"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

miércoles, 8 de julio de 2015

Cuba y los Estados Unidos: ¿normalidad posible?

Fuente CUBARTE 08.07.2015





Cuba y los Estados Unidos: ¿normalidad posible?

Procuraré no repetir más de lo imprescindible lo que dije en tres textos ya publicados acerca del mismo tema. Uno,“Cuba y los Estados Unidos, otra etapa”, lo escribí el 20 de diciembre de 2014 y pronto apareció en Cubadebate; los otros dos, difundidos en Cubarte, surgieron de la intervención que preparé para la cita del 21 de enero de 2015, dedicada a José Martí, del espacio Dialogar, dialogar: “Con José Martí: raíces y luz” y “Con José Martí: para que la victoria siga siendo victoria”. Pero agradecería que, de hallar público lector, las respuestas que ahora doy al cuestionario de Cubarte se leyeran como continuación de aquellos textos, que circularon no solo en los sitios mencionados.

1. ¿Cuáles son a su juicio las principales influencias de la cultura estadounidense en la cultura cubana? ¿Podemos hablar de influencias positivas y negativas? ¿Considera Ud. que existen algunas influencias en sentido inverso, o sea, de nuestra cultura en la sociedad estadounidense?

Apunto apenas descriptivamente, sin insistir en ejemplos concretos de la realidad esbozada, elementos de un tema que no puede tratarse a fondo en pocas líneas. Frutos del proceso de conquistas y colonizaciones desatado o fortalecido en la estela de 1492 —con derivaciones que no acaban—, ambos países son relativamente jóvenes en la heterogénea familia mundial, y la juventud tiene ímpetus y límites en el desarrollo de las cualidades. Con hechos como el exterminio o el apartheid de los pueblos aborígenes, y el saqueo territorial de más de la mitad de México, a partir de las Trece Colonias británicas de Norte América se formó una potencia pluriestadual conformada como una sola nación, que en la herencia de su metrópoli y madre putativa, Inglaterra, asumió como rasgo medular un “mesianismo” conquistador de signo puritano y conocidas consecuencias.

Esas características se conjugaron con el pragmatismo, que se da por nacido en la nación norteña, es el cuerpo ideológico propio del sistema capitalista, llega a nuestros días y continúa su marcha en secuelas y realidades como el llamado neoliberalismo. Y no se agota en el ámbito de su origen: el expansionismo capitalista, y los caminos de la colonización, han propiciado que penetre en otros territorios. Puede infiltrarse hasta en intentos de enfrentar aquel modo de producción y de pensamiento, que está en crisis pero guarda reservas para una larga supervivencia y un fuerte y nocivo influjo ideológico y cultural.

En la que José Martí llamó nuestra América mestiza —que, a pesar de esfuerzos unificadores como el representado por Simón Bolívar, se fraccionó en varios países— crecieron pueblos hostigados por potencias extranjeras, primero europeas, y luego, hasta hoy, la que se formó en el norte del propio continente americano. No por gusto el propio Martí la definió como América europea o Roma americana. Pero la independencia alcanzada por esa sección de América —una sección que ha pretendido y en gran manera logrado usurpar hasta el topónimo y los gentilicios continentales—, generó ilusiones y para muchos convirtió a esa nación en presunto paradigma, toda una fuente de espejismos.

La historia de Cuba, para centrarnos en este pedazo de nuestra América, ha evidenciado cómo hasta en sus luchas independentistas se colaron esos espejismos, un hecho visible incluso en la historia de nuestras banderas, no solo la de López, “saneada por la muerte”, como escribió Martí. Manos e ideas anexionistas, con una complejidad de intenciones cuya valoración requeriría espacio y matices que no caben en estas notas, intervinieron también en otros símbolos. En general, habría que ver hasta qué punto ese cuadro de juventud (o explicable inmadurez) y de ilusiones se vincula con un rasgo que algunos consideran fatalmente afincado entre nosotros: el embullo, que puede ser una fuerza motora fértil, pero también un estímulo para valoraciones y decisiones precipitadas.

Nada niega que la cultura de nuestros pueblos latinoamericanos y caribeños, Cuba entre ellos, haya influido en la nación norteña. Citemos no más del discurso del presidente Barack Obama el 17 de diciembre pasado, parte de los argumentos con que, desde su perspectiva, sustentó la validez de restablecer las relaciones diplomáticas entre ambas naciones y revertir el abismo construido en más de cinco décadas: “año tras año, una barrera ideológica y económica se ha ido fortaleciendo entre nuestros dos países. Entretanto, la comunidad de exiliados cubanos en los Estados Unidos hacía enormes aportes a nuestro país en la política, los negocios, la cultura y los deportes”.

Es lo que ocurre en un país que se ve o se presenta como la tierra prometida y que, a regañadientes o como sea, recibe multitudes de inmigrantes. Pero ese país se yergue como potencia dominadora, y no es seguro que conozca de veras, ni en lo elemental —más allá de citarlo a conveniencia parcialmente—, el legado de uno de los grandes revolucionarios “estadounidenses” del siglo XIX: el José Martí que vivió casi la totalidad de sus quince años finales en los Estados Unidos y elogió las que consideraba “las virtudes fundamentales del Norte, las virtudes del trabajo personal y del método”. Las estimaba aprovechables por nuestros pueblos si no se sofocaba en ellos “el amor reverente” reclamado por el país natal, en el que no podrían aplicarse “con éxito las virtudes si se le hubiese perdido a la tierra nativa el conocimiento y el amor”. Ese fue el Martí que criticó a fondo los males de la sociedad estadounidense, se identificó con los grandes disidentes de aquel sistema y se propuso levantar en Cuba una revolución que frenara las pretensiones expansionistas del poderoso vecino.

De lograrlas, como en gran parte ocurrió, ese vecino rompería crecientemente al servicio de sus intereses imperiales el equilibrio del mundo, y estaría en mejores condiciones no solo para agredir a otros países, a otros pueblos. También lo estaría —y así lo denunció Martí— para burlarse del suyo propio y usarlo como a una “mula mansa y bellaca”, manejable al servicio de las estratagemas políticas desplegadas por las fuerzas dominantes de la nación.

Con tal desequilibrio entre sus recursos más poderosos, los Estados Unidos han influido en el mundo, y mucho de lo que hoy circula y se impone en los medios de comunicación masiva lleva factura estadounidense, o le rinde tributo de sumisión a ese modelo. No creamos que semejante cosa ocurre únicamente lejos de nuestros lindes nacionales. Puede franquearlos de diversos modos, pues el imperialismo lo es precisamente porque se ha expandido no solo en política y en economía, sino también en modelos culturales. Así como en siglos anteriores al imperio romano lo sobrevivió el uso del latín como lingua franca, en la actualidad ese papel lo desempeña el inglés, y no precisamente como homenaje a pueblos “menores”, ni a creadores extraordinarios como William Shakespeare y Mark Twain.

