Puesto que Alemania duda una vez más si rescatar a una Grecia cercana a la bancarrota, el semanario alemán Der Spiegel afirma que el euro, tal y como lo conocemos hoy, no solo peligra, sino que también puede ser una amenaza para el futuro de Europa. Extractos.
En los últimos 14 meses, los políticos de las naciones pertenecientes al euro han adoptado un paquete de rescate tras otro, convocando frenéticas reuniones, discutiendo sobre compromisos vagos y generando enormes riesgos.
Y durante todo este tiempo, han estado evitando una importante conclusión: que las cosas no pueden seguir así. El antiguo euro ya no existe según su forma prevista y la Unión Monetaria Europea no funciona. Necesitamos un plan alternativo.
El hecho de que los países que financian los rescates no cuenten con la legitimación democrática se está convirtiendo ahora en el mayor impedimento de la gestión conjunta de la crisis. Lejos quedan los días del debate sutil sobre si el Parlamento Europeo hace partícipes a los ciudadanos de una forma justa y proporcional en las decisiones que se toman en el Consejo Europeo y la Comisión Europea. Cuando las cosas se ponen serias, como ocurre en la actualidad, las decisiones ya no se tomarán en las instituciones de la UE hasta cierto punto legitimadas democráticamente, sino en las más o menos secretas reuniones de unos cuantos dirigentes.
Un continente dividido en dos
Uno de los motivos por los que los europeos están tan indignados con sus respectivos Gobiernos es que ya no participan en el proceso de toma de decisiones. La crisis de la deuda del euro ya ha acabado con dos Gobiernos, el de Irlanda y el de Portugal y podrían seguirles en breve los de España y Grecia. La situación también es delicada para el Gobierno en Berlín.
El continente se divide en dos por una grieta que se encuentra entre los países que necesitan cada vez más dinero y los que se espera que paguen. Con los griegos frustrados con los alemanes y los alemanes frustrados con los griegos, los portugueses, los españoles y los italianos, el proyecto de paz política de la unidad europea amenaza con acabar en una gran disputa económica entre naciones.
El euro, creado con el objetivo de unificar de forma permanente a Europa, se ha convertido en la mayor amenaza del futuro del continente. El hundimiento de la unión monetaria produciría un retraso en Europa de décadas, asestándole un golpe del que puede que no llegue a recuperarse jamás, sobre todo porque la posición de Europa ya se encuentra amenazada por las economías asiáticas de rápido crecimiento.
Seguir tirando lentamente
Por este motivo, los políticos europeos quieren defender el euro a toda costa y por ello están aprobando un paquete de rescate tras otro. Están intentando ganar tiempo, con la esperanza de que los mercados se asienten y las reformas se afiancen.
A pesar de todas estas medidas de rescate y los riesgos que han asumido los rescatadores, los países debilitados del euro han vuelto a la situación en la que se encontraban hace algo más de un año y están al borde de la quiebra. Las primas de riesgo de sus bonos del Estado han subido hasta alcanzar nuevos récords. Los griegos necesitan más fondos para evitar la bancarrota y el riesgo de que la crisis se extienda a otros países de la eurozona está lejos de haber acabado.
Existen fundamentalmente dos alternativas. La primera es la opción radical: las naciones más poderosas no intervienen y dejan que los países con problemas se las arreglen solos. La segunda opción, más pragmática, es seguir tirando así, aunque de un modo algo más eficiente, y esperar que se produzcan mejoras. Ambas opciones serán costosas.