Unas de las últimas o la última foto del Che vivo.
“He tenido la suerte, el día de hoy, 3 de marzo de 2016, junto a mi familia, Mónica, Fabián Estuardo, Julián Ernesto, Mercedes y compañeros de trabajo, visitar el Complejo Escultórico Ernesto Che Guevara en Santa Clara. Inicio mi gestión diplomática en Cuba rindiendo un respetuoso homenaje a este querido compañero, que nos inspira cada día a seguir luchando por la justicia social y a seguir trabajando por la construcción de la Patria Grande. Gracias Che, por dejarnos la luz y el camino para seguir avanzando por senderos de libertad. Tu ejemplo es eterno y juro trabajar por la construcción del hombre nuevo, en un mundo donde todos seamos iguales. Quiero parafrasearte: qué culpa tengo yo de tener la sangre roja, y el corazón a la izquierda. Hasta la victoria siempre”.
Estas conmovedoras palabras fueron escritas en el Libro de Visitantes de ese emblemático monumento cubano, por un ecuatoriano digno, socialista y profundamente guevariano.
Hasta el sitio sagrado que guarda los restos del Comandante Ernesto Che Guevara, llegó el Doctor Fabián Solano, Embajador recientemente nombrado por el Gobierno del Presidente Rafael Correa, en la República de Cuba.
Antes de asumir oficialmente su misión diplomática y presentar sus Cartas Credenciales, Solano, acompañado por su esposa e hijos, quiso que su primera actividad en la Isla fuera una visita a la ciudad central de Santa Clara, donde reposan los restos del Guerrillero Heroico.
En el sobrecogedor sitio, fue conmovedor para el representante de la Revolución Ciudadana estar allí, donde el visitante se acerca mucho más a la grandiosidad del Che, cuyo pensamiento está ligado a los profundos procesos de cambio que se van dando en América Latina y en el mundo.
Emociona constatar cómo un hombre de la estirpe del Che entregó todo por las causas justas, por la liberación de los pueblos, con esfuerzos y sacrificios, lo que nos demuestra que las luchas por los cambios sociales valen la pena.
Visitar ese sitio solemne y sagrado nos compromete mucho más con la lucha por la integración de la América Nuestra.
El Embajador Fabián Solano y sus acompañantes recibieron una explicación pormenorizada acerca de esta obra monumental, que desde el 17 de octubre de 1997 acogió los restos del Che y sus compañeros de lucha en la guerrilla boliviana.
La Doctora Mayra Romero, Directora del Complejo Escultórico, explicó que en el Memorial hay 39 nichos, 31de ellos ocupados, y el ambiente refleja el último escenario donde se desarrolló la vida del Che en Bolivia, junto a la llama eterna que encendió en este lugar el Comandante en Jefe Fidel Castro el 17 de octubre de 1997.
Muchos recuerdos transitaron por la memoria del Embajador ecuatoriano. En primer lugar, recordó el profundo humanismo y el altruismo del legendario guerrillero, ejemplo como médico, como combatiente y como hombre para millones de personas en el mundo.
Y es que el Che es un símbolo para todos los tiempos; y hoy la Revolución Ciudadana, profundamente guevarista, ratifica su compromiso de seguir transformando el país por el bienestar de su pueblo.
Rememoró que cuando el Presidente Rafael Correa asumió por primera vez el poder, en el año 2007, se declaró alfarista y guevariano. La Revolución Ciudadana se impregnó del espíritu solidario e internacionalista del guerrillero que murió combatiendo por la libertad de los pueblos de América.
El revolucionario argentino-cubano, conocido mundialmente como Che Guevara, fue capturado el 8 octubre de 1967 por el Ejército de Bolivia en la Quebrada del Yuro y posteriormente ejecutado en una escuela en la localidad de La Higuera.
Esa aldea, perdida entonces en la geografía boliviana, está hoy en el centro de las utopías de la Revolución en América Latina porque precisamente allí murió un hombre y nació un mito.
Las últimas palabras del Guerrillero dirigidas a su captor fueron: “¡Serénese y apunte bien! ¡Va usted a matar a un hombre!”
Quienes lo asesinaron creyeron que lo desaparecerían de la historia, pero devino símbolo de rebeldía para toda la Humanidad. El legado del Che se multiplicó en todos los continentes y su fuerza abrió nuevos caminos para la Revolución en el siglo XXI.
