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Julio A. Díaz
Vázquez
CIEI – UH
Resumen:
El año 2012 tuvo connotaciones especiales para la República Popular China por
varias
razones.
Entre otras,
se efectuó el
XVIII Congreso del Partido Comunista
Chino;
se inició una nueva dirigencia nacida después de
la
Revolución y China experimentó saltos espectaculares en diversos rubros. Esto
le permitió evadir la crisis económica mundial y convertirse en un actor clave para
otras naciones
como América Latina y Caribe. Al tiempo, surgieron nuevos retos
económico-sociales que tendrá que sortear.
Introducción
El
pasado 2012 tuvo para la República Popular China (RPCh), por más de una razón,
connotaciones especiales. Entre otras, en (8-13/11/2012) se efectuó el XVIII
Congreso del Partido Comunista Chino
(PCCh); marcó el adiós de Hu Jintao como Secretario General del Partido; e inicio de una nueva dirigencia
nacida después de
la Revolución, la “quinta generación”,
al elegirse a Xi Jinping,
al frente del Partido que regirá los destinos de China en los próximos diez
años. Por otra parte, el escritor Mo Yan (seudónimo que
significa “No Hables”) fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura.
Novelista que, en su obra, ha mostrado
“una visión crítica de la política y
compasión por los campesinos chinos”, así como “pena por el declive de la
humanidad y odio por la burocracia corrupta”.
En
tanto, al concluir el 2012, en los diez años del mandato de Hu Jintao, China
experimentó en diversos
rubros saltos espectaculares. El
Producto Interno Bruto (PIB)
creció a un ritmo superior al 10% anual;
el país, al aplicar un paquete de
medidas expansivas, evadió la crisis destapada en la economía internacional
desde 2008 y, lo más destacable, se convirtió en factor de primer orden para
que otras naciones (América Latina-Caribe) sortearan sus apuros. Pasó al primer
puesto mundial como productor y exportador bienes; se convirtió en la segunda
potencia económica, solo por detrás de Estados Unidos. El PIB per cápita
ascendió de los 1,135 dólares del 2002 hasta los 5,432 dólares anuales en
el 2012. Tales
logros dieron a
la economía China
un mayor dinamismo, al
tiempo que surgieron
nuevos retos económico-sociales y escollos estructurales.
Resultados
macroeconómicos
China
en el 2012, enfrentó complejos desafíos en el orden interno y externo.
Entre otros, contaron
la permanencia de
la crisis económica
internacional; influyó en la baja de las actividades industriales y
comerciales; los precios de las viviendas repuntaron al alza; fueron
necesarias medidas para frenar los créditos inmobiliarios, así como
crecieron los riesgos de las deudas de
los gobiernos locales. Además, la orientación de hacer del consumo interno
motor del crecimiento económico, exige ajustes estructurales que hagan perder
peso a las inversiones en el auge del PIB; se inició un experimento en Wenzhou (Zhejiang) tendente
a limitar el
poder de los
grandes bancos. Igualmente, parece que el contrato familiar
en el terreno agrario demanda una reforma.
Por
otra parte, el país mantuvo sus obligaciones internacionales, a la vez que
pretende una mayor participación en la
esfera económica global (G-20). En este
ámbito aportó 43
mil millones de
dólares para refinanciar
al Fondo Monetario Internacional
(FMI). Sin duda, un punto importante en el año lo constituyó el
informe “China 2030”, elaborado a instancias del Consejo de Estado y
el Banco Mundial
(BM) que, entre
otras cuestiones, plantea
la necesidad de
“adelgazar” el sector público, eliminar restricciones
administrativas, más apoyo
a la economía
privada, así como
reducir las dispensas de las
grandes empresas públicas. Estas encarnan más del 63%, poseen el 90,4% del capital y el 82,2%
de los giros económicos, de las 500 mayores firmas nacionales.
En
cuanto al PIB (8 billones 280 mil millones de dólares) creció en 7,8 %; superó
el 7,5% programado, pero resultó el más bajo desde 1999. Mientras, el
volumen del comercio
exterior alcanzó los
3 billones 870
mil millones de dólares, incrementándose en el 6,2%; cifra inferior al 10% proyectado. Las
exportaciones subieron en un 7,9%, situándose en 2 billones 050 mil millones de
dólares; y las importaciones lo hicieron en un 4,3%, ascendiendo hasta el
billón 820 mil millones de dólares. Resultados que fueron influidos por la
crisis que sufren los primeros mercados internacionales. Encabezó por sexto año
consecutivo la producción de oro mundial. El saldo favorable del comercio
exterior arrojó un monto de 231,100 millones de dólares, para un aumento del 48,1%.
Los
principales socios comerciales de China fueron: la Unión Europea (UE)
continúo ocupando el primer lugar con intercambios generales
de 546,040 millones de
dólares; disminuyeron en un 3,7%. Con Estados Unidos, llegaron a los
484,680 millones de
dólares, creciendo en
un 8,5%. Con
Rusia, registraron un total de 188, 160 millones de dólares, para un alza
del 11,2%. Significativo resultó que la nación asiática se convirtiera en la
más importante del planeta por el volumen de lo exportado-importado en el 2012, sobrepasando a los Estados
Unidos. Los 3,87 billones del comercio exterior de China superaron los 3,82
billones de dólares acumulados por Norteamérica.
