Por Jorge Luis Curbelo / Fotos Claudia Camps
En la década de 1980 ver un turista en Cuba era como ver un “aparecido”. En 1990 llegaron 340 mil. Seis años después fue superado el millón y pasado un lustro se alcanzó el registro de 1.774.541. El 2013 cerró con 2.852.572 y para 2014 el pronóstico es sobrepasar los tres millones.
Se trata de un número estimado -han advertido las autoridades turísticas del país-, el cual toma en consideración desde los repitentes posibles hasta las potencialidades del destino y las nuevas captaciones que deben generarse en los mercados tradicionales y otros donde se ha trabajado en el último año para incrementar las emisiones a la isla.
La campaña de invierno 2013-2014 -temporada alta que se prolonga del 1 de noviembre a finales de abril- describe hasta ahora un comportamiento favorable con incrementos en las llegadas e ingresos, respecto a la etapa precedente.
Pero vale recordar que después de un primer trimestre en que evolucionó de acuerdo con lo previsto, 2013 tuvo una etapa intermedia muy tensa, y su recuperación literalmente se decidió en diciembre. Fue un año de consolidación, no de crecimiento, en el que los arribos quedaron ligeramente por debajo de los conseguidos en 2012.
La desaceleración del crecimiento de la industria por la crisis internacional -que ha producido una contracción en las emisiones mercados claves, sobre todo de Europa-, y el hecho de que Cuba opera sin la emisión de los Estados Unidos –mercado que aporta cerca del 50% de los flujos de vacacionistas al Caribe–, además de que en la práctica la isla está excluida de las rutas de cruceros de la región, no ofrecen un horizonte color de rosa para el pronóstico de los tres millones de turistas.
Hoy vuelan al país 36 aerolíneas que conectan con más de 50 ciudades del mundo y, entre otros desarrollos, es significativa la apertura de un servicio aéreo desde Dinamarca con frecuencia quincenal, el inicio de operaciones de la compañía LOT de Polonia a Varadero, y la incorporación de Múnich a las rutas de la Cóndor con pasajeros alemanes, austriacos y suizos.
Gracias a Chile, Argentina, Brasil, Venezuela y México, entre una lista mayor, Latinoamérica ha repuntado de conjunto con un peso específico no despreciable en los arribos, y como fuente emisora constituye hoy uno de los espacios de trabajo a priorizar en la promoción y comercialización del turismo cubano.
La expansión en Europa y la decisiva consolidación de Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, España y Portugal, se suman a estos esfuerzos de posicionamiento, al igual que la continuidad del laboreo comercial en Rusia y China, referentes en la emisión turística mundial que, en su marcada tendencia a crecer en calidad de emisores de larga distancia, evolucionan también como mercados de interesantes potencialidades para Cuba.
Los frentes abiertos en el exterior son secundados con acciones en el destino orientadas a elevar los índices de complacencia y satisfacción de los clientes con más confort, mejores servicios y precios coherentes con la calidad de la oferta; fórmula casi infalible de fidelización de la clientela y estímulo a la repitencia, como demuestran los hoteles Royalton Cayo Santa María y Meliá Buena Vista, en los cayos de Villa Clara; el Playa Pesquero y el Paradiso Río de Oro, en Holguín, o el Iberostar Varadero, en Matanzas.
En la misma estrategia se insertan políticas de mantenimientos generales o parciales de hoteles e instalaciones extra hoteleras en función no sólo de renovarlos y mejorar sus atributos físicos, sino de ir cada vez más hacia la diversificación del producto turístico, con la creación de nuevas ofertas, entre las que definitivamente se incluye el golf, como recientemente se anunció, tras firmarse un convenio para la construcción de un campo en Carbonera -a 15 kilómetros de Varadero-, de más de diez en planes.
Así, por ejemplo, para Trinidad, Camagüey y La Habana se ha previsto aumentar en el corto y mediano plazos sus capacidades de recepción rescatando antiguas joyas de la hotelería en esas localidades y convirtiendo en modernos hoteles añosos edificios con privilegiada ubicación en los centros históricos. En un segundo momento el plan se amplía a otras ciudades.
