El Premio Nobel Joseph Stiglitz habló ayer en la Facultad de Económicas de la UBA, de Buenos Aires. Derribó mitos respecto de la inflación, las estadísticas públicas y el endeudamiento. “Si un país decide no formar parte, los prestamistas harán lo que sea para inspirar miedo.”
Por Tomás Lukin, de Página 12
Joseph Stiglitz dixit: “Cuando dicen que la inflación es el impuesto más cruel, sospechemos. Los bancos nunca se preocuparon por los pobres”.
“El acceso a los mercados financieros no es esencial. Argentina estuvo acertada al decir que esa variable no es tan importante como el objetivo del crecimiento”, sostuvo ayer Joseph Stiglitz. El Premio Nobel de Economía 2001 y ex economista jefe del Banco Mundial participó de un seminario en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA donde no sólo ponderó el proceso de salida de crisis de la Argentina y cuestionó las medidas de austeridad fiscal empleadas por Europa, sino que también habló del rol del Estado, de las estadísticas públicas y de la inflación.
“Stiglitz no es un economista heterodoxo, sino uno muy inteligente.” Así definió el lunes la presidenta Cristina Fernández de Kirchner al profesor de la Universidad de Columbia. Durante sus intervenciones públicas, ya sea acompañado por colegas ganadores del Premio Nobel, funcionarios públicos o miembros de organismos multilaterales de crédito, despliega un atractivo discurso provocador donde cuestiona las recetas de ajuste y cuestiona el rol de los organismos multilaterales de crédito. Sus participaciones junto con el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, y un grupo de economistas (ver aparte) no fueron la excepción. Sin embargo, a diferencia de los principales exponentes de la heterodoxia, el norteamericano no reclama un cambio en los paradigmas teóricos ni cuestiona sus cimientos, sino que los sostiene.
La producción teórica de Stiglitz se ubica en la corriente llamada nuevos keynesianos, quienes se desmarcan del corset ortodoxo al advertir sobre la existencia de imperfecciones de mercado. Asimismo, si bien el ex asesor del ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton respalda públicamente la política económica del gobierno nacional, se ha encargado de cuestionar decisiones consideradas fundamentales para conducir la macroeconomía, como fue la estatización de las AFJP.
A continuación reproducimos algunas de las definiciones más relevantes que ofreció ayer el economista en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires y las respuestas que brindó a los medios durante una conferencia de prensa:
- Acceso al crédito internacional: “Los beneficios del endeudamiento externo están exagerados. La teoría convencional sostiene que el endeudamiento es bueno porque promueve el crecimiento y la estabilidad. El acceso a los mercados es una variable intermedia, no es bueno en sí mismo. Si uno decide no formar parte, los acreedores internacionales harán lo que puedan para inspirar miedo sobre las consecuencias, pero eso no es verdad. Argentina estuvo acertada al decir que esa variable no es tan importante como el objetivo del crecimiento. Fue una apuesta riesgosa, pero resultó bien. No hay dudas de que los mercados financieros tienen un efecto negativo sobre la capacidad de los países para manejar su política. Reducir la dependencia con los acreedores internacionales amplía la soberanía económica”.
- Inflación: “La inflación tampoco es un problema en sí mismo, lo relevante son sus consecuencias sobre el crecimiento, la distribución del ingreso y la pobreza. La paranoia con la inflación no tiene justificación. La inflación en Europa y Estados Unidos era baja. Ahí sólo miraron los precios e ignoraron algo muy importante, como fue la burbuja financiera. No existe un número preciso, pero la inflación muy alta se convierte en un problema. Pero cuando dicen que la inflación es el impuesto más cruel, sospechemos: el sector financiero nunca se preocupa por los pobres, cuando hablan de los pobres es porque tienen otro objetivo en mente. La inflación es un síntoma de algo más, pero hay que ir más allá para entender su verdadero origen y abordarla”.
- Estadísticas: “Todo gobierno debe tener una agencia de estadísticas independiente que provea datos confiables. Existe una gran controversia sobre cómo construir las estadísticas. Yo presidí una comisión que analizó las limitaciones que poseen las estadísticas. Es importante tener estadísticas básicas que la gente pueda entender y utilizar para debatir”.
- Rol del Estado: “No hay una regla que diga cuánto debe intervenir el Estado. La pregunta no es si deben intervenir o no, los gobiernos siempre intervienen en la economía. Los mercados no existen por sí solos, siempre existen en un contexto de reglas, leyes, regulaciones y políticas que van a ser públicamente creadas. En Estados Unidos, la decisión de no hacer nada con los activos financieros derivados fue una decisión para permitir que esos activos crezcan al punto de que teníamos que rescatar una compañía como AIG con un costo de 150 mil millones de dólares. La decisión de no intervenir requirió una intervención con un costo altísimo”.
- Economistas ortodoxos: “Uno de los problemas en Europa y Argentina es que muchos de los economistas ortodoxos creen que la única forma de enfrentar la crisis es con más austeridad. Son como los doctores medievales que creían en la purgación de sangre y cuando eso no funcionaba volvían a purgarlos. La austeridad no funciona y la respuesta es aplicar reglas fiscales más duras. Los economistas que fueron escuchados promovían la austeridad, pero la gente escucha las cosas que quiere escuchar. No debería culparse demasiado a los economistas ortodoxos. También existen otros economistas que afirman que ninguna economía se recuperó a través de la austeridad”.
- Salida de la crisis: “Argentina abandonó el tipo de cambio fijo y reestructuró su deuda. Si hubiera tomado solamente una de esas medidas, no habría logrado salir de la crisis. Europa enfrenta un escenario similar. Como evidencia el caso argentino, no es fácil, pero las crisis se pueden enfrentar y volver a crecer. El hecho que Argentina haya podido crecer tanto entre 2002-2008, año del estallido de la crisis, es un testimonio de que la reestructuración de deuda y ajuste del tipo de cambio ofrecieron la base para crecer. Argentina no sólo compensó la caída, sino que hizo más que eso. Una reestructuración de deuda te permite empezar de cero. Lo que hagas con eso depende de cada país, pero una buena idea es no volver a endeudarse y evitar los problemas anteriores”.
- Eurozona y ajuste: “El acuerdo fiscal de Europa es un desestabilizador automático. Esos arreglos institucionales empeoran las cosas, reglas como las metas de inflación son ejemplos de cómo creamos marcos cada vez más riesgosos. Reestructurar la deuda o llevar adelante un nuevo Plan Marshall no va a resolver el problema fundamental de la Zona Euro. Europa necesita ser más federal. La mejor solución es que todos los países se queden y enfrenten los problemas estructurales. Si eso no pasa hay que buscar la mejor forma de salir de la crisis con menos ruido no sólo para Europa, sino para la economía global”.