Asimismo,
la producción industrial, producto de la coyuntura mundial, solo subió un 10% y las ventas minoristas un 14,3%. Pero se
reanimó el sector inmobiliario que representó el 13% del PIB. Las reservas de
divisas del país, superaron los 3,5 billones de dólares; las inversiones
foráneas descendieron en un 3,7% totalizando los 111, 700 mil millones de
dólares. Lo invertido por las firmas chinas en el exterior rebasó los 29, 200
mil millones de yuanes (77 mil millones de dólares en directas), e incluidas
las fusiones y adquisiciones que sumaron los 307,900 miles de millones de
dólares.
En
el área energética, China, se propone reducir el consumo energético por
unidad de producción
en un 20% en el
plan 2011-2015. En
este orden, desarrolla políticas para diversificar las fuentes de
energía. El pasado año la producción de electricidad fue de 4,94 billones de KW/h, aumentado en un
4,52%.
Reanudó el proyecto en ejecución a mediano plazo en la rama atómica,
después de la
paralización ocurrida por el
desastre (2011) de
Fukushima, aunque en la actualidad solo aporta cerca del 2% del consumo
eléctrico. Sin embargo, el país se ha
convertido en el primero en la capacidad de generación eólica e hidráulica,
así como aceleradamente crece la
producción de paneles fotovoltaicos.
En
tanto, China con más de 20 millones
producidos se transformó en el principal
mercado para el área de la automoción, y fabrica ya casi el doble de vehículos
automotores que Estados Unidos. Sector que el Gobierno considera estratégico,
recibe por diferentes medios protección de las autoridades. Por Ley se obliga a
todo productor que desee establecerse en el país, a entrar de socio al 50% a través
de acuerdo de “Joint
Venture”, e incluye
cláusulas de transferencia tecnológica.
Además, p ara producir vehículos híbridos y eléctricos, se otorgan apoyos
especiales en el plan quinquenal 2011-2015, y es necesario emplear ciertos
componentes con patentes chinas.
China,
ya cuenta con la mayor cota de trenes de alta velocidad del mundo. En 2008 se
abrió la primera línea Pekín-Tianjin. Hoy la red tiene casi 10,000 Km. El 26 de
diciembre de 2012 se inauguró la línea Pekín-Cantón, la más larga del mundo,
que cubre los 2,298 kilómetros de distancia en solo ocho horas. En el 2011-2015
agregará otros 10 mil Km a las líneas de alta velocidad.
Esfera
clave en el impulso que necesita el cambio de modelo de desarrollo, le
corresponde tecnología, donde viene poniéndose a punto el Programa 863 que hace
énfasis en varias direcciones, entre ellas, destacan la innovación científica y
tecnológica para hacer efectivo el
crecimiento sostenible del área agrícola. Comenzó a funcionar el programa
Beidou de posicionamiento satelital, al que seguirá la puesta en órbita de 100
satélites antes del 2015. En solo 20 años, el programa espacial de China
cumplió las mismas tareas que a las
naciones desarrolladas les llevó
casi medio siglo
desarrollar, incluidos los
vuelos espaciales tripulados, las caminatas en el cosmos y procedimiento
manual de engarce cósmico. El éxito del ajuste exitoso de la Shenzhou-9 con el
módulo de laboratorio Tiangong-1 resultó
un nuevo nivel
para la exploración
espacial china.
En
1992 el país decidió establecer su programa cósmico tripulado. Las políticas
científicas han facilitado
el proyecto y
le han ayudado
a desarrollarse de manera general y sostenible. La industria aeroespacial tuvo en el éxito de
la Shenzhou-9; demostró la
capacidad alcanzada en
la esfera espacial
por China. Alrededor de 110 instituciones de investigación participan directamente en el Programa y más
de 3 mil instituciones y unidades han
coordinado sus esfuerzos. En esta
coyuntura, se anuncia que en los próximos cinco años se iniciaran los
preparativos para poner a un hombre en la luna. Al mismo tiempo, marchan por
buen camino las tareas para disponer en 2020 de una estación Cósmica propia.
Igualmente,
China en el 2012, se reafirmó como un mercado turístico de orden mundial, al
recibir a 133 millones de visitantes; representaron ingresos por valor de los
407,940 millones de
dólares. Es significativo
que de esa
cifra, 10 millones 580 mil
visitaron el Tíbet, para un incremento
de casi el 22%. Los ingresos fiscales aumentaron en un 11,9% para
totalizar los 11billones 7 mil millones
de yuanes. La tasa de inflación quedó por debajo de lo esperado, alcanzando un 2,6%. El desempleo
urbano se mantuvo alrededor del 4,1%.
En
la esfera monetaria financiera, China, ha continuado impulsando el empleo del
yuan en los intercambios comerciales; explora su uso en las inversiones en los
mercados de Hong Kong, Macao y con los
integrantes de la Asociación de Países del Sudeste Asiático (ASEAN). Sin
embargo, parece que una apertura a la cuenta de capital, deberá esperar aún por
una etapa de experimentación en el
mediano plazo. Un
paso importante en
esta dirección lo
constituyó el anuncio que
China-Japón, utilizaran el
yuan-yen en sus
transacciones comerciales transfronterizas, así como seguirán trabajando
en la creación de una Zona de Libre
Comercio (ZLC), China-Japón-República de Corea, y dar impulso a la cooperación
monetario-financiera en Asia del Este.