Ello sucede como un logro del imperio que se expresa en esa lengua, y la impone, o se le acepta, como impone o se le acepta su moneda, el dólar, y como impone guerras homicidas en tantos “oscuros rincones del planeta”, incluso capitalizando el inmoral otorgamiento de un Premio Nobel de la Paz. Ni el nacionalismo revolucionario fortalecido en Cuba como respuesta a la agresividad imperial —expresada en acciones armadas y en un férreo bloqueo económico, comercial y financiero— ha impedido que, en medio de una Revolución antimperialista por definición y por necesidad vital, como la nuestra, hayan prosperado entre otras maravillas los photoservices y los snack bars, y el lenguaje monetario gire en torno al dólar. En nuestros aeropuertos y billetes aéreos, incluso para viajes domésticos, la capital del país se llama Havana, algo que nadie atribuirá a la grafía de ese topónimo en siglos pasados.

En nuestros medios de comunicación pululan el cine estadounidense, no precisamente el mejor, y productos audiovisuales marcados por lo que se promueve desde aquel país. Al imperio le convendría que, aunque un día se levantara completamente el bloqueo, Cuba se viera libre de pagar impuestos por el uso de sus mercaderías audiovisuales. Las ganancias económicas que la potencia recibiría de ese pago no se sería mayor que los beneficios ideológicos que le representa la circulación en Cuba de dichos productos. Percatarse de esa realidad, y señalarla claramente, no debe confundirse con desatar prohibiciones. Lo que se necesita es desarrollar un espíritu crítico iluminado y profundo, y desarrollar al máximo la creatividad propia.

2. ¿Qué preocupaciones sobre la cultura cubana, a la luz del cambio en cuanto a las relaciones entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba, considera relevantes? ¿Cuál sería el peligro mayor?

De nuestra idiosincrasia parece hablar una frase que se atribuye a Máximo Gómez: o no llegamos o nos pasamos. En algunas mentes puede prosperar el olvido de lo que para nuestra patria, para nuestro pueblo, ha significado el imperio, y sigue significando. El propio presidente de los Estados Unidos se ha encargado de decir sin ambages que con respecto a Cuba esa potencia procurará lograr con la normalización de relaciones lo que no pudo conseguir a base de hostilidad y de imponerle un aislamiento que acabó actuando contra el imperio mismo.

Eso, repítase, lo dijo el presidente de los Estados Unidos, no el gobierno cubano. ¿Lo dijo para que sus partidarios se convenzan de lo conveniente del cambio de táctica? Eso no cambiaría el peso de realidad que hay en sus palabras, ni mermaría el hecho de que está dando voz a la política distintiva del imperio que él representa en la cima del poder político, un imperio que también acude a guerras cuando lo estima conveniente para sus intereses. No se habla con esto de una realidad pasada: sin hacer el juego a las fuerzas interesadas en fomentar el olvido de la historia, se habla de un presente que se perfila en marcha de permanencia hacia el futuro.

La cultura revolucionaria cubana es fuerte, y se ha fraguado en una larga y heroica resistencia. Pero no desconozcamos el efecto que el hostigamiento imperialista ha causado sobre gran parte de la población, un impacto que no sería menos peligroso porque “solamente” se manifestara en una especie de desmovilización política, de aceptación de símbolos de la nación donde el imperio tiene asentamiento central y estado mayor para sus operaciones. Quien conozca de veras nuestras calles sabrá que no es exagerado hablar de una Cuba inundada en gran parte por banderas de los Estados Unidos, que deben verse formando parte de la inundación de recursos y vías por donde se hace rendir culto el denominado American way of life.

Todo eso cabalga sobre los efectos del bloqueo, y sobre una dosis nada despreciable de pérdida de la memoria. Anécdotas hay muchas para calzar lo dicho, y aquí va una reciente. En un ómnibus, personas con la humildad material impresa en su apariencia, hasta en su manera de expresarse, vociferaban sobre lo bien que vivían antes de la Revolución, sobre la cantidad de comida que compraban para sus hogares, sobre el hartazgo constante en que vivían, porque con poco dinero se adquirían montones de cosas y, al parecer, el dinero no faltaba. Para quienes así hablaban, ¿habría analfabetos en Cuba cuando triunfó la Revolución, habría niños que morían por falta de atención médica elemental? Podrían hacerse más preguntas, pero esas dos tienen bastante peso.

Yo estaba lejos de aquellos entusiastas contertulios, pero me tocó descender del ómnibus, en la popular Esquina de Tejas, junto con un pasajero cuyo ostensible mestizaje permitía suponer la discriminación que había sufrido desde los primeros años de su vida, y en quien se apreciaba la impronta de un déficit de proteínas que debía venirle de la infancia. Por su edad, tal carencia debió fijársele por lo menos a lo largo de unos quince años antes de 1959. Y le pregunté: “Por favor, usted que ha vivido más que yo, y que recordará más cosas que las que yo recuerdo, ¿podría explicarme cómo es posible que en Cuba triunfara una Revolución proclamada en defensa de los pobres, si no había pobres?” El hombre pensó antes de responderme: “Sí, había pobres”, y tras una corta pausa añadió con mayor énfasis: “Pero no tanto como ahora”. Omito mi respuesta.

3. ¿Qué papel juega el histórico antimperialismo de los cubanos en este proceso?

Es engañoso hacer generalizaciones metafísicas. Todo pueblo es heterogéneo, y lo componen fuerzas diversas. Es obvio que entre la vanguardia, la masa común y la retaguardia —para no hablar de otras parcelaciones posibles— existen diferencias relevantes. Pero Cuba ha sobrevivido como nación porque la vanguardia antimperialista de su pueblo tuvo el respaldo de una masa que, con mayor o menor grado de conciencia —de claridad teórica, digamos—, apoyó un pensamiento y una acción antimperialistas que se expresaron en la lucha librada para mantener la independencia y la soberanía de la patria. El parteaguas que representó el 1 de enero de 1959 no se habría afianzado sin un pueblo mayoritariamente identificado con la política de reivindicaciones nacionales que se plasmó en la nacionalización de grandes propiedades cubanas hasta entonces en poder de monopolios estadounidenses. Frente a cada una de esas expropiaciones revolucionarias se hizo célebre la respuesta del pueblo: “¡Se llamaba!”

Hoy vivimos en un mundo donde el anticomunismo que estaba en pie, dentro de Cuba, en 1959, ha dado paso a otras prédicas como la del antiterrorismo, que mal esconde la voluntad de satanizar todo cuanto huela a rebeldía de pueblos, a lucha por la defensa de los derechos nacionales, a rebelión de los oprimidos. Hay una guerra cultural tan fuerte como la más fría y como la más caliente. Dos ejemplos: las invasiones de Irak y de Libia por fuerzas de la OTAN, del imperio, pueden presentarse como actos democratizadores, mientras que el iraquí y el libio que se rebelen contra el opresor extranjero son tildados de criminales terroristas.

En el lenguaje del imperio, no terrorista puede equivaler a desmovilizado, tanto en política como en ideología, y en cultura. Lucha de león contra mono, y con el mono amarrado, o anestesiado. De ahí lo estimulante que resulta el replanteo geopolítico desatado en nuestra América, y que pudiera resumirse en realidades como el ALBA y la CELAC. Pero frente a ellas el imperio y sus servidores no cesan de actuar para revertirlas, como ostensiblemente se aprecia en operaciones contra la Venezuela bolivariana, el Ecuador de la Revolución Ciudadana y la Bolivia del Movimiento al Socialismo, para citar tres ejemplos contundentes.

