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Ivet González
"La cabra es un animal que exige abundante comida y cuidado, pero su carne y leche son altamente nutritivas", explicó a IPS la veterinaria Dayamí León, que atiende 512 cabezas caprinas en la finca Carolina, de 26 hectáreas, colindante con esta ciudad de Cienfuegos, a 232 kilómetros al sudeste de La Habana.
León dejó su empleo en una empresa estatal para unirse al proyecto, comenzado en 2008, cuando su esposo solicitó un terreno ocioso. Ahora, la parcela da trabajo a 12 personas, 10 de ellas de su familia, produce anualmente unos 51.000 litros de leche de cabra y cuenta también con rebaños de vacas, toros y cerdos y algunos cultivos.
Ella se ocupa del cuidado sanitario de los animales, los nacimientos, sacrificios y clasificaciones imprescindibles en una finca ganadera. La cría de la llamada ganadería menor es el tercer motivo que impulsa a la población de Cienfuegos a pedir terrenos ociosos.
En esta provincia, se entregaron hasta febrero unas 78.000 hectáreas a 8.200 solicitantes, tras la aprobación en 2008 de los decretos ley 259 y 282. Esas normas abrieron el manejo de tierras estatales desaprovechadas a quienes las cultiven. En junio de 2012, en el país quedaban disponibles aún unas 975.486 hectáreas.
Las autoridades cienfuegueras tienen todavía tierras para entregar en usufructo, ahora bajo las pautas del Decreto Ley 300. Esta norma reemplaza desde diciembre pasado a los dos anteriores, amplía los plazos de usufructo a 10 años prorrogables a otros 10 y permite la construcción de viviendas dentro de las parcelas, entre otras mejoras.
"La cría de ganado menor (más pequeño que el vacuno y equino) ganó mucha fuerza con los usufructuarios", dijo a medios internacionales Jorge Antonio Rodríguez, director provincial de control de la tierra en Cienfuegos. El incremento provincial del sector superó 60 por ciento desde el inicio del proceso.
Para León, el éxito de estos emprendimientos depende de un buen diseño. Con orientación de un ingeniero agrónomo, en la finca incorporaron como forraje a la morera, un arbusto cuyos frutos sirven también para la alimentación humana.
"Ese pasto hace crecer más rápido al animal por su alto nivel proteico", explicó.
Carolina, considerada la mejor productora de leche caprina del país, dispone de ordeño mecánico y su propio pienso, elaborado con una máquina trituradora recién adquirida.
También utiliza las excretas de los animales para abonar las plantaciones de morera, king grass (Pennisetum purpureum) y moringa, entre otras plantas forrajeras.
Ahora aspiran a explotar más su rebaño. De las 380 cabras adultas de la finca, solo 30 son ordeñadas dos veces al día. "Tenemos que hacer otras naves para tabular el resto de las cabras. Las que se ordeñan solamente una vez al día están subutilizadas", lamentó Regino Rodríguez, el esposo de León.
El otrora técnico de la refinería de petróleo Camilo Cienfuegos agradece tener este negocio, que le reporta mayores ingresos. Además, cumple un objetivo personal: satisfacer las demandas de niños y niñas intolerantes a la leche vacuna en la zona.
"Nuestra ciudad es pequeña. Por lo general, abastecemos a unos siete menores", indicó. En Cuba, a la infancia de cero a siete años se le otorga a precio subsidiado una cantidad establecida de leche de vaca. Los intolerantes a este lácteo reciben un sustituto, como la leche de cabra.
Carolina y las demás explotaciones de su tipo deben entregar la mayor parte de su producción a empresas estatales, a precios preestablecidos. Gracias a la apertura en el sector, pueden vender el excedente en espacios como los mercados de libre oferta y a entidades turísticas.
Sin embargo, la prioridad que la reforma económica impulsada por el presidente Raúl Castro otorga a la agricultura no rindió hasta ahora todos los resultados esperados.
