Por Guillermo Nova
En Cuba la cosecha de azúcar 2011-2012 será de 1,4 millones de toneladas, un resultado considerado por las autoridades como modesto, dado que alcanza el 94 por ciento de lo previsto, pero plagados de incumplimientos en su plan de producción como en años anteriores.
Aunque la producción creció un 16 por ciento respecto a la anterior, en la última zafra se dejaron de producir 68 mil toneladas de azúcar, unos resultados calificados por el vicepresidente cubano José Ramón Machado Ventura como “insuficientes para los avances económicos que demanda el país”.
En un encuentro con responsables del sector, el número dos del gobierno cubano señaló que “hay que cambiar, cambiar de verdad y hay que hacer las cosas distintas de cómo se han hecho hasta ahora, que no se puede estar creyendo en cuentos ni promesas”, espetó.
También Marino Murillo, encargado de la implantación del plan de ajustes económicos emprendido en el país, criticó incumplimientos como la demora en el arranque de los centrales a pesar de las inversiones previstas.
En esta zafra se pensaba aumentar en un 20 por ciento la producción tras la modesta recuperación del año pasado después de la caída de 2010 cuando se registró la peor cosecha azucarera en Cuba en 105 años.
Una de las medidas que se tomaron fue la eliminación del Ministerio del Azúcar por un grupo empresarial Azcuba que se mantendría en manos del Estado, pero limitaría la gestión de una burocracia que crecía más alto que la caña.
Una gestión administrativa alejada del campo hacía que de los dos millones de hectáreas controladas por el Ministerio del Azúcar, tan solo 700.000 estaban dedicadas al cultivo de la caña de azúcar.
Actualmente el rendimiento por hectárea ronda las tres toneladas, la meta es llevarlo por lo menos a seis toneladas, mientras que el estándar internacional es de ocho toneladas por hectárea.
Aunque la mayoría coincide en la pésima dirección de los trabajos de la zafra como la principal causa del fracaso, algunos también piensan en causas sobrenaturales y por eso en un central incluso se recurrió a los servicios de un santero para que limpiase de maleficios el despacho del director.
Una economía de sacarosa
Las autoridades cubanas intentan resucitar una industria en declive que antes fue la base de la economía, pero que actualmente solo representa el cinco por ciento de los ingresos en moneda extranjera del país.
Cuba fue uno de los mayores exportadores de azúcar en el mundo, con una producción media de ocho millones de toneladas al año, pero la desintegración en 1992 de la Unión Soviética que la compraba a precios por encima de mercado significó el colapso.
En 2002 en un momento de precios bajos del azúcar a nivel internacional Cuba cerró 71 de sus 156 ingenios, y destinó el 60 por ciento de sus plantaciones a otros cultivos, más de las mitad de los 400.000 trabajadores del sector fueron relocalizados en otros sectores.
El proceso de reconversión industrial intentó amortiguar socialmente sus consecuencias y para ello la Administración les encontró nuevos empleos para los trabajadores que perdieron sus puestos y les abonó entre el 60 y el 100 por ciento de los salarios mientras ampliaban su formación.
Pero ese proceso tuvo unas consecuencias en la descapitalización del sector, Industrias secundarias como la fabricación de equipos y neumáticos fueron afectadas y todavía no se han recuperado del todo.
Además los jóvenes que se incorporaron al sector no tienen la suficiente experiencia en el manejo de la maquinaria, lo que provoca frecuentes avería y los más veteranos están en el exterior aprovechando las mejoras salariales de los convenios de colaboración técnica que Cuba tiene con naciones amigas.
Durante la reconversión azucarera el panorama rural cambió porque cerca de un millón de personas, el 10 por ciento de la población de la isla, vivían en los bateyes y comunidades rurales establecidas alrededor de los ingenios azucareros que cerraron.
Cuba producirá Etanol
La compañía brasileña Odebrecht firmó con Azcuba un contrato de administración productiva por el ingenio “Cinco de Septiembre” en la provincia central de Cienfuegos, lo que significa la primera inyección de capital extranjero en un sector hasta ahora cerrado en la isla.
El acuerdo por un período de 10 años tiene como objetivo incrementar la producción de azúcar y la capacidad de molienda, pero también abre la posibilidad de producir etanol acompañado por la generación energía para lo que la compañía brasileña montará una destilería.
La producción de etanol a gran escala en Cuba ha chocado con la oposición de Fidel Castro, que en sus difundidos artículos conocidos como “Reflexiones”, ha criticado el uso de alimentos como el maíz para fabricar biocombustibles.