En tal contexto se dan los pasos hacia la normalización de relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y Cuba. Si por razones protocolares y diplomáticas pudiera decirse que ambos países deben aprender a convivir civilizadamente, en el fondo ético de la visión de la realidad no debe haber dudas de a quién le toca suspender la agresividad y levantar el bloqueo. Hasta donde sabemos, Cuba no ha bloqueado a los Estados Unidos, ni ha lanzado una invasión armada contra esa potencia. Si se vio envuelta en la Crisis de Octubre, que desde otros lares llaman también de los Cohetes, o de los Misiles, fue por el acecho que le impuso el imperio.

4. ¿El impacto cultural que conlleva el incremento de las relaciones entre ambos países debe dejarse a la espontaneidad? ¿Cuál debería ser el papel de las instituciones culturales cubanas en la conducción de ese proceso?

La primera de esas preguntas me sobrecoge. Quiero creer que a nadie se le ha ocurrido suponer que los Estados Unidos dejarán el asunto a la marcha espontánea de lo imprevisible. Para sus fines cuentan con grandes recursos mediáticos, poderío económico, fuerzas de penetración cultural, negocios de armamentos y guerras, equipos humanos y tecnológicos para investigaciones sociológicas, tanques pensantes bien pagados. Recordemos, una vez más, los pronunciamientos de su presidente con respecto a por qué a esa nación le conviene más cambiar de política hacia Cuba que mantener aquella con la cual durante más de medio siglo no ha conseguido sus propósitos.

Si no los ha conseguido se debe, en primer lugar, a la capacidad de resistencia de Cuba. Pero no perdamos de vista lo que en términos militares representa el ablandamiento artillero, y para qué se lleva a cabo. El bloqueo, abominables actos terroristas y acciones armadas —ante la invitación a olvidar la historia, ¿será necesario repetir aquello de Remember Girón?—, han constituido un ablandamiento artillero de más de cinco décadas. Claro que la abierta hostilidad suscita rechazo del agredido contra el agresor, hasta paranoia colectiva puede generar; pero hechos como el bloqueo tienen mediaciones más sutiles que las bombas.

Por otra parte, la justa insistencia cubana sobre los daños que el bloqueo le ha causado a este país, puede no solamente haber ocultado otras causas de nuestros problemas —dígase la burocracia, la ineficiencia y la corrupción internas—, sino que también pudiera suscitar la ilusión de que, una vez levantado el bloqueo, todos los problemas se resolverán milagrosamente. Habría, o hay ya, quienes vean como salvador de Cuba al mismo imperio que ha intentado asfixiarla. De hecho, esa visión agruparía en un mismo bando a ingenuos y a mercenarios.

La cultura de un pueblo es mucho más abarcadora que lo gremialmente llamado cultura. Pero aun ciñéndonos a las que formalmente clasifican como instituciones culturales, las cubanas deben fortalecer su trabajo, valga la redundancia, cultural, que también es una labor política en el sentido más profundo de la palabra, y requiere persuasión profunda, sabia, irreductible al facilismo de las prohibiciones y a la manipulación política torpe. Se requiere desarrollar un espíritu crítico activo y lúcido, de sólida base cultural, valga la insistencia. Que un artista cubano, en medio de un gran despliegue de exposiciones en Cuba, se permita poner las imágenes de los dos gobernantes, el de Cuba y el de los Estados Unidos, vinculados —repito: en Cuba— con esta frase en inglés, My new friend, pudiera por lo menos movilizar el pensamiento y suscitar que en la prensa apareciera un debate sobre el tema. El silencio puede ser un eficaz recurso crítico, pero no siempre vale dar la callada por respuesta, sobre todo cuando lo que se ha dicho tiene graves implicaciones.

Otro punto inquietante, y que mucho alegraría al imperio, sería que, en su sobrecogedora disciplina, y en nombre de la razón de Estado, la prensa cubana fuera impulsada a silenciar lo que deba decir o continuar diciendo sobre los Estados Unidos y sus gobernantes, aun en medio de la normalización de relaciones entre los dos países, y de relaciones diplomáticas ya normalizadas. Los medios de prensa cubanos que existen no pueden verse impedidos de dar cabida a lo que deba decirse de una potencia que sigue haciendo guerras en el mundo, y que sigue hostigando a países con los cuales tiene relaciones diplomáticas, como Rusia, y como la Venezuela bolivariana, para no ir más lejos.

Es de suponer y de desear que no ocurra; pero si los medios existentes se vieran impedidos de cumplir esa función, entonces el país tendría que apurarse en crear los requeridos para que, en manos y con mentes de riesgopropistaspatriotas, den el espacio necesario para que la conciencia crítica se exprese con responsabilidad revolucionaria, sin cortapisas, sin el excesivo sentido de conveniencia y oportunidad que a veces ha menguado a nuestra prensa. Preciso, para mayor claridad: ha menguado a nuestra prensa, no solo ni fundamentalmente a periodistas llevados a seguir líneas informativas erráticas, contra cuya tenacidad han sido insuficientes los llamamientos y las resoluciones formales que la dirección revolucionaria del país ha adoptado para transformarlas. Sería muy bueno que estas preocupaciones se vieran anuladas por una realidad fértil, pero ni tantito así debemos andar desprevenidos en temas de tanta significación.

5. El Consejo Nacional de la UNEAC aprobó la creación de un Grupo de trabajo que dará seguimiento a este tema. ¿Cuáles serán los objetivos y funciones del mismo?

El grupo de trabajo creado por acuerdo del Consejo Nacional de la UNEAC no debe ser una polea suelta, un elemento aislado, un electrón saltarín. Y la UNEAC, por muy lúcida y combativa que siga siendo, no tiene en sus manos la mayor responsabilidad en este asunto, aunque la que tiene es enorme. El Grupo, y en general la UNEAC, sus integrantes revolucionarios y patriotas, deberán fomentar cuantas acciones se necesiten para estimular que el conjunto de nuestras instituciones culturales —que, por cierto, no todas, ni siquiera las más influyentes, están adscritas al Ministerio de Cultura ni son controlables por la UNEAC— cumplan su labor persuasiva en el cuidado de nuestros valores, de nuestras tradiciones, de nuestra alma nacional. No se habla de algo que podamos permitirnos confundir con expresiones de aldeanismo tonto; pero tampoco abandonarse ante los sueños de una globalización que mucho conviene al imperio, y que no es un camino para la solidaridad, sino para el sometimiento.

6. ¿Desea agregar algo más sobre el tema?

El tema es tan abarcador, tan vital, que lo ya dicho en estos apuntes resulta poco, poquísimo. Mucho más sería lo que habría que añadir. Nada es banal en algo tan importante. Lo que pudiera estar en juego, es decir, en serio peligro, sería la supervivencia de una nación que existe porque se resistió a ser asimilada, tragada, por el mismo imperio que hoy le ofrece un tratamiento formal diferente. ¿Un mazo de zanahorias, como se ha dicho? Cuba no debe pretender para sí un aislamiento contrario a sus intereses y a su misma historia como nación que se formó en una rica, cuando no intrincada y compleja, relación con el mundo. Pero tampoco puede permitirse desconocer los desafíos que la asedian.