Por
otra parte, en el curso del 2012 salieron a relucir con fuerza el papel que ha venido
experimentado en el país la existencia de un sistema bancario en la sombra.
Este medio de financiación se realiza a
través de transacciones no reguladas de las letras de aceptación, los pagarés y
los productos de inversión que no aparecen en los balances bancarios convencionales. También, para frenar la
presión monetaria generada en el sector
inmobiliario, se dictaron medidas para elevar las tasas de interés y las
cuotas de cobertura para los bancos.
A
la vez, la explosiva expansión que conoció la economía de China, en la
primera década del
Siglo XXI, encontró
manifestación en el
auge de los grandes
holdings que ha
venido conformándose en
su territorio. Según
la revista Fortune, de las 500 grandes
empresas mundiales, ya constituye el segundo país con 73 de tal listado.
Resulta interesante que dentro de las
primeras 10, ocupan lugares destacados la Corporación Petroquímica de China
(SINOPEC) (5ta), Petro-China (6ª) y la Eléctrica China State Grid (7ª).
Las Esferas Social y Étnica
Los
ámbitos sociales dieron muestra de una
inusitada cadena de acontecimientos que abarcaron variados tópicos en el
acontecer de la sociedad china. Así,
resultó inesperado el llamado del Primer Ministro, Wen Jiabao de impulsar
una reforma política tendente a limitar el poder y la discrecionalidad de los
funcionarios, e insistir en la necesidad de ajustar la vida ciudadana en el
respeto y apego a la ley, como promover la extensión de los derechos de la
población. Asimismo, para
más de un
observador del acontecer
social en China, sobresale como asunto de primer orden, el
incremento desmedido de la brecha
entre los ingresos
de la población
urbana y rural,
así como las diferenciaciones que ocurren dentro de la
propia plaza citadina.
No
se pone en dudas que, de conjunto, la Reforma y Apertura catapultó a China a
la segunda economía
del orbe, en
solo algo más
de 20 años. Integralmente, salieron
de la extrema
pobreza cientos de
millones de habitantes del país.
Pero, al unísono, las disparidades de
ingresos hoy se hacen irritantes, llegando incluso a vaticinios que le otorgan
base para poner en riesgo la estabilidad social. Esto lo evidencia la evolución
que experimentó el coeficiente
“Gini” en la
última década. En
el año 2000
datos oficiales lo situaban en el 0,41; en el 2012, ya se
reconoció que ascendió al 0,47.Otras fuentes señalan que el 2010 frisaba el
0,61. En el 2011-2015, se prevé que las entradas de la población se eleven en
un 13% anual. El país se propone duplicar en el 2020 el PIB el pér cápita con
relación al 2010.
Los
números indican que los ingresos en las áreas rurales están alrededor de
los 9,261 yuanes;
mientras que los
urbanos rozan los
28,710 yuanes. Diferencia que
los distancia en 3,1 veces. Cuentan con
mayores ingresos netos: Shanghai, con
36.230 yuanes; Beijing,
32.903 yuanes; y
Zhejiang, 30.971 yuanes. Les siguen Tianjin, Guangdong, Jiangsu, Fujian
y Shandong. Las Regiones con ingresos más bajos se concentran en el Tíbet,
Heilongjiang, Qinghai, Xinjiang y en el último lugar Gansu. Precisamente, a
finales del 2011, los datos arrojaban
que China había
experimentado la mayor
emigración demográfica del campo a las Zonas urbanas en toda su
historia. Abarcó a 253 millones de trabajadores migratorios.
Por otro
lado, estudios de la Academia
de Ciencias Sociales
de China muestran que las causas
que concentran la mayoría de los conflictos sociales recientes en
el país, incluyen
las expropiaciones de
tierras agrícolas, demoliciones
de casas, la contaminación ambiental, y los problemas laborales. Factores que
en ocasiones se
ven potenciados por
regímenes laborales excesivos, e
intensifican los brotes de las protestas
sociales. Afrontar tales complicaciones
requiere respuestas relacionadas, entre
otras, como las ayudas al desempleo, la extensión del
sistema de pensiones, la asistencia a la
salud, acceso a la vivienda, etc., sin olvidar las discriminaciones que sufre
la población que emigra a las ciudades.
No
puede pasarse por alto el despliegue de la campaña que en China se trata
de instrumentar en la lucha contra la
apropiación ilegal de tierras, a fin de garantizar una extensión suficiente de
suelos de labranza capaz de alimentar al pueblo y proteger a los campesinos. Sin embargo, los gobiernos
locales dependen mucho de las ventas de áreas para garantizar sus ingresos, por
ello suelen ofrecer un trato favorable a las promotoras inmobiliarias.