Fuentes del sector biotecnológico consultadas por La República consideran que si Cuba aumenta su producción industrial azucarera podría convertirse en el tercer mayor productor de biocombustible del mundo, tan solo por detrás de Estados Unidos y Brasil.
Aunque la producción creció un 16 por ciento respecto a la anterior, en la última zafra se dejaron de producir 68 mil toneladas de azúcar, unos resultados calificados por el vicepresidente cubano José Ramón Machado Ventura como “insuficientes para los avances económicos que demanda el país”.
En un encuentro con responsables del sector, el número dos del gobierno cubano señaló que “hay que cambiar, cambiar de verdad y hay que hacer las cosas distintas de cómo se han hecho hasta ahora, que no se puede estar creyendo en cuentos ni promesas”, espetó.
También Marino Murillo, encargado de la implantación del plan de ajustes económicos emprendido en el país, criticó incumplimientos como la demora en el arranque de los centrales a pesar de las inversiones previstas.
En esta zafra se pensaba aumentar en un 20 por ciento la producción tras la modesta recuperación del año pasado después de la caída de 2010 cuando se registró la peor cosecha azucarera en Cuba en 105 años.
Una de las medidas que se tomaron fue la eliminación del Ministerio del Azúcar por un grupo empresarial Azcuba que se mantendría en manos del Estado, pero limitaría la gestión de una burocracia que crecía más alto que la caña.
Una gestión administrativa alejada del campo hacía que de los dos millones de hectáreas controladas por el Ministerio del Azúcar, tan solo 700.000 estaban dedicadas al cultivo de la caña de azúcar.
Actualmente el rendimiento por hectárea ronda las tres toneladas, la meta es llevarlo por lo menos a seis toneladas, mientras que el estándar internacional es de ocho toneladas por hectárea.
Aunque la mayoría coincide en la pésima dirección de los trabajos de la zafra como la principal causa del fracaso, algunos también piensan en causas sobrenaturales y por eso en un central incluso se recurrió a los servicios de un santero para que limpiase de maleficios el despacho del director.
Una economía de sacarosa
Las autoridades cubanas intentan resucitar una industria en declive que antes fue la base de la economía, pero que actualmente solo representa el cinco por ciento de los ingresos en moneda extranjera del país.
Cuba fue uno de los mayores exportadores de azúcar en el mundo, con una producción media de ocho millones de toneladas al año, pero la desintegración en 1992 de la Unión Soviética que la compraba a precios por encima de mercado significó el colapso.
En 2002 en un momento de precios bajos del azúcar a nivel internacional Cuba cerró 71 de sus 156 ingenios, y destinó el 60 por ciento de sus plantaciones a otros cultivos, más de las mitad de los 400.000 trabajadores del sector fueron relocalizados en otros sectores.
El proceso de reconversión industrial intentó amortiguar socialmente sus consecuencias y para ello la Administración les encontró nuevos empleos para los trabajadores que perdieron sus puestos y les abonó entre el 60 y el 100 por ciento de los salarios mientras ampliaban su formación.
Pero ese proceso tuvo unas consecuencias en la descapitalización del sector, Industrias secundarias como la fabricación de equipos y neumáticos fueron afectadas y todavía no se han recuperado del todo.
Además los jóvenes que se incorporaron al sector no tienen la suficiente experiencia en el manejo de la maquinaria, lo que provoca frecuentes avería y los más veteranos están en el exterior aprovechando las mejoras salariales de los convenios de colaboración técnica que Cuba tiene con naciones amigas.
Durante la reconversión azucarera el panorama rural cambió porque cerca de un millón de personas, el 10 por ciento de la población de la isla, vivían en los bateyes y comunidades rurales establecidas alrededor de los ingenios azucareros que cerraron.
Cuba producirá Etanol
La compañía brasileña Odebrecht firmó con Azcuba un contrato de administración productiva por el ingenio “Cinco de Septiembre” en la provincia central de Cienfuegos, lo que significa la primera inyección de capital extranjero en un sector hasta ahora cerrado en la isla.
El acuerdo por un período de 10 años tiene como objetivo incrementar la producción de azúcar y la capacidad de molienda, pero también abre la posibilidad de producir etanol acompañado por la generación energía para lo que la compañía brasileña montará una destilería.
La producción de etanol a gran escala en Cuba ha chocado con la oposición de Fidel Castro, que en sus difundidos artículos conocidos como “Reflexiones”, ha criticado el uso de alimentos como el maíz para fabricar biocombustibles.
Fuentes del sector biotecnológico consultadas por La República consideran que si Cuba aumenta su producción industrial azucarera podría convertirse en el tercer mayor productor de biocombustible del mundo, tan solo por detrás de Estados Unidos y Brasil.
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