulares, el gigante de Limonar.
Esta vez ya no tiene el bate en la mano, pero sigue dando aquellos batazos enormes por encima del techo del estadio, con su verbo y su tremenda humildad. Está al otro lado de la línea telefónica y no tiembla cuando nos abre, para Play- Off Magazine, el preciado cofre donde guarda sus verdades.
¿Qué estás haciendo ahora?
Actualmente estoy trabajando en la EIDE de Matanzas, llevo 18 años con los muchachos del Sub-15. Estamos pasando muchas necesidades con los implementos, con las pelotas, con los bates… Gracias a los padres, que ayudan bastante, de lo contrario el trabajo sería imposible, eso es aquí en la EIDE, que es el centro de alto rendimiento, no quisiera ver en otros lugares, en los municipios, que queda para ellos. Yo siempre lo digo en todas las reuniones, se lo digo a los dirigentes deportivos, a Carlos Loyd, a Barroso, a todo el que me encuentre yo se lo digo. Cada vez que veo en la televisión a esos “señores” que dirigen el béisbol culpando a la base, a mí me duele, porque nunca ellos vienen a la base y nunca hacen nada por la base, son como Poncio Pilatos, se lavan las manos, la base paga por todo, y las cosas hay que decirlas, alguien tiene que decirlas. Estuve mucho tiempo callándome las cosas, por respeto, por mi forma de ser, pero ahora, las tengo que decir. Llevo aquí 18 años trabajando y nunca les han dado un módulo deportivo a los entrenadores, yo mismo me he quedado sin traje para practicar, solo los que me han regalado algunos amigos, de lo contrario, tendría que ir con un pitusa y un pulóver a entrenar a los muchachos. De aquí han salido muchos prospectos, pero las situaciones que hemos tenido con las nuevas direcciones del equipo grande y el hecho que otros han abandonado el país, más el problema de la emigración de peloteros de otras provincias, han cortado bastante el desarrollo de esos muchachos, es un dolor que tenemos aquí en la provincia, dolor que se va a ver ahora, se buscó un campeonato que nunca se ganó y se cortó el desarrollo de nuestros peloteros, los de la provincia. Si no se toman medidas vamos a pasar otra vez por una debacle.
¿Crees entonces que la idea de Víctor Mesa de importar peloteros fue un error?
Sí lo fue, eso ha dañado bastante, tú no puedes traer peloteros de otras provincias, veteranos, peloteros con 40 o 35 años, que están decayendo en su curva de rendimiento, y el muchacho de 20 años, en pleno desarrollo, en curva ascendente, en el banco, sin poder desarrollarse, se nos troncha. Eso es lo que va a pasar en la provincia, ojalá que me equivoque, que Matanzas sea campeón, pero lo veo muy difícil. En el Sub-23 puedes ver buenos peloteros, con buen físico, con buenas habilidades, pero les falta juego, han perdido dos, tres años, y eso a esas edades duele, lo vamos a lamentar.
Según tu visión personal, y aprovechando el tema, cuando el equipo Industriales venga a jugar a Matanzas y Víctor Mesa salga al terreno, ¿qué hará el público: le chiflará o aplaudirá?
Yo creo que, en general, le van a chiflar. Los mismos que simpatizaban con él están dolidos al verlo dirigir a otro equipo, porque él dijo aquí que iba a descansar, lo toman como una traición y le van a chiflar. Siempre hay gente en contra y gente a favor, pero estoy seguro que si hacemos una encuesta en la provincia ahora mismo, va a tener más detractores que gente a su favor.
Por tus estadísticas y actitud en el terreno de juego a través de toda tu carrera deportiva, tienes méritos más que suficientes para ser un futuro Salón de la Fama. ¿Sientes que te tratan como tal? ¿Te atienden como tú te mereces?
«Nunca he estado mencionándole a nadie mis resultados deportivos, pero de un tiempo acá he tenido que empezar a recordárselos a alguna gente». Foto: Tomada de Swing Completo.
