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Recientemente se ha publicado en español un libro que conviene añadir a
la lista de los que tratan sobre el acuciante problema del cambio
climático y el calentamiento global. Sin embargo, éste no es simplemente
'otro libro más'. Es una publicación para lectura en formato libro del
Informe Stern sobre la economía del cambio climático (Stern Review on
the Economics of Climate Change), que ha tenido unas repercusiones
globales con respuestas internacionales de tal magnitud que no conviene
dejarlo pasar de largo.
El informe a partir del que se originó este libro, que evalúa el impacto del cambio climático y el calentamiento global sobre la economía mundial, fue redactado por el economista Sir Nicholas Stern
por encargo del gobierno del Reino Unido. Se publicó el 30 de octubre
del 2006, con 700 páginas de extensión, y supuso un hito histórico al
ser el primer informe encargado por un gobierno a un economista en lugar
de a un climatólogo.
El cambio climático representa un reto único para la economía, pudiendo afirmarse que es el mayor y más generalizado fracaso del mercado jamás visto en el mundo. Por consiguiente, el análisis económico deberá ser global, abordar las consecuencias a largo plazo, estudiar a fondo la economía de los riesgos e incertidumbres y examinar la posibilidad de cambios importantes y no marginales. A fin de cumplir con estos requisitos, el Informe aprovecha ideas y técnicas procedentes de los más importantes sectores de la economía, con inclusión de numerosos adelantos recientes. El Stern"'>Informe Stern sobre el impacto del cambio climático y el calentamiento global sobre la economía mundial. Redactado por el economista Sir Nicholas Stern por encargo del gobierno del Reino Unido fue publicado el 30 de octubre del 2006, con 700 páginas de extensión, el informe supone un hito histórico al ser el primer informe encargado por un gobierno, el del Reino Unido, a un economista en lugar de a un climatólogo. Sus principales conclusiones afirman que se necesita una inversión equivalente al 1% del PIB mundial para mitigar los efectos del cambio climático y que de no hacerse dicha inversión el mundo se expondría a una recesión que podría alcanzar el 20% del PIB global. El informe también sugiera la imposición de ecotasas para minimizar los desequilibrios socioeconómicos.
A modo de recordatorio, la introducción del informe dice:
“El cambio climático amenaza los elementos básicos de la vida de las personas de todo el mundo: el acceso al agua, los alimentos y la salud, y el uso de la tierra y del medio ambiente. De proseguir la tendencia actual, las temperaturas mundiales medias aumentarán entre dos y tres grados, provocando múltiples consecuencias graves, a menudo en forma de problemas relacionados con el agua.
• El deshielo de los glaciares acentuará el riesgo de inundaciones durante la estación húmeda y reducirá drásticamente las reservas de agua durante la estación seca para una sexta parte de la población mundial, especialmente, India, China y la Sudamérica andina.
• El rendimiento decreciente de los cultivos, especialmente en África, incapacitará a centenares de millones de personas para producir o adquirir suficientes alimentos (y eso a pesar del efecto beneficioso del CO2 y del inicial aumento del rendimiento de las cosechas en latitudes medias y altas).
• La acidificación del agua de mar, consecuencia directa del aumento de los niveles de CO2, tendrá importantes repercusiones sobre los ecosistemas marinos.
• Los efectos de la elevación del nivel del mar afectarán a centenares de millones de personas más de las que ahora lo están por las inundaciones anuales. Bangladesh, Vietnam, islas del Caribe y del Pacífico y grandes ciudades costeras como Tokio, Shanghai, Hong Kong, Bombay, Calcuta, Karachi, Buenos Aires, San Petersburgo, Nueva York, Miami, Londres.
• Se elevarán las cifras mundiales de muertes por malnutrición y estrés térmico. Enfermedades de transmisión vectorial como la malaria o el dengue podrían extenderse. En cambio, en latitudes cercanas a los polos disminuirán las muertes relacionadas con el frío.
• Hacia el 2050 puede que 200 millones de personas adicionales se vean permanentemente desplazadas por el ascenso del nivel del mar, por la mayor severidad de las inundaciones y por el aumento de la intensidad de las sequías.
• Los ecosistemas serán particularmente vulnerables al cambio climático. Entre un 15 y un 40% de las especies corren riesgo de extinguirse con un aumento de 2 °C. Un fuerte aumento de la sequedad atmosférica en torno a la cuenca del Amazonas tendría como resultado la extinción paulatina de la masa forestal con mayor biodiversidad del planeta.
Y cuanto mayor sea el calentamiento, más desproporcionadamente dañinas serán las consecuencias, mayor será la probabilidad de que se desencadenen cambios bruscos y a gran escala que provoquen trastornos, migraciones y conflictos de ámbito regional.
El calentamiento podría inducir giros repentinos en los regímenes meteorológicos regionales, como en los monzones o en El Niño, con gravísimas consecuencias tanto en la disponibilidad del agua como en la base del sustento económico de miles de millones de personas.
El derretimiento o desaparición de los hielos continentales elevará los niveles de las aguas marinas poniendo en peligro la pervivencia de cuatro millones de kilómetros cuadrados de tierra firme en la que vive actualmente el 5% de la población mundial”.
Muchas de estas conclusiones han calado ya en la conciencia pública, los políticos empiezan a incluirlo en sus programas y la económica…, la económica ya ha visto el negocio. Con la ayuda de todos, y con un empujoncito de la OPEP -que siga subiendo los precios hasta el punto de obligar al resto del mundo a quemar etapas más rápidamente de lo presupuestado en su desarrollo de energías rápidamente renovables y en la tecnología del hidrógeno-, podremos empezar a ser optimistas.