Es un deber de nuestro país —del pueblo, de su gobierno, de sus organizaciones e instituciones en general— buscar las ventajas que para bienestar del pueblo puedan venirle de relaciones diplomáticas normales, como con todo el mundo, con los Estados Unidos. Además, esas relaciones no serán plenamente normales mientras exista el bloqueo impuesto a Cuba por la potencia imperialista, y esta siga usurpando un pedazo del territorio del país bloqueado. Nuestro deber cardinal será no despreocuparnos ante el poderío de un vecino contra cuyas voraces pretensiones imperiales —surgidas al calor mismo de su fragua como nación—, se forjó el pensamiento emancipador de nuestra vanguardia patriótica y revolucionaria, con José Martí en su centro irradiante. No sería por casualidad que el espionaje de aquella nación lo siguió.

Por menudo que parezca, no hay detalle que Cuba pueda permitirse descuidar en sus relaciones con el imperio, unas relaciones que se anuncian ya en marcha, tal vez irreversibles, pero no sin obstáculos, puesto que los intereses en pugna dentro de los propios Estados Unidos son enormes. También se sabe que, llegado el momento, esos intereses se subordinan a la táctica escogida para la conservación de su poderío imperial, y de la hegemonía que intenta mantener en el mundo, aunque haya que arrebatar el triunfo electoral a un candidato demócrata y poner en la Casa Blanca a un republicano, o promover la sustitución de un republicano por un demócrata. ¿No estuvo esa táctica en la base del We can! que en 2008, más que gastada ya la pésima imagen de su predecesor, le abrió al actual presidente las puertas de la residencia imperial?

Los rejuegos pueden ser muy variados, y después de todo, hasta etimológicamente —no digamos ya en la estructura de fuerzas de aquella potencia— entre demócrata y republicano hay más coincidencias que diferencias, ya sea que se trate de representar dignamente esos conceptos, o de usarlos en acto de engañosa demagogia. En cualquier caso, ya las relaciones diplomáticas entre los dos países parecen una realidad, y para ello se anuncia el próximo 20 de julio. Creo que, con razón, algunos temieron que se escogiera el 4 de este mes, efeméride en la cual los Estados Unidos celebran como nación el gran logro que disfruta para sí y ha dificultado, cuando no impedido, a otros pueblos: la independencia política.

Por razones tan contrastantes como obvias, es de suponer que —salvo que lo hiciera con el fin de cambiarle radicalmente su significado— su gobierno no habría consentido en que para hito bautismal del reinicio de sus relaciones diplomáticas con Cuba se fijara como fecha el 26 del mismo mes, si alguien hubiera tenido la iniciativa de proponérsela. En nuestro interior, podemos ver con buenos ojos, con la voluntad de convertirlo en buen augurio, no con revanchismo, que el 20 esté más cerca del 26 que del 4. La consecuencia, mayoritaria, del pueblo cubano con la etapa de marcha revolucionaria iniciada el 26 de julio de 1953, es lo que ha hecho al gobierno de los Estados Unidos intentar un cambio de táctica con respecto a Cuba.

Sigue siendo mucho lo que resta por decir, pero los textos hay que terminarlos, o interrumpirlos, y no todo cabe en ellos. Tampoco vale la pena tratar de responder de antemano al avispero neoliberal que salta contra todo lo que huela a vigilia revolucionaria. Pudiera haber tal vez, además, un avispero de ¿incautos? para quienes resulte de mal gusto advertir peligros, y crean que solamente queda abierta la opción festiva, o festinada, a aceptar cuanto el imperio proponga, y a considerar que opinar lo contrario equivale a no querer que nada cambie. Un cambio por sí mismo puede no ser garantía de nada bueno. Muchos afanes socialistas parecen haber cambiado en el mundo para dar paso a la aceptación del capitalismo con toda su actualidad y todas sus reglas, como si estas fueran espontáneas, fatales, ineludibles. Menos mal a que a lo largo de la historia ha habido también quienes no se han sometido a las resignaciones.




Nació en Velasco, Holguín, en 1950. Licenciado en Estudios Cubanos y doctor en Ciencias Filológicas por la Universidad de La Habana. Se ha desempeñado como redactor-editor en la Editorial Arte y Literatura; investigador y sucesivamente subdirector y director del Centro de Estudios Martianos; profesor titular de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, tarea compartida con la asesoría nacional, en la dirección del Ministerio de Educación, para la presencia del legado de José Martí en los planes de enseñanza del país; jefe de redacción y luego subdirector de la revista Casa de las Américas. Hacia finales de 2005 fue nombrado Consejero Cultural de la Embajada de Cuba en España, responsabilidad que concluyó satisfactoriamente en diciembre de 2009. De regreso al país, optó por ejercer el periodismo en la prestigiosa revista Bohemia.

Ha mantenido programas radiales semanales en CMBF y en Radio Habana Cuba. Ha participado como asesor en programas televisuales, y ha sido jurado en el Premio de la Crítica, el de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y otros certámenes nacionales, y en el Premio Literario Casa de las Américas.

Ha impartido conferencias y participado en foros profesionales en Cuba, Venezuela, Nicaragua, República Dominicana, México, Costa Rica, Colombia, Puerto Rico, Argentina, Estados Unidos, España, Italia, Yugoslavia, Andorra, Checoslovaquia, India y China.

A su obra pertenecen volúmenes de diferentes géneros: Precisa recordar, Flora cubana, Tres narradores agonizantes, Libro de Laura y Claudia, De raíz y memoria, Textículos (reúne Amorosos textículos e Infernales textículos), De Cuba en el mundo, Más que lenguaje y varios acerca de José Martí. Entre estos últimos se hallan las colecciones de ensayos Ideología y práctica en José Martí , José Martí, con el remo de proa y Ensayos sencillos con José Martí, así como la biografía Cesto de llamas , que recibió Premio de la Crítica de Ciencias Sociales, cuenta con ocho ediciones en español dentro y fuera de Cuba y se ha publicado asimismo en inglés y en chino. Detalles en el órgano. Cuerdas y claves en la Cuba de hoy, impreso en 2014, nació de su colaboración en este Portal.

Textos suyos de diversos géneros han aparecido en numerosos libros colectivos y publicaciones seriadas, dentro y fuera de Cuba, y ha prologado obras (algunas con selección suya) de Luis Vélez de Guevara, José Martí, Miguel de Carrión, Jesús Castellanos, Carlos Loveira, Jorge Mañach y otros. Preparó y prologó el primero de los dos tomos de la Valoración Múltiple de José Martí publicada por la Casa de las Américas. Tiene otros libros en proceso de edición.

Entre los reconocimientos que ha recibido se halla la Distinción Por la Cultura Nacional.

Tiene un blog, que llama artesa, con el acceso http://luistoledosande.wordpress.com .



Leinier Domínguez: “Yo no soy Carlsen ni Caruana” (+ Tabla)




Foto: Katheryn Felipe.