Nunca he estado mencionándole a nadie mis resultados deportivos, pero de un tiempo acá he tenido que empezar a recordárselos a alguna gente. Hace unos días estaban hablando de los mayores jonroneros en televisión, se hablaba de Muñoz, de Cheito, de Kindelán, de todo el mundo, y a mí me saltan, no me mencionan, mi familia me pregunta si mis jonrones no valían. Pero tengo a mi favor algo muy grande, donde quiera que voy los niños me quieren, las personas mayores me quieren, todo el mundo me quiere, donde quiera que voy, en cualquier provincia, la gente me lo hace saber y eso me reconforta mucho. No sé si en un futuro me seleccionen para el Salón de la Fama, pero sí te digo que, desde ya, me siento miembro de ese salón, tengo el cariño del pueblo y mis méritos, y con eso me basta, ese es mi orgullo hasta que me muera. Por otra parte, sí te digo la verdad, la atención conmigo, desde que me retiré es cero, lo mismo la comisión nacional, que provincial, que municipal. La única persona que se preocupa por mí es una señora que atiende los atletas retirados aquí en Limonar que se llama Adela Viera, que viene aquí el día de los padres y de su bolsillo, me trae algún regalito, siempre algún detallito, se acuerda de mí y lucha por mí, pero es aquí en Limonar y es ella sola.
¿Por qué a un slugger de tu categoría le era tan difícil hacer el equipo nacional? ¿Crees que fueron injustos contigo la mayoría de las veces?
Sí fueron injustos conmigo. Cuando la época de Serbio Borges y Miguelito Valdés, le preguntaron a Serbio por qué yo no estaba en la preselección y él dijo con estas palabras: “Él no está en los planes de la preselección durante este quinquenio”, o sea, durante cinco años rindiera lo que rindiera yo no estaba en los planes. Otros me decían que era por mi carácter, por mi seriedad, pero es que a mí siempre me enseñaron que el béisbol es una cosa seria. Nunca me reí cuando di un jonrón; cuando el lanzador me ponchaba no se reía, así que cómo me voy a reír si le doy un jonrón. Otros decían que era un jugador apático, pero ¿cómo puede ser apático un jugador que se roba más de 100 bases y lo capturan en 30? Mi familia siempre me lo dijo, si yo hubiera dado todos esos jonrones con el equipo Industriales, si me hubiera quedado en La Habana cuando estudiaba en la escuela de Química, como ellos me dijeron, la historia hubiera sido otra, ellos me lo dicen, yo me molesto con eso, pero me tengo que callar y darle la razón.
¿Alguna vez recibiste ofertas para jugar béisbol profesional, para abandonar el país?
Al principio, cuando comencé, en una gira que tuvimos por México, me hicieron dos ofertas, una para Philadelphia y otra para los Padres de San Diego, pero yo era muy joven y aquellos tiempos eran muy diferentes a estos que estamos viviendo. Después de aquello estuve recibiendo ofertas muchas veces, durante algunos años, constantemente. Una vez conocí al famoso Joe Cuba, él nos hizo una de las ofertas más fuertes durante un evento internacional.
¿Por qué nunca aceptaste?
Porque en aquel momento nunca me pasó por la mente. La situación de nuestro país era muy diferente, no había las necesidades que hay ahora, en los años 80 la cosa era distinta, con 20 pesos tú resolvías los problemas, ahora con mil no los resuelves. La mentalidad del cubano, en general, era otra. Prácticamente nadie emigraba, en ningún deporte, eso empezó a ocurrir después del Periodo Especial, con la crisis económica. Ahora la juventud tiene la mente más abierta.
¿Te arrepientes de no haber aceptado una propuesta de aquellas?
Te voy a decir la verdad: arrepentido no me siento, pero si me hubiera pasado en este momento, sí la hubiera aceptado. Bajo estas condiciones sí la acepto, pero en aquel momento, bajo aquellas circunstancias, no me arrepiento. Quiero aclararle a la gente que todo el que emigra, todos los peloteros que se van lo hacen por una necesidad económica, no política, para mejorar económicamente, para resolver sus problemas familiares, sus necesidades. Aquí daba pena ver en las condiciones en que vivía Javier Sotomayor, por ejemplo, a unas cuadras de mi casa, siendo ya campeón mundial, cuando vino el sueco amigo de él, saltador de élite también y le dijo “¿Aquí es donde tú vives?”. La verdad es que los cubanos son los mejores deportistas del mundo, los que más hacen con menos, sin condiciones, mira lo que hacen.
¿Por qué te retiras estando en facultad de condiciones?
