HHC: Hoy tuve oportunidad de ver durante dos horas el actuar de unos de los premios nobeles de economía mas jóvenes y mas sencillo. Un hombre de Ciencia. La asignación de recursos con fundamento en la Teoría del Juego y aplicado al área de la salud era el tema de la misma.
Finalmente una vez acabada la conferencia, pude darle un libro de el para que me lo firmara. una experiencia única, demostrando que la Ciencia no es casualidad, hay rigor, muchas horas de pensamientos y de praxis.
Finalmente una vez acabada la conferencia, pude darle un libro de el para que me lo firmara. una experiencia única, demostrando que la Ciencia no es casualidad, hay rigor, muchas horas de pensamientos y de praxis.
Notimex. El premio Nobel de Economía Alvin E. Roth y la Alliance for Paired Donation (APD) recomendaron a México el modelo de intercambio de riñones para trasplante, para ahorrar recursos a los sistemas de salud y aumentar la donación de órganos.
Al dictar la conferencia magistral "Diseño de mercado para el intercambio de riñones para trasplante", Alvin E. Roth planteó que México tiene más donantes vivos que Estados Unidos, por lo que en el futuro podrían tener un intercambio de riñones.
En este país más de 11 mil personas esperan un trasplante de riñón. En 2013 se realizaron dos mil 707, de los cuales mil 960 fueron de donante vivo y 747 de donante cadavérico.
El intercambio de riñones consiste en que un familiar o amigo de un paciente, que dispuesto a donar no haya sido compatible con el receptor, pueda donar su riñón para otra persona que lo necesite a cambio de que su enfermo reciba el órgano de otro donante vivo o cadavérico.
El premio Nobel de Economía señaló que cuando ese esquema se incluye en la legislación de los países eleva la donación y reduce el mercado negro de órganos.
Comentó que en los últimos cuatro años se realizaron tres mil trasplantes de riñón bajo ese modelo en la Unión Americana, de los cuales dos mil 600 se hicieron en 2013.
En su oportunidad Michael Rees, de la organización civil estadunidense APD, destacó que un trasplante de riñón representa un ahorro de 300 mil dólares anuales, respecto al costo de un paciente que recibe diálisis un año.
Al dictar la conferencia magistral "Diseño de mercado para el intercambio de riñones para trasplante", Alvin E. Roth planteó que México tiene más donantes vivos que Estados Unidos, por lo que en el futuro podrían tener un intercambio de riñones.
En este país más de 11 mil personas esperan un trasplante de riñón. En 2013 se realizaron dos mil 707, de los cuales mil 960 fueron de donante vivo y 747 de donante cadavérico.
El intercambio de riñones consiste en que un familiar o amigo de un paciente, que dispuesto a donar no haya sido compatible con el receptor, pueda donar su riñón para otra persona que lo necesite a cambio de que su enfermo reciba el órgano de otro donante vivo o cadavérico.
El premio Nobel de Economía señaló que cuando ese esquema se incluye en la legislación de los países eleva la donación y reduce el mercado negro de órganos.
Comentó que en los últimos cuatro años se realizaron tres mil trasplantes de riñón bajo ese modelo en la Unión Americana, de los cuales dos mil 600 se hicieron en 2013.
En su oportunidad Michael Rees, de la organización civil estadunidense APD, destacó que un trasplante de riñón representa un ahorro de 300 mil dólares anuales, respecto al costo de un paciente que recibe diálisis un año.
El Economista.
Los mercados son como el lenguaje: son lo que la gente hace, dice Alvin Roth, premio Nobel de Ciencias Económicas. Pero, si extendemos la analogía, resulta que Roth se dedica a las groserías, los comentarios soeces o incendiarios, los chistes de mal gusto.
Y es que a Alvin Roth le gustan los mercados y las transacciones “repugnantes”. A México viene este viernes a platicarnos de uno de ellos.