Desde que Capablanca asombró a todos con su capacidad para el asombro, ningún cubano se adentró tanto en el reino de Caissa como Leinier Domínguez. El güinero no ha sido –y muy probablemente nunca sea- campeón del mundo a ritmo clásico, ni ha pasado varios años invicto, ni sus contrarios le han colgado apodos del tipo de “la máquina del ajedrez”.

Capablanca era genio y figura. Un fenómeno en toda la esdrujulez de la palabra. Leinier Domínguez, no. A simple vista, y más allá, es un hombre tan común como el vecino de los bajos, o como aquel tranquilo condiscípulo de cuyo nombre no nos acordamos. Ha estado incluso entre los diez mejores del planeta, pero puede pasar inadvertido. Sabe desaparecer, diría Martí.

No habla, sino susurra. Debajo de una gorra de los Cardenales de San Luis, detrás de unos espejuelos que delatan el desgaste del estudio minucioso, delante de los ojos de la gente, encima del caballo de los éxitos, es el mismo muchacho que aprendió el ajedrez en un pueblito de la antigua Habana. Tal parece que prefiere no ser reconocido, que aún no se acostumbra al fárrago de la celebridad. Hay quien nunca lo hace.

Criticado por quienes desconocen que ganar en el alto nivel es tan difícil como acostarse con Angelina Jolie o apalear a Clayton Kershaw, Leinier Domínguez se me antoja un personaje tan centrado en su tablero que carece de tiempo e intenciones de mirar a los lados. Mucho menos ahora que le ha nacido Sebastián y que los compromisos internacionales cada vez son más frecuentes. Casi sin inmutarse (y digo casi para no ser absoluto), me responde el improvisado cuestionario que le suelto en el lobby repleto de un hotel de Ciego de Ávila.

¿Por qué las personas se molestan cada vez que acuerdas tablas?

-Creo que tiene que ver más con el nivel al que me enfrento que con una actitud mía o un estilo de juego personal. La oposición es muy dura, con jugadores muy fuertes y bien preparados. Es difícil desequilibrar partidas a ese nivel. Los cubanos por supuesto miran mis estadísticas, pero si analizan las de otros ajedrecistas, encontrarán una situación muy similar, con un por ciento significativo de partidas entabladas*. Por supuesto, cuando juego torneos que son de otra categoría los resultados cambian para bien, pero en Grand Prix, Wijk aan Zee y ese tipo de eventos, la historia es muy compleja.

Muchos, y a veces hasta con razón, te achacan cierta tendencia a acordar tablas rápidas…

-Desde que se implantó la Regla Sofía son pocas las partidas que terminan en menos de 30 ó 40 jugadas. En muchos certámenes mis juegos son peleados hasta el final. El caso del Capablanca es atípico, pues todavía se disputa por el sistema anterior. Pero te digo, mis tablas ‘sin jugar’ son aquellas en las que me enfrento a ajedrecistas que son mis amigos o se preparan conmigo, como Bruzón o Peter Leko. Creo que un alto por ciento de mis compromisos en este quinquenio han sido discutidos hasta el final.

¿Entonces no te consideras poco combativo?

-Para nada. Prácticamente siempre trato de ganar.

¿Te sientes demasiado exigido por el público?

-Es que me asignan un nivel que yo no tengo. Mi ELO ha fluctuado en los últimos años entre 2720 y 2760 en el mejor momento, y ese es mi rango, no el de los jugadores de 2800. No soy de los Top Five. Yo no soy Carlsen, ni tampoco Caruana. Entiendo que la gente quiere que yo gane. Yo también quiero hacerlo, pero objetivamente no tengo razones para esperar llegar a un torneo con media de 2750 y empezar a ganar un día detrás de otro.

¿Podrías alcanzar algún día ese nivel, o será que ya tocaste el techo?

-No creo haberlo tocado. Hay cosas que puedo hacer para mejorar, pero no tengo todos los medios para lograrlo. Aunque quién sabe, tal vez si entrenara a tope y en mejores condiciones, con un equipo de trabajo completo y demás, tampoco es seguro que alcanzaría los resultados que muchos me reclaman.

¿Qué hace falta para llegar a ser un jugador de 2800?

-Lo principal es el trabajo. Se necesita un entrenador sólido, varios analistas de fuerza… equipos profesionales que te llevan a una preparación superior. No obstante, eso no puede hacerlo todo el mundo, porque es muy costoso. Kasparov lo tuvo en su momento. Kramnik lo tiene. Anand, Topalov, Carlsen… ellos también. Pero no son tantos.

Últimamente se te han escapado varios contrarios en los finales. ¿Qué ha pasado?

-Pienso que no se ha debido a deficiencias técnicas, sino a problemas con la administración del tiempo, que siempre ha sido uno de mis puntos débiles. En eso tengo que mejorar, porque me apuro con el reloj en casi todas las partidas y eso trae como consecuencia malograr ventajas o perder cotejos igualados.

¿Cómo se explica que un excampeón del mundo de Blitz tenga problemas con el tiempo?

-Eso pasa a menudo. Por ejemplo, Grischuk es un gran jugador de Blitz que con frecuencia sufre con el tiempo. No sé en qué va eso. En mi caso particular tiene que ver con la falta de juego que me ha marcado en los últimos años.

¿Te gusta el ajedrez rápido o podrías pasarte la vida jugando a ritmo normal?

-También me gusta mucho el Blitz. Yo me crié en Güines jugando Rapid Transit, como le decíamos antes. Es algo que se disfruta bastante, exige más adrenalina y aporta más espectacularidad.

¿Se conserva la calidad de esa fecunda escuela de Güines?

-Se ha perdido. El movimiento que había antes ya no existe. No están aquellos entrenadores de entonces, ni existe el mismo ambiente. Valdría la pena recuperar lo que hubo, pues no por gusto de ese período salimos Aryam Abreu, Holden Hernández, Orelvis Pérez, Carlos Manuel López, yo… El secreto de todo está en los entrenadores, hay que buscar el modo de estimularlos o volver a motivarlos. Sobre la base de tener un buen entrenador en cualquier academia –como antes tuve yo a Raúl Pérez-, se hizo grande la escuela soviética.

A mi modo de ver, otra de tus limitaciones es el repertorio de aperturas…

-En un tiempo lo fue. He trabajado seriamente con eso y lo he ampliado un tanto desde el Grand Prix de Tbilisi para acá. Incorporé sistemas con blancas como el Peón Dama, y con negras he recurrido más a la Nimzo-India. Se trata de hacerse menos predecible, aunque obviamente eso tiene el peligro inherente de que a medida que incorporas líneas, existen menos posibilidades de conocerlas a plenitud.

¿Prefieres los torneos individuales o por equipos?

-A los dos les encuentro atractivo. El por equipos tiene ese sabor de la parte colectiva, el espíritu de reunirse, de no solo velar por tu resultado personal sino por el de todos. Puede que sea hasta más emocionante que el individual.

¿Eres un jugador definitivamente posicional?

-Creo que sí. Mi estilo ha cambiado, porque antes era más dado a la táctica, al juego más combinativo, pero con el tiempo hice más énfasis en la técnica.

¿Sigue siendo Fischer tu jugador favorito?

-Sí. Aunque me gustan mucho Capablanca y Kasparov.

Dime un torneo de muy grato recuerdo…

-El Grand Prix de Salónica, hace dos años.

