Por Nicholas Hasting
Eso podría ser un poco exagerado, pero no demasiado.
Ahora hay evidencia de que la crisis de deuda de la eurozona no sólo se está propagando a los bancos, al deteriorar su capacidad de autofinanciarse, sino también a los principales socios comerciales de la región.
En este caso, a China.
Y lo que es malo para China, definitivamente es malo para la economía mundial.
De hecho, las noticias de una desaceleración en China probablemente opacarán cualquier buena noticia que surja en Estados Unidos.
Puede que el crecimiento de Estados Unidos finalmente esté ganando fuerza, pero dado que su economía es tan cerrada, el impacto positivo en la economía mundial tardará más en transmitirse.
Del mismo modo, cualquier impacto negativo de la crisis de la eurozona sobre la economía estadounidense tardaría más en manifestarse, aun cuando los bancos estadounidenses podrían comenzar pronto a enfrentar presiones de financiación debido a su exposición.
Sin embargo, como han venido mostrado las cifras económicas recientes, la crisis de la zona del euro está comenzando a tener repercusiones en China.
Los analistas proyectan que el crecimiento, que superaba el 10% hace no mucho tiempo, caerá por debajo del 9% en los próximos meses.
Ante la desaceleración del crecimiento de las exportaciones y la posibilidad de que el superávit comercial del país siga disminuyendo, Li Dakoui, miembro del comité de política monetaria del Banco Popular de China, ya advirtió que el superávit podría llegar a cero dentro de dos años.
Esto ayuda a explicar la reticencia del banco central a permitir que el yuan continúe apreciándose al mismo ritmo que lo hizo anteriormente en el año.
El banco central ciertamente intentará mantener la competitividad de las exportaciones chinas durante el mayor tiempo posible, especialmente ante los temores de que la burbuja inmobiliaria que enfrenta el país pueda estallar.
Las cifras más recientes, que se sumaron a abruptas caídas en las condiciones empresariales y en los nuevos pedidos, muestran que los precios de las viviendas descendieron en 33 de 70 ciudades, el peor desempeño del año.
Una desaceleración en la apreciación del yuan no sólo aumentará las tensiones con Estados Unidos, que ha exigido a Beijing que disminuya la manipulación de la moneda, si no que probablemente reducirá el apetito por el riesgo en los mercados de inversión internacionales.
El retroceso probable como resultado de la búsqueda de activos seguros podría favorecer al dólar estadounidense y al yen, pero perjudicaría a las monedas vinculadas a los bienes básicos, incluido el dólar australiano, a medida que las proyecciones de la demanda mundial son revisadas a la baja.