Será un paso importante para corregir el enorme desequilibrio en la distribución de la planta hotelera de Cuba: apenas el 2% de las habitaciones están dedicadas al turismo de naturaleza, mientras que el 25% están en ciudades y alrededor del 70% en destinos de sol y playa.
En ese sentido, es un paso acertado la inclusión de 8.000 casas particulares convertidas en hostales y unos 2.000 restaurantes privados en los catálogos de las agencias de viajes estatales cubanas.
Los emplazamientos urbanos son mayoría en esa variante y también son una buena alternativa las capacidades disponibles en zonas rurales o que incluyen como fortaleza el ecoturismo, entre ellas Viñales, en Pinar del Río, y Baracoa, en Guantánamo.
Pero en la aspiración de hacer de Cuba un destino competitivo, la calidad, la diversidad y el aumento del rendimiento turístico son prioridades inaplazables porque constituyen el camino hacia la sostenibilidad, el crecimiento y la rentabilidad mediante un mejor resultado en la captación de ingresos en plaza.
Una insoslayable referencia de buenas prácticas en materia de desarrollo con un criterio de versatilidad e integralidad es el todavía joven destino turístico Cayos de Villa Clara.
Allí se conjugan modernos establecimientos hoteleros con una serie de facilidades que permiten satisfacer a plenitud las necesidades de ocio y esparcimiento de sus clientes: turistas vacacionales clásicos, familias, parejas o incluso públicos tan específicos como los de bodas y lunas de miel, así como viajeros que llegan por congresos, eventos e incentivos.
La Marina Gaviota de Cayo Las Brujas, con prestaciones especiales para el buceo, la pesca deportiva y los emocionantes paseos en catamarán conocidos como Crucero del Sol; el acuario-delfinario con sus modalidades de baño y show con delfines y lobos marinos; dos pueblos turísticos con variedad de amenidades, cuidada gastronomía, ofertas culturales y animación diurna y nocturna para grandes y chicos, y una red de burós de turismo con más de veinte excursiones fuera de los cayos conforman un gran entramado de opciones a la carta con el triple propósito de brindar más entretenimiento, captar más ingresos y hacer más rentable la operación en el destino.
Todo concebido de acuerdo con los mejores preceptos del buen turismo en zonas de cierta excepcionalidad por su geografía y naturaleza: lo primero, acomodar el lugar; lo segundo, estetizarlo, y lo tercero, mercantilizarlo.
Sin dudas, Cuba es un destino posicionado y, de hecho, con República Dominicana y Jamaica marca el liderazgo en el Caribe insular, con la segunda posición.
TripAdvisor refleja recurrentemente opiniones elogiosas sobre instalaciones hoteleras cubanas, atractivos, lugares y paseos recomendables en la isla, pero la calidad como elemento a mejorar en su oferta es un tópico de muy profusa presencia en los comentarios que difunde el sitio, que para muchos resulta una gran plataforma de consulta, objetiva y veraz, mucho más que guías turísticas, ferias o revistas especializadas.
El Ministerio de Turismo de Cuba ha reiterado su compromiso con el tema y para apoyar el trabajo de su Dirección de Calidad ha constituido grupos especializados en esferas como la logística y los suministros hoteleros, la informática, las comunicaciones, entre otros, que ayudarán a construir sinergias más ventajosas, interactivas y rentables con los diferentes sectores de la economía o la sociedad que influyen en la industria, así como a conformar un modelo de gestión turística más participativo e integral, en correspondencia con los estándares internacionales.
La meta de los tres millones de turistas en el año no necesariamente significa que, si el número de viajeros aumenta, el destino tiene mejores resultados en gestión y rendimiento. Puede suceder, pero no pasa nada si se vuelve a promediar 45% de ocupación lineal, no sube la repitencia del 40% y la complacencia del público con el producto sigue sin prosperar, anclada en el 85%, como mucho.
