"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

lunes, 26 de marzo de 2012

Palabras del Presidente cubano Raúl Castro al ofrecer la bienvenida en Santiago de Cuba a su arribo.

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Santidad Benedicto XVI.
Santidad:
Cuba lo recibe con afecto y respeto y se siente honrada con su presencia. Encontrará aquí a un pueblo solidario e instruido que se ha propuesto alcanzar toda la justicia y ha hecho grandes sacrificios.
De Martí aprendimos a rendir culto a la dignidad plena del hombre y heredamos la fraterna fórmula que seguimos hasta hoy: “con todos y para el bien de todos”.
Cintio Vitier, insigne intelectual y cristiano, escribió que “el verdadero rostro de la Patria… es el rostro de la justicia y de la libertad” y que “la Nación no tiene otra alternativa: o es independiente o deja de ser en absoluto”.
La potencia más poderosa que ha conocido la Historia ha intentado despojarnos, infructuosamente, del derecho a la libertad, a la paz y a la justicia. Con virtud patriótica y principios éticos el pueblo cubano ha hecho tenaz resistencia, sabiendo que ejercemos también un derecho legítimo cuando seguimos nuestro propio camino, defendemos nuestra cultura y la enriquecemos con el aporte de las ideas más avanzadas.
Sin razón, a Cuba se le calumnia, pero nosotros confiamos en que la verdad, de la que jamás nos apartamos, siempre se abre paso.
Catorce años después que el Papa Juan Pablo II nos visitara, el bloqueo económico, político y mediático contra Cuba persiste e, incluso, se ha endurecido en el sector financiero. Como aparece en el memorando norteamericano del 6 de abril de 1960, desclasificado décadas después, su objetivo sigue siendo (cito)      “… causar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
Sin embargo, la Nación ha seguido, invariablemente, cambiando todo lo que deba ser cambiado, conforme a las más altas aspiraciones del pueblo cubano y con la libre participación de este en las decisiones trascendentales de nuestra sociedad, incluidas las económicas y sociales que en casi todo el mundo son patrimonio de estrechas élites políticas y financieras.
Varias generaciones de compatriotas se han unido en la lucha por elevados ideales y nobles objetivos. Hemos enfrentado carencias, pero nunca faltado al deber de compartir con los que tienen menos.
Sólo como demostración de cuánto se podría hacer si prevaleciera la solidaridad, menciono que en la última década, con la ayuda de Cuba se han preparado decenas de miles de médicos de otros países, se ha devuelto o mejorado la visión a 2,2 millones de personas de bajos ingresos y se ha contribuido a enseñar a leer y escribir a 5,8 millones de analfabetos. Puedo asegurarle que, dentro de las modestas posibilidades de que disponemos, nuestra cooperación internacional continuará.
Santidad:
Conmemoramos el IV Centenario del hallazgo y la presencia de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, que lleva bordado en su manto el escudo nacional.
La reciente peregrinación de la Virgen por todo el país, unió a nuestro pueblo, creyentes y no creyentes, en un acontecimiento de gran significado.
Le aguardan Santiago de Cuba, que ha sido protagonista de gloriosos episodios en la historia de luchas de los cubanos por su definitiva independencia y también el poblado del Cobre, donde la Corona española tuvo que conceder la libertad a los esclavos sublevados en las minas, ochenta años antes de la abolición de tan infame institución en nuestro país.
Nos satisfacen  las estrechas relaciones entre la Santa Sede y Cuba, que se han desarrollado sin interrupción durante setenta y seis años, siempre basadas en el respeto mutuo y en la coincidencia en asuntos vitales para la Humanidad.
Nuestro gobierno y la Iglesia Católica, Apostólica y Romana en Cuba mantenemos buenas relaciones.
La Constitución cubana consagra y garantiza la plena libertad religiosa de todos los ciudadanos y, sobre esa base, el gobierno guarda buenas relaciones con todas las religiones e instituciones religiosas en nuestro país.
Santidad:
Hace casi veinte años que Fidel sorprendió a muchos al proclamar que “una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre” concluyó.
Hay crecientes amenazas a la paz y la existencia de enormes arsenales nucleares es otro grave peligro para el ser humano. El agua o los alimentos serán, después de los hidrocarburos, la causa de las próximas guerras de despojo. Con los recursos que se dedican a producir mortíferas armas, podría eliminarse la pobreza. El desarrollo vertiginoso de la ciencia y la tecnología no se encuentra al servicio de la solución de los grandes problemas que aquejan a los seres humanos. Frecuentemente sirven para crear reflejos condicionados o para manipular a la opinión pública. Las finanzas son un poder opresivo.
En vez de la solidaridad, se generaliza una crisis sistémica, provocada por el consumo irracional en las sociedades opulentas. Una ínfima parte de la población acumula enormes riquezas mientras crecen los pobres, los hambrientos, los enfermos sin atención y los desamparados.
En el mundo industrializado, los “indignados” no soportan más la injusticia y, especialmente entre los jóvenes, crece la desconfianza en modelos sociales e ideologías que destruyen los valores espirituales y producen exclusión y egoísmo.
Es cierto que la crisis global tiene también una dimensión moral y que prevalece la falta de conexión entre los gobiernos y los ciudadanos a los que dicen servir. La corrupción de la política y la falta de verdadera democracia son males de nuestro tiempo.
En estos y otros temas apreciamos coincidencia con sus ideas.
Frente a tantos desafíos, Nuestra América se une en su soberanía e intenta una integración más solidaria para hacer realidad el sueño bicentenario de sus Próceres.
Su Santidad podrá dirigirse a un pueblo de convicciones profundas que le escuchará atento y respetuoso.
En nombre de la Nación, le doy la más calurosa bienvenida.
Muchas gracias.
Benedicto XVI en Santiago de Cuba. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Benedicto XVI en Santiago de Cuba. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Raúl recibe a Benedicto XVI en Santiago de Cuba. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Raúl recibe a Benedicto XVI en Santiago de Cuba. Foto: Ismael Francisco/ Cubadebate
Raúl y Benedicto. Foto: Alejandro Ernesto/ EFE
Raúl y Benedicto. Foto: Alejandro Ernesto/ EFE
Foto: Alejandro Ernesto/ EFE
Foto: Alejandro Ernesto/ EFE