Emblemáticos resultaron los altercados ocurridos en la aldea (20 mil habitantes)
de Wukan (Guangdong), que protestaron por los negocios corruptos
alrededor de la tierra y otros dislates,
solucionados con la
intervención del Gobierno
provincial, eligiendo los aldeanos, de forma directa, a los nuevos
dirigentes locales.
Para
distintos analistas, la falta de regulación en los mercados bursátiles, más la
deficiente gestión del sistema de seguridad social han dejado a la mayoría de
ciudadanos sin otra opción que la inversión inmobiliaria. A ello se debe que el
aumento de los precios de la vivienda apenas hayan reportado a las familias
chinas una mayor
sensación de seguridad.
Ello, puede explicar
que el patrimonio neto familiar
del país asiático en el 2010 alcanzara los 69,1 billones de dólares; y donde las viviendas suponen más del 70% de
los activos totales familiares. Si la burbuja inmobiliaria estalla, podría ser
devastador para una parte importante de la población.
Otro factor
que pesa en
el ámbito social
corresponde lo abultado
de la población inmigrante (253
millones) que, en buena medida ha sido artífice del desarrollo del país, de
ella unos 164 millones están comprendidas en edades entre los 18 y 25 años.
Este segmento poblacional reclama acceso legal a la residencia, servicios de
salud y educación, etc. Lo cual demanda
solución para el “hukou” o permiso de
residencia, cuya eliminación progresiva se debate en los últimos años. A su
vez, China elevó el estándar del índice de pobreza a un dólar diario; lo que
arroja una población por debajo de ese nivel de unos 128 millones de personas.
Ante el
drama social que
planea sobre la
población de China,
se une la exigencia de una distribución más
inclusiva de los ingresos y el envejecimiento de la
población. Los números
son elocuentes; con el avance
de nueva centuria, para el 2030
cerca de la tercera parte de los
habitantes del país, superará los 60 años. Así, aparece como un paliativo el
retraso de la edad de jubilación hasta los 65años; en la actualidad la baja laboral es de 60
años para los hombres y
55 para mujeres
en el sector
público y de
50 para otras categorías. La
esperanza de vida
alcanzará los 75
años en el
2015. Igualmente, el nacimiento de 115 niños por cada 100 niñas dejará
en el 2030 a 40 millones de hombres sin pareja.
El 2012,
se acompañó en
China, aunque en
menor medida que
años anteriores, de accidentes laborales y naturales saldados con el
costo de vidas humanas. Solo en las minas
de carbón el saldo representó cerca de 2 mil almas. Además, con independencia
e incremento de las medidas institucionales, la conjugación de actitudes negligentes y la falta de control
explican que los casos de corrupción son un fenómeno demasiado frecuente en la
China actual. En contrapartida, las redes sociales superan los 574 millones de
internautas que proporcionan voz a numerosos problemas. Este segmento
poblacional se asocia con la insurgencia de una clase media que, para algunos
observadores, topa los 500 millones.
A
la vez, no faltaron en el año voces en la cúpula política que perciben la
necesidad de sentar las bases para el
establecimiento de una sociedad de derecho junto a una mayor difusión de espacios sociales más
democráticos. Ello, implicará necesariamente un cambio cultural en las
relaciones sociedad- poder. No basta solo con que los funcionarios tengan como
objetivo central el mantener la estabilidad social, sino ante todo, la búsqueda
de solución de los problemas de los ciudadanos recurriendo a un diálogo en pie
de igualdad.
Sin
embargo, el sucinto recuento de lo acaecido en China en el 2012, no puede dejar
fuera de mención la repercusiones sociales que resultó de la defenestración de
Bo Xilai, miembro del Buró Político y jefe del PCCh en la megalópolis de Chongqing
(32 millones de habitantes, Municipio
Especial). Ocasión que sirvió para que el PCCh presentara el incidente
como prueba de imparcialidad y firmeza a
la hora de luchar contra la corrupción y el abuso de poder. Juzgar a Bo Xilai está por iniciarse. Pero, las condenas de su esposa, Gu Kailai,
acusada de la
muerte de un
súbdito inglés (pena
de muerte, suspendida por dos
años), y de su mano derecha, Wang Lijun, Jefe de la Policía en Chongqing (15
años de cárcel) ha precedido a su propio juicio.
No
faltaron en el 2012, la continuidad de incidentes turbulentos en el Tíbet y la
Región Uigur. En los dos últimos años, en el territorio tibetano ocurrieron más
de 80 inmolaciones, 25 de las cuales
sucedieron en las semanas previas y posteriores al XVIII Congreso. Hechos a los
que se unieron iguales sacrificios en las provincias de Qinghai y Sichuan;
acompañadas de manifestaciones y actos
de protestas fanáticas. Todo indica que
potenciar el turismo (más de 10 millones en el 2012), el derrame inversionista
millonario en infraestructura, o la construcción de gimnasios en los
monasterios, no son suficientes para acallar los ecos que encuentra el Dalai
Lama en el Reino Unidos, Mongolia o Japón. No faltan voces que reclaman reabrir diálogos que pongan fin a la
violencia actual.