Se trata de un número estimado -han advertido las autoridades turísticas del país-, el cual toma en consideración desde los repitentes posibles hasta las potencialidades del destino y las nuevas captaciones que deben generarse en los mercados tradicionales y otros donde se ha trabajado en el último año para incrementar las emisiones a la isla.
La campaña de invierno 2013-2014 -temporada alta que se prolonga del 1 de noviembre a finales de abril- describe hasta ahora un comportamiento favorable con incrementos en las llegadas e ingresos, respecto a la etapa precedente.
Pero vale recordar que después de un primer trimestre en que evolucionó de acuerdo con lo previsto, 2013 tuvo una etapa intermedia muy tensa, y su recuperación literalmente se decidió en diciembre. Fue un año de consolidación, no de crecimiento, en el que los arribos quedaron ligeramente por debajo de los conseguidos en 2012.
La desaceleración del crecimiento de la industria por la crisis internacional -que ha producido una contracción en las emisiones mercados claves, sobre todo de Europa-, y el hecho de que Cuba opera sin la emisión de los Estados Unidos –mercado que aporta cerca del 50% de los flujos de vacacionistas al Caribe–, además de que en la práctica la isla está excluida de las rutas de cruceros de la región, no ofrecen un horizonte color de rosa para el pronóstico de los tres millones de turistas.
Hoy vuelan al país 36 aerolíneas que conectan con más de 50 ciudades del mundo y, entre otros desarrollos, es significativa la apertura de un servicio aéreo desde Dinamarca con frecuencia quincenal, el inicio de operaciones de la compañía LOT de Polonia a Varadero, y la incorporación de Múnich a las rutas de la Cóndor con pasajeros alemanes, austriacos y suizos.
Gracias a Chile, Argentina, Brasil, Venezuela y México, entre una lista mayor, Latinoamérica ha repuntado de conjunto con un peso específico no despreciable en los arribos, y como fuente emisora constituye hoy uno de los espacios de trabajo a priorizar en la promoción y comercialización del turismo cubano.
La expansión en Europa y la decisiva consolidación de Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, España y Portugal, se suman a estos esfuerzos de posicionamiento, al igual que la continuidad del laboreo comercial en Rusia y China, referentes en la emisión turística mundial que, en su marcada tendencia a crecer en calidad de emisores de larga distancia, evolucionan también como mercados de interesantes potencialidades para Cuba.
Los frentes abiertos en el exterior son secundados con acciones en el destino orientadas a elevar los índices de complacencia y satisfacción de los clientes con más confort, mejores servicios y precios coherentes con la calidad de la oferta; fórmula casi infalible de fidelización de la clientela y estímulo a la repitencia, como demuestran los hoteles Royalton Cayo Santa María y Meliá Buena Vista, en los cayos de Villa Clara; el Playa Pesquero y el Paradiso Río de Oro, en Holguín, o el Iberostar Varadero, en Matanzas.
En la misma estrategia se insertan políticas de mantenimientos generales o parciales de hoteles e instalaciones extra hoteleras en función no sólo de renovarlos y mejorar sus atributos físicos, sino de ir cada vez más hacia la diversificación del producto turístico, con la creación de nuevas ofertas, entre las que definitivamente se incluye el golf, como recientemente se anunció, tras firmarse un convenio para la construcción de un campo en Carbonera -a 15 kilómetros de Varadero-, de más de diez en planes.
Así, por ejemplo, para Trinidad, Camagüey y La Habana se ha previsto aumentar en el corto y mediano plazos sus capacidades de recepción rescatando antiguas joyas de la hotelería en esas localidades y convirtiendo en modernos hoteles añosos edificios con privilegiada ubicación en los centros históricos. En un segundo momento el plan se amplía a otras ciudades.
