IPS Cuba. El gobierno ajustó a la baja la previsión de crecimiento del PIB este año, justo cuando el proceso de transformaciones intenta entrar en una senda de horizontes más vastos.
El dato sorprendió a muchas personas, aunque era previsible por las pocas luces que enseña aún la economía del país. En el primer semestre, el producto interno bruto (PIB) creció un paupérrimo 0,6 por ciento, de acuerdo con informes preliminares ofrecidos por el ministro de Economía y Planificación, Adel Yzquierdo, en reunión del Consejo de Ministros celebrada al cierre de junio.
Además de incumplimientos en el plan nacional, el funcionario reconoció “una desaceleración superior a la esperada”. La ralentización es visible desde que la economía ascendió un 3 por ciento en 2012, el tope más alto en seis años. Le siguió un 2,7 por ciento en 2013, año por debajo de lo que proyectó inicialmente el gobierno y lejos del estándar admitido por economistas y autoridades como imprescindible para sostener el desarrollo , que estiman necesario un crecimiento anual en torno al 6 por ciento, por lo menos.
El actual año continúa en la misma senda. Yzquierdo anunció en la reunión un reajuste a la baja de la previsión del PIB para el actual año: 1,4 por ciento en lugar del 2,2 por ciento planificado inicialmente. El nuevo propósito coincide con el crecimiento que alcanzó ese indicador en 2009, después del desplome que siguió al trío de huracanes de agosto y septiembre del 2008.
La industria manufacturera concentró los decrecimientos más notorios en el semestre recién concluido. Otros sectores registraron incrementos productivos y aportes en moneda dura mayores a los de similar etapa del año anterior, pero algunos, como la industria azucarera, quedaron por debajo de las metas programadas. El transporte, el almacenamiento y las comunicaciones, la agricultura, la ganadería y la silvicultura, así como los hoteles y restaurantes, se ubicaron también entre las actividades con crecimientos.
Entre las causas del freno general, Yzquierdo citó ingresos externos menores a los previstos, condiciones climáticas adversas e “insuficiencias internas que continúa enfrentando nuestra economía”. También golpea la actividad inversionista, flanco débil tradicional por la entrega tardía de obras, el déficit de fuerza de trabajo, su baja productividad, la incultura en materia de contrataciones y la incapacidad para ejecutar con eficiencia financiamientos externos. Pero un 5 por ciento de inversiones fuera de fecha como colofón del 2014 sería de todas maneras un alivio en comparación con atrasos más agudos en años anteriores.
Las razones esenciales de los tropiezos no salieron a la luz en el reporte de prensa de la reunión del Consejo de Ministros, a pesar del llamado hecho por el Presidente Raúl Castro, en la misma, a “analizar con profundidad las causas de las dificultades que continúan dañando a la economía cubana, la cual, aun cuando crece, no lo hace al ritmo necesario”, según el diario Granma.
El proceso de transformaciones del modelo económico cubano no enseña todavía resultados alentadores. Los magros avances contradicen las aspiraciones del propio gobierno. Cuando aprobó en 2011 el programa de cambios contenido en los Lineamientos de la Política Económica y Social, previó un crecimiento promedio anual entre 4 y 5 por ciento hasta el 2016.La unificación monetaria y cambiaria, una de las medidas más esperadas por la población, avanza según los plazos programados, informó Murillo en la reunión del Consejo de Ministros.
La evolución de los indicadores mencionados confirma que la reforma económica no ha desplegado todavía medidas de gran impacto, a pesar de la repercusión social que pueden haber generado algunos pasos, como la expansión del sector privado. El jefe de la Comisión gubernamental de Implementación y Desarrollo, Marino Murillo, reiteró en la reunión del Consejo de Ministros que “en estos momentos se acometen las (tareas) más complejas y decisivas para la actualización del modelo económico”.
Entre otras, aludió al programa de unificación monetaria y cambiaria, “que forma parte indispensable de un proceso que incluye la implantación del resto de las políticas dirigidas al incremento de la eficiencia y el nivel de productividad del trabajo, además del perfeccionamiento de los diferentes mecanismos distributivos de la riqueza creada”.
Murillo se refirió también a otras medidas recientes y de horizonte igual de vasto, como la aprobación de la Ley de Inversión Extranjera, que entró en vigor el pasado 28 de junio, y el inicio de una reforma empresarial, que anima a la vez esperanzas y dudas hacia la esperada descentralización del sistema de empresas estatales, nudo central de la economía cubana. (2014).
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