Por SANDRO POZZI
Carl Icahn es Wall Street. Es una imagen que suele asociarse a otros inversores de su quinta como Warren Buffett o George Soros. Pero el magnate neoyorquino es mucho más activo, pese a sus 78 años de edad. O al menos utiliza magistralmente los medios que tiene a su alcance para hacer escuchar su voz en nombre, dice, del interés general de los accionistas de las compañías en las que apuesta su fortuna, valorada en 26.200 millones de dólares (17.700 millones de euros).
Icahn ocupa el puesto 23 en la lista de multimillonarios que elabora la revista Forbes, lo que le convierte en el segundo inversor más rico, por detrás de Buffett. No hay una semana en la que su nombre no salga a colación por sus intensas batallas con las ejecutivas de compañías como Apple o Herbalife. Ahora es protagonista por las ofertas que le llueven a la cadena de tiendas de descuento Family Dollar, para la que lleva tiempo buscando comprador.
Su competidora Dollar General trató de torpedear la operación que ya estaba en marcha desde hace un mes con Dollar Tree. Esta puja hizo ganar mucho dinero a Icahn. Pero está por ver que la jugada le salga como esperaba, porque Family Dollar se mantiene en la casilla de inicio. El inversor también tiene en la mirilla a Hertz, que se desplomó tras presentar unos resultados que decepcionaron. Ahora controla el 8,6% de la compañía de alquiler de coches y presiona para cambiar la gestión.
Los números parece que le dan la razón. Las compañías cotizadas en las que invirtió se apreciaron más de un 50% el último año. El multimillonario de Queens lleva tres décadas agitando a los inversores, para así presionar a los consejos de administración a realizar los cambios que propone para enderezar la gestión de sus negocios. Su palabra, literalmente, mueve los mercados. Cuando toma posiciones en una sociedad, las acciones suben al instante. Cuando abandona, bajan y tardan en recuperar el paso.
Otros activistas
Carl Icahn es el más veterano entre los activistas de Wall Street, un grupo que aglutina a conocidos gestores de fondos como William Ackman, David Einhorn, Paul Singer y Nelson Peltz. A todos les mueve el mismo objetivo: hacerse con una participación importante en compañía cotizada para poder influir en decisiones estratégicas como fusiones, planes de recapitalización o imponer cambios en la dirección. Aunque siguen estrategias diferentes. Algunas veces pueden hasta enfrentarse, como Icahn y Ackman en Herbalife.
Sus tácticas crean recelo, como el escenificado por George Clooney hace un año con su ataque a Dan Loeb, el más joven del grupo, por su maniobras en Sony. "Es un oportunista, alguien que trata de crear un clima de temor", dijo el actor, una de las figuras más relevantes en Hollywood. Pero, pese a que la acción de estos inversores puede enfurecer a los directivos y a la sociedad, la realidad es que esta forma de activismo se está convirtiendo en una verdadera fuerza para hacer negocios en EE UU, como señalan los editores deForbes.
Icahn Enterprises es el vehículo financiero a través del que ejecuta las operaciones de asalto este inversor de origen judío graduado en Princeton. Es un holding con sede en Nueva York, que cotiza en el Nasdaq. Integra compañías de todos los sectores que representan la economía de Estados Unidos. Se apreció un 113% desde que empezó a cotizar en enero de 2013; un rendimiento superior al 43% registrado por Berkshire Hathaway o al 34% del índice S&P 500.
"Muchos mueren luchando contra las tiranías. Lo mínimo que puedo hacer es votar contra ellas". Esta frase que pronunció en la junta general de Texaco define la esencia de este agresivo inversor, que empezó a trabajar en Wall Street como broker en 1961. Se escuchó en 1988. Tres años antes había entrado en tromba en el capital de Trans World Airlines (TWA). La petrolera acabó en manos de Chevron y TWA se declaró dos veces en suspensión de pagos antes de ser absorbida por American Airlines.
El nombre de Icahn se asocia durante los últimos años con empresas tan conocidas por los inversores como eBay, Biogen, Dynegy, Chesapeake Energy, Forest Laboratiries, Genzyme, MGM Studios, Motorola, Revlon, Lions Gate, Marvel, Take-Two Interactive, Nuance Technology, Transocean y WebMD. La revista The Times le dedicó por su activismo una portada en diciembre del pasado año, bajo el título "El guardián del universo". En el interior le presentaba como el "verdadero lobo de Wall Street".
El magnate americano llevó su lucha hace un año a las redes sociales, abriendo una cuenta en Twitter. "Me gusta casi tanto como Dell", relató jocoso la experiencia de su primer tuit. No era un chiste fácil. En ese momento libraba una dura batalla con Michael Dell por el control del fabricante de ordenadores. Consideró que los 24.400 millones de dólares que el fundador puso sobre la mesa para sacarla del Nasdaq y reestructurarla era un precio demasiado bajo.
Es el canal que utilizó un par de meses después para anunciar que entraba en el capital de Apple y presionar a Tim Cook para que hiciera más por elevar el valor de la acción, que sufrió un gran desplome tras la presentación de su último iPhone. Y es que Icahn nunca se guarda sus opiniones sobre la gestión de las empresas en las que cuela a sus representantes. Es como un perro de presa y por eso los ejecutivos toman nota de su mensaje.
Carl Icahn controla en la actualidad 45 millones de acciones de Apple, por un valor próximo a los 4.500 millones de dólares (3.380 millones de euros). También tiene una participación importante en Netflix, por un valor cercano a los 800 millones (602 millones de euros), de acuerdo con la última información remitida al regulador bursátil con sus posiciones hasta el pasado 30 de junio. Además, acaba de reforzar su participación en Gannett.
El inversor posee 15 millones de acciones en el editor de USA Today. Es otro de sus frente de ataque. En este caso su campaña va destinada a romper la compañía en dos, para separar el negocio de medios impresos de los audiovisuales. Busca de esta manera que dé un paso similar al que hace un año protagonizó Rupert Murdoch con News Corporation o los grupos Tribune y Time Warner.
Gannett ya anunció a comienzos de mes planes para partirse en dos compañías independientes. Ahora lo que trata Icahn es lograr que esa separación se haga teniendo en cuenta su opinión. Lo curioso es que este financiero que apenas usa el correo electrónico sabe mucho del mundo del entretenimiento, como demuestran sus puestas en escena. Su gran talento, dice, es la mímica. Pero eso lo deja para los ratos en los que no hace dinero.
La capacidad de persuasión del neoyorquino, que bien podría protagonizar una película de Woody Allen es, sin embargo, limitada. Logró convencer a Tim Cook para que Apple procediera a una recompra masiva de acciones, pero tuvo que ceder ante Dell, aunque comparó la gestión de su consejo con una dictadura. Optó por retirarse cuando vio que era imposible ganar la batalla. Algo similar le sucedió después con eBay. Pese a estos reveses, sigue dando guerra.