En
el caso de la Región de Xianjiang, parece que los excesos intensificados de la
seguridad pública también han primado en
la gestión del problema uigur. Entre los incidentes violentos se contaron los
intentos de secuestro de aviones (condenados a muerte sus autores), o los
ataques a edificios oficiales ocurridos en Kashgar, saldados con una veintena
de muertos. Todo indica que aún están presente las secuelas de los
enfrentamientos (2009) entre las etnias Han y los Uigures. El anuncio de más inversiones (114,980
millones de dólares), por parte de
las empresas estatales,
tampoco es considerada
la solución factible a los
diferendos arraigados históricamente.
Por otra
parte, las cuestiones
que atañen al
medio ambiente tomaron
un inusitado auge en el 2012. El país conoció (2011) más de 542
accidentes ambientales. De un
lado, actuaron el
cambio de rumbo
en el modelo
de desarrollo de la economía, ahora
con énfasis en el consumo
interno, y el abandono de políticas
tendentes a potenciar
el crecimiento económico
a cualquier precio. De otro, arraigó en la población la reacción contra
la visibilidad de los perjuicios que ocasionan los incidentes ambientales en la
sociedad. Por las afectaciones al
medio fueron paralizados
proyectos industriales en las
provincias de Sichuan, Jiangxi, Jiangsu,
Hainan y Guangxi, en atención a la presión
de una ciudadanía
que, cada vez,
está más sensibilizada
con la problemática ambiental.
Por
último, no puede ignorarse que en el 2012, China, siguió desarrollando un
ingente esfuerzo en el aspecto cultural
que, en esencia, busca proyectar la extensión del poder blando e influencia en el plano
internacional. El Premio Nobel
otorgado a Mo Yan resultó
un excelente evento
que contribuye a renovar la imagen del país. También, en la
formación de un nuevo perfil se
inscriben los Institutos Confucio que, con más de 400 filiales y 500 aulas,
diseminadas por la geografía planetaria aportan otras dimensiones a la esfera
cultural. Tampoco hay que olvidar que,
desde Occidente, se despliega una guerra cultural encaminada a imponer patrones
liberales y minar las raíces de las pautas sociales chinas.
Relaciones Económicas y Política Exterior
El
ámbito externo, en lo económico y político, significó para China en el 2012, en
la misma medida que incrementaba su presencia en la arena internacional, nuevos
desafíos de variados órdenes. Lugar destacado lo ocupó la aparición de un
periodo de rivalidad en el Pacífico, en particular, los provocados por el
incremento de las tensiones en los mares de
China. Así, la vuelta de los
Estados Unidos a Asia es vista como un intento de contener
a China, de imponer reglas que permitan a Norteamérica beneficiarse del
auge de la región y mantener la hegemonía planetaria. El mayor obstáculo para
el desarrollo de la cooperación sino-norteamericana radica en la brecha de
desconfianza entre ambas partes.
Sin
embargo, en la relación bilateral; en el comercio China-Estados Unidos se elevó
(8,5%), así como la apreciación del yuan en más de 7% frente al dólar (desde el
2010), limó las fricciones en el área monetaria. En (5/2012) tuvo lugar el Diálogo
Económico y Estratégico donde las dos
partes procuran sostener una relación abierta al máximo nivel; a pesar de las
14 disputas iniciadas por los Estados Unidos en la Organización Mundial del
Comercio (OMC) contra China.
Igualmente,
Norteamérica, al elevar la cooperación militar con países de Asia, con los
cuales China mantiene disputas territoriales desmiente el aserto de que Estados
Unidos “no toma partido”.
De
otra parte, a lo largo de 2012, numerosos altos dirigentes chinos visitaron
Europa con el propósito expreso de mostrar confianza en el desempeño de la UE y
en el papel del euro. No caben dudas que, tanto la Europa del Sur como la del
Este, han incrementado sus expectativas
respecto al peso que toma China en el contexto económico-político internacional. También la República Alemana
(RFA), con las visitas de altos dignatarios a China, elevó el nivel de
interlocución, aprovechando el interés de Beijing en el potencial tecnológico alemán. A su vez, China siguió a comprando bonos de la
eurozona y del Fondo de
Estabilidad Financiera.
En el
pasado año, tampoco
estuvieron ausentes las fricciones comerciales llevando las relaciones a
un punto “crítico”, según declaraciones de las autoridades chinas.
Al
mismo tiempo, los vínculos sino-rusos parecen que entraron el pasado año
en un
camino ascendente. Rusia
se afirmó como
uno de sus
socios estratégicos más importantes. Tanto, Vladimir Putin como Hu Jintao han apostado firmemente por el
fortalecimiento de la colaboración económica multifacética y la
militar, envolviendo también a la rama de los hidrocarburos, basadas en
un aumento de las relaciones comerciales; los
intercambios del 2012, se aproximan a la meta fijada de los 100 mil
millones de dólares, antes del 2015.
En cambio,
las relaciones con
Japón conocieron un
año especialmente convulso. Más
de un suceso que, bien puede catalogarse de provocación, trajo agua al molino
para exacerbar la confrontación interesada por la parte nipona. Aquí, entre
otros, contaron la decisión de la “compra” por el Gobierno de las islas Diaoyu,
las negaciones de la masacre de Nanjing, el menosprecio hacia las esclavas
sexuales, la admisión como “taiwaneses” de
los residentes de Taiwán en la península, la visita del Dalai Lama, la
celebración en Japón del Congreso Mundial Uigur en el exilio, seguido de más de
un incidente marítimo alrededor de las
disputados islotes de Diaoyu, fueron telón de fondo para ensombrecer las
relaciones entre los dos países.
