"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

jueves, 30 de noviembre de 2017

“A Fidel le gustó mucho que yo le explicara así…”

Es prácticamente imposible dialogar con Eduardo Heras León (La Habana, 1940) sobre literatura, periodismo, crítica de ballet, cine y magisterio sin que en la conversación no afloren —por azares del coloquio— interesantes anécdotas personales en medio de la extraordinaria modestia de quien, además de ser una de las figuras de mayor relieve de las letras insulares contemporáneas, durante su juventud fue protagonista de notables hechos militares.

El prestigioso escritor cubano en un diálogo con el Comandante en Jefe Fidel
Castro Ruz sobre Universidad para Todos. Foto: Cortesía del entrevistado

Entre esos acontecimientos que marcaron la vida del Premio Nacional de Literatura 2014, se encuentran el haber sido el primer expediente de la Escuela de Artillería Comandante Manuel Fajardo, de Baracoa. Allí, en el acto de graduación, recibió como premio una pistola de manos del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, con quien compartió el escenario de combate en Playa Girón, como segundo jefe de la Batería 7 de Morteros 120 mm.

También conversó con el Comandante Ernesto Che Guevara durante sus estudios de jefe de artillería en los Cursos Vystrel, de la Unión Soviética, entre 1962 y 1963, donde fue el mejor alumno. Pero mi reunión con este hombre delgado, criollísimo mestizo —mezcla de chino y mulato—, culto y sereno, no fue concertada en su acogedor apartamento del Vedado capitalino para recordar detalles de aquellas —y otras— contingencias que bien merecen referencias periodísticas aparte, y que a través de su maravilloso dominio de las técnicas de narración, provoca que pase veloz el tiempo en un amoroso ambiente familiar, encendido por su cautivadora esposa Ivonne Galeano, de nacionalidad uruguaya.

Acudimos a él para hablar sobre uno de los más nobles proyectos ideados por el líder histórico de la Revolución Cubana en beneficio del enriquecimiento cultural y educacional del pueblo: el programa televisivo Universidad para Todos, del cual Heras fue fundador.

“Fidel me inyectó tal entusiasmo que me sorprendió…”

Todo comenzó a partir del Consejo Nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) de octubre de 1999, donde yo informaba sobre los resultados del primer curso del Taller Onelio Jorge Cardoso, y sorpresivamente se apareció el Comandante en Jefe, y escuchó parte de mi intervención. Se estableció entre nosotros un diálogo vivo, intenso, acerca del Taller, las técnicas narrativas, su utilidad y empleo, y la posibilidad de hacerlo accesible a una mayor cantidad de jóvenes en todo el país.

Yo desconocía que estaba a punto de desencadenarse uno de los más importantes proyectos educativo-culturales de la Revolución. Y así fue. “Unos meses después, en julio del año 2000 me encontraba en Canadá y recibí una llamada de Carlos Martí, entonces presidente de la Uneac. Me preguntó que cuándo regresaba a La Habana y le respondí que en dos días.

Me dijo que el Comandante quería que yo diera un curso de técnicas narrativas a través de la televisión nacional, que cuando viniera me daría más detalles…”, dijo el autor de más de una decena de títulos, entre ellos los cuentos La guerra tuvo seis nombres (Premio David de la Uneac, 1968); Los pasos en la hierba (Mención única del Premio Casa de las Américas, 1970); y Cuestión de principio (Premio Nacional de la Uneac, 1983, y Premio Nacional de la Crítica, 1986).

“Ya en Cuba, Carlos me dijo que Fidel quería escuchar mis proposiciones sobre esta idea. Preparé un plan de 20 horas de clases y esperé la entrevista con el Comandante. “El 9 de agosto del 2000 me llevaron al Palacio de la Revolución. Alrededor de las once de la noche entramos en un salón en el cual ya estaban otros compañeros, entre ellos los presidentes de la Uneac y de la Upec.

Dialogamos con Fidel cerca de tres horas. Fue inolvidable. Él preguntó sobre todo. Yo llevaba impresos los planes de lección de las clases. Y le propuse que en vez de técnicas narrativas, tal vez debíamos comenzar por algo más elemental, como el concepto de literatura, los géneros, etc. Y me dijo que no. Que iniciaríamos con las técnicas narrativas. Estaba seguro de lo que quería…”; resaltó el también crítico de danza y coguionista de varias obras para cine y televisión recreadas de sus cuentos.

