Manuel E. Yepe (2017)
Diario ¡Por esto! (Mérida)
Samantha Power, Embajadora de Estados Unidos en Naciones Unidas, anunció el lanzamiento de la campaña “FreeToBeHome” (libres para estar en casa), promovida por el Departamento de Estado de su país con la hipócrita pretensión de destacar los casos de presos injustamente alejados de sus familias en todo el mundo.
Si Power creyera en su propia retórica, tendría que emplazar al Gobierno estadounidense a liberar a los prisioneros políticos en cárceles de su país, muchos de los cuales lo están hace mucho tiempo por motivos muy injustos, dijo a Telesur Gerardo Hernández, uno de los cinco jóvenes cubanos que, al llamado de su patria, se infiltraron en las filas de las mafias que operan contra Cuba desde Miami financiados por Washington, para monitorear sus planes terroristas y denunciarlos al gobierno de Estados Unidos con pruebas irrefutables; al hacerlo resultaron ellos mismos arrestados y mantenidos 15 años como prisioneros políticos.




La ciudadana estadounidense (por su herencia puertorriqueña) Ana Belén Montes fue acusada de espionaje a favor del gobierno cubano. Al ser detenida en Nueva York, dos semanas después del 11 de septiembre de 2001, trabajaba en el Departamento de Defensa como especialista en Cuba y fue miembro clave en un equipo de la inteligencia de su país que dictaminó que la nación caribeña no constituía peligro alguno para Estados Unidos. Para evitar la pena de muerte, Belén Montes se declaró culpable ante el Tribunal de la acusación “porque obedecí a mi conciencia en lugar de a la ley… Me sentí moralmente obligada a ayudar a Cuba a defenderse de nuestros esfuerzos por imponerle nuestros valores y nuestro sistema político.”

Leonard Peltier, el preso político más antiguo de los Estados Unidos, fue figura destacada del movimiento indo norteamericano en la década de 1970. En 1977, fue acusado y condenado por el asesinato de dos agentes del FBI en un proceso que Amnistía Internacional ha calificado de injusto porque no había testigos ni pruebas de balística que ataran a Peltier con los asesinatos, como se probó posteriormente. A los 71 años de edad, diabético y con un aneurisma masivo, se teme que, sin un indulto presidencial, muera en la cárcel.

Durante los 14 años en que Washington ha operado un centro de tortura de prisioneros en la Base Naval que ilegalmente ocupa en la bahía cubana de Guantánamo, 800 personas, sin cargos ni juicio, han sido allí recluidas y torturadas en violación de las leyes de Estados Unidos y el derecho internacional. Pese a la promesa del Presidente Obama de cerrar este "vergonzoso episodio en la historia de su país", 49 presos políticos siguen allí encarcelados, sin cargos ni juicio. El propio gobierno de Estados Unidos ha declarado que veinte de estas personas son totalmente inocentes de cualquier delito y no representan amenaza para Estados Unidos.
Es tiempo ya que la Humanidad exija a la única superpotencia mundial, que tanto manipula el tema de los derechos humanos, responsabilidad por el maltrato de sus propios prisioneros políticos.
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