Yo no me retiré, me retiraron. Yo fui uno de los más de 60 peloteros que retiraron aquella vez, el famoso retiro masivo. Yo estaba en Ecuador jugando un campeonato nacional, allí fui el líder en jonrones, un día llegó un entrenador y me dijo que estaba retirado, me enseña el papel donde lo decía, yo y más de 60 peloteros, al principio no le creí, tuvimos que llamar a La Habana para confirmar la noticia, nadie sabe de dónde vino esa orden, nosotros sacamos conclusiones y pensamos que fue Miguelito Valdez en combinación con Serbio Borges, en aquel momento el director del INDER era Reynaldo, por ahí está la cosa. Yo creo que después de ese retiro masivo, donde la mayoría de nosotros estábamos en plenitud de facultades, el béisbol en Cuba comenzó a decaer, todavía no estaba el relevo garantizado, nosotros aún teníamos buenos números y a muchos los privaron de récords personales. Después de eso me obligaron a jugar la provincial, me dijeron que tenía que ganarme el derecho a estar en la preselección de mi provincia, y yo sin cuidarme, entrenando solo dos días a la semana, di 22 jonrones en 30 juegos y terminé con un average por encima de .400 y, ni siquiera así, me aceptaron en el equipo Matanzas, entonces no era por rendimiento, nadie sabe por qué, no me dieron nunca una explicación. Eso sin contar que el año anterior, en la Serie Nacional, había dado 25 jonrones con .320 de average y más de 70 carreras impulsadas, en Matanzas no había nadie que hiciera eso. Yo pedí solo jugar por mi provincia, que no me importaba hacer equipo Cuba, pero ni eso me dejaron.
Los lectores de Play-Off quieren saber qué pasó en el Victoria de Girón cuando llegó la visita de la delegación de las Grandes Ligas y la gente se percató de tu presencia en las gradas, cuando se dieron cuenta de que no estabas invitado al terreno como otras glorias deportivas.
Eso fue una cosa que me dolió mucho. Unos días antes nos avisan que tenemos que llevar a nuestros alumnos ese día para la clínica que iban a dar en el terreno, cuando llegamos solo podían pasar los alumnos con el director del equipo, yo no soy el director, soy solo entrenador, así que me quedé en las gradas, bajo protesta del director del equipo, que insistía en que entrara yo, por respeto, pero no acepté, me quedé en las gradas. Cuando llegó la gente de la comisión nacional, Higinio, Heriberto y compañía, pasaron por delante de mí y ni me miraron, ni me saludaron, pero yo tranquilo, me senté en las gradas como uno más. Al rato pasó por delante de mí un aficionado y me ve allí, entre el público, se sorprende al verme allí y dice que eso no está bien, que allá abajo hay gente con mucho menos historia que yo, que eso no puede ser, entonces se vira para el público y grita: “¿Ustedes saben quién está aquí? El mayor jonronero, el primero que llegó a 400 jonrones, mírenlo aquí sentado y como hay gente allá abajo”, ahí el público se paró para mirarme y empezó a gritar mi nombre, ¡¡¡ Junco, Junco¡¡¡, un compañero que estaba en el terreno empezó a buscarme dentro del público, yo seguía sentado, la gente se separó, abrió un camino delante de mí para que me vieran y él me dice que baje, me llama para el terreno, y te voy a decir la verdad, bajé por el público, por respeto a ellos, no porque él me llamó. Aquello me llenó de un orgullo muy grande, de una satisfacción, te lo digo de todo corazón, al ver que todavía el público me quería, me admiraba, porque para eso vivimos nosotros los deportistas, no para los dirigentes, vivimos para el pueblo.
Entonces bajé, me recibió Joe Torre, me regaló una camisa de la MLB, que la tengo aquí en casa, me empiezan a tirar fotos y hacerme preguntas, no se explicaban cómo no hacia equipo Cuba por mis jonrones, yo evité muchas preguntas, no era el momento, pero lo que sí me dio mucha roña fue que vino Higinio, me pasa la mano por el hombro y me dijo: “Coño mi cuarto bate, no te vimos”, yo le dije: “Ustedes no me vieron porque no quisieron verme, ahora me están viendo porque fue el público quien me llamo”, después vino Heriberto apenado, diciendo lo mismo, “Si ustedes no me quisieron ver, no me quisieron invitar, eso es problema de ustedes, pero ahora me siento con más orgullo porque fue la gente quien me bajó aquí y no ustedes”, le dije. Después de aquello, alguien por ahí, no sé si de la comisión nacional o provincial, alegaba que no me habían invitado a bajar porque yo estaba en short y camiseta, cuando todo el que me conoce sabe que nunca ando así y más, tengo una foto de ese momento, que me la hizo un padre de un alumno y la tengo aquí enmarcada en la casa, donde se ve la ropa que tenía puesta, un pitusa, un pulóver y una gorra. Un señor mayor me dijo una cosa que es cierta “Lázaro, quisieron destruirte y tú te robaste el show, ese día el show no fue Pito Abreu ni Miguel Cabrera, el show fuiste tú, te lo robaste tú”.