Este gusto, o mal gusto quizá, por lo repugnante contrasta con la apariencia y, sobre todo, la amable sonrisa de Roth. En el Lindau Nobel Laureate Meeting en agosto pasado, Roth destacaba entre los 17 laureados ahí reunidos por su estatura, su relativa juventud (va a cumplir 63 años) y su accesibilidad, incluso en esa reunión en la que las máximas figuras de las ciencias económicas se reúnen de manera informal y amistosa con jóvenes investigadores de unos 80 países y representantes de la prensa.
En Lindau, como en México dentro de un par de días, Roth habló de su diseño de un mercado repugnante, el de los riñones. Y es repugnante no porque involucre a una víscera, lo repugnante parece ser el dinero: los riñones no se pueden comprar ni vender legalmente aunque haya oferta y demanda.
Guácala de transacción: sexo, esclavitud e interés
“Un buen lugar para encontrar transacciones repugnantes es el sexo -dijo Roth en Lindau. Hay personas que quieren tener sexo entre ellas y otras personas creen que no deberían (...) Ahora existe el matrimonio entre personas del mismo sexo. Creo esa es una transacción repugnante prototípica, en el sentido de que hay gente que quiere practicarla y suele ser ilegal, o en otras palabras, otras personas no quieren que lo hagan.
“Va en las dos direcciones. Antes se solían vender esclavos. Fue incluso una forma de cruzar el Atlántico, se compraba el pasaje con cinco años de esclavitud voluntaria. Ya no hacemos eso. No era tan repugnante y ahora lo es.
“Pero cambia en el tiempo. Y cuando cambia, cambia rápido. Han pasado 10 años de la primera legalización del matrimonio del mismo sexo y en EU ya hay 20 estados en los que es legal”, agregó.
La repugnancia es variable
La economía actual tiene un componente que era repugnante, “en la Edad Media se consideraba repugnante cargar intereses en los préstamos, era algo que no deberías hacer. No debías obtener dinero de tu dinero. Ahora lo hacemos”.
Y no sólo lo hacemos y se considera una actividad respetable, sino que, cita a Daniel Webster, consideramos que “el crédito comercial es el creador de los tiempos modernos”, porque estimuló la imaginación de la gente.
Pero, volviendo a los riñones, “hay muchas transacciones repugnantes que tienen que ver con nuestros cuerpos, con nosotros mismos”, dijo Roth y contó que en Inglaterra, en el siglo XIX, “había problemas para dar clases de anatomía porque sólo se podían usar cuerpos de asesinos convictos, y en una de sus primeras editoriales, en 1824, The Lancet, una (prestigiosa) revista médica, comenta que había problemas y cuenta del caso del arresto de un desenterrador, apodado El Resurrector, que era un proveedor confiable de cuerpos, y la editorial de la revista se pregunta: ‘Qué vamos a hacer ahora’”.
La repugnancia no es universal, explica. “En algunos lugares está prohibido vender carne de caballo para comer. En 1998 se hizo un referendo en California y se pasó esa ley. Puedes hacer otras cosas con un caballo muerto pero no te lo puedes comer. Aún puedes ver dos tipos de sitios (de Internet), unos te dicen por qué no deberías comértelos y otros te dicen cuán deliciosos son (...) Y los dos usan el mismo tipo de fotografías”.
Los mercados repugnantes abundan, pero Roth se ocupó de uno en especial.
Diseño e implementación
Los riñones sólo pueden donarse, no venderse. Y eso es un problema, porque cuando alguien necesita un riñón y no tiene un pariente en condiciones de donárselo es complicadísimo conseguir uno que sea compatible.
“Además, el transplante es complicado. Las operaciones deben hacerse de manera simultánea”, explicó Roth. No se puede tener un almacén de riñones. Como resultado, mucha gente no obtiene un riñón cuando lo necesita... O quizá habría que decirlo en pasado, porque Roth asumió que él no va a cambiar las leyes pero sí diseñó y, muy importante, implementó, un mercado de riñones funcional que salva vidas por lo pronto en Estados Unidos.
Pero Roth está trabajando para hacer mercados similares en otros países y con otros órganos. Por eso viene a México.
Legalizar, sí o no
En Lindau, Alvin Roth respondió muchas preguntas. He aquí algunas de las más relevantes:
—Cuando se prohíben las transacciones suelen llevarse a cabo en un mercado negro. ¿Deberían hacerse legales todas las transacciones?