Será un paso importante para corregir el enorme desequilibrio en la distribución de la planta hotelera de Cuba: apenas el 2% de las habitaciones están dedicadas al turismo de naturaleza, mientras que el 25% están en ciudades y alrededor del 70% en destinos de sol y playa.
En ese sentido, es un paso acertado la inclusión de 8.000 casas particulares convertidas en hostales y unos 2.000 restaurantes privados en los catálogos de las agencias de viajes estatales cubanas.
Los emplazamientos urbanos son mayoría en esa variante y también son una buena alternativa las capacidades disponibles en zonas rurales o que incluyen como fortaleza el ecoturismo, entre ellas Viñales, en Pinar del Río, y Baracoa, en Guantánamo.
Pero en la aspiración de hacer de Cuba un destino competitivo, la calidad, la diversidad y el aumento del rendimiento turístico son prioridades inaplazables porque constituyen el camino hacia la sostenibilidad, el crecimiento y la rentabilidad mediante un mejor resultado en la captación de ingresos en plaza.
Una insoslayable referencia de buenas prácticas en materia de desarrollo con un criterio de versatilidad e integralidad es el todavía joven destino turístico Cayos de Villa Clara.
Allí se conjugan modernos establecimientos hoteleros con una serie de facilidades que permiten satisfacer a plenitud las necesidades de ocio y esparcimiento de sus clientes: turistas vacacionales clásicos, familias, parejas o incluso públicos tan específicos como los de bodas y lunas de miel, así como viajeros que llegan por congresos, eventos e incentivos.
La Marina Gaviota de Cayo Las Brujas, con prestaciones especiales para el buceo, la pesca deportiva y los emocionantes paseos en catamarán conocidos como Crucero del Sol; el acuario-delfinario con sus modalidades de baño y show con delfines y lobos marinos; dos pueblos turísticos con variedad de amenidades, cuidada gastronomía, ofertas culturales y animación diurna y nocturna para grandes y chicos, y una red de burós de turismo con más de veinte excursiones fuera de los cayos conforman un gran entramado de opciones a la carta con el triple propósito de brindar más entretenimiento, captar más ingresos y hacer más rentable la operación en el destino.
Todo concebido de acuerdo con los mejores preceptos del buen turismo en zonas de cierta excepcionalidad por su geografía y naturaleza: lo primero, acomodar el lugar; lo segundo, estetizarlo, y lo tercero, mercantilizarlo.
Sin dudas, Cuba es un destino posicionado y, de hecho, con República Dominicana y Jamaica marca el liderazgo en el Caribe insular, con la segunda posición.
TripAdvisor refleja recurrentemente opiniones elogiosas sobre instalaciones hoteleras cubanas, atractivos, lugares y paseos recomendables en la isla, pero la calidad como elemento a mejorar en su oferta es un tópico de muy profusa presencia en los comentarios que difunde el sitio, que para muchos resulta una gran plataforma de consulta, objetiva y veraz, mucho más que guías turísticas, ferias o revistas especializadas.
El Ministerio de Turismo de Cuba ha reiterado su compromiso con el tema y para apoyar el trabajo de su Dirección de Calidad ha constituido grupos especializados en esferas como la logística y los suministros hoteleros, la informática, las comunicaciones, entre otros, que ayudarán a construir sinergias más ventajosas, interactivas y rentables con los diferentes sectores de la economía o la sociedad que influyen en la industria, así como a conformar un modelo de gestión turística más participativo e integral, en correspondencia con los estándares internacionales.
La meta de los tres millones de turistas en el año no necesariamente significa que, si el número de viajeros aumenta, el destino tiene mejores resultados en gestión y rendimiento. Puede suceder, pero no pasa nada si se vuelve a promediar 45% de ocupación lineal, no sube la repitencia del 40% y la complacencia del público con el producto sigue sin prosperar, anclada en el 85%, como mucho.
- See more at: http://www.cubacontemporanea.com/noticias/2014-o-el-ano-de-los-tres-millones-de-turistas#sthash.gCFVcLzI.dpuf
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por opinar