Dr.Esteban Morales
Durante más de cincuenta años la cuestión migratoria ha sido un instrumento político de las administraciones norteamericanas para desestabilizar a la revolución cubana. Y pienso que puede seguirlo siendo. Pues no se ha observado en estos años, otra actitud de las administraciones norteamericanas, que no haya sido utilizar el asunto migratorio, como un instrumento de su política agresiva contra Cuba.[1]
La primera canallada cometida por la primera administración que enfrentó la revolución, la de Eisenhower, fue recibir en los Estados Unidos, prácticamente sin trámites legales, a todos los esbirros, asesinos y ladrones, que se fueron de Cuba huyéndole a la justicia revolucionaria.
Posteriormente, hasta hoy, continúan recibiendo a casi todos los que salen de Cuba, incluso de manera ilegal, y que van buscando los beneficios e la aplicación de la Ley de Ajuste cubano de 1966. Una ley, que al estimular la emigración ilegal, ha acumulado en su haber una extraordinaria cantidad de muertes¸ especialmente, en el Estrecho de La Florida.
A pesar de los acuerdos firmados por ambos países en 1985, para tratar de normalizar las relaciones migratorias, después del éxodo de los años noventa, ahora tienen suspendidas las conversaciones respecto al tema.[2]
Pero en cincuenta años todo cambia. Cuba ha cambiado mucho, sobre todo en los últimos treinta años y la emigración también. Hasta el enclave más importante de la emigración cubana en el mundo, el estado de La Florida, también ha cambiado. Presentando matices de comportamiento, en los cuales habría sido imposible pensar solo veinte años atrás. Miami, la principal ciudad que ha recibido a los cubanos emigrados, ya no es el enclave homogéneamente contrarrevolucionario, dominado por la extrema derecha cubanoamericana, como lo fue en los años sesenta hasta los ochenta. Hoy se ponen de manifiesto los intereses de una comunidad tocada por diferentes fenómenos, entre ellos, los problemas generacionales dentro de la propia emigración, que han comenzado a tomar sus expresiones políticas.
1- Un tipo inicial de emigrado, que habiendo tomado el camino de la emigración con la idea de regresar pronto, ya lleva más de cincuenta años esperando.[3]
2- Un proceso revolucionario en Cuba que ha sobrevivido y de tal manera, obligado a entenderse con la Isla.[4]
3- Un proceso generacional que ha producido un tipo de emigrado, que no lo hizo por decisión propia, sino de sus padres y cuya actitud ya guarda poca relación con sus antepasados que emigraron. No pocos viajan a Cuba, buscando sus raíces.[5]
4- Un grupo numeroso de políticos pragmáticos, que considera que la política norteamericana hacia Cuba no ha logrado los propósitos para los cuales fue diseñada, por lo que la ha acuñado como una política fracasada, que debe ser cambiada por otra más eficiente, que permita acercarse a Cuba con otros métodos, aunque para muchos de ellos, con las mismas intenciones y objetivos: retomar el poder en la Isla.[6]
5- Un sector de izquierda que crece y que siempre ha deseado un cambio de política que permita entenderse con una Cuba libre, soberana y soiclista. Junto a un creciente proceso de solidaridad con Cuba que se abre paso dentro de la sociedad norteamericana.[7]
6- Un grupo de hombres de negocios, que consideran están perdiendo las oportunidades económicas derivadas de una mejor relación con Cuba.[8]
7- Una heterogénea masa de emigrados, de diferentes posiciones políticas, pero a los que los vincula el interés común de relacionarse con su país de origen para ayudar a sus familiares en Cuba. No constituyen un grupo político homogéneo, sino una corriente dentro de la comunidad cubana en el exterior .Este tipo de actitud solidaria respecto a Cuba, es observable a nivel mundial.
8- Una minoría de extrema derecha, recalcitrante, que a pesar de haber perdido las esperanzas de regresar a Cuba como conquistadores, sin embargo, continúan viviendo del negocio de la contrarrevolución.
9- Un numeroso sector académico, que se opone al bloqueo de las relaciones con Cuba y que defiende fuertes intereses de establecer vínculos intelectuales, culturales y científicos con Cuba. Lo cual tipifica la actitud de la inmensa mayoría de la comunidad intelectual y académica en los Estados Unidos.
10-Un amplio sector religioso que mantiene relaciones con Cuba, incluso de fuerte solidaridad con las iglesias cubanas.
Aun hay personas que emigran de Cuba por razones políticas, pero se trata ya de cantidades despreciables y de personas irrecuperables, porque le declararon la guerra a la revolución hace mucho tiempo, hicieron contrarrevolución en Cuba, e insisten en su interés de hacerle daño y al no conseguirlo, ven la emigración como última solución. Abandonando el país a la menor oportunidad que se le presenta. Como también existen personas que hoy han variado su pensamiento respecto a la forma de relacionarse con Cuba. Entre ellos se encuentran incluso, miembros de la más rancia burguesía, que hasta hace poco, se proponían obstaculizar todo tipo de relación con Cuba.
