El mayor acuerdo comercial de todo este año 2011 se cerró ayer entre China y Japón cuando ambas naciones acordaron abandonar el dólar en sus intercambios comerciales. Este hecho ha dado un vuelco inesperado a la guerra de divisas desatada tras el estallido de la crisis dado que indica que el control hegemónico del billete verde en el mundo comienza su declive. La segunda y la tercera economía del planeta intercambiarán sus productos en sus propia monedas, saltándose la intermediación de la Reserva Federal y el Tesoro de Estados Unidos. (Ver la declaración del Banco Popular de China)
No es arriesgado aventurar la tesis del ocaso del dólar, aunque hay que tener en cuenta un par de hechos de la historia reciente. Lo significativo es que el gigantesco movimiento comercial entre ambos países asiáticos demandaba un alto volumen de divisas que mantenía en alza el precio del billete verde (más de 350.000 millones de dólares al año). Tras el acuerdo Tokio-Shanghai, es muy probable que se incorporen otros países (Corea del Sur es uno de ellos y Rusia ya tiene acuerdo con China de negociar bilateralmente yuanes con rublos).
El abandono del billete verde por parte de estos países se produce en momentos en que reina la total incertidumbre en los mercados financieros y donde prima la desconfianza y el miedo al interior de la misma banca. Como señala esta nota de El Economista, lejos de hacer fluir hacia el mercado los 489.000 millones de euros que recibieron de regalo navideño, la banca no ha hecho otra cosa que depositar más del 84% de esa suma en las misma bóvedas del BCE, llevando este tipo de depósitos a niveles récords, como si la propia banca propiciara el colapso total del sistema.
Por ello no debe resultar extraña la pérdida de confianza en el dólar y el euro, como confirman las medidas de los países asiáticos. La corrupción desatada de estas monedas con más de 700 billones (millones de millones) en derivados financieros que se derrumban como un castillo de naipes es digna de miedo. China y Japón se han dado cuenta que algo huele muy mal en Europa y Estados Unidos y de ahí la necesidad de separar caminos. Si esta acción se proyecta hacia los países exportadores de petróleo, el derrumbe del dólar será imparable.
Debemos recordar que tras la crisis petrolera de 1974 se crearon los petrodólares, que anclaron el oro negro al dólar y obligaron durante cuatro décadas a comercializar el petróleo exclusivamente en dólares. Cada intento de algún país (como Irak o Libia) de negociar el petróleo en otra moneda ha dado como resultado una guerra invasiva en el oriente medio. Irán es el único país que ha desafiado a Estados Unidos y comercia el petróleo en otras monedas. Sin embargo, Libia e Irak han pagado cara sus acciones para debilitar al dólar por esta vía. Lo de China y Japón es el golpe más duro para Estados Unidos y un anticipo del declive que viene para el billete verde.
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