El futuro del crecimiento de China

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Justin Yifu Lin is Chief Economist and Senior Vice President for Development Economics at the World Bank. He is the founder and first director of the China Center for Economic Research, and was previo..
 This illustration is by Paul Lachine and comes from <a href="http://www.newsart.com">NewsArt.com</a>, and is the property of the NewsArt organization and of its artist. Reproducing this image is a violation of copyright law.
La desaceleración de la economía china ha sido objeto de numerosos titulares periodísticos en las últimas semanas. Ya se trate de un ajuste permanente o temporal, las autoridades chinas tienen mucho trabajo que hacer para sentar las bases de un buen desempeño económico en el mediano y largo plazo.
A pesar de un crecimiento extraordinario desde el inicio de su transición a una economía de mercado en 1979, China se enfrenta al mismo tiempo a serios desafíos: una creciente desigualdad, grandes y crecientes niveles de degradación del medio ambiente, persistentes desequilibrios externos y una sociedad que envejece.
Afortunadamente, el 12º plan quinquenal (2011-2015) de China reconoce la necesidad de profundizar las reformas orientadas al mercado, cambiar el modelo de desarrollo del país y centrarse en la calidad del crecimiento, las reformas estructurales y la inclusión social para superar la brecha entre campo y ciudad y detener el aumento de la desigualdad de los ingresos. En línea con este audaz enfoque de largo plazo, un nuevo informe, China 2030: Building a Modern, Harmonious, and Creative High-Income Society (China 2030: La construcción de una sociedad de altos ingresos moderna, armoniosa y creativa) propone algunas reformas que mi país necesita para contar con una economía de mercado madura y eficaz en 2030.
El informe es el resultado de una larga colaboración entre China y el Banco Mundial. Al conmemorar el aniversario 30 del ingreso de China, el presidente del Banco Mundial, Robert B. Zoellick, propuso a los líderes del país un esfuerzo conjunto para identificar y analizar los retos que enfrenta a mediano plazo para su desarrollo. China 2030 llama a realizar reformas estructurales que redefinirían el papel del gobierno, reformarían las empresas y bancos estatales, desarrollarían el sector privado, promoverían la competencia y profundizarían la liberalización de la tierra, el trabajo y los mercados financieros.
Además de proporcionar directamente un número relativamente menor de bienes y servicios públicos tangibles, el gobierno chino tendrá que proveer bienes y servicios públicos intangibles, como reglas, normas y políticas. Tales políticas y mejoras institucionales aumentan la productividad, promueven la competencia, facilitan la especialización, mejoran la eficiencia de la asignación de recursos, protegen el medio ambiente y reducen los riesgos e incertidumbres.
En el sector empresarial, tendrá que ponerse énfasis en el aumento de la competencia en todos los sectores, la reducción de las barreras de entrada y salida a las empresas privadas, y el fortalecimiento de la competitividad de las empresas estatales.
En el sector financiero, se debe comercializar el sistema bancario, permitiendo así gradualmente que las fuerzas del mercado fijen las tasas de interés, mientras que los mercados de capitales se deben profundizar a la par con el desarrollo de la infraestructura legal y de supervisión necesaria para asegurar la estabilidad financiera.
En el mercado laboral, China debe acelerar las reformas al sistema hukou (registro de hogares) para asegurar que, para el año 2030, los trabajadores puedan desplazarse más libremente en respuesta a las señales del mercado. En la actualidad, cualquier persona que se muda a otra parte del país sin un hukou corre el riesgo de perder el acceso a la educación, los servicios sociales y el mercado de la vivienda. Las autoridades chinas también deben introducir medidas para aumentar los índices de participación de la fuerza de trabajo, reconsiderar la política salarial y hacer que los programas de seguros sociales puedan portarse en todo el país.
