Fragmento 5º: El arriendo, eslabón perdido.
Fragmento del octavo artículo “La ley olvidada de la transición y el proyecto económico socialista en el siglo XXI”
Los fundadores del marxismo habían fundamentado, sin que fueran conocidos o atendidos sus planteamientos ni siquiera por Lenin, el empleo del mecanismo de arriendo,[1] cuyo desarrollo teórico llevaría a que el contrato contemple no sólo dicho interés social, que sería estrictamente respetado, sino la inevitable diferenciación de la tasa de arriendo, derivada de la correspondiente asimetría en la rentabilidad ramal y de la necesidad de velar por la equidad social. A mi juicio, este arriendo diferenciado, cual “eslabón perdido”, representaría el paso decisivo hacia la extinción paulatina del Estado, otro tema crucial omitido del debate. El propio Lenin obvió inexplicablemente dicho mecanismo en su trascendental obra “El Estado y la Revolución ”.
Nota especial del autor para esta presentación:
La fundamentación del mecanismo de arriendo se encuentra en los estudios al respecto sobre varios países de Europa, realizados por Marx, y que aparecen en el tema “Conversión de la superganancia en renta del suelo”. de El capital, Tomo III.
Fragmento 6º: José Martí y la teoría social.
Acápite final, “Actitud ante la teoría”, del artículo tres “José Martí y la propiedad sobre los medios de producción” [2]
También se debe destacar con no menos fuerza, la avidez que profesaba Martí por la teoría social de la época que estaba a su alcance y su estudio más profundo.
Hoy, en relación con esto último y en medio de una confusión generalizada en las filas de la izquierda, tenemos que tomar el ejemplo martiano y lamentar los casos de quienes se vanaglorian de no haber perdido su tiempo leyendo a los clásicos del marxismo.
Ello, claro está, no es obligatorio para nadie, pero la ausencia de una lectura y un debate abiertos sobre cuestiones tan complejas y cruciales como las del tratamiento de la propiedad, tuvieron un peso inestimable en la catástrofe del llamado “socialismo real”. El marxismo no es culpable de ello, mientras que las abiertas y sabias actitudes de Martí y Marx ante la difícil ciencia social, nos pueden servir de guía.
Recordemos la deliciosa cita de un Marx preocupado por la posible impaciencia del público francés, siempre deseoso de empaparse de todo con rapidez, como el cubano, según pudiera haber dicho Jorge Mañach, y la ardua lectura, dada por el novedoso método de análisis, de los primeros capítulos de El capital: "Esa es una desventaja contra la cual nada puedo y todo lo que puedo hacer, sin embargo, es prevenir a los lectores cuidadosos de la verdad. No existe atajo para la ciencia y únicamente tienen oportunidad de escalar su cima luminosa aquellos que no temen fatigarse al trepar sus escarpados senderos".[3]
Engels, en su oportunidad, había advertido, y cada marxista sabe que lo hacía sobre todo pensando en el procedimiento a seguir con la propiedad, que... "el socialismo, desde que se ha hecho ciencia, exige que se le trate como tal, es decir que se le estudie",[4] mientras que nuestro Martí repetía dicha actual alerta al llamarnos la atención sobre uno de los peligros que tenía la idea socialista:... "el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas".[5]
Por oposición nos llamó, pues, a una lectura propia, clara y total. Marx también.
Fragmento 7º: A propósito de las actuales crisis europeas: rememorando a Paul C. Martin.
Fragmento del acápite “Consideraciones finales”, del primer artículo “Reexamen económico de la propiedad social ante el derrumbe del socialismo”[6].
(…) otro alemán, el economista y filósofo contemporáneo Paul C. Martin, sin proponerse ni remotamente una solución socialista, formuló a principios de la década de 1980 lo que pudiéramos llamar una virtual ley de la quiebra del Estado,[7] fenómeno que por ser incipiente entonces, Marx no pudo revelar en su tiempo.
El planteamiento de Martin se basa en el comportamiento tendencial de los ingresos impositivos del Estado, incluso en las naciones subdesarrolladas, y de los gastos absolutamente necesarios (defensa, nóminas de funcionarios, atenciones sociales y otros), así como el de los intereses de la deuda interna y externa contraída por el Estado.
Ante la crónica insuficiencia de los ingresos, por lo cual hay que acudir a nuevos préstamos e impuestos para atender los gastos, se establece un círculo vicioso de efectos acumulativos que hace crisis a partir del llamado "punto de no retorno", o sea, cuando el Estado comienza por no poder pagar los intereses de los préstamos que le fueron otorgados.
Así, el autor pronosticó en la primera mitad de los años 80 las fechas futuras del inicio de las quiebras en un grupo de países desarrollados. La exactitud de su predicción se ha confirmado de manera inquietante con la bancarrota del llamado modelo sueco. Otros miembros de la lista son EE.UU, en el 2030; Japón, en el 2025. Suiza sería la última en quebrar, a partir del 2050, pues este último Estado no se permite acceso al banco central.
Ante tal situación, Martin apunta tres posibles consecuencias: permanente repetición del ciclo con dictaduras intercaladas, disolución desordenada del Estado con el surgimiento de mafias, y disolución ordenada de Estado, al estilo de la República de Génova en el siglo XIV cuando particulares honestos se hicieron cargo del Estado.
Según Martin, la viabilización de la tercera variante se iniciaría garantizando el equilibrio presupuestario y prohibiendo el endeudamiento estatal, con lo que el Estado tendería a extinguirse.
Hoy las naciones capitalistas recortan los presupuestos y el neoliberalismo es el costo de la ausencia de una brújula social.