“En esa plática Fidel me inyectó tal entusiasmo que me sorprendió. No olvido cuando le dije: ‘Comandante, aunque no lo crea, usted utiliza las técnicas narrativas…’ y me respondió: ‘¿¡Yo!?’, y le dije ‘sí, usted…, mire, en su alegato La historia me absolverá, usted habla en primera persona y de pronto hace un corte y cambia para la tercera, ¿sabe cómo se llama eso?’… y me dijo, ‘no’ y le expliqué que se trataba de una muda del punto de vista espacial, y ‘esa pequeña anécdota que intercala dentro del discurso ¿sabe cómo se llama?’ y volvió a decirme que no, y le dije: ‘eso es una caja china, en términos técnicos.

Usted conoce las técnicas narrativas, intuitivamente, las ha asimilado por lecturas, eso sucede en muchos escritores”’, evocó el poseedor, además, de la Distinción Por la Cultura Nacional, de la Réplica del Machete del Generalísimo Máximo Gómez, del Premio Nacional de Edición y de la Distinción Maestro de Juventudes.

“Un momento importante de mi vida como escritor y profesor”

“Conversamos sobre muchas más cosas. Me preguntó acerca de un discurso que pronunciaría ante unos graduados de Medicina, y tenía dudas en un párrafo que había escrito de dos formas. Quería saber cuál de las dos variantes era la mejor. Esa noche Fidel me mostró una faceta de él que yo no conocía”, apuntó Heras León. “El 13 de agosto me invitó a compartir por su cumpleaños. Allí me dijo: ‘Heras, cómo anda tu entusiasmo por el curso’, y le expresé ‘no se preocupe Comandante, que va sin problemas’.

Y entonces me objetó: ‘Me avisas si se te acaba el entusiasmo que yo te voy a inyectar un poquito más’. El curso comenzó el 1º de octubre. Se acordó llamarlo Universidad para Todos. Toda una aventura.

Nos levantábamos a las 4:00 a.m., porque las clases eran en vivo, de siete a nueve de la mañana. Luego se repetían (grabadas) a las 11:00 p.m.”.

Con una sonrisa que asomó a su rostro, el reconocido conferencista igualmente recordó que este proyecto fue “importante en mi vida como escritor y profesor. De ese curso salió el libro Los desafíos de la ficción, la recopilación más completa de la lengua española sobre técnicas narrativas, Fidel se entusiasmó con esta y solicitó que se imprimieran 15 ejemplares, que se hicieron casi manualmente. Fue la primera edición. Quería mandárselos a cada uno de los Cinco Héroes.

También se lo regaló a Abel Prieto y a Jean-Bertrand Aristide, quien entonces era presidente de Haití, que estaba de visita aquí. La segunda edición, de 5 mil ejemplares, se hizo en Colombia. Me dijo bromeando: ‘Este libro hay que analizarlo no solo por su contenido, sino por su peso’.

Tiene casi mil 300 páginas. “Fíjate si le quedaron fijas las ideas sobre las técnicas narrativas, que durante uno de sus viajes a la ONU, en una iglesia de Estados Unidos ante unas 3 mil personas dijo que en Cuba había un escritor joven que estaba dando cursos sobre técnicas narrativas, e hizo alusión a Universidad para Todos. A su regreso participó en una reunión de directores municipales de Cultura a la que fui invitado. Llegó, preguntó por mí y me dijo: ‘Oíste mi discurso en la iglesia de Estados Unidos donde te tiré un piropo?’’’, precisó Heras León. El también director, desde hace 20 años, del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso —especializado en la formación de escritores noveles—, discurrió sobre otras muchas remembranzas relacionadas con sus vínculos profesionales con Fidel, entre ellas sus encuentros con él en la Feria del Libro. Pero en el diálogo fue recurrente el tema sobre Universidad para Todos, y la constante preocupación de Fidel por este proyecto sobre el cual le dijo: “Mire, Comandante, el objetivo de este curso tan breve no es que los televidentes aprendan las técnicas narrativas, sino que adquieran una nueva dimensión de la lectura. A partir de ese conocimiento, se puede leer una novela o un libro de cuentos, haciéndolo desde adentro, desde el laboratorio creador del escritor… y a él le gustó mucho que yo le explicara así… me di cuenta…”.

Argentina abandona las tareas de rescate de los tripulantes del ARA San Juan, continúa la búsqueda del buque



BUENOS AIRES (Sputnik) — Las autoridades de Argentina decidieron suspender las tareas de rescate de los 44 tripulantes del submarino San Juan, perdido desde el 15 de este mes en el Atlántico Sur, y continuar solamente las labores de búsqueda del buque en el lecho marino, dijo en rueda de prensa el portavoz de la Armada, Enrique Balbi.