Es una buena pregunta, ¿se debería legalizar todo lo que la gente va a hacer de todas formas? Podemos poner el ejemplo de las drogas. Estamos de acuerdo en que para la gente es malo fumar crack o esnifar coca, pero hacerlo ilegal no lo hace desaparecer. Creo que hay que pensarlo así. Si legalizáramos la cocaína y aumentamos un poco los adictos, pero bajamos mucho el índice de crímenes, entonces hay que legalizarla, si al legalizarla aumentamos en mucho a los adictos y bajamos poco el crimen, entonces no. En la economía hay muchos intercambios, tenemos que analizarlos muy bien antes de decidir qué hacer.
En general, los economistas preferimos legalizar los mercados, lo hace más fáciles de controlar que cuando son ilegales.
—¿Cómo saber cuál va a ser el efecto de una legalización?
Tratas de hacer experimentos o, si no puedes, juntas información de diferentes lugares con diferentes condiciones. Podemos aprender, en el caso de los narcóticos, de Holanda o Portugal, e inferir qué podría suceder en nuestros propios países. Porque las poblaciones son distintas.
—Se ha acusado a los economistas de dejar solos a los políticos...
Las ciencias económicas son jóvenes. Hay muchas cosas que no entendemos tan bien como eventualmente lo haremos. Algunas ya las entendemos.
Una analogía se puede hacer con la medicina. No podemos predecir epidemias, tenemos una falla ahí. Por otro lado, cuando estás enfermo necesitas un doctor, no importa cuántos fallos tenga la medicina. Creo que sucede lo mismo con las ciencias económicas. Hay cosas que no entendemos bien pero hay muchas que entendemos muy bien.
Los mercados son como el lenguaje: son lo que la gente hace, dice Alvin Roth, premio Nobel de Ciencias Económicas. Pero, si extendemos la analogía, resulta que Roth se dedica a las groserías, los comentarios soeces o incendiarios, los chistes de mal gusto.
Y es que a Alvin Roth le gustan los mercados y las transacciones “repugnantes”. A México viene este viernes a platicarnos de uno de ellos.
Este gusto, o mal gusto quizá, por lo repugnante contrasta con la apariencia y, sobre todo, la amable sonrisa de Roth. En el Lindau Nobel Laureate Meeting en agosto pasado, Roth destacaba entre los 17 laureados ahí reunidos por su estatura, su relativa juventud (va a cumplir 63 años) y su accesibilidad, incluso en esa reunión en la que las máximas figuras de las ciencias económicas se reúnen de manera informal y amistosa con jóvenes investigadores de unos 80 países y representantes de la prensa.
En Lindau, como en México dentro de un par de días, Roth habló de su diseño de un mercado repugnante, el de los riñones. Y es repugnante no porque involucre a una víscera, lo repugnante parece ser el dinero: los riñones no se pueden comprar ni vender legalmente aunque haya oferta y demanda.
Guácala de transacción: sexo, esclavitud e interés
“Un buen lugar para encontrar transacciones repugnantes es el sexo -dijo Roth en Lindau. Hay personas que quieren tener sexo entre ellas y otras personas creen que no deberían (...) Ahora existe el matrimonio entre personas del mismo sexo. Creo esa es una transacción repugnante prototípica, en el sentido de que hay gente que quiere practicarla y suele ser ilegal, o en otras palabras, otras personas no quieren que lo hagan.
“Va en las dos direcciones. Antes se solían vender esclavos. Fue incluso una forma de cruzar el Atlántico, se compraba el pasaje con cinco años de esclavitud voluntaria. Ya no hacemos eso. No era tan repugnante y ahora lo es.
“Pero cambia en el tiempo. Y cuando cambia, cambia rápido. Han pasado 10 años de la primera legalización del matrimonio del mismo sexo y en EU ya hay 20 estados en los que es legal”, agregó.
La repugnancia es variable
La economía actual tiene un componente que era repugnante, “en la Edad Media se consideraba repugnante cargar intereses en los préstamos, era algo que no deberías hacer. No debías obtener dinero de tu dinero. Ahora lo hacemos”.