Los sueños del Che fueron interrumpidos por militares bolivianos quienes, dirigidos y financiados por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, dieron muerte a un hombre que llevó como bandera de lucha la libertad y la igualdad.
Treinta años después de su asesinato, sus restos fueron trasladados a Cuba y depositados en este Memorial erigido en la ciudad de Santa Clara, donde el Che lideró la batalla decisiva del 28 de diciembre de 1958, que contribuyó a la victoria del Ejército Rebelde y al triunfo de la Revolución Cubana.
Durante todo el recorrido por el Complejo Escultórico, la mirada del Embajador ecuatoriano Fabián Solano permaneció con un brillo singular, demostrando una emoción sincera y profunda.
Un concepto está bien claro para nuestro Embajador, y es que la mística y la leyenda de Ernesto Guevara de la Serna están más presentes que nunca en la lucha sostenida por los pueblos latinoamericanos en aras de su definitiva independencia.
Para Guevara, el proyecto socialista era multifacético e integral, y uno de sus componentes esenciales era la creación del hombre nuevo, junto a la construcción de una también nueva cultura que contrarrestara los quinientos años de “des-educación” por el sometimiento y la resignación padecidos por nuestras sociedades debido al capitalismo salvaje.
Che nos habló del socialismo en la Cuba revolucionaria; pero el fondo de su argumento va más allá y es necesario estudiarlo para comprender también el papel y las contradicciones de los intelectuales latinoamericanos en el momento actual.
Precisamente, en la intervención que realizó Ernesto Guevara en diciembre de 1964 ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, precisó con particular sencillez: “He nacido en la Argentina; no es un secreto para nadie. Soy cubano y también soy argentino y, si no se ofenden las ilustrísimas señorías de Latinoamérica, me siento tan patriota de Latinoamérica, de cualquier país de Latinoamérica, como el que más y, en el momento en que fuera necesario, estaría dispuesto, a entregar mi vida por la liberación de cualquiera de los países de Latinoamérica, sin pedirle nada a nadie, sin exigir nada, sin explotar a nadie.”
Otro momento de gran emoción durante la visita al Complejo Monumentario en Santa Clara fue cuando le leyeron la carta de despedida del Che a Fidel. En esa misiva, que se hizo pública en La Habana el tres de octubre de 1965, el guerrillero argentino-cubano señalaba: “Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos.”
Y más adelante, al referirse a la posibilidad de morir en las nuevas batallas que emprendía, enfatizó: “Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento, será para este pueblo y especialmente para ti.”
Reflejó así el gran cariño, admiración y respeto que sentía por el pueblo cubano y por el máximo líder de la Revolución, Fidel Castro.
Varios meses después en un mensaje a los pueblos del mundo dirigido a la Revista Tricontinental, y difundido en el mes de abril de 1967, el Che volvió a exponer consideraciones sobre el internacionalismo, y además se refirió a la posibilidad latente de que él podía morir en la nueva etapa de lucha revolucionaria que llevaba adelante. Ya en ese momento, desde hacía varios meses, se hallaba en la selva boliviana, donde libraría su último combate el 8 de octubre de ese año.
Sus asesinos trataron con su eliminación física destruir su ejemplo, pero en realidad su vida y su obra se han seguido enriqueciendo; y el Che sigue estando presente, como un símbolo, como fuente de inspiración, en cientos de lugares de todo el mundo, y de modo muy especial en América Latina.
Y es que como dijera Fidel el 18 de octubre de 1967 en ocasión de realizarse en Cuba una gran velada solemne en homenaje al Che Guevara, en la Plaza de la Revolución “José Martí”, en La Habana: “Che no cayó defendiendo otro interés, defendiendo otra causa que la causa de los explotados y los oprimidos en este continente; Che no cayó defendiendo otra causa que la causa de los pobres y de los humildes de esta Tierra. Y la forma ejemplar y el desinterés con que defendió esa causa no osan siquiera discutirlo sus más encarnizados enemigos.
Los latinoamericanos damos gracias al Che, por su ejemplo imperecedero, por sus principios y convicciones; y le aseguramos que la luz de su estrella jamás se apagará en el continente americano.
Los ecuatorianos también sabemos muy bien que el Comandante Ernesto Che Guevara es inspiración para la Revolución Ciudadana que lidera del Presidente Rafael Correa.
No hay dudas de que ese espíritu guevariano, socialista, justo y solidario guiará la misión diplomática del nuevo Embajador de Ecuador en Cuba.