"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

martes, 26 de septiembre de 2017

Bruno Rodríguez Parrilla se reúne con Rex Tillerson en EEUU


26 septiembre 2017 | +



El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez Parilla. Foto: @CubaMINREX / Twitter.

El martes 26 de septiembre de 2017, a propuesta de la parte cubana, el Ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, fue recibido por el secretario de Estado, Rex Tillerson, en la sede del Departamento de Estado.

La reunión se desarrolló en un clima respetuoso.

El Ministro le reiteró al Secretario Tillerson las condolencias del pueblo y el gobierno cubanos por los daños provocados por los huracanes Harvey e Irma en EE.UU. y le agradeció las condolencias expresadas por el Departamento de Estado a nuestro pueblo por las afectaciones causadas a Cuba por el huracán Irma.

El propósito fundamental de la reunión fue abordar el tema de los incidentes reportados por diplomáticos de EE.UU. acreditados en La Habana.

El Canciller cubano le reiteró la seriedad, celeridad y profesionalismo con que las autoridades cubanas han asumido este asunto. Se inició, por indicación del más alto nivel del gobierno cubano, una investigación prioritaria desde el mismo momento en que se les informaron los hechos y se adoptaron medidas adicionales de protección de los diplomáticos estadounidenses y sus familiares. Esto ha sido reconocido por los representantes de las agencias especializadas de EE.UU. que han viajado a Cuba, a partir del mes de junio, cuyas visitas han sido valoradas positivamente por las contrapartes cubanas.

El Ministro ratificó al Secretario Tillerson la importancia de que las autoridades de EE.UU. cooperen de forma efectiva con las autoridades cubanas para el esclarecimiento de unos hechos de los que no existen precedentes en Cuba.

Le reafirmó que fue injustificada la decisión del gobierno de EE.UU. de retirar a dos diplomáticos cubanos de Washington y el argumento empleado para ello, y enfatizó que Cuba cumple rigurosamente sus obligaciones con la Convención de Viena sobre la protección de la integridad de los diplomáticos, en lo cual tiene un historial impecable.

Le reiteró que el gobierno cubano no ha perpetrado nunca ni perpetrará ataques de ninguna naturaleza contra diplomáticos. Tampoco ha permitido ni permitirá que su territorio sea utilizado por terceros para este propósito.





26sept.2017 #Cuba Foreign Minister #BrunoRguez meet #USSecretary of State #RexTillerson at @StateDept #CubaUS#USCuba Via @JosefinaVidalF

Igualmente, le transmitió que de acuerdo con los resultados preliminares obtenidos por las autoridades cubanas en su investigación, que ha tenido en cuenta datos aportados por las autoridades de EE.UU., hasta el momento no hay evidencias de las causas y el origen de las afecciones de salud reportadas por los diplomáticos estadounidenses.

El Canciller le aseguró que la investigación para esclarecer este asunto sigue en curso y que Cuba tiene gran interés en concluirla, para lo cual es imprescindible contar con la cooperación eficiente de las autoridades estadounidenses. Le trasladó que sería lamentable que se politizara un asunto de esta naturaleza y que se tomen decisiones apresuradas y sin sustento en evidencias y resultados investigativos concluyentes.

Por otro lado, el Ministro le confirmó la voluntad de Cuba de continuar el diálogo bilateral sobre temas de interés común, sobre la base del respeto y la igualdad soberana, pese a las profundas diferencias existentes entre los dos países.

(MINREX)

El desestabilizador en jefe


Max J. Castro • 26 de septiembre, 2017



MIAMI. Trump quiere destruir el acuerdo nuclear con Irán. Pero tiene un gran problema. En ese pacto, los iraníes acordaron abstenerse de desarrollar un arma nuclear durante al menos una década, y a cambio se levantarían algunas sanciones contra Irán. Esos son los únicos temas del acuerdo y todos los demás signatarios —China, Rusia, el Reino Unido y, desde hace menos de 90 días, Estados Unidos— han dicho que los iraníes están cumpliendo su parte del acuerdo.

Incapaz de producir pruebas de que los iraníes están desarrollando armas nucleares, Trump ha ordenado a su equipo buscar cualquier excusa para retirarse del acuerdo. Básicamente, Trump está tratando de cambiar las reglas del juego atacando a Irán por cosas que no tienen nada que ver con lo acordado. Los puntos de discusión: el régimen iraní es terrible —rellenar el resto con insultos. El acuerdo fue el peor acuerdo de la historia. Irán es un estado rebelde que patrocina terroristas y apoya a regímenes enemigos como Siria.