Sin embargo, después de los años ochenta, la inmensa mayoría de las personas que emigran de Cuba, lo hacen en busca de mejores oportunidades para sus vidas. A los cuales, en medio de la situación que vive Cuba hoy, no le faltan justificaciones. Permanecen en Cuba, aquellos, por suerte mayoría, que no han perdido las esperanzas de que la situación económica y social mejore y otros que por razones más bien políticas, han decidido permanecerles fieles al proceso que han luchado por construir. Dentro de esa gran masa, no obstante, existen también potenciales emigrantes, que en caso de obtener ciertas flexibilidades, emigraría, aunque tal vez no para vivir fuera de Cuba de manera permanente.[9]
Durante muchos años, emigrar fue considerado como una traición al proceso revolucionario. Realmente lo fue, pues en medio de las batallas que librábamos por defender a la revolución, en los años más difíciles, muchos abandonaban Cuba y en su mayoría lo hacían hacia el país que había decidido destruir a la revolución. Se trataba de la aguda lucha de clases, el enfrentamiento político-ideológico, que signó al proceso revolucionario en sus primeros más de treinta años, podríamos decir.
Pero, ¿podemos continuar mirando la emigración de ese modo? ¿No debiéramos asumir una dosis de realismo y hasta de cierto pragmatismo, ante un fenómeno, que nos hace tanto daño y que no podemos controlar?
La emigración cualesquiera que sean sus causas y direcciones, es un fenómeno inevitable, sobre todo para un país subdesarrollado como Cuba, que no podría nunca competir en igualdad de condiciones con ningún país desarrollado, ni ofrecerle a la fuerza calificada que se nos va, las condiciones que esta encontraría si emigrara, en cuanto a condiciones de vida y de ejercicio profesional. Esto sería así, aun si nos recuperáramos con relativa rapidez de la situación económica tan difícil que ahora enfrentamos.
Estados Unidos, siempre tendrá las ventajas de los mecanismos para presionarnos, siendo esta última, como decimos los cubanos “una pelea de león a mono y con el mono amarrado”.
¿De qué modo contrarrestar esa realidad aplastante? Sería un verdadero suicidio tratar de enfrentarla sin una política más inteligente, más pragmática, que se enfocara más hacia los beneficios que podríamos obtener de la emigración y no se mantuviera un status de quietud y parálisis, que solo serviría para incrementar cada día los daños que nos hace el éxodo de cubanos de la Isla.
De Cuba se han marchado artistas, músicos, deportistas de alto rendimiento, médicos, ingenieros, especialistas de todo tipo, que el país ha hecho un esfuerzo sobrehumano y extraordinariamente inteligente para prepararlos. Son decenas de miles los que emigran cada años, jóvenes sobre todo y calificados, proceso que nos cuesta miles de millones de dólares, sin que podamos nunca resarcirnos de tales perdidas. ¿Vamos a permitir que el país continúe vaciándose de esas personas, sin asumir una actitud más realista que nos pudiera permitir recuperar, o al menos compartir los conocimientos o habilidades de esas personas calificadas que se nos escapan?
Esta cuenta no está sacada aun, pero si contabilizáramos hasta hoy, las pérdidas por ese concepto, ellas no estaría muy lejos de las cifras que nos ha costado el criminal bloqueo de Estados Unidos. Hemos luchado contra el bloqueo, a veces con no poco éxito, ¿Por qué no hacerlo contra los lastres negativos que nos deja el proceso migratorio?
Hay que tomar medidas activas, pragmáticas, inteligentes, que nos permitan aliviar la situación tan desventajosa que nos está creando la emigración, sin dejarnos atenazar por criterios obsoletos, viejos ya, que no se corresponden con los tiempos tan difíciles que vivimos.
En mi opinión, tal vez, habría que analizar medidas del tipo siguiente:
1- Analizar seriamente si vamos a mantener la prohibición de la doble nacionalidad.
2- Romper las barreras burocráticas que impiden el flujo y reflujo migratorio. Ejemplo de ello, el que un cubano, nacionalizado en el exterior, tenga que viajar a Cuba con pasaporte cubano. O que un cubano de la Isla no pueda viajar cuando quiera a donde desee.
3- Facilitar que todo ciudadano que lo desee viaje a donde quiera y no tenga límites para regresar cuando quiera hacerlo.[10]
4- Liberar los viajes de turismo para todo ciudadano cubanos que tenga condiciones de hacerlo.
5- Crear condiciones para que cualquiera que emigre pueda compartir su tiempo de trabajo en el país con el del exterior. Trabajar en Cuba o en el exterior cuando lo desee.