Los
agravios mutuos dieron pie a manifestaciones de corte nacionalista en uno y otro lado. Además, en el diferendo hizo
acto de presencia un tercer factor. Los desacuerdos sino-nipones sirvieron para justificar y reforzar la alianza militar entre Tokio
y Washington. Mientras,
en signo contrario
actúan las
negociaciones para crear
una ZLC entre
China-Seúl-Tokio que, parece
la respuesta china al Acuerdo de Asociación Transpacífica (TPP;
Trans Pacific Partnership). El proyecto TPP
propulsado por los Estados Unidos (excluye a China), muestra las claras
intenciones norteamericanas de asumir una posición dominante en
la integración de
las economías regionales,
ampliar sus exportaciones a la
Zona, así como reafirmarse como potencia imperial del orbe.
A
su vez, China ha expresado con insistencia que la India es más un socio
cooperativo que rival. Para Beijing, es plenamente claro que Nueva Delhi ocupa
un lugar clave en la arquitectura geopolítica regional. Así, es comprensible
que los Estados Unidos pretendan elevar
su perfil invitándola a desempeñar
un papel activo en la contención del gigante asiático, a través del
fortalecimiento de la relación triangular con Japón. Tal vez, por ello, China
intensifica el diálogo sobre el asunto
fronterizo pendiente y retomado el
programa bilateral de cooperación militar, impulsando otros tramos de una normalización activa. Ambos países han
abierto nuevos puestos fronterizos al comercio.
Con
respecto al Continente Africano, los intercambios comerciales con China indican
que, desde el 2009, es el principal
socio de África. Más de 2 mil entidades chinas operan en diferentes países
africanos, donde se concentra el segundo contingente de cerca de un millón de sus ciudadanos chinos que
trabajan en el
exterior. Además, igual
lugar ocupan en
la contratación de proyectos, así como el cuarto destino de
las inversiones en el extranjero. China ha invitado a los Estados Unidos a
unirse en el desarrollo programas conjuntos en África.
Se
reconoce que el crecimiento que se aprecia en el África Subsahariana tiene
en China (5,4%
del PIB; 2012)
su principal fuente
de transformaciones económicas. Mientras, prosiguen los dilatados tratos sobre las indemnizaciones
con Libia para resarcir daños y
perjuicios a las empresas chinas, derivadas de los trágicos acontecimientos que dieron al traste con el
gobierno del Gadafi. Igualmente, fortalece
los vínculos con Arabia Saudita, Qatar y
Emiratos Árabes Unidos, así como firmó una
asociación estratégica con Abu Dabi.
En la Zona
del Medio Oriente,
Beijing es el
primer socio comercial de Irán;
ha rechazado la campaña de sanciones que los países Occidentales buscan
internacionalizar contra Irán.
En
el orden multilateral, en (7/2012), con la presencia de Presidentes, Jefes de
Gobierno y otros altos dignatarios de 50 países de África, tuvo lugar en
Beijing, la V Conferencia del Foro de
Cooperación China-África (FCChA). Este Foro nació en el 2000 con el objetivo de
estrechar los vínculos entre las dos partes. Uno de sus más inmediatos
resultados se concretará en los préstamos que, por valor de 20 mil millones de
dólares, durante los tres próximos años,
China concederá a distintos países africanos, para llevar a cabo numerosos
proyectos de inversión e infraestructuras. No es ocioso recordar que en la
última cumbre, celebrada en Egipto
(2009), se otorgaron
créditos por 10 mil millones
de dólares
Los
vínculos de China-América Latina, sin duda, parecen encaminarse a un nuevo
estadio. Constituye el tercer inversor en la Región, después de Estados Unidos y la UE y, según pronósticos, para el 2015 podría convertirse
en su segundo socio comercial, superando los intercambios que mantiene la Zona
con la UE. Entre el 2005-2010, los
Bancos chinos derramaron en la Región más de
75 mil millones de dólares. China tiene TLC con Chile, Perú y
Costa Rica. Es el primer destino de las
exportaciones de Brasil, Chile y Perú, así como segundo de Cuba y Costa
Rica.
Por
otra parte, las declaraciones durante la visita (6/2012) de Wen Jiabao a Uruguay, Argentina y Chile han sido
interpretadas como un punto de inflexión
en la
relaciones
sino-latinoamericanas.
Propuso, en Buenos
Aires, una eventual “Zona de
Libre Comercio” con MERCOSUR; lanzó en Santiago su anuncio
estrella para la Región: una línea de
crédito de 10 mil millones de dólares para proyectos de infraestructura, además
de 5 mil millones de dólares para cooperación. A lo que se agrega la regulación
del diálogo Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC)-China
y la invitación para establecer una plataforma para
desarrollar una cooperación global, plural e intensa.