Todos estos puntos son irrelevantes. Irán no accedió a cambiar su política exterior, como tampoco Rusia acordó devolver Crimea a Ucrania o que Estados Unidos dejara de combatir a Siria. El acuerdo abarca las armas nucleares y las sanciones, punto.

Luego está el tema que Trump ha utilizado no solo con respecto a Irán, sino también a Corea del Norte, Cuba y Venezuela —dondequiera que Estados Unidos quiere un cambio de régimen y los partidarios más duros de Trump quieren una política estadounidense más belicosa. Ese argumento es que todos estos gobiernos son culpables de la vaga acusación de desestabilización.

La ironía es que Trump es el desestabilizador supremo en el mundo de hoy, siguiendo los pasos y superando a sus precursores desestabilizadores del Partido Republicano George W. Bush y Ronald Reagan. Estos últimos, entre otras atrocidades, libraron guerras ilegales en Nicaragua (Reagan) e Iraq (Bush), y violaron el derecho internacional y de Estados Unidos al perpetrar torturas (Bush).

Bush también se negó a renovar un compromiso mutuo de no agresión entre Corea del Norte y Estados Unidos, alcanzado bajo Bill Clinton, preparando así el escenario para la actual confrontación entre Estados Unidos y Corea del Norte. Reagan y George W. pusieron el listón bien alto para la desestabilización. Trump ahora lo está poniendo mucho más allá.

Empecemos con Corea del Norte. Bajo el presidente Clinton, Estados Unidos llegó a un acuerdo que declaró que ninguno de los dos países tenía intenciones hostiles hacia el otro. George W. Bush se negó a renovar ese compromiso. Este fue el origen de la escalada de la inestabilidad en las relaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte. Dada la invasión de Iraq por parte de Bush, cuyo verdadero propósito era el cambio de régimen (no la razón declarada de destruir las inexistentes armas de destrucción masiva), el mensaje a Corea del Norte (así como a Irán) quedó claro. Eliminado un lado del “eje del mal”, ahora quedan dos.

Desde entonces, Corea del Norte (y en menor grado Irán, antes del acuerdo ahora cuestionado) consideró las armas nucleares como una garantía para no convertirse en Iraq 2.0 y 3.0. Específicamente Corea del Norte ha estado llevando a cabo un esfuerzo súper acelerado para producir más y mejores armas nucleares y los sistemas necesarios de envío.

A menudo la retórica norcoreana es grandilocuente e incluso grotesca. Pero en el contexto, la decisión de lograr poseer armas nucleares como el único disuasivo posible contra una repetición de Iraq no es irracional ni extraña. El hecho de que Estados Unidos haga la guerra a países débiles como Granada, Panamá y Nicaragua, pero no contra potentes adversarios con armas nucleares como la antigua Unión Soviética y China, no pasa inadvertido para Corea del Norte.

El hecho de que Donald Trump es George W. Bush drogado y con esteroides, aún más conflictivo, arrogante e ignorante, ha empeorado mucho la situación. El estallido de Trump, los insultos personales y las amenazas apocalípticas —destruir totalmente a Corea del Norte entre otros— refuerza lo que los norcoreanos han creído desde que Bush renunció al acuerdo con Clinton: tarde o temprano, Estados Unidos va a atacar. Con Trump ahora en la Casa Blanca, los norcoreanos creen que el ataque es inminente.

El objetivo principal de las amenazas de Trump de “destruir totalmente a Corea del Norte” y de romper el acuerdo nuclear con Irán no es tanto intimidar a esos países como apuntalar su reducida base en Estados Unidos, agravado por un par de medidas a medias tomadas recientemente con vistas a la racionalidad, específicamente en relación con el bipartidismo, DACA y el límite de la deuda. Pero hacer el juego a los dementes que forman el núcleo duro de la base de Trump en casa, es inherentemente desestabilizador y una forma muy peligrosa de tratar con países como Corea del Norte e Irán. También es ineficaz.

Este análisis también se aplica a la declaración del Secretario de Estado Tillerson de que está considerando clausurar la embajada de Estados Unidos en La Habana. La excusa en este caso es la sospecha de que Cuba está llevando a cabo una guerra sónica contra los diplomáticos estadounidenses en la capital cubana. Pero el asunto sonoro, sea lo que sea, comenzó bajo Obama, el hombre de la rama de olivo, y también afectó a un diplomático canadiense. Si Cuba está detrás del ataque sónico, Raúl Castro ha perdido la cabeza. No ha sido así.