Y uno muy doloroso…

-Han sido varios. Me quedo con el Corus 2009 donde perdí la ronda final ante Karjakin. O el Grand Prix de Bakú 2014.

¿Qué te sucede contra Carlsen?

-Siempre fue incómodo, incluso antes de ser tan fuerte como ahora. Hay jugadores que se te hacen más difíciles, todo el mundo tiene sus verdugos en este sentido. He tenido posiciones ventajosas ante él, como en Biel 2008, pero se me escapó y por ese camino se me fue el torneo. También en Sofía 2009 pude vencerlo y no sucedió así.

Y con Baadur Jobava, cuyo nivel es inferior al tuyo, ¿por qué pierdes tanto?

-Desde la misma apertura suele alcanzarme posiciones cómodas, tal vez haya algo de sicológico en eso.

Aparte de ellos, ¿con quiénes no deseas enfrentarte?

-Los jugadores de la elite todos son incómodos, con ellos sientes la presión muy temprano, crean problemas desde los movimientos iniciales y te tienes que emplear a tope todo el tiempo para resolver esas dificultades. Aronian es de esos. Ivanchuk, cuando está en forma, también.

¿En qué fases del juego te consideras más sólido?

-En realidad, cuando me comparo con los cinco mejores del mundo me veo flojo en todas las fases. Me he esforzado mucho por perfeccionar cada una de ellas, aunque siento que la apertura y el medio juego se me dan mejor.

¿Cuántos ajedrecistas de 2700 has derrotado?

-No llevo esa estadística. Pasan de la decena, pero el dato exacto lo desconozco.

Tu hijo Sebastián, ¿te gustaría que jugara ajedrez?

-Sí, porque tendría lo que yo no tuve, un maestro a tiempo completo. Si tiene talento podría llegar lejos. ¿Por qué no?

Hay un momento que el ajedrez deja de ser un hobby para convertirse en un medio de vida. ¿Eso te ha restado amor por el juego?

-Yo sigo siendo fanático del ajedrez, leo mucho y cuando no estoy jugando suelo tener en mente una posición interesante o alguna idea que quiero sacar adelante. Es verdad que trato de mantener una vida balanceada, no concentrarme solo en el tablero para dedicarle tiempo a la familia, pero me parece que voy a jugar hasta que sea viejo, y si dejan de aparecer los resultados, lo haré de todos modos por entretenimiento.

*Un repaso a la base de datos del sitio www.chessgames.com muestra que Leinier Domínguez empata el 60.1 por ciento de sus enfrentamientos. Nada alarmante, si tomamos en cuenta que figuras como el otrora titular del mundo Vladimir Kramnik y el retador de la corona Boris Gelfand exhiben idéntico registro de 57.7%. Y que un as de la talla de Peter Leko entable el 62.9% de sus partidas.


En el post mortem de una partida, con el campeón nacional Isán Ortiz. Foto: Katheryn Felipe.


Siempre monitoreado por el resto. Foto: Katheryn Felipe.


Observando un cotejo del ruso Dmitry Andreikin (de frente). Foto: Katheryn Felipe.


Compartiendo con un aficionado. Foto: Katheryn Felipe.


¿Futuro Gran Maestro? Foto: Katheryn Felipe.

Progresión del ELO entre julio 2013 y julio 2015. Fuente: FIDE.

Raro acceso a Granma, el diario oficialista cubano que busca adaptarse a los tiempos

Will GrantBBC, La Habana
7 julio 2015

Nadie puede negar que en Cuba algo está cambiando. La embajada estadounidense abrirá este mes, dejando poco a poco atrás décadas de fuerte hostilidad con Washington.

Pero también hay cosas que parecen inmunes al tiempo en la isla, como Granma, el diario oficial del Partido Comunista de Cuba. El periódico no ha alterado ni su estilo ni su mensaje desde su fundación en plena Guerra Fría.

¿Podrá sobrevivir ahora en tiempos de cambio y competir con los grandes multimedios del siglo XXI? El corresponsal de BBC Mundo en Cuba, Will Grant, visitó la redacción del diario en La Habana.

"El órgano oficial del Partido Comunista"

Tazas de café, el crujir de papel periódico, periodistas que discuten los titulares del día… Para quien lo ve desde fuera, puede ser una reunión editorial cualquiera.


Granma no ha alterado ni su estilo ni su mensaje desde su fundación hace 50 años. Todavía utiliza máquinas rotativas soviéticas.

Pero Granma no es igual que otros diarios. Es la voz del partido comunista cubano desde hace más de 50 años.

Entre los titulares más recientes del periódico se podía leer: "Legisladores rusos resaltan primera biografía de Raúl Castro" y "Fidel es un fuera de serie".

El director general, Pelayo Terry Cuervo, me muestra la redacción. Las paredes estan decoradas con fotos de los hermanos Castro leyendo el periódico.

El diario está a punto de presentar un nuevo diseño de portada y de modernizar su página web con más contenido de video.

Pero a pesar de los cambios que se están llevando a cabo en Cuba, Terry dice que el objetivo de Granma se mantiene.


El director general, Pelayo Terry, cree que Granma es más que una herramienta de propaganda del gobierno cubano, aunque sea "un periódico de la revolución".

"Granma es el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba. Y el partido, según la Constitución de la República, es el que guía a la sociedad cubana. Por lo tanto, la principal misión que tiene Granma es reflejar esta sociedad con sus matices, sus problemas y sus logros".

Terry es consciente de que muchos críticos de Granma dicen que no refleja la sociedad cubana, sino sólo el punto de vista del Partido Comunista. Pero él no está de acuerdo.

"Me parece que a Granma le sigue faltando hoy como periódico acercarse todavía mucho más a la realidad del país. Pero no creo que no lo esté haciendo".

"Los primeros críticos de que el periódico no es lo que necesitamos que sea, somos los que estamos dentro de él, tratando primero de mejorarlo", se defiende.
Más que una herramienta de propaganda

Terry admite que Granma no tiene independencia editorial de los funcionarios y las decisiones del partido.

Pero tampoco cree que debería tenerla, ya que, asegura, la razón por la que muchos leen el diario es para enterarse de la posición oficial del gobierno cubano en asuntos del Estado.


El corresponsal de la BBC Will Grant, viendo fotos de archivo de Fidel Castro en la sede del diario de Granma en La Habana.

Lo que sí que descarta contundentemente es que Granma sea una simple herramienta de propaganda de la Guerra Fría, sin lugar a críticas.

Por ejemplo, señala Terry, hace 6 ó 7 años tener una doble página con las opiniones de los lectores, era algo imposible en Granma.

"Tener hoy una página de opinión donde los profesionales cuestionan y hablan de los problemas que tiene la sociedad, hace 3 ó 4 años quizás no era normal. No creo que (Granma) esté detenido en el tiempo. Me parece que ha estado evolucionando desde su fundación hace 50 años", añade.

Sin embargo, para muchos críticos, el diario está precisamente "detenido en el tiempo", tanto editorial como tecnológicamente.
Archivos extraordinarios

Mientras otros diarios piensan obsesivamente en las redes sociales, Anita –una archivista que ha trabajado en el diario desde su fundación– sigue tecleando en su máquina de escribir las fichas de archivo.