En
el ámbito global, China tendió puentes
para incentivar la cooperación con los países
BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica) que, entre otras
potencialidades, concentran el 18% del PIB mundial y más del 40% de las
reservas monetarias. Aunque, sigue analizándose la propuesta para crear un
Banco que financie obras de interés mutuo, incluyendo
a países subdesarrollados; y que
bien pudiera estar
llamado a ser
una alternativa financiera al
Banco Mundial (BM)) y al Fondo Monetario Internacional (FMI).
Asimismo, en el marco de
la Organización de
Cooperación de Shanghái (OCS) apoyó la admisión como país observador de
Afganistán; y de Turquía como socio de
diálogo. Además, estableció una asociación estratégica con Kabul y firmó
un acuerdo de de seguridad con ese país. A su vez, China
redobló el activismo en Asia Central,
construyendo gasoductos y
lanzando grandes proyectos de
infraestructura, así como
expandiendo su presencia diplomática y cultural. Es
destacable que el gigante asiático
reafirmara como línea política derivada de los acuerdos del XVIII
Congreso de PCCH, el rechazo al uso de intervenciones militares como
instrumento para resolver conflictos y abogue por una diplomacia pública, tendente a mejorar la
imagen exterior del país.
Por
último, China aumentó del 3,2% al 5,1% la aportación al presupuesto de la
Organización de Naciones Unidas (ONU),
convirtiéndose en el sexto mayor contribuyente
para el mantenimiento de
la Organización. Igualmente,
el Ministerio de Relaciones Exteriores chino instituyó un departamento
específico para promover la cooperación económica internacional, así como la
seguridad económica nacional. Iniciativa
dirigida a influir
más activamente en
la superación de la brecha Norte-Sur en la legislación universal;
reflejada en el ejemplo evidente de
muchas de las normas recogidas por la OMC.
Sin
embargo, un lugar especial en las relaciones económicas y exteriores de China,
lo ocupan el desarrollo de los vínculos con Taiwán. Es bueno recordar que en el
2012 se cumplieron 20 años en que la
“Asociación de Relaciones Entre Ambos Lados del Estrecho de Taiwán” (ARATS, siglas en inglés) y la
“Fundación para los
Intercambios a través
del Estrecho” (SEF, siglas en inglés), firmaron el llamado "Consenso de 1992"; acuerdo por el
que ambas se adhirieron al principio de “Una Sola China”. Estas entidades son
organizaciones no gubernamentales que tienen la misión de la parte Continental
y de Taiwán, respectivamente, de encargarse
de los asuntos
entre los dos
lados del Estrecho.
Bajo el
"Consenso de 1992",
el (6/2008) la
ARATS y la
SEF reanudaron conversaciones
después de una suspensión de nueve años. Desde entonces han firmado
18 convenios, incluyendo
el histórico “Acuerdo
Marco de Cooperación Económica”.
Así, el acercamiento entre el Continental y Taiwán se ha intensificado. A la
valoración positiva de los resultados logrados, se suma la apertura
de cada vez
más sectores de
la Isla (infraestructuras, servicios, manufacturas) a las inversiones de
la parte Continental. Las inversiones totales de China en Taiwán
se fijaron (2012) en
328 millones de dólares, y las realizadas el pasado año, en el 122
millones 170 mil dólares.
Mientras,
el comercio entre el Continente y Taiwán llegó a los 168 mil 960 millones de
dólares, convirtiendo a aquél en el primer socio comercial de la Isla. La
inversión total de Taiwán en China
(2012) fue de 10 mil 900 millones de dólares; la llegada de visitantes continentales totalizó los 2 millones 230 mil
turistas. Además, se firmó un acuerdo
sobre la protección de las inversiones y otro sobre cooperación aduanera; se
avanza en negociar el de cielos abiertos, cultura, liquidación de divisas,
comercio de mercancías y servicios, etc. Hay más de
600 vuelos semanales
directos; se intercambiaron dos
oficinas bancarias y comerciales y se prevé otras cuatro en el 2013.
Las
políticas seguida por el Guomindang (KMT) desde la llegada al poder en la Isla,
en el 2006, para mejorar e incrementar
los contactos entre las dos partes del Estrecho, ha tenido como base los pronunciamientos del Presidente
Ma Ying-jeou de los “tres noes”: no
independencia, no unificación, no uso de la fuerza, como base para
dirigir la tarea de los vínculos
bilaterales. El ritmo tomado por los intercambios ha obligado al Partido
Democrático Popular (PDP) a redefinir sus posturas de defensa acérrima de “pro
independencia”. En ese plano inició un viraje que, parece no tener retorno, y
estableció contactos no oficiales con el Continente y explora posibilidades de
diálogo con el PCCh.
Así,
el grado de complejidad que toman los vínculos continentales-isleños, ha dado
lugar a que los dos principales partidos, el KMT y el PDP, planteen glosas
alternas al “Consenso de 1992”. Los
dirigentes del PDP han sugerido una “Constitución con diferentes interpretaciones”;
mientras que por parte del KMT, hablan
de “Un país,
dos áreas” o
de “Una República,
dos Regiones”. Pronunciamientos
que el Continente rechaza, cuando aluden
a las posturas independentista como al
“Consenso de 1992”.
