Acerca del desarrollo y los caminos más acertados para lograr renovar el modelo económico cubano en las actuales condiciones, intercambió con OPCIONES el director del Centro de Estudios de la Economía Cubana, Humberto Blanco Rosales
Conversar con el Doctor Humberto Blanco Rosales, director del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC) perteneciente a la Universidad de La Habana, resulta un buen momento para reflexionar sobre cuánto y cómo han repercutido las investigaciones de sus especialistas en el proceso de renovación emprendido en el país para actualizar el modelo de desarrollo.
Una manera de conocer el alcance de la labor científica de ese colectivo pudiera ser la fundamentación del Premio de la Academia de Ciencias de Cuba otorgado a esa institución en 2013, por sus aportes como integrante del Consejo de Ciencia y Tecnología de la Comisión de Implementación de los Lineamientos Económicos y Sociales.
En el texto de la propuesta para tan prestigioso galardón, se señala que los trabajos responden a tareas de investigación sistemáticamente desarrolladas y reflejan dominio del tema, profundidad en el análisis y un amplio manejo de informaciones y datos para sustentar las diferentes interpretaciones que se ofrece, no carentes de ángulos polémicos, pero tratados con la seriedad académica requerida.
Indica la argumentación de la Academia de Ciencias que el CEEC, al abordar un conjunto de aspectos claves en el proceso de actualización del modelo económico cubano (aunque no se agota el tema), lo hace con una perspectiva creadora y abierta al debate y aporta ideas y formulaciones originales, resultados de profundos análisis.
A ese grupo de trabajo el Centro contribuye sobre todo, con profesores e investigadores de ciencias económicas, en una interacción constante y necesaria con los decidores de políticas, en temas tan candentes y complejos como los relativos a la renovación del modelo cubano para continuar el rumbo socialista.
Se trata de una obra colectiva que no se circunscribe a un hecho o un momento, pues resulta la consumación de los 25 años de creado que cumplió el CEEC en mayo último, con resultados tan palpables, concretos y trascendentes que lo sitúan como una institución de referencia en materia económica en el país.
Desde que comenzó el proceso de discusión de los Lineamientos hasta su aprobación y puesta en marcha de forma paulatina, el aporte del Centro ha sido muy relevante y sus estudios e investigaciones tenidas en cuenta a la hora de marcar tendencias, proponer soluciones, formular criterios especializados.
Pero, según apuntó Humberto Blanco, la labor del CEEC no se puede enmarcar solo en un período o espacio, pues en este cuarto de siglo de acercamiento y análisis sistemático del desempeño de la economía cubana han sido exhaustivamente examinados sus retos, problemas y desafíos, lo mismo desde la impartición de clases de esa asignatura en las aulas universitarias, que en las múltiples conferencias, eventos y actividades en las que muestran su amplio quehacer extensionista.
Y aunque reconoce al actual como el momento de mayor interacción, intercambio e implicación de estos temas tan complejos, asegura el especialista que este no ha sido el único período de funcionamiento del centro en el que ha sobresalido por sus profundos y exhaustivos análisis, desde el debate y la polémica más constructiva y respetuosa posible, con gran sentido de su responsabilidad social.
Al abundar sobre la labor extensionista del CEEC, explicó que, a pesar de contar apenas con 18 estudiosos e investigadores, se han dedicado a ofrecer conferencias, charlas y presentaciones de sus resultados de trabajo, fuera de la UH, con una participación sistemática en actividades científicas en todo el territorio nacional y en el exterior.
Ha sido esencial el vínculo sistemático con los gobiernos y administraciones locales en municipios y provincias, con organizaciones y gremios como la ANEC en todos los niveles, las diferentes universidades e instituciones, en una multiplicidad de intercambios que les ha permitido transmitir todo el acervo investigativo del centro y, a la vez, nutrirse de las experiencias prácticas, que solo ofrece la realidad.
"Somos un centro con encargo docente y la misión también de impartir la materia Economía cubana en facultades de la Universidad de La Habana, tanto en las especialidades relacionadas con las ciencias económicas como en la de Comunicación Social", indicó Blanco.
Otra manera de acercarse a la historia del centro son las publicaciones, libros, documentos, todo fruto de una ardua labor investigativa que abarca casi todas las aristas de la economía, temas globales, sectoriales, empresariales, territoriales, estructurales y de innovación, entre otros.
Destacó el director del CEEC la gran red de colaboradores con que cuentan, entidades e instituciones científicas, académicas y de diferentes ramas, que enriquece cada análisis o trabajo investigativo.
Un resultado fehaciente de esa cooperación son los textos editados por el Centro con el sugestivo nombre de Miradas, una colección que examina los problemas y desafíos territoriales desde una perspectiva económica múltiple, que incorpora varios puntos de vista e involucra incluso a los principales actores de cada dilema.
Académicos con los pies en la tierra, muy creativos, independientes, rigurosos, ávidos siempre de interacción, anclados siempre en la realidad sin desdeñar todo el basamento científico-técnico, imprescindible en cada enfoque o análisis de un hecho, proyecto o fenómeno, en una sociedad como la cubana, perfectible como toda obra humana.
