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China se ha trazado una meta de crecimiento de 7,5% para este año, una señal de que el nuevo gobierno prefiere una economía más diversificada e impulsada por el consumo interno, que un crecimiento desenfrenado sostenido por las exportaciones.
Las ambiciones de una expansión más moderada llegan después de décadas de crecimientos de 10% o más y son una parte central de los planes de los nuevos líderes del país.
"Debemos hacer que el crecimiento de la demanda interna sea nuestra estrategia de expansión nacional a largo plazo", dijo Wen Jiabao en su último discurso como primer ministro ante el Congreso tras 10 años en el poder. La clave para ese cambio, agregó, es "elevar la capacidad de consumo de las personas".
El mayor reto para Beijing es hacer que la economía deje de depender de la inversión y las exportaciones al tiempo que fortalece el papel del consumo interno, todo mientras pone en marcha reformas dolorosas para reequilibrar el modelo económico del país.
El primer ministro chino Wen Jiabao (izq.) conversa con el vicepremier chino Li Keqiang (der.) esta semana en Beijing.
El Ministerio de Finanzas anunció recientemente que prevé que el déficit presupuestario alcance los 1,2 billones (millones de millones) de yuanes (US$192.800 millones) en 2013, o cerca de 2% del Producto Interno Bruto, a medida que Beijing flexibiliza su gasto en un esfuerzo por darles a los consumidores mayor peso.
"Necesitamos mantener una política fiscal proactiva, profundizar la reforma de los sistemas tributario y poner en marcha un ajuste de la distribución del ingreso nacional", dijo el ministerio en un informe que acompañó el anuncio.
El gobierno se ha impuesto una meta de inflación de 3,5% desde 4% en 2012, una señal de que quiere poner un límite al alza de los precios.
China está elevando su gasto en varios frentes, incluido defensa nacional y seguridad interna. Gran parte del gasto se destinará también a programas sociales que podrían ayudar a equilibrar la riqueza y beneficiar a los consumidores.
En la base de todo ello está un ambicioso plan para elevar el ingreso de los hogares y asegurar una distribución más equitativa del patrimonio nacional. Una parte importante del plan en un sistema de bienestar social, especialmente gasto en salud y pensiones.
El gobierno también se ha comprometido a la integración de más de 200 millones de trabajadores migrantes de China en el sistema público de prestaciones sociales y protecciones más fuertes a los derechos de tierras de los agricultores.
La meta de crecimiento preserva el objetivo de una expansión estable impuesta el año pasado y no es un pronóstico; China usualmente excede sus metas. El año pasado creció 7,8%.
Lo que está por verse ahora es si el nuevo presidente, Xi Jinping, irá más allá de la retórica para hacer cambios difíciles necesarios para elevar el ingreso de los hogares e impulsar el consumo.
Los detalles sobre el cronograma y la implementación de las reformas siguen siendo vagos. Y preguntas cruciales sobre cómo los gobiernos locales con poco dinero pagarán por los cambios siguen sin ser contestadas. Algunos analistas aguardan que una importante asamblea del Partido Comunista programada para octubre responda las dudas.
Un sector inmobiliario con señales de burbuja ha sido uno de los elementos clave del crecimiento desproporcionado de China. Precios de propiedades al alza provocaron un exceso de inversiones en bienes raíces al tiempo que limitó el gasto de las familias que se esfuerzan por ahorrar para acceder a casa propia. A los líderes del país incluso les preocupa que se creen fricciones sociales debido a que las viviendas no están al alcance de todos.
Los renovados controles para atenuar el crecimiento en el sector inmobiliario, un importante catalizador de la expansión económica, sugieren que el gobierno está preparado para salvaguardar los avances alcanzados en tres años de promoción de viviendas asequibles para la clase media, aun si esto afecta la proyección de crecimiento.
Como medidas para contener una burbuja inmobiliaria, el gobierno ha anunciado que reforzará los controles sobre quién puede comprar una casa y presionará a los bancos para que eleven las cuotas iniciales y las tasas de interés sobre hipotecas de residencias secundarias en algunas ciudades.
Los ajustes repetitivos han resultado en una estabilizacion de los precios. Pero en los últimos meses, los precios de casas en las principales ciudades de China han vuelto a subir a niveles alarmantes. El precio promedio de una propiedad en Shanghai, por ejemplo, aumentó 41% interanual en los dos primeros meses del año.
"El gobierno no ha podido romper con el ciclo de expectativas con aumentos de precios. Alguien tendrá que salir lastimado para que la gente se convenza de que la propiedad en China no es una apuesta segura", dijo Mark Williams, economista para China de Capital Economics.
Las medidas para contener el costo de la vivienda desde abril de 2010 han dejado al gobierno central en una encrucijada con urbanizadores, gobiernos locales y especuladores, todos con interés en que los precios de la vivienda sigan creciendo.
Los esfuerzos de los líderes empezaron a equilibrar los precios de los inmuebles con el ingreso de las personas pero hicieron poco por responder a las causas fundamentales de la burbuja inmobiliaria de China. Alternativas de inversión limitadas, la dependencia de los gobiernos locales en ventas de terrenos como una fuente de financiación y la creencia persistente de que los precios de las viviendas de China solo pueden subir significan que la presión de alzas insostenibles de los precios continúa.
Las últimas medidas parecen destinadas a prevenir que los considerables incrementos en los precios de las casas en las principales ciudades de China se propaguen a las capitales de las provincias del país o ciudades más pequeñas, donde el costo de la vivienda se mantiene controlado.
"La evidencia es que los precios en las ciudades más pequeñas sigan la tendencia de las principales", dijo Jinsong Du, analista de Credit Suisse . "El gobierno quiere evitar eso".
El gabinete chino ha prometido expandir el nuevo impuesto predial de China, que está en etapa de prueba en Shanghai y Chongqing. Un impuesto nacional debilitaría el entusiasmo de los especuladores al elevar el costo de poseer bienes raíces. Pero hallar nuevas fuentes adecuadas de ingresos para los gobiernos locales, y opciones de inversión alternativas para los hogares, sigue sin tener solución.
—Esther Fung contribuyó a este artículo.