Y no sólo lo hacemos y se considera una actividad respetable, sino que, cita a Daniel Webster, consideramos que “el crédito comercial es el creador de los tiempos modernos”, porque estimuló la imaginación de la gente.
Pero, volviendo a los riñones, “hay muchas transacciones repugnantes que tienen que ver con nuestros cuerpos, con nosotros mismos”, dijo Roth y contó que en Inglaterra, en el siglo XIX, “había problemas para dar clases de anatomía porque sólo se podían usar cuerpos de asesinos convictos, y en una de sus primeras editoriales, en 1824, The Lancet, una (prestigiosa) revista médica, comenta que había problemas y cuenta del caso del arresto de un desenterrador, apodado El Resurrector, que era un proveedor confiable de cuerpos, y la editorial de la revista se pregunta: ‘Qué vamos a hacer ahora’”.
La repugnancia no es universal, explica. “En algunos lugares está prohibido vender carne de caballo para comer. En 1998 se hizo un referendo en California y se pasó esa ley. Puedes hacer otras cosas con un caballo muerto pero no te lo puedes comer. Aún puedes ver dos tipos de sitios (de Internet), unos te dicen por qué no deberías comértelos y otros te dicen cuán deliciosos son (...) Y los dos usan el mismo tipo de fotografías”.
Los mercados repugnantes abundan, pero Roth se ocupó de uno en especial.
Diseño e implementación
Los riñones sólo pueden donarse, no venderse. Y eso es un problema, porque cuando alguien necesita un riñón y no tiene un pariente en condiciones de donárselo es complicadísimo conseguir uno que sea compatible.
“Además, el transplante es complicado. Las operaciones deben hacerse de manera simultánea”, explicó Roth. No se puede tener un almacén de riñones. Como resultado, mucha gente no obtiene un riñón cuando lo necesita... O quizá habría que decirlo en pasado, porque Roth asumió que él no va a cambiar las leyes pero sí diseñó y, muy importante, implementó, un mercado de riñones funcional que salva vidas por lo pronto en Estados Unidos.
Pero Roth está trabajando para hacer mercados similares en otros países y con otros órganos. Por eso viene a México.
Legalizar, sí o no
En Lindau, Alvin Roth respondió muchas preguntas. He aquí algunas de las más relevantes:
—Cuando se prohíben las transacciones suelen llevarse a cabo en un mercado negro. ¿Deberían hacerse legales todas las transacciones?
Es una buena pregunta, ¿se debería legalizar todo lo que la gente va a hacer de todas formas? Podemos poner el ejemplo de las drogas. Estamos de acuerdo en que para la gente es malo fumar crack o esnifar coca, pero hacerlo ilegal no lo hace desaparecer. Creo que hay que pensarlo así. Si legalizáramos la cocaína y aumentamos un poco los adictos, pero bajamos mucho el índice de crímenes, entonces hay que legalizarla, si al legalizarla aumentamos en mucho a los adictos y bajamos poco el crimen, entonces no. En la economía hay muchos intercambios, tenemos que analizarlos muy bien antes de decidir qué hacer.
En general, los economistas preferimos legalizar los mercados, lo hace más fáciles de controlar que cuando son ilegales.
—¿Cómo saber cuál va a ser el efecto de una legalización?
Tratas de hacer experimentos o, si no puedes, juntas información de diferentes lugares con diferentes condiciones. Podemos aprender, en el caso de los narcóticos, de Holanda o Portugal, e inferir qué podría suceder en nuestros propios países. Porque las poblaciones son distintas.
—Se ha acusado a los economistas de dejar solos a los políticos...
Las ciencias económicas son jóvenes. Hay muchas cosas que no entendemos tan bien como eventualmente lo haremos. Algunas ya las entendemos.
Una analogía se puede hacer con la medicina. No podemos predecir epidemias, tenemos una falla ahí. Por otro lado, cuando estás enfermo necesitas un doctor, no importa cuántos fallos tenga la medicina. Creo que sucede lo mismo con las ciencias económicas. Hay cosas que no entendemos bien pero hay muchas que entendemos muy bien.