Los ciudadanos estadounidenses que han hablado con el presidente Raúl Castro acerca del tema consideraron que estaba inusitadamente desconcertado. La idea de que el formidable aparato de seguridad cubano todavía no ha descifrado lo que está sucediendo y quién lo está haciendo debe tener comprensiblemente disgustado a Raúl. Cuba se ha mantenido a flote en medio de más huracanes, tanto meteorológicos como políticos, de los que han golpeado a la Florida. Lo han logrado de dos maneras: organizándose bien y, a diferencia de Saddam Hussein, por saber dónde está el límite con Estados Unidos y no cruzarlo. Hacer daño a estadounidenses, ya sean marineros en Guantánamo o diplomáticos en La Habana, es un límite bien definido. Cuba lo sabe.

Sin embargo, el endurecimiento de la política estadounidense hacia Cuba sirve a un par de propósitos retorcidos de Trump. Es una forma de congraciarse con una parte muy especial de su base, los exiliados cubanos de línea dura, amargados todavía después de todos estos años. Por otra parte, al igual que la derogación de Obamacare, es otra manera de pisotear los logros históricos de Obama. Convertir en cenizas el legado de Obama es una obsesión para Trump, el Partido Republicano y los derechistas en general. Para lograr esto y darle carne roja a la base, Trump y los republicanos están dispuestos a hacer daño a decenas de millones de estadounidenses al revocar Obamacare. En comparación, deshacer el deshielo con Cuba diseñado por Obama es barato.

Traducción de Germán Piniella para Progreso Semanal.

Progreso Semanal/ Weekly autoriza la reproducción total o parcial de los artículos de nuestros periodistas siempre y cuando se identifique la fuente original y el autor.

“Orejagate” parece una operación estadounidense para deshacer la apertura de Obama a Cuba




MIAMI. Seguimos escuchando y leyendo acerca de los llamados ataques sónicos que supuestamente han hecho daño, hasta en este momento, a 21 diplomáticos estadounidenses en Cuba. Los veintiuno han sufrido pérdidas auditivas o conmociones cerebrales, mientras que otros sufrieron náuseas, dolores de cabeza y zumbidos en los oídos. Algunos se enfrentan a la falta de concentración o problemas para recordar palabras. Todas estas son denuncias reportadas por numerosos medios de prensa estadounidenses, incluyendo a Associated Press, Reuters, The Washington Post, Fox News, el Miami Herald y otros. Hasta la fecha, ninguna de las personas atacadas ha sido identificada, excepto el reportado como Jefe de Seguridad de la embajada norteamericana en La Habana. Seguramente sus síntomas y lesiones han sido reportados, pero todavía no hay un solo rostro identificado con el delito –al menos públicamente.

Desde el principio ha sido un caso extraño. Un “who done it” de proporciones internacionales –nada realmente insólito o nuevo en lo que se refiere a la relación entre Estados Unidos y Cuba.

Vietnam puede que no parezca estar relacionado con esta historia. Pero hay una pequeña joya en el excelente documental de Ken Burns que he visto acerca de Vietnam. Algo que se me queda en la mente, una declaración de un soldado que luchó por Estados Unidos en esa guerra, quien dice –y estoy parafraseando– que la década de los 60, cuando el presidente Kennedy todavía estaba vivo, fue la última vez que los estadounidenses creyeron realmente que su gobierno nunca les mentiría…

Así que busqué un poco en mis recuerdos después de ver el programa y encontré lo siguiente:
  • Una explosión en el acorazado USS Maine en el puerto de La Habana dio una razón a Estados Unidos para intervenir en una guerra que se había librado durante muchos años entre Cuba y la España colonialista. Curiosamente, fueron los editores de periódicos los que empujaron a Estados Unidos a intervenir en la Guerra de Independencia de Cuba. ¿Y quién voló el Maine? Quien lo haya hecho dio a Estados Unidos una razón para entrar en la guerra…
  • Vietnam y la teoría del dominó. Nos dijeron que el país, involucrado en una guerra de independencia (no muy diferente a lo que hizo Estados Unidos en 1776), estaba siendo invadido por comunistas, que como dominós que caían, terminarían tarde o temprano en nuestras costas…
  • Armas de Destrucción Masiva en Iraq. Una mentira demostrada que empujó a Estados Unidos a una guerra contra Saddam Hussein, por la cual hasta la fecha todavía estamos pagando, y que también condujo a una desestabilización aún mayor del Oriente Medio, partes del sudeste asiático y del mundo. ISIS y otros grupos terroristas no surgieron de la nada…
  • La terrible experiencia de Peter Pan en Cuba. Casi 15 000 niños fueron utilizados por la CIA y la Iglesia Católica en una operación para desestabilizar al recién formado gobierno revolucionario cubano. Muchos de los niños son ahora hombres y mujeres mayores que aún llevan las cicatrices de este plan grotesco. Y muchos en Estados Unidos todavía culpan al gobierno de Castro por ello…
La lista es mucho más larga, pero esta es suficiente para demostrar que el engaño y la mentira han sido utilizados por Estados Unidos para lograr su meta final como imperio.