Cuba continúa importando anualmente unos 1.800 millones de dólares en alimentos que podrían producirse en la isla. Tampoco hay mejoría significativa para el costo de la dieta familiar.
Funcionarios de Cienfuegos reconocieron que los precios de los alimentos cayeron en forma insuficiente. La leche es precisamente el producto cuya importación la autoridades quieren reducir con mayor celeridad, por sus altos precios internacionales.
La producción de leche caprina creció entre 2006 y 2011, gracias especialmente a la producción no estatal, según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información. Pero descendió 0,2 millones de litros en el periodo enero-septiembre de 2012, un 8,3 por ciento, con respecto al mismo periodo del año anterior.
La caída fue en parte compensada por el incremento de la producción de leche vacuna en ese lapso.
Un expendedor de un comercio estatal de La Habana dijo a IPS: "No faltan las bolsas de leche de cabra asignadas a los niños que la necesitan, pero hace tiempo que no recibo otras cantidades para dietas temporales". "Tampoco es un producto al que se pueda acceder fácilmente, sobre todo en las ciudades", valoró.
Pablo, un niño de dos años que es alérgico a una proteína presente en productos vacunos, consume leche de cabra desde los siete meses. Su madre, Lilian García, contó a IPS que la cantidad recibida por la cartilla de racionamiento es suficiente para su hijo.
Pero esta vecina del municipio habanero del Cerro tiene que buscar más esa leche que otros productos. "Un productor me la vende, al igual que la carne, pero no todo el mundo tiene a alguien cercano adónde acudir", reveló.
También consideró que mucha gente en la isla no consume productos de cabra por desconocimiento.
Ivet González
Las cabras, como las de la finca Carolina, son una fuente económica y alimentaria en alza en Cuba Archivo IPS
El creciente número de cubanos interesados en la cría de ganadería menor multiplica las oportunidades de trabajo, las opciones de alimentación y la variedad en mercados.
La cría de cabras atrae a los agricultores de Cuba que recibieron tierras en usufructo por la reforma económica iniciada en 2008. Su auge, en provincias como la sudoccidental de Cienfuegos, podría mejorar la limitada canasta básica del país.
La cría de cabras atrae a los agricultores de Cuba que recibieron tierras en usufructo por la reforma económica iniciada en 2008. Su auge, en provincias como la sudoccidental de Cienfuegos, podría mejorar la limitada canasta básica del país.
"La cabra es un animal que exige abundante comida y cuidado, pero su carne y leche son altamente nutritivas", explicó a IPS la veterinaria Dayamí León, que atiende 512 cabezas caprinas en la finca Carolina, de 26 hectáreas, colindante con esta ciudad de Cienfuegos, a 232 kilómetros al sudeste de La Habana.
León dejó su empleo en una empresa estatal para unirse al proyecto, comenzado en 2008, cuando su esposo solicitó un terreno ocioso. Ahora, la parcela da trabajo a 12 personas, 10 de ellas de su familia, produce anualmente unos 51.000 litros de leche de cabra y cuenta también con rebaños de vacas, toros y cerdos y algunos cultivos.
Ella se ocupa del cuidado sanitario de los animales, los nacimientos, sacrificios y clasificaciones imprescindibles en una finca ganadera. La cría de la llamada ganadería menor es el tercer motivo que impulsa a la población de Cienfuegos a pedir terrenos ociosos.
En esta provincia, se entregaron hasta febrero unas 78.000 hectáreas a 8.200 solicitantes, tras la aprobación en 2008 de los decretos ley 259 y 282. Esas normas abrieron el manejo de tierras estatales desaprovechadas a quienes las cultiven. En junio de 2012, en el país quedaban disponibles aún unas 975.486 hectáreas.
Las autoridades cienfuegueras tienen todavía tierras para entregar en usufructo, ahora bajo las pautas del Decreto Ley 300. Esta norma reemplaza desde diciembre pasado a los dos anteriores, amplía los plazos de usufructo a 10 años prorrogables a otros 10 y permite la construcción de viviendas dentro de las parcelas, entre otras mejoras.