Los archivos del periódico son extraordinarios.

Allí hay negativos y fotos de cada año desde la revolución. No están digitalizados, sino meticulosamente registrados en fichas.

Hay miles de imágenes nunca publicadas de Fidel y Raúl Castro, del Che Guevara y Camilo Cienfuegos, guardadas en cajones en una habitación polvorienta que no tiene la temperatura regulada para la conservación de las imágenes.

Se trata de un verdadero tesoro para cualquier reportero que quiera documentar la revolución, sin duda. Pero un tesoro que esta dañándose en el calor del Caribe.

"Siempre habrá una confrontación ideológica"


Foto de Fidel Castro guardada en los archivos de Granma, en los que hay multitud de imágines inéditas.

Los periodistas más jóvenes de Granma entienden que sus detractores, especialmente en Miami, digan que un diario en manos del estado no tiene lugar en la Cuba actual.

Pero el editor de asuntos internacionales, Sergio Gómez, contesta que el periódico es más relevante hoy que nunca.

"Hay retos por delante, pero es tanta la importancia que tiene este medio en particular y la comunicación en un escenario de confrontación política como hemos tenido en los últimos 50 años, que no va a cambiar drásticamente".

El hecho de que los gobiernos en Washington y La Habana estén a punto de reabrir embajadas en los dos países no cambia las diferencias fundamentales, dice Gómez.

Y cree que Granma tiene un papel no solo de reportar, sino de reflejar estas diferencias en las dos visiones de Cuba.

"A pesar de todo lo que está pasando entre Cuba y Estados Unidos, creo que siempre va a haber una confrontación ideológica entre ambos. Y en esta lucha de ideas, tenemos que seguir combatiendo de cierta manera", afirma.


Sergio Gómez, editor de asuntos internacionales de Granma, cree que siempre va a haber una confrontación ideológica entre Cuba y Estados Unidos.

A partir de la medianoche, una vez que los periodistas –y los funcionarios del partido– le han dado la luz verde a la última edición de Granma, se pasa a las imprentas en el edificio de al lado.

Las imprentas que usan son de la era soviética, aunque también están a punto de ser cambiadas por nuevas máquinas chinas.

Pero si renovar las imprentas es relativamente fácil, lo que será más difícil para Granma será encontrar un nuevo espacio en el cambiante escenario de los medios del siglo XXI.

Sesenta minutos con Paul Singer




LA HABANA. En otros tiempos no muy lejanos, lo que sucedió con el brasileño de origen alemán, Paul Singer, no le hubiera provocado a un comisario político el menor balance en sus dedos para escribir que lo que se trató en esa conferencia fue “una conspiración contra los poderes del Estado revolucionario”.

No era la primera visita de este octogenario, de salud física quebrantada, envidiable salud espiritual y poseedor de un extraordinario sentido didáctico en sus opiniones. Como valor agregado, el concepto del humor tan semejante al nuestro. Paul Singer es un hombre de izquierda de pies a cabeza. “Muchas de nuestras ideas nacieron aquí en Cuba”, confiesa. Vino a esta capital convocado por la Red de Estudios Cooperativos de la Universidad de La Habana, una institución que cada vez con mayor fuerza a la par de sus quehaceres académicos, toma cartas en el actual proceso de renovación que se lleva a cabo en la sociedad cubana.

Los cargos y responsabilidades asumidos por nuestro visitante suman casi media cuartilla. Los más significativos: Doctor en Sociología por la Universidad de Sao Paulo, Secretario Nacional de Economía Solidaria del Ministerio de Trabajo y Empleo, ex profesor de la Facultad de Higiene y Salud Pública de la USP, fundador del Centro Brasileño de Planificación (CEBRAP), militante de Economía Solidaria, y ex secretario de Planificación de la ciudad de Sao Paulo, entre otros.

No hubo una localidad desierta en el Salón 250 de la Universidad. El tema del profesor Singer: “Cooperativismo y socialismo en Brasil”. Los asistentes: profesores y alumnos universitarios, funcionarios de Comercio Interior y, lo más importante a nuestro juicio, numerosos representantes de cooperativas no agropecuarias dedicadas lo mismo a la recreación, que a la fabricación de vinos, que a instrumentos de pesaje, por citar solo algunos. De lamentar la ausencia de representantes de nuestras fincas familiares, el grupo de mayor presencia en Brasil.


Foto tomada por Rachel D. Rojas.

Singer fue muy claro en exponer que los términos o políticas de la economía solidaria y agricultura familiar obedecían a razones muy bien ubicadas en el Brasil, aunque en su surgimiento tuvieran mucho que ver acontecimientos sociales o políticos ocurridos en la Europa de los años ochenta. De ahí el papel protagónico de la iglesia católica (recordar la Teología de la Liberación, Frey Betto, el obispo Helder Cámara), los sindicatos y el propio ex presidente Lula da Silva.

En ese contexto, Singer asumió a las cooperativas y a la economía solidaria como sinónimos; responden al mismo objetivo: plantear una alternativa anticapitalista para y desde los propios trabajadores. No obstante, “el medio en el que se desenvuelven las cooperativas puede modificarlas”, dijo, sabio en su actitud.

El profesor conoce muy bien uno de los mayores conflictos del cooperativismo en el mundo. “Siempre que en una cooperativa haya socios y empleados habrá lucha de clases, y eso podría significar la muerte de la economía solidaria”, afirma antes de declararse, con toda humildad, sin respuesta ante tamaña contradicción.

“Diría que las cooperativas son contradictorias… y humanas, en tanto casi todo lo humano es contradictorio”, agrega.

De gran valor fueron las preguntas de nuestros cooperativistas. Inquietudes de su propia cosecha y no de interrogantes “por encargo” como suelen hacerse en otros sitios. Verdadero interés por conocer cómo es el cooperativismo en la hermana Brasil. Tomaban nota para tal vez comentarlas luego con sus compañeros de labor; analizarlas de conjunto o discutirlas con otros implicados en el movimiento cooperativista.

Jesús Cruz Reyes, profesor de la facultad cubana de economía y también invitado a la conferencia, agregó a la agenda de discusión un punto, al parecer común para Cuba y Brasil, que ha quedado pendiente de un análisis más profundo, y es el de las falsas cooperativas. “Algunas funcionan como cooperativas solo para los fundadores, pero para los asalariados son el patrón, el empresario; otras, solo hacen el trabajo sucio para grandes empresas”, explicó.

La tarde puede resumirse en la insinuación de muchos temas que Cuba tiene pendientes de más profundo análisis en medio de su actualización económica (y por ende también social); y en la oportunidad de aprender de tradiciones asentadas durante años y de estudiar otras vivencias.

Ni más ni menos que una experiencia muy aplaudible de la Red de Estudios Cooperativos de la Universidad de La Habana, al cursarle invitación a cooperativistas y a periodistas que dejaron constancia de tan singular y ojalá repetible evento. Así como por acoger al profesor Singer y sus homólogos Tatiana Velloso y el también doctor Valmor Shciochet.

Cambian los tiempos en Cuba.

Progreso Semanal/ Weekly autoriza la reproducción total o parcial de los artículos de nuestros periodistas siempre y cuando se identifique la fuente y el autor.