Lo que nos lleva de nuevo a “Orejagate” y a los 21 diplomáticos estadounidenses.

En primer lugar, no olvidemos que cuando se informó inicialmente había canadienses también enumerados como víctimas de los ataques sónicos. Progreso reprodujo a finales de agosto un reporte de Reuters: “Canadá no asume automáticamente que Cuba estuvo detrás de un presunto ‘ataque acústico’ contra personal estadounidense y canadiense en La Habana y no tiene planes de expulsar a diplomáticos cubanos”.

Añádase a esto las declaraciones hechas por científicos que son expertos en el campo del sonido y sus efectos en el cuerpo humano. En un reportaje de Fox News por James Rogers, este escribe: “Se ha especulado que el infrasonido (un sonido de baja frecuencia por debajo del nivel auditivo humano) o el ultrasonido (por encima de los 20 KHz y que no puede ser escuchado por los humanos) pueden haber sido aprovechados en los ataques.

“‘En última instancia, los dispositivos que funcionan en cualquier espectro podrían causar daños auditivos, pero es poco probable que sea infrasónico, debido al tamaño del altavoz necesario para producir la frecuencia requerida y el nivel de decibeles’, explicó el Dr. Toby Heys, jefe de Future Technologies, un centro de investigaciones de la Universidad Metropolitana de Manchester, en un comunicado enviado por correo electrónico a Fox News. ‘El infrasonido también es muy difícil/casi imposible de dirigir, según los dictados tecnológicos actuales’.

“‘No hay una forma eficiente de enfocar el infrasonido para convertirlo en un arma utilizable’, dijo Mario Svirsky, experto en trastornos del oído y neurociencia en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York.

“Heys añadió que el ultrasonido podría dirigirse a la cabeza de un objetivo, pero requeriría una orientación extremadamente precisa dentro de la infraestructura de un edificio”.

Más adelante, en el mismo artículo, abordan la cuestión de las conmociones cerebrales y la descartan como causada por los ataques sónicos alegados por el gobierno de los Estados Unidos.

Sobre la base de esta información, ofrezco mis propias ideas sobre las posibilidades de este caso. Obviamente el Herald y el Post han llegado a conclusiones basadas en evidencia cero y continúan culpando a Cuba por estos incidentes. Yo tampoco tengo evidencia, pero usando la lógica, la historia y el sentido científico común, creo que mi conclusión es más realista que la de estos dos periódicos.

Si el “Orejagate” ocurrió como se informa, los culpables son los propios estadounidenses que trabajan para deshacer los avances en diplomacia logrados desde el 17 de diciembre de 2014 entre Estados Unidos y Cuba. No tengo ni idea de si es una operación de la CIA, un grupo de renegados dentro del gobierno de Estados Unidos bajo las órdenes de la administración Trump o quién sabe quién. Pero, sobre la base de lo que dicen los científicos, esto debió haber ocurrido en el seno de los hogares y oficinas de estos diplomáticos estadounidenses y dirigido de manera muy precisa por personas bajo ese mismo techo mientras los estadounidenses estaban allí.

Sin embargo, hay una última cosa a considerar. Vivimos en una época en la que el conocimiento científico es mal visto por nuestro actual presidente de Estados Unidos y un senador de Florida que lleva zapatos con tacones elevadores. Así que cuando se trata de Orejagate, especialmente para estos dos, el engaño les es mucho más útil que la ciencia.

Traducción de Germán Piniella para Progreso Semanal.

Progreso Semanal/ Weekly autoriza la reproducción total o parcial de los artículos de nuestros periodistas siempre y cuando se identifique la fuente original y el autor.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...