Ahora, al menos, nadie puede ocultarnos lo que nos depara el cambio climático: la certeza de un descalabro económico y una gran incertidumbre climática, social y biológica.
Sobre el autor: Nicholas Stern es economista y académico británico. Fue vicepresidente para el desarrollo económico y economista en jefe del Banco Mundial entre 2000 y 2003. Actualmente es asesor del gobierno británico en temas económicos.
El cambio climático representa un reto único para la economía, pudiendo afirmarse que es el mayor y más generalizado fracaso del mercado jamás visto en el mundo. Por consiguiente, el análisis económico deberá ser global, abordar las consecuencias a largo plazo, estudiar a fondo la economía de los riesgos e incertidumbres y examinar la posibilidad de cambios importantes y no marginales. A fin de cumplir con estos requisitos, el Informe aprovecha ideas y técnicas procedentes de los más importantes sectores de la economía, con inclusión de numerosos adelantos recientes. El Stern"'>Informe Stern sobre el impacto del cambio climático y el calentamiento global sobre la economía mundial. Redactado por el economista Sir Nicholas Stern por encargo del gobierno del Reino Unido fue publicado el 30 de octubre del 2006, con 700 páginas de extensión, el informe supone un hito histórico al ser el primer informe encargado por un gobierno, el del Reino Unido, a un economista en lugar de a un climatólogo. Sus principales conclusiones afirman que se necesita una inversión equivalente al 1% del PIB mundial para mitigar los efectos del cambio climático y que de no hacerse dicha inversión el mundo se expondría a una recesión que podría alcanzar el 20% del PIB global. El informe también sugiera la imposición de ecotasas para minimizar los desequilibrios socioeconómicos.
A modo de recordatorio, la introducción del informe dice:
“El cambio climático amenaza los elementos básicos de la vida de las personas de todo el mundo: el acceso al agua, los alimentos y la salud, y el uso de la tierra y del medio ambiente. De proseguir la tendencia actual, las temperaturas mundiales medias aumentarán entre dos y tres grados, provocando múltiples consecuencias graves, a menudo en forma de problemas relacionados con el agua.
• El deshielo de los glaciares acentuará el riesgo de inundaciones durante la estación húmeda y reducirá drásticamente las reservas de agua durante la estación seca para una sexta parte de la población mundial, especialmente, India, China y la Sudamérica andina.
• El rendimiento decreciente de los cultivos, especialmente en África, incapacitará a centenares de millones de personas para producir o adquirir suficientes alimentos (y eso a pesar del efecto beneficioso del CO2 y del inicial aumento del rendimiento de las cosechas en latitudes medias y altas).
• La acidificación del agua de mar, consecuencia directa del aumento de los niveles de CO2, tendrá importantes repercusiones sobre los ecosistemas marinos.
• Los efectos de la elevación del nivel del mar afectarán a centenares de millones de personas más de las que ahora lo están por las inundaciones anuales. Bangladesh, Vietnam, islas del Caribe y del Pacífico y grandes ciudades costeras como Tokio, Shanghai, Hong Kong, Bombay, Calcuta, Karachi, Buenos Aires, San Petersburgo, Nueva York, Miami, Londres.
• Se elevarán las cifras mundiales de muertes por malnutrición y estrés térmico. Enfermedades de transmisión vectorial como la malaria o el dengue podrían extenderse. En cambio, en latitudes cercanas a los polos disminuirán las muertes relacionadas con el frío.
• Hacia el 2050 puede que 200 millones de personas adicionales se vean permanentemente desplazadas por el ascenso del nivel del mar, por la mayor severidad de las inundaciones y por el aumento de la intensidad de las sequías.
• Los ecosistemas serán particularmente vulnerables al cambio climático. Entre un 15 y un 40% de las especies corren riesgo de extinguirse con un aumento de 2 °C. Un fuerte aumento de la sequedad atmosférica en torno a la cuenca del Amazonas tendría como resultado la extinción paulatina de la masa forestal con mayor biodiversidad del planeta.
Y cuanto mayor sea el calentamiento, más desproporcionadamente dañinas serán las consecuencias, mayor será la probabilidad de que se desencadenen cambios bruscos y a gran escala que provoquen trastornos, migraciones y conflictos de ámbito regional.
El calentamiento podría inducir giros repentinos en los regímenes meteorológicos regionales, como en los monzones o en El Niño, con gravísimas consecuencias tanto en la disponibilidad del agua como en la base del sustento económico de miles de millones de personas.
El derretimiento o desaparición de los hielos continentales elevará los niveles de las aguas marinas poniendo en peligro la pervivencia de cuatro millones de kilómetros cuadrados de tierra firme en la que vive actualmente el 5% de la población mundial”.
Muchas de estas conclusiones han calado ya en la conciencia pública, los políticos empiezan a incluirlo en sus programas y la económica…, la económica ya ha visto el negocio. Con la ayuda de todos, y con un empujoncito de la OPEP -que siga subiendo los precios hasta el punto de obligar al resto del mundo a quemar etapas más rápidamente de lo presupuestado en su desarrollo de energías rápidamente renovables y en la tecnología del hidrógeno-, podremos empezar a ser optimistas.
Ahora, al menos, nadie puede ocultarnos lo que nos depara el cambio climático: la certeza de un descalabro económico y una gran incertidumbre climática, social y biológica.
Sobre el autor: Nicholas Stern es economista y académico británico. Fue vicepresidente para el desarrollo económico y economista en jefe del Banco Mundial entre 2000 y 2003. Actualmente es asesor del gobierno británico en temas económicos.
Azul ambientalistas
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