Por su naturaleza y las implicaciones directas en la alimentación de los cubanos, la agricultura constituye uno de los sectores más sensiblemente afectados por la política de bloqueo que impuso Estados Unidos a la Isla. Las continuas prohibiciones y persecuciones financieras impiden una relación comercial normal en esta esfera, no solo con el propio Gobierno estadounidense sino con numerosas firmas extranjeras exportadoras y suministradoras de equipos, insumos y productos agropecuarios. Así trascendió en el Informe sobre las afectaciones del bloqueo a la agricultura cubana, presentado por la Dirección de Relaciones Internacionales del Ministerio de la Agricultura (Minag) y directivos de varias de sus empresas.
El documento señala que en el período evaluado el monto total de las pérdidas al Minag asciende a 307 367 200 USD y que en gran medida los daños se han producido por la reubicación geográfica del comercio de las exportaciones; los gastos adicionales en los servicios de fletes seguros; las afectaciones monetarias; el difícil acceso a las tecnologías del mercado de EE.UU. y por la incitación a la emigración y la fuga de talentos. Solo por estas causas en el año actual se han ocasionado afectaciones en el orden de los 307 367,7 dólares.
Juan José León Vega, director de Relaciones Internacionales de ese ministerio, informó que entre las empresas y organizaciones más afectadas están los grupos empresariales Tabacuba, Labiofam, Agricultura de Montaña y el Grupo Porcino, los cuales en total suman daños en su infraestructura productiva y comercial valorados en más de 260 000 dólares, en lo que va de año.
Un magnicidio a la producción en los campos cubanos
Según el especialista, durante el año 2013 en la rama tabacalera se contabilizó un daño ascendente a 150 300 000 USD, que representa un incremento en 51 % con respecto al período anterior. Por ejemplo, se afectó considerablemente la venta de tabaco mecanizado para la exportación, que representó solo 1 % (134 900 000 unidades de tabaco) de la cuota mundial en los mercados seleccionados. De no existir el bloqueo únicamente en el mercado norteamericano las ventas de tabaco cubano significarían el ingreso al país de más de 8 000 000 de dólares.
El sector tabacalero ha sufrido pérdidas ante la necesidad de la reubicación geográfica de su comercio, al tener que manejar diferencias de precio en las importaciones. Tal es el caso de la producción de cigarrillos, que las importaciones de mercancías desde terceros países, pudiendo ser adquiridas en Estados Unidos a precios más atractivos, erogaron adicionalmente más de un millón de dólares. Similar situación atravesó la producción de tabaco mecanizado, la importación de materiales para empaques, piezas de repuesto, materiales auxiliares y otros aprovisionamientos necesarios para su fabricación tuvieron que importarse de otros mercados lejanos, provocando un incremento de los costos por concepto de flete.
La Unión de Empresas del Combinado Avícola Nacional (UECAN) también se vieron golpeadas por la política de Washington hacia La Habana. Los daños en el año en curso se estiman en más de 41 millones de dólares, fundamentalmente en la producción y los servicios al negarse el acceso a la tecnología de crianza de Estados Unidos, o procedente de países que la producen con componentes o patentes norteamericanas, lo cual incide directamente en los redimensionamientos productivos.
Estas tecnologías de crianza abarcan la producción de huevos para el consumo donde se podrían emplear genéticas como la Hy-Line estadounidense, que presenta mejores y significativos rendimientos en la producción de huevos por ave, menor consumo de pienso por huevo producido y mayor viabilidad al ahorrarle al país más de 86 000 toneladas de pienso.
La diferencia en los precios de importación constituye el obstáculo más delicado en el sector agropecuario, en ese sentido, para el Grupo Empresarial Porcino se produjo un incremento en los precios de los alimentos adquiridos. Más de 119 000 toneladas de comida para los cerdos fueron importadas a precios superiores a los existentes en el mercado de la nación norteña; por prescindir del acceso a sus ofertas se calculan las pérdidas en más de seis millones de dólares por conseguirlos a través de terceros países. La imposibilidad de acceso a tecnologías de punta para la crianza porcina, a los sistemas de fabricación y distribución de alimentos, o a los sistemas creados para certificar su calidad y la de los medicamentos impidieron la producción de más de mil toneladas de carne adicionales para el consumo.
León Vega precisó que las tecnologías de crianza referidas, aunque no sean exclusivas del mercado del país norteño, son superiores a las empleadas actualmente en Cuba, y el no acceso a sus componentes influyen en la baja viabilidad de las producciones, los excesos de muertes por afecciones prevenibles y curables, los desechos de animales por enfermedades y los incrementos de nacimientos con trastornos en su desarrollo.