Así los caracterizan quienes los conocen bien, a sabiendas de que hoy no podrán consumarse tantas ideas, sueños y planes en la Mayor de las Antillas, sin contar con la oportuna consulta o la sabia argumentación científica y académica de los reconocidos estudiosos del CEEC.
Algo muy significativo que les ha aportado como especialistas conformar el Consejo de Ciencia y Tecnología de la Comisión de Implementación de los Lineamientos, junto a decenas de expertos de las ciencias sociales y económicas, es el lograr la elaboración de estudios mucho más prácticos y concretos sobre el acontecer socioeconómico del país, sin desdeñar conceptualizaciones y fundamentaciones de toda índole, pues se trata de investigaciones que requieren, por su alcance, de mayor profundidad, sistematicidad y rigor.
Es este también un espacio a la academia desde el debate inteligente, en el afán de que el resultado sea el mejor posible, que la propuesta sea la más concreta, teniendo en cuenta el convulso panorama mundial en que se desempeña la economía nacional, que debe y tiene que ser examinada desde esa compleja interacción y sus diferentes perspectivas y aristas.
Una agenda para el debate económico
Una breve reseña sobre las urgencias de la economía cubana en el actual contexto realizó el profesor Humberto Blanco, al señalar, entre otras prioridades, el tema de las exportaciones y su diversificación que, para su feliz desenvolvimiento, debía contar con los actores, en lo cual repercute la falta de cultura en esa materia, pues son muchos los eslabones que deben funcionar bien.
Es importante tener en cuenta que para lograr remontar el crecimiento económico que prevé una tasa de 4 % en 2015, no se puede apostar solo a la inversión extranjera o al turismo, también se deben tener en cuenta otros factores como el ahorro interno y el apoyo a las actividades generadoras de ingresos a fuerza de eficiencia como las asociadas a la biotecnología, en particular la recién creada Biocubafarma.
Entre tantos retos y prioridades sobresalen el de lograr sustituir el enfoque de verticalidad por uno de mayor horizontalidad en la interacción entre todos los agentes económicos, con algunos ya tradicionales y otros nuevos que se incorporan como las cooperativas no agropecuarias, las microempresas, los trabajadores por cuenta propia.
Mayor descentralización en la gestión empresarial (con las nuevas facultades se da más autonomía y flexibilidad a las entidades), la necesidad de subsidiar a personas y no a productos, la urgencia de cambiar la matriz energética para potenciar las fuentes renovables de energía, la reducción de las importaciones sobre todo de alimentos (este año que culmina el país destinó unos 2 000 millones de dólares por ese concepto), son algunos de los asuntos que incorporan a su agenda de trabajo.
Las transformaciones actuales y en desarrollo para actualizar el modelo económico, las tensiones que se generan en este proceso ante las probables reestructuraciones, la posibilidad de sustituir en un 40 % las importaciones con productos agroalimentarios, la economía basada en el conocimiento y el papel de la innovación, son algunos de los temas que les sirven de objeto de estudio.
En ese último punto, Blanco puntualizó que de acuerdo con la evidencia internacional, los países líderes en crecimiento económico, cuentan entre sus motores de empuje, con la innovación creadora y, en el caso de Cuba, hace falta articular mejor los sistemas productivos con las instituciones de investigación, más el financiamiento y el aporte de mejores Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs), unido a un marco institucional y jurídico que lo privilegie.
Son tantos los desafíos que con solo mencionar algunos la lista de temáticas por examinar aumenta: la intención de poner en igualdad de condiciones a todas las formas productivas, la creación de un mercado mayorista de insumo, la infraestructura de apoyo al sector no estatal, la aprobación de una Ley de Empresas, la unificación monetaria y cambiaria.
Algunos de estos temas se incluyen en el libro recién publicado por el CEEC,Economía cubana, transformaciones y desafíos, que consta de 14 artículos y cuyo hilo conductor son las acciones inaplazables que tienen lugar en Cuba, abordadas desde diferentes aristas y perspectivas, con sugerencias para enrumbar en las actuales circunstancias el desarrollo social y económico del país.
Entre los trabajos que aparecen en ese compendio, que se corresponden con los presentados en el más reciente Seminario Científico del Centro, celebrado en junio de 2014, se citan asuntos cardinales como los cambos estructurales que debe experimentar la economía cubana, la relación entre la competencia y el desarrollo, la incidencia actual y cambios necesarios del sistema de mercados e instituciones financieras.
También se incluyen los relativos la relanzamiento de la inversión extranjera, los rasgos estructurales del comercio exterior cubano y su desempeño reciente, evaluación de la experiencia cubana en las políticas industriales y del sector agropecuario, la infraestructura de calidad en el país, y sus vínculos con la innovación y la competitividad, la gestión y cambios en el sistema empresarial estatal, la administración de riesgos, entre otros.
No son pocas las asignaturas pendientes, los problemas por resolver, los enfoques que aportar. Pero siempre el centro estará presto a servir de academia para examinar la economía cubana a la luz de la ciencia.