Por último, es imperativo proteger los derechos de los agricultores, elevar la eficiencia del uso del suelo y renovar las políticas de adquisición de tierras rurales para uso urbano.
En el mediano plazo, el éxito de China también requerirá la creación de un sistema abierto en el que las presiones competitivas alienten a las empresas chinas a participar en la innovación de productos y procesos, no sólo a través de sus propios esfuerzos de investigación y desarrollo, sino también mediante la participación en redes mundiales de I + D. La prioridad es aumentar la calidad de la I + D, no sólo su cantidad. Las autoridades tendrán que centrarse en aumentar las habilidades técnicas y cognitivas de los graduados universitarios, y en fundar algunas universidades de investigación de primer nivel con fuertes vínculos con el ámbito industrial.
Una estrategia inteligente debe alentar a China a "crecer verde", en lugar de hacerlo rápido ahora y enfrentar enormes costos ambientales más tarde. Alentar nuevas inversiones en ramas de la industria poco contaminantes y que hagan un uso eficiente de la energía y los recursos daría lugar a un desarrollo más respetuoso con el medio ambiente, estimularía las inversiones en servicios y manufactura tanto en la producción como en la puesta a disposición del mercado, y crearía una ventaja competitiva internacional en los sectores industriales de rápido crecimiento.
China 2030 también llama a ampliar las oportunidades, promover la seguridad social y reducir la relativamente alta desigualdad social y económica al afrontar las disparidades entre campo y ciudad en el acceso a puestos de trabajo, financiación y servicios públicos de alta calidad. Para hacerlo, será necesario prestar mayor atención y de forma sostenida a zonas rurales y poblaciones migrantes marginadas, así como reestructurar las políticas sociales con el fin de garantizar las redes de seguridad social.
Por otra parte, es de vital importancia fortalecer la posición fiscal de China mediante la movilización de los ingresos adicionales y asegurar que los gobiernos locales tengan una financiación adecuada para satisfacer sus crecientes responsabilidades de gasto. Estas reformas pueden ayudar a garantizar que los recursos presupuestarios estén disponibles en los diferentes niveles de gobierno (central, provincial, prefectura, condado, municipio y aldea), y sean proporcionales a las responsabilidades de gasto.
Por último, pero no menos importante, China debería convertirse en un actor proactivo en la economía mundial. Si sigue intensificando sus vínculos globales de comercio, inversiones y finanzas, que le han sido de gran utilidad durante las últimas tres décadas, China se beneficiaría de una mayor especialización, más oportunidades de inversión, y el aumento del rendimiento del capital, así como flujos mutuamente beneficiosos de ideas y conocimientos.
China debe mantener su compromiso de resucitar la estancada Ronda Doha de negociaciones comerciales multilaterales, y apoyar un acuerdo global sobre los flujos de inversión. La integración mundial del sector financiero de China requerirá la apertura de las cuentas de capitales, lo que tendrá que llevarse a cabo paso a paso y con mucho cuidado, pero será una medida clave hacia la internacionalización del yuan como moneda de reserva mundial.
Las propuestas contenidas en China 2030 podrían proporcionar un marco a las autoridades chinas en su búsqueda por lograr su objetivo de crecimiento sostenible y armonioso. En momentos en que la economía mundial entra en una fase peligrosa, el gobierno de China tendrá que dar respuesta a nuevos riesgos, crisis y vulnerabilidades a medida que surjan. Pero al hacerlo debe respetar el principio de que las respuestas de políticas a problemas de corto plazo deben sostener, no socavar, las prioridades de reforma de largo plazo.
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