Persecución comercial y contraproducente
Si bien la posibilidad de importar productos agrícolas y alimentos desde Estados Unidos es mínima, se continúa impidiendo una relación comercial normal en esta esfera entre ambos países. Las compras siguen enmarcadas en estrictas regulaciones sujetas a un complejo mecanismo de licencias, que opera tanto para los viajes de los empresarios estadounidenses, como para la firma de los contratos, la transportación y los pagos de las transacciones a realizar.
El Grupo Empresarial de Agricultura de Montaña (GEAM), es quien dirige en la Isla las actividades de café, cacao, apicultura y forestal. Sus 51 empresas y los más de 100 000 trabajadores que en ellas laboran también sufren los daños directos del bloqueo en las acciones económicas del grupo, cuyas pérdidas -respecto al año anterior- son superiores en 34 500 000 dólares.
La actividad apícola registró durante el año 2013 numerosas exportaciones, básicamente a Europa y a Asia en menor cuantía, ya que la miel a granel es utilizada por los comercializadores europeos, mezclada, envasada y situada en el comercio minorista, pero de existir el mercado de EE.UU. no se hubiera visto afectado el desarrollo de nuevos productos y api fármacos, así como otros con destino a la conformación de productos para la estética y la belleza, todo lo cual hubiera proporcionado a la economía cubana ingresos adicionales de 8 500 000 dólares.
La disminución de la producción de café y cacao con respecto a las décadas anteriores es una consecuencia directa del bloqueo estadounidense, la falta de insumos para atender las plantaciones produjo un descenso negativo en la producción y aunque en el año 2013 se inició la recuperación de la actividad, los mercados son muy lejanos: Europa, Asia y Canadá. Por concepto de importaciones del grano se han tenido que erogar más de un millón de dólares, a lo que se le añade el incremento de los costos y transporte, la imposibilidad de introducción de la tecnología Café Soluble y las dificultades para renovar las técnicas asociadas a la actividad del cacao, convirtiéndola casi improductiva y deteriorada a causa de la carencia de insumos y herramientas.
La dieta básica de los cubanos, el arroz, también se ha visto afectada. La compra de equipos de laboratorio para la industria arrocera a través de terceros países, por un valor de más de un millón de dólares, y las limitaciones en el momento de adquirir piezas, partes, accesorios y equipos tecnológicos en los mercados estadounidenses y europeo -donde presentan menor costo y calidad superior- han afectado entre 6 % y 8 % la calidad del arroz consumo producido, disminuyendo el rendimiento industrial en 67 % e impidiendo que se produzcan entre 3 000 y 4 000 toneladas de arroz consumo por año.
Ciencia e investigación casi truncadas
El Grupo Empresarial Labiofam, la institución por excelencia del Minag más reconocida en el mundo por sus valiosas contribuciones a la salud humana y animal, es otra de las entidades que no escapa a las presiones del bloqueo; suministradora de 98 % de los medicamentos de uso veterinario en la ganadería cubana, esa entidad calcula sus pérdidas en más de 53 millones de dólares, según su director general José Antonio Fraga Castro.
Las afectaciones, en lo esencial, se resumen en las restricciones en los contratos, como por ejemplo el suscrito con la compañía BDC de Bélgica para la importación a Cuba de MEM-A y de Fetal Bovine Serum, materias primas que solo venden compañías del vecino del norte y necesarias para la producción de vacunas contra virus y bacterias para el sector pecuario. Bajo sus términos, la Isla tuvo que suscribir el contrato para garantizar la salud de la masa ganadera del país y hoy se exige para la exportación de esos productos la certificación de origen emitida por una institución veterinaria estadounidense, que complejiza más aún la operación, debido a que los proveedores temen correr el riesgo de que se detecte la operación con Cuba y puedan ser multados mediante el control de la trazabilidad.
Fraga Castro enfatizó que su empresa produce actualmente alrededor de 380 tecnologías y que mantiene vínculos comerciales con más de 80 países, con los cuales se entreteje una alianza en cuanto a la transferencia tecnológica de bioproductos y bioinsumos para la agricultura y la salud humana y animal. El directivo enfatizó que ante las prohibiciones financieras y comerciales del Gobierno estadounidense hacia Cuba, el país opta por desarrollar una agricultura ecológica sin empleo de agroquímicos costosos y perjudiciales para el hombre. Muestra de ellos es la plena producción en el país de un millón de hectáreas con productos biológicos y el desarrollo a nivel internacional de más de 90 proyectos de investigación para lograr una agricultura sostenible y armoniosa con el medio ambiente.