"El Convenio de búsqueda y salvamento, a las 16:20 horas (19:20 GMT), caso SAR (siglas en inglés de búsqueda y rescate) cambiado a fase de búsqueda", debido a que ha transcurrido más del doble de tiempo factible para hallar con vida a los submarinistas, dijo Balbi.

Balbi continuó observando que "se ha extendido a más del doble la cantidad de días que determinan las posibilidades de rescate de la dotación humana".

"Habiendo analizado todas las evidencias recibidas de las unidades propias y las de distintos países y agencias que han participado en el operativo, el Ministerio de Defensa y la Armada comunican que continuarán con la siguiente fase que comprende la búsqueda del submarino en el lecho submarino", añadió.

Sin embargo, ante una pregunta de un periodista, el marino dijo que "hasta tanto no tener la localización (del submarino) no vamos a dar una versión categórica".

Luego de un esfuerzo concertado de recursos nacionales e internacionales, públicos y privados, no se ha hallado ningún rastro de personas ni del submarino perdido el 15 de noviembre en alta mar, dijo el portavoz.

"Desde hace 15 días se han realizado exploraciones desde la superficie, en diferentes profundidades y en forma área sin obtener contacto con el submarino San Juan ni sus balsas salvavidas", dijo Balbi.

Están disponibles "28 buques, 16 de la Armada argentina, nueve aeronaves, tres de la Armada argentina, 4.000 hombres, 3.200 de la Armada, sumando un total de 18 países en apoyo y, a pesar de la magnitud de los esfuerzos realizados, no ha sido posible localizar el submarino", agregó.

"Habiendo analizado todas las evidencias recibidas de las unidades propias y las de distintos países y agencias que han participado en el operativo, el Ministerio de Defensa y la Armada comunican que continuarán con la siguiente fase que comprende la búsqueda del submarino en el lecho submarino", añadió.

El Ministerio de Defensa de Argentina y la Armada concentrarán los recursos humanos y materiales desplegados en el Atlántico Sur a la búsqueda del submarino, en virtud de la información recibida sobre una supuesta explosión, dijo Enrique Balbi.

"Se mantiene el área de búsqueda en un radio de 40 kilómetros, o 4.000 kilómetros cuadrados" dijo Balbi para añadir que "seis buques siguen haciendo el mapeo del lecho marino".

Además, "se recibió información de dos organizaciones internacionales que dan cuenta de una anomalía acústica en proximidades de la última posición conocida del submarino San Juan, posteriormente confirmada con un evento consistente con una explosión", recordó.

El regreso de algunos buques al puerto de Comodoro Rivadavia se debe a una reestructura de los recursos para dedicarlos solo a la búsqueda del submarino, dijo el portavoz.

El regreso de los buques "forma parte de pasar a esta nueva fase de búsqueda del submarino" y ya no del rescate de los 44 tripulantes, dijo.

El buque de bandera noruega Sophie Siem "está regresando mañana (viernes) a Comodoro Rivadavia, con una contaminación en el agua potable de sus tanques; el Atlantis de EEUU estaría regresando también mañana" y llegaría un avión "también de EEUU con otro vehículo de operación remota de hasta 6.000 metros que sería cargado en el Atlantis", agregó el portavoz.

El San Juan reportó su última posición a 430 kilómetros del punto más cercano de la costa de la Península Valdés, en el sureste de Argentina, el 15 de noviembre.

ESPADAZOS EN HONOR DE ARMANDO HART DÁVALOS

Por Luis Toledo Sande, Facebook

Aunque no lo hubieran llamado, el autor de este artículo habría ido voluntariamente a la despedida de Armando Hart Dávalos. Pero del Centro de Estudios Martianos le hicieron una llamada institucional y amable para avisarle que allí reposaba el cadáver y podría verlo. Tenía, pues, esa razón más para acudir. Hart merece seguir siendo recordado y admirado como el incansable luchador que fue antes y, sobre todo, después del triunfo revolucionario.

No hay más que mencionar su labor al frente del ministerio de Educación, Campaña de Alfabetización incluida. Cuanto hizo llevó el signo de su entusiasmo, de su entrega irrestricta y consciente, y de la condición que distintas personas le han reconocido como dando espadazos contra lo repudiable: era una persona decente, y la decencia le urge al mundo, y como parte de él a Cuba, cultivarla con esmero, máxime cuando parece crecer el número de quienes tienden a considerarla una cualidad superflua y fuera de moda.