Todo indica que
el vigente “status quo”, con
prioridad en los aspectos económicos, marcará la pauta para encaminar los
vínculos entre las dos partes, en el corto o mediano plazo.
Finalmente,
no puede ignorarse que el regreso a Asia de los Estados Unidos le imprime un
nuevo impulso a la importancia estratégica de Taiwán y con ello, se convierte
en otro peón manejable en la política de aislamiento contra China. No es un
hecho banal que la Administración Barack
Obama haya vendido más armas a Taiwán que ninguna otro gobierno estadounidense,
tanto en cantidad (cerca de 20
mil millones de
dólares) como en
calidad, incluyendo la modernización de 145 aviones de caza F-16A/B, fragatas o los helicópteros
Black Hawk. Situación
que arroja sombras
para extender los
encuentros Continente-Isla a un
diálogo político que incluya en el
futuro las cuestiones de la unificación.
Por último,
no resulta extraño
que el Presidente
Ma Ying-jeou trate
de compensar la dependencia
económica y comercial
del Continente con el
aumento de la relación política con los Estados Unidos; con el mismo fin saludó
el reforzamiento de la alianza nipona-estadounidense en materia de seguridad.
Todo, justificado por la supuesta amenaza que suscita el desarrollo militar de
China. No en balde, en el informe (2012) del Pentágono sobre la capacidad militar china, menciona
que el crecimiento de ese potencial
armamentístico puede ser usado contra Taiwán.
A Modo de Conclusiones
Sin
temor a equivocaciones, el concluido 2012 reafirmó de un lado que, el principal
desafío de la modernización de la economía y sociedad en China, lo constituyen
la complejidad de las situaciones que la
propia dinámica de las reformas han creado en
el orden interno. De otro, tampoco pueden desatenderse las tensiones que los
diferendos entorno a las islas y el transito marítimo por el Mar de China
suscitan; los giros que han tomado las relaciones sino-niponas, seguido de las
declaraciones, más los pasos emprendidos por los Estados Unidos de sentar
reales en Asia, son algunas de las dificultades que hoy laten en el universo de
China.
Tales
desafíos entran de lleno en la agenda de la nueva dirigencia política elegida
en el XVIII Congreso, con Xi Jinping de nuevo Secretario General del PCCh. Ahora,
se trata de
implementar con nueva
energía y eficacia
al desempeño económico, como
extender las reformas
al campo político, entrando de
lleno en la,
por un largo
tiempo pospuesta, llamada
“quinta modernización”. En la economía, será necesario lograr pasar con
éxito a los cambios estructurales que impulsen un “modelo desarrollo con
énfasis en el consumo interno”, sin
perder de vista
que el crecimiento
económico se acompañe de una
mayor justicia social.
Por
otro lado, hay que destacar que los órganos dirigentes del PCCh, elegidos en el
XVII Congreso, por primera vez en su historia, corresponden enteramente a una
generación que no se vio acompañada de la sabiduría o sombra
del papel que en otros momentos tuvieron
los fundadores. Tendrán que encarar como superar antiguos escollos, la
herencia de la decadencia del siglo XIX,
como los nuevos retos generados por el resurgir modernizador que la “Reforma
y Apertura” destapó.
Equilibrar las desigualdades
en los ingresos
entre el campo y la ciudad con
redistribución de la riqueza creada más equitativa; diferenciaciones sociales lacerantes; agresiones al medioambiente;
universalización de la enseñanza y la salud; además, combatir sin tregua la rampante corrupción a todos los
niveles.
No
se puede olvidar que, por primera vez en su milenaria historia, la población
urbana ha superado a la rural. Surge una clase media que no tiene parangón en
el planeta, unida a la mayor concentración de la clase obrera conocida hasta el
momento. Actores generales que, junto a
la difusión de redes nacionales alternativas
de información están
llamadas a ser
animadores de cambios sociales que, solo pueden
concretarse, con aperturas de
participación más democráticas. La
necesaria democratización
reclamará que el imperio de la Ley se materialice en una sólida
“Sociedad de Derecho”. Coronar en el 2020 la duplicación del
PIB, con relación
al 2010; y
lograr un estadio social
modestamente acomodado exigirán que la tasa de crecimiento anual, oscile entre
el 7-8% anual.
Finalmente,
alcanzar esos objetivos, si bien representan metas ambiciosas y necesarias,
no por ello, son totalmente
suficientes. La “Reforma y Apertura” encabezada por Deng Xiaoping, en 1978, ha
arribado a una etapa que requiere el despliegue de creatividad, audacia y férrea determinación, que pondrá en
juego el
consenso, compromisos y
estabilidad logrados por
parte de la dirigencia que llega al poder en el XVIII
Congreso del PCCh. Economía y democratización
serán derroteros que el tiempo apremia,
poniendo en China a la política en el centro del quehacer económico-social.
Bibliografía:
Sitios web
del Observatorio de
la Política China,
del Instituto Gallego
de
Análisis y Documentación Internacional (IGADI)
Spanish.China.Org.CnZai-China.Org
China Files.Com
Centro Asia-Pacífico, de Colombia
Iberchina.Org Iberglobal.Org Casa Asia.Org
Agencia de Prensa Xinhua
Publicaciones del Buró de Estadísticas de China