Los países capitalistas, sobre todo los altamente desarrollados, ante la realidad de la quiebra y lo absurdo de reiniciar con "recortes” el proceso o entregar la sociedad al crimen organizado, tienen ante sí una disyuntiva: o sus ciudadanos al componer la situación continúan con los impuestos para los gastos militares y otros; con las elevadas erogaciones en seguros; con las deudas ante el crédito por los consumos anticipados; con las tasas de paro y de inflación; con los empleos intermitentes; con los gastos en sindicatos; con la anarquía económica y ecológica en la producción global, entre otros costos; o asumen el socialismo científico, no materializado nunca, el cual sería la antítesis tanto del capitalismo, como del llamado “socialismo real”.
Martin defiende la tesis de la inevitabilidad de la extinción del Estado a partir de la bancarrota generalizada que provocará la deuda pública, aunque discrepa con Marx que "su” socialismo lo logre, observando lo que ocurre por esos años en la URSS y otros estados de dicho sistema, que después, a su forma, también quebraron.
Luis Marcelo Yera
Anexo
CONTENIDO DEL TEXTO
Prólogo por el Dr. Julio A. Díaz Vázquez
Prefacio
Propiedad socialista, mercado y planificación.
1. Reexamen económico de la propiedad social ante el derrumbe del socialismo.
¿Una ley desconocida?
Socialización de la producción y propiedad.
Modo de producción y conciencia socialista.
Lo que ocurrió en la práctica.
Consideraciones finales.
2. Mercado, planificación y socialismo.
3. José Martí y la propiedad sobre los medios de producción.
¿Marx en Martí?
Actitud ante la teoría.
Los desafíos de la gestión empresarial socialista.
4. La crisis de propiedad en las corporaciones transnacionales y sus lecciones.
5. Repensar empresarialmente a Marx.
6. El Estado socialista y sus empresas: una reflexión necesaria.
Síntesis histórica de la evolución de la actividad productiva estatal.
Actividad productiva del Estado hasta 1917.
De Lenin a las privatizaciones actuales.
Nacionalizaciones capitalistas y tercermundistas.
Crisis similares en contextos diferentes.
Hacia una nueva conceptualización socialista del Estado-empresario.
Breve recapitulación teórica acerca del Estado.
¿Qué es y cómo se originó el Estado?
El marxismo y la extinción antineoliberal del Estado socialista.
Producción sin burocratismo.
La planificación reinterpretada.
Un control distinto.
Empresas menores y socialismo.
Los precios: monopolio que no lo es.
Un ejemplo necesario.
Los límites entre lo privado y lo de todos.
7. Una acertada separación: funciones estatales y empresariales.
El contexto internacional.
La descentralización empresarial estatal en Cuba.
Una mezcla letal: funciones estatales y empresariales.
¿Cómo segregar ambas funciones?
Comentarios finales.
A modo de conclusiones.
8. La ley olvidada de la transición y el proyecto económico socialista en el siglo XXI.
La Rusia soviética y la Ley de la transición.
¿Qué hacer?
Consideraciones finales.
Bibliografía.
Luis Marcelo
Nota: Agradecemos la oportunidad de poder exponer un resumen del libro " Repensando la economía socialista: El quinto tipo de propiedad", así como la participación de los lectores, esto es solo un primer paso. Las cinco partes publicadas pueden descargarse en un documento único aquí.
[1] Sobre el tema del arriendo, Federico Engels había sido enfático en 1873, todavía en vida de Marx, cuando escribió que “(...) hay que hacer constar que la «apropiación efectiva» de todos los instrumentos de trabajo, de toda la industria, por la población laboriosa, es precisamente lo contrario del «rescate» proudhoniano. En la segunda solución es el obrero individual el que pasa a ser propietario de la vivienda, de la hacienda campesina, del instrumento de trabajo; en la primera, en cambio, es la «población laboriosa» la que pasa a ser propietaria colectiva de las casas, de las fábricas y de los instrumentos de trabajo, y es poco probable que su disfrute, al menos durante el período de transición, se conceda, sin indemnización de los gastos, a los individuos o a las sociedades cooperativas. Exactamente lo mismo que la abolición de la propiedad territorial no implica la abolición de la renta del suelo, sino su transferencia a la sociedad, aunque sea con ciertas modificaciones. La apropiación efectiva de todos los instrumentos de trabajo por la población laboriosa no excluye, por tanto, en modo alguno, el mantenimiento de la relación de alquiler”. Ver Federico Engels: “Contribución al problema de la vivienda”, en C. Marx y F. Engels, Obras escogidas en tres tomos, t. 2, Moscú, 1973, p. 391.
[2] Conferencia impartida el 12 de mayo de 1993 en la Cátedra Latinoamericana y del Caribe que presidía el ya fallecido intelectual cubano Cintio Vitier, en la Universidad de La Habana. Posteriormente fue seleccionada para formar parte de la edición especial que con motivo del centenario de la caída en combate de José Martí, preparó la Revista Cubana de Ciencias Sociales en su número 30 de 1995.
[3] Carlos Marx y Federico Engels: Cartas sobre El capital, Edit. Política, La Habana , 1983, p. 272.
[4] Federico Engels: "Prefacio a la guerra campesina en Alemania", (2da edición 1870), en C. Marx y F. Engels, Obras Escogidas en un tomo, Edit. Progreso, Moscú, sin fecha, p. 254.
[6] Concluido en julio de 1993.
[7] Paul C. Martín: Cuando llega la bancarrota del Estado, Edit. Planeta S.A., Barcelona, 1985.