Por Marco Antonio Moreno
El desplome de la banca mundial y de todo el sistema fraudulento que nos tienen en la actual situación ha comenzado. Si hace tres días constatábamos que el oro llegaba a los 1.900 dólares la onza, sorpréndase ahora que bajó 200 dólares en dos días. Esta violenta volatilidad no expresa más que la agonía del sistema financiero, un sistema que se apalancó demasiado y abusó de la confianza de gobiernos y contribuyentes. Con las divisiones internas del BCE, queda totalmente vulnerable a los ataques del mercado.
El sistema toca fondo y nadie da crédito a la banca. Al desaparecer la carroña los buitres se quedan sin alimento y la desconfianza se propaga. Lo que viene puede ser peor a la caída de Lehman Brothers, de hace justo tres años, y esta vez no habrá gobierno que pueda dar respaldo a los bancos y los propios bancos lo saben y por eso han dado paso a un colosal derrotero de despidos. El británico HSBC despedirá a 30.000 personas (el 10% de la planilla), Goldman Sachs a 5.000 personas, UBS a 3.500; Royal Bank of Scotland a 3.000 personas y Bank of America a 4.000, entre otros. Sólo con la banca europea y estadounidense los despidos superarán el millón de personas. Y esto es solo el comienzo. Sume a esto los planes de austeridad y los recortes presupuestarios.
La alarma ha sonado fuerte en los mercados y la volatilidad de las últimas semanas no ha sido más que para ganar tiempo ante la incompetencia reinante. El costo de asegurar los bonos de la banca es hoy mayor al que obligó a los gobiernos a intervenir para rescatar a la banca tras el desplome del año 2008. Los CDS de Royal Bank of Scotland, BNP Paribas, Deutsche Bank, Intesa Sanpaolo, entre otros, se han negociado a niveles de 390 puntos básicos, lo que significa que el costo anual de asegurar 10 millones de euros llega a los 390.000 euros, una cifra que ante la actual debilidad económica resulta impagable.
Esto demuestra que la banca está seca pese a todas las inyecciones de liquidez y a todas las operaciones secretas que ha realizado tanto el BCE y la Reserva Federal. El coste de asegurar hoy a la banca es mucho mayor de cuando se requirió la masiva participación de los contribuyentes, en 2008, en ese primer intento que dio cuenta que las pérdidas se pueden socializar aunque las ganancias siempre se privaticen. La masiva venta de oro de los últimos días (provocando la caída de 200 dólares en el valor de la onza en 48 horas) no hace más que demostrar que el sistema se dirige a un shock que bien puede coincidir, como gusta a este tipo de fenómenos, con el aniversario del colapso de Lehman Brothers, el próximo 15 de septiembre.