¿Alguna anécdota compartiendo con aquellas estrellas?
Bueno, allí estaba en el jardín izquierdo con Puig y Miguel Cabrera, Puig le dijo a Miguel que esos jonroncitos que él daba en la MLB no eran nada comparado con los míos, que yo las sacaba por encima del estadio. Miguel Cabrera dijo que él era fanático a mí, sabía que me decían Niño cuando jugué en Venezuela y que él disfrutaba de mis jonrones.
«Yo no me retiré, me retiraron. Yo fui uno de los más de 60 peloteros que retiraron aquella vez, el famoso retiro masivo». Foto: Tomada de Juventud Rebelde.
Aprovechando que estamos hablando de los jugadores de la MLB, ¿Qué me dices de un futuro equipo unificado?
Sí, yo sí estoy de acuerdo. ¿Sabes por qué? Por el momento que estamos pasando nosotros. Aquellos que están allá se fueron por problemas económicos, en busca de un futuro para ellos y su familia, hay que cambiar la política con respecto al deporte, esos son tan cubanos como nosotros y sus logros son de nosotros también. Hace poco vi una entrevista a Despaigne desde Japón, elogiando a Alexander Guerrero, hablando de Kendry Morales, de todos los cubanos que están bien allá, y esas entrevistas no las pasan aquí, esos cubanos son orgullo para nosotros, donde quiera que estén, son cubanos y hay que tratarlos como tal. ¿Por qué lo hacen los músicos, los actores y los peloteros no? Tenemos que abrirnos en ese sentido porque nos seguiremos quedando atrás y ya estamos bastante lejos de la verdad.
Si volviéramos atrás en el tiempo, ¿qué haría diferente el novato Lázaro Junco en su carrera deportiva o en su vida personal?
Si volviéramos en el tiempo y yo sería novato ahora mismo,cambiaría unas cuantas cosas de mi forma particular, sería más comunicativo con mis compañeros, cambiaría un poco mi carácter que siempre fue demasiado fuerte, mis compañeros de equipo se cohibían mucho para acercarse a mí, me abriría más con mi gente y seguro no me guardaría tanto las cosas como me las guardé durante tantos años, eso me hizo mucho daño, eso me hubiera servido para tener un mayor éxito en el deporte, yo sentía que algunos tenían miedo de corregirme cosas a mí, acercarse a mí, por mi carácter tan serio, trataría también de agradarle a los jefes, porque si a ellos tú no les agradas, por mucha calidad que tú tengas, si no les caes en gracia, todo es por gusto, así lo viví yo en carne propia por eso cambiaría algunas cosas.
¿Qué opinión tienes de Figueroa al frente del equipo Matanzas? ¿Crees que podrán mantenerse en la élite del béisbol nacional?
Creo que este año, Figueroa tiene muchas cosas buenas pensada con el equipo, desde que estaba aquí con Víctor Mesa, él va a hacer un gran esfuerzo, lo más importante es que está desarrollando muchachos jóvenes, ha rescatado algunas figuras de aquí de la provincia y les está dando confianza, si él logra una buena disciplina, si logra una hermandad, que la gente juegue de conjunto, le va a ir bien.
¿Es una gente que se da a respetar?
Sí, a él lo respetan mucho, a pesar de ser una persona más cautelosa, más afable al llegar a la gente, más ecuánime, impone respeto. Cuando he ido por el terreno, he visto muy buena afinidad de los atletas con él, muy buenas relaciones con él, y cuando existe una buena relación director-atleta, cuando existe confianza, un equipo puede salir adelante, no hace falta humillar, no hace falta ofender, él es un excelente preparador físico y un tremendo estratega, esos muchachos son jóvenes con deseos de llegar, están entrenando fuerte, y la verdad no si este año o el que viene, pero eso dará sus frutos en el futuro. La incógnita es el pitcheo y si este responde, cualquier cosa puede pasar.
Foto de portada: Lázaro Junco / Dagoberto Arestuche.
(Tomado de Play Off Magazine), Progreso Semanal