6- Permitir que todo hijo de cubano en el exterior pueda obtener la nacionalidad cubana si así lo desea.
7- Respetar los bienes que poseen en Cuba, aquellos que permanecen por un tiempo determinado en el exterior o fijan su residencia en el exterior, pero que puedan retornar a Cuba cuando así lo deseen.
8- Crear las condiciones para una relación más orgánica entre los cubanos que viven en el exterior y que desean tener una mayor relación con su país de origen, que puedan votar en Cuba. .
9- Facilitar a todo el que llegue a la edad de la jubilación y quiera retirarse y vivir en Cuba, lo pueda hacer.
10-Facilitar a todo cubano que vive en el exterior, que sus hijos estudien y vivan en Cuba si lo desean.
11-Permitir que todo cubano que tenga capital y quiera invertirlo en Cuba pueda hacerlo, en bien propio y de la nación.[11]
Podrían estudiarse muchas otras medidas, pero lo cierto es que ya variaron las razones y pasó el tiempo en que Cuba puede dejar vagar a sus emigrantes por el mundo sin ningún vínculo orgánico con su país de origen. El cubano, debe poder ser cubano siempre, donde quiera que haya decidido fijar su residencia, siempre que esté en pleno goce de sus facultades civiles y políticas.
La población cubana decrece y envejece, debiéndose tratar por todos los medios, que nos nazcan ciudadanos también fuera de Cuba, que puedan venir a ella cuando quieran, pasar una parte de su vida o sus últimos años de vida con nosotros. De lo contario, estamos regalándole al mundo, una riqueza que nos pertenece como nación y que no debiéramos perder ni poner en peligro. Es necesario hacer lo posible para impedir que los que se marchen del país no quieran ni puedan regresar más nunca y que el emigrante se desvincule definitivamente de su país de origen.
Debemos invertir los términos de una ecuación, que siempre se soluciona en contra nuestra y que hasta ahora, solo lo que ha hecho es perjudicar al país, cuando también encierra poténciales capacidades de beneficiarnos. Hasta un cierto periodo de tiempo, estábamos obligados a pagar el precio por razones de seguridad interna; hoy las cosas han cambiado bastante.
La realidad que hoy vive el país, los retos que debe enfrentar y los problemas que deberán ser resueltos, exigen una buena dosis de pragmatismo, que sin sacrificar nuestros objetivos, ni nuestra seguridad nacional, nos permita avanzar lo más rápido posible por la senda de las soluciones.
Todo este complejo entramado, según creo, forma parte también del “cambio de mentalidad” a que el Cro. Raúl Castro nos ha llamado.
Habana, mayo 12 del 2012.
[1]La historia ha ido larga. Podría consultarse del Autor, “El Impacto del Caso Elián en la Política Hacia Cuba”. Único caso, en el que una administración norteamericana, la de William Clinton, se vio obligada a facilitar que Cuba ganara la batalla.
[2] Para ampliar sobre esta historia, ver: “A 30 años de la Crisis Migratoria de Mariel”. de Elier Ramírez. Donde el autor da una versión muy interesante y actualizada de este importante acontecimiento.
[3] Dice Luis Ortega, respecto a estos, que el principal aliado de Cuba frente a ellos, es la “Funeraria Rivero”, pues todos van desapareciendo de manera natural.
[4] Se trata de un factor nada despreciable. Ha sido la supervivencia de la Revolución Cubana, la que en última instancia, va obligando a tener que entenderse con la Cuba revolucionaria.
[5] Se trata de un fenómeno muy interesante, que va generando un nuevo tipo de relación con la emigración.
[6] Estos señores creen que con Cuba ahora, podría ocurrir lo que nunca ha tenido
lugar, tomar ellos el poder en Cuba. Cuando históricamente no han sido más que segundones de la política norteamericana en Cuba.
[7] El Movimiento Pastores por la Paz”, bajo la dirección del insigne pastor Lucio Walker, desato un trabajo de solidaridad hacia Cuba, dentro de los Estados Unidos, que aun continua creciendo y rindiendo sus frutos.
[8] Este grupo también va creciendo.
[9] La idiosincrasia del cubano, no se corresponde, en general, con la actitud de abandonar su país de origen, para más nunca regresar.
[10] Ello implica, que al ser gratuita la educación en Cuba. Cada graduado que se marcha, sin haber r realizado el servicio social , deberá garantizar pagar el costo de la carrera, lo cual podría hacer, dejando un fiador oficial o pagarla personalmente, antes de marcharse. Siendo este un requisito para poder complementar sus trámites de viaje. Así el Estado, al menos recobraría el costo de la formación profesional. (El Autor).
[11] Solo serian inaplicables tales medidas en aquellos casos en que representasen un peligro para nuestra seguridad interna como país. Antiguos criminales de guerra, gente ligada a las organizaciones contrarrevolucionarias etc. O casos tipo Alan Gross.