Hart acendró sus virtudes en la clandestinidad revolucionaria, en la prisión y al escapar de sus captores, y con particular fuerza en el cumplimiento de las tareas que le confió la Revolución victoriosa, ya fueran cargos del Partido —integró durante años el Buró Político, por ejemplo— o del gobierno. Memorable fue y continúa siendo la acogida que tuvo su nombramiento como ministro de Cultura, y el respeto que ganó con su denuedo en emplear esa jerarquía para bien del ambiente de ese sector, librándolo de daños ocasionados por una política que generó lo que Ambrosio Fornet llamó, con mesura y eficacia, quinquenio gris.

Luego de su etapa al frente de ese ministerio, y hasta su muerte, Hart se desempeñó como director de la Oficina del Programa Martiano, uno de los frentes de trabajo —presidió asimismo la Sociedad Cultural José Martí— en que siguió honrando el legado que la patria recibió del autor intelectual de la Revolución Cubana. En ese camino de hechos e ideas se ubica la producción intelectual que incrementó el prestigio del revolucionario que acaba de morir, la autoridad y el respeto que él cosechó dentro y fuera de Cuba.

Por todas esas razones, es natural que todo cubano y toda cubana de ley lo alaben aunque, por el motivo que fuera, no pudiesen acudir a darle la despedida final. Trabajar —empezar a hacerlo, o seguir haciéndolo— con la mayor entrega, con plena honradez, con toda la inteligencia posible, será una forma segura y digna de honrarlo, aun cuando no se haga pensando en él. Pero al autor de estas líneas, aunque no fue de las personas más cercanas a Hart, solo causas de peso mayor le habrían impedido ir a su velorio, y felizmente no hubo causas tales.

Se levantó bien temprano para llegar hasta el Centro de Estudios Martianos, donde su cadáver estaba tendido —y quizás aún esté cuando empiezan a escribirse estas líneas—, para su traslado al lugar donde tendrá o ya tiene el reposo que él no se permitió darse mientras tuvo alguna fuerza. Hasta el final de su vida quiso darlo todo por la obra que lo hizo el martiano y fidelista que fue, una obra de la que se sintió orgulloso y por la que fue bueno y útil, y dichoso, a pesar de penas personales terribles.

Si el articulista llegó hasta el Centro de Estudios Martianos y se fue de allí sin entrar a despedir el cadáver, no fue porque no le interesara hacerlo, sino por algo que parece un estreno impropio y no se le ocurre suponer iniciativa de la institución nombrada: en la puerta de acceso se topó con que debía esperar a que se comprobara si su nombre aparecía en una lista, como si se tratara de una recepción protocolar o de una determinada reservación administrativa.

En esa espera, sin poder disimular que molestas, se hallaban numerosas personas para ver si finalmente se les permitía entrar. Basta decir que estaban la directora de coros Digna Guerra y la poeta Nancy Morejón. Ser despedido de allí, sin poder entrar, por la posible contingencia de no aparecer registrado en una lista por olvido o por lo que fuese —¿se necesitaban listas tales?—, era un riesgo que no se debía correr: habría sido un acto de mal gusto que no merecía asociarse a la persona ni a la memoria del revolucionario a quien se quería honrar.

Aunque no fuera más que porque ardía en ansias creativas irrefrenables, o porque lo administrativo no era su fuerte, Hart encarnaba la voluntad de un ser humano profundamente ajeno al burocratismo, y no merecía que su velorio terminara atascado en controles de semejante índole. Eso pensaba el articulista al abandonar, sin haber llegado hasta el cadáver, un sitio donde trabajó durante años en tareas vinculadas con Hart y su sentido misional de la existencia. Y pensaba también si trámites burocráticos tan de mal gusto se habrían podido aplicar —para no ir más lejos, ni quedarse más cerca— cuando el pueblo cubano quiso rendirle tributo póstumo a quien fue y sigue siendo el Comandante de ese pueblo y, en él, de Hart.

¿No habría sido preferible que el cadáver del luchador que hoy ha recibido el último adiós se hubiera expuesto en un sitio abierto, donde representantes del pueblo, agradecidos, acudieran libremente a rendirle homenaje? Todo espadazo contra el burocratismo —que el articulista evita calificar aquí con los términos que estima pertinentes— será también, de hecho, una forma de honrar a un revolucionario respetado y querido.

(En la mañana del 27 de noviembre de 2017.)
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