"La cría de ganado menor (más pequeño que el vacuno y equino) ganó mucha fuerza con los usufructuarios", dijo a medios internacionales Jorge Antonio Rodríguez, director provincial de control de la tierra en Cienfuegos. El incremento provincial del sector superó 60 por ciento desde el inicio del proceso.
Para León, el éxito de estos emprendimientos depende de un buen diseño. Con orientación de un ingeniero agrónomo, en la finca incorporaron como forraje a la morera, un arbusto cuyos frutos sirven también para la alimentación humana.
"Ese pasto hace crecer más rápido al animal por su alto nivel proteico", explicó.
Carolina, considerada la mejor productora de leche caprina del país, dispone de ordeño mecánico y su propio pienso, elaborado con una máquina trituradora recién adquirida.
También utiliza las excretas de los animales para abonar las plantaciones de morera, king grass (Pennisetum purpureum) y moringa, entre otras plantas forrajeras.
Ahora aspiran a explotar más su rebaño. De las 380 cabras adultas de la finca, solo 30 son ordeñadas dos veces al día. "Tenemos que hacer otras naves para tabular el resto de las cabras. Las que se ordeñan solamente una vez al día están subutilizadas", lamentó Regino Rodríguez, el esposo de León.
El otrora técnico de la refinería de petróleo Camilo Cienfuegos agradece tener este negocio, que le reporta mayores ingresos. Además, cumple un objetivo personal: satisfacer las demandas de niños y niñas intolerantes a la leche vacuna en la zona.
"Nuestra ciudad es pequeña. Por lo general, abastecemos a unos siete menores", indicó. En Cuba, a la infancia de cero a siete años se le otorga a precio subsidiado una cantidad establecida de leche de vaca. Los intolerantes a este lácteo reciben un sustituto, como la leche de cabra.
Carolina y las demás explotaciones de su tipo deben entregar la mayor parte de su producción a empresas estatales, a precios preestablecidos. Gracias a la apertura en el sector, pueden vender el excedente en espacios como los mercados de libre oferta y a entidades turísticas.
Sin embargo, la prioridad que la reforma económica impulsada por el presidente Raúl Castro otorga a la agricultura no rindió hasta ahora todos los resultados esperados.
Cuba continúa importando anualmente unos 1.800 millones de dólares en alimentos que podrían producirse en la isla. Tampoco hay mejoría significativa para el costo de la dieta familiar.
Funcionarios de Cienfuegos reconocieron que los precios de los alimentos cayeron en forma insuficiente. La leche es precisamente el producto cuya importación la autoridades quieren reducir con mayor celeridad, por sus altos precios internacionales.
La producción de leche caprina creció entre 2006 y 2011, gracias especialmente a la producción no estatal, según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información. Pero descendió 0,2 millones de litros en el periodo enero-septiembre de 2012, un 8,3 por ciento, con respecto al mismo periodo del año anterior.
La caída fue en parte compensada por el incremento de la producción de leche vacuna en ese lapso.
Un expendedor de un comercio estatal de La Habana dijo a IPS: "No faltan las bolsas de leche de cabra asignadas a los niños que la necesitan, pero hace tiempo que no recibo otras cantidades para dietas temporales". "Tampoco es un producto al que se pueda acceder fácilmente, sobre todo en las ciudades", valoró.
Pablo, un niño de dos años que es alérgico a una proteína presente en productos vacunos, consume leche de cabra desde los siete meses. Su madre, Lilian García, contó a IPS que la cantidad recibida por la cartilla de racionamiento es suficiente para su hijo.
Pero esta vecina del municipio habanero del Cerro tiene que buscar más esa leche que otros productos. "Un productor me la vende, al igual que la carne, pero no todo el mundo tiene a alguien cercano adónde acudir", reveló.
También consideró que mucha gente en la isla no consume productos de cabra por desconocimiento.