Instan a Obama a visitar Hiroshima y Nagasaki, blancos de ataques atómicos USA


Publicado el 7/08/15 • en el tema EEUU Y CANADÁ


Miles de personas de diferentes puntos del mundo, instaron al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a que viaje a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.

Según el diario japonés ‘The Asashi Shimbun’ publicado el sábado, en la petición al mandatario estadounidense que fue formulada por la Unión de Científicos Preocupados (Union of Concerned Scientists, UCS), los solicitantes han pedido a Obama que visite las dos ciudades ya mencionadas, que fueron blanco de los bombardeos atómicos de Estados Unidos, cuyo aniversario se cumple los primeros días del próximo mes de agosto.

La organización pública norteamericana con sede en la Universidad de Cambridge, ha pedido a todos los ciudadanos de diferentes países del mundo que envíen cartas a Obama para pedirle que ponga en marcha un viaje a Hiroshima y Nagasaki, las ciudades que desde finales de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) sufren las consecuencias de los bombardeos efectuados por los cazas estadounidenses.

La organización no gubernamental, asimismo, pide a todos las personas que se adhieren a la ola de los solicitantes y completen un formulario digital titulado “Urge President Obama to Go to Hiroshima” en un sitio Web especial.

Los organizadores piden a las autoridades de Washington que estén alertas sobre los riesgos que representan las armas nucleares para la humanidad, siendo que los mismos siguen siendo inaceptablemente altos, si se tiene en cuenta la posibilidad de su “uso accidental, equivocado o no autorizado”.

Las bombas atómicas que lanzó Estados Unidos sobre Japón el 6 y el 9 de agosto de 1945, provocaron la muerte instantánea de 140.000 personas en Hiroshima y unas 70.000 en Nagasaki. Sin embargo, se cree que muchas más morirán en los próximos años por los efectos de la radiación.

Cabe mencionar que, más de 200 ciudades niponas sufrieron bombardeos en los últimos meses de la segunda Guerra Mundial hasta que Japón firmó su rendición el 15 de agosto de 1945, días después de los ataques con la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki.

El duelo provocado por los bombardeos es tan grave que anualmente el pueblo y el Gobierno de Japón conmemoran el aniversario de la tragedia mortífera.

HispanTV

Investigación refuerza cooperación ambiental Cuba-EEUU

Ambas naciones manifiestan interés en ampliar nexos de colaboración en estudios de la biodiversidad marina.



Cuba posee uno de los ecosistemas marinos más biodiversos del mundo.

Foto: Tomada de Cubasi.cu

La Habana, 7 jul.- Los tiburones suelen acaparar titulares por atacar a humanos o ser el atractivo de zonas turísticas de buceo. Sin embargo el estadounidense Discovery Channel estrenará hoy un programa sobre la protección de los escualos cubanos.

El audiovisual titulado “Tiburones: Los Tiburones de Cuba” podrá ser apreciado a las 10 de la noche, hora del este de Estados Unidos.

Más allá de la espectacularidad de las imágenes, el capítulo “ofrece una mirada poco común sobre los esfuerzos para encontrar y proteger los tiburones en Cuba”, explicó un comunicado enviado a medios de prensa por la organización Environmental Defense Fund (EDF).

Documental

La iniciativa forma parte de la Semana de los Tiburones, que desde el pasado 5 de julio acapara el interés en la programación del grupo Discovery Communication.

Toda la filmación se realizó en febrero último en el mar circundante a la cayería Jardines de la Reina, en el sureste del archipiélago cubano.

La EDF, organización rectora de la cooperación Cuba-Estados Unidos en las ciencias y la conservación, aseguró que el mar cubano “es el hogar de algunos de los hábitats de tiburones de arrecife de coral más antiguos del Caribe”.

Como dato curioso, el grupo investigativo y de activismo medioambiental comentó que probablemente en la nación caribeña “se ha capturado y medido de forma fiable el tiburón blanco más grande de mundo”.

En el material televisivo se apreciará cómo se colocó el primer transmisor satelital en tiburones de aguas cubanas y un experimento de trasplante de coral, entre otras acciones científicas de estudio y conservación.

El intercambio científico visibiliza los esfuerzos conjuntos de ambos países en proceso de normalización de sus relaciones diplomáticas, para preservar la abundante biodiversidad entre sus fronteras marítimas.

La propuesta fructificó gracias a la colaboración desarrollada desde hace varios años entre el Laboratorio Marino de Mote, en la Florida, la EDF y varias instituciones cubanas.

Por Cuba participaron los estatales centros de Investigaciones de Ecosistemas Costeros, de Investigaciones Marinas, la Universidad de La Habana y el Nacional de Áreas Protegidas, además de la Oficina de Regulaciones Pesqueras y Ciencia.

También hubo alianzas binacionales el equipo televisivo encargado de captar las imágenes y testimonios.

Para la ocasión trabajaron de manera asociada las productoras estadounidenses Tandem Stills + Motion, Inc. y Herzog Productions, junto a la cubana Mundo Latino.

La cinta también será transmitida por los canales cubanos.

Otra mirada

Los tiburones regulan la cadena alimenticia, pues al nutrirse de las especies más abundantes contribuyen a conservar en proporciones adecuadas las poblaciones y a evitar invasiones.

De igual modo, fuentes científicas apuntan que los escualos tienden a comer de forma eficiente pues prefieren los peces “débiles” y “enfermos”, y así ayudan a mejorar la evolución y variedad de especies.

Salvaguardar o recuperar la armonía biológica en los mares es una preocupación de muchas naciones, entre ellas Cuba, donde se dedican grandes esfuerzos al estudio de la biodiversidad marina y su estado de conservación.

Pero en el caso de los tiburones, las iniciativas aisladas no son suficientes para garantizar su protección y reproducción.

Dado que algunos viajan miles de millas, “proteger a los tiburones en Cuba probablemente ayudará a las poblaciones de tiburones en Estados Unidos, México y toda la región”, afirmó la EDF.

La investigación conjunta “ha encontrado poblaciones de tiburones sanos dentro de los límites del parque Jardines de la Reina, pero existen preguntas sobre sí se produce sobrepesca de tiburones fuera de allí”, argumentó.

“En la costa norte –agregó el comunicado- se ha trabajado con los pescadores cubanos para identificar qué especies están presentes en las aguas de la Corriente del Golfo de México”

Al respecto, precisó que “se han encontrado un número impresionante de tiburones oceánicos jóvenes, una especie que ha sido diezmada en las aguas de muchos países, incluidos los EE.UU”.

No obstante, las indagaciones arrojaron hallazgos negativos.

“Por desgracia, también hemos encontrado algunas áreas en Cuba, donde las poblaciones de tiburones han disminuido significativamente”, resaltó la EDF.

De igual modo, alertó sobre el posible impacto medioambiental de las nuevas transformaciones socioeconómicas en Cuba.

Ante la apertura a una mayor inversión y turismo, “muchos se preguntan si la presión por alcanzar un rápido desarrollo será mayor que la capacidad de resolución del gobierno para proteger a los tiburones, arrecifes de coral y el medio ambiente en general”, acotó la nota. (2015)
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