Autor: Oscar Sánchez Serra
Volvió a temblar la tierra con la fuerza telúrica que emana de la defensa de la soberanía, la independencia y el socialismo, la que es capaz de alcanzar la máxima escala en un pueblo que no ceja en la construcción de su proyecto, que lleva en su pecho la Revolución.
Este 1 de mayo en la Cuba de Fidel, cuando en el mundo las jornadas no fueron de celebraciones, sino de reivindicaciones porque a los trabajadores se les da la espalda para hacer reverencias a los patronos, allí estaba Raúl al frente, ratificando que la Revoluciónsigue igual, sin compromisos con nadie en absoluto, solo con el pueblo.
Toda la nación, desde el cabo de San Antonio hasta la Punta de Maisí, orgullosa de su historia, se levantó de rojo, azul y blanco para ondear su bandera por plazas, calles y avenidas. Y en ella, un mar de hombres, mujeres, niños, jóvenes respaldando su modelo social, haciéndolo crecer.
Los obreros izaron sus fábricas y empresas en las plazas; las batas blancas de los médicos hicieron patente su potencia saludable, orgullo del país; los maestros y estudiantes volvieron a mostrar la fuerza de un pueblo culto y en consecuencia libre; la juventud expresó la continuidad de esta obra por excelencia humana; los deportistas mostraron la virilidad de sus músculos en la cancha del pueblo; los intelectuales y artistas enarbolaron la defensa de esa vanguardia del pensamiento por un mundo más justo, que hemos hecho posible y demostrado que es necesario.
En las calles preñadas de Revolución este 1 de mayo, la mujer fue la protagonista de todos los días, en un país que no conoce de su discriminación; también los campesinos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior, hinchando la alegría de este verde caimán, llenándola de amor y dándole nuevos ímpetus para mañana continuar el compromiso de continuar avanzando con unidad y eficiencia en el cumplimiento de los acuerdos del Sexto Congreso del Partido, empeñándonos en un futuro de desarrollo, por ese socialismo que los cubanos declaramos irreversible y que no habrá pausa en hacerlo prospero y sostenible.
La tierra tembló sí, e hizo que Martí nos volviera a decir este 1 de mayo: “En la grandeza de la patria y de sus hijos, no es mentira decir que se siente crecer el corazón”.
Este 1 de mayo en la Cuba de Fidel, cuando en el mundo las jornadas no fueron de celebraciones, sino de reivindicaciones porque a los trabajadores se les da la espalda para hacer reverencias a los patronos, allí estaba Raúl al frente, ratificando que la Revoluciónsigue igual, sin compromisos con nadie en absoluto, solo con el pueblo.
Toda la nación, desde el cabo de San Antonio hasta la Punta de Maisí, orgullosa de su historia, se levantó de rojo, azul y blanco para ondear su bandera por plazas, calles y avenidas. Y en ella, un mar de hombres, mujeres, niños, jóvenes respaldando su modelo social, haciéndolo crecer.
Los obreros izaron sus fábricas y empresas en las plazas; las batas blancas de los médicos hicieron patente su potencia saludable, orgullo del país; los maestros y estudiantes volvieron a mostrar la fuerza de un pueblo culto y en consecuencia libre; la juventud expresó la continuidad de esta obra por excelencia humana; los deportistas mostraron la virilidad de sus músculos en la cancha del pueblo; los intelectuales y artistas enarbolaron la defensa de esa vanguardia del pensamiento por un mundo más justo, que hemos hecho posible y demostrado que es necesario.
En las calles preñadas de Revolución este 1 de mayo, la mujer fue la protagonista de todos los días, en un país que no conoce de su discriminación; también los campesinos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior, hinchando la alegría de este verde caimán, llenándola de amor y dándole nuevos ímpetus para mañana continuar el compromiso de continuar avanzando con unidad y eficiencia en el cumplimiento de los acuerdos del Sexto Congreso del Partido, empeñándonos en un futuro de desarrollo, por ese socialismo que los cubanos declaramos irreversible y que no habrá pausa en hacerlo prospero y sostenible.
La tierra tembló sí, e hizo que Martí nos volviera a decir este 1 de mayo: “En la grandeza de la patria y de sus hijos, no es mentira decir que se siente crecer el corazón”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por opinar