La capacidad de almacenaje de la terminal será de 822.000 contenedores.
LA HABANA, 22 ago 2014 (IPS) - La Zona Especial de Desarrollo de Mariel (ZEDM), la obra de mayor envergadura en muchas décadas en Cuba, nació gracias al respaldo financiero de Brasil, que aglutinó voluntad política, estrategia de integración y, también, visión de negocio.
“Cuba sola no hubiera podido acometer el proyecto desde el punto de vista técnico o económico”, afirmó a IPS el economista Esteban Morales, para quien el entorno geográfico convierte a la obra en estratégica para la actividad comercial, industrial y de servicios en América Latina y el Caribe.
Brasil financió los bienes y servicios de la construcción de la terminal de contenedores y la remodelación del puerto de Mariel, equipado con tecnología de última generación para recibir y operar carga de naves de gran calado como los llamados “Postpanamax”, que comenzarán a llegar cuando se complete la ampliación del Canal de Panamá, en diciembre de 2015.
La instalación, a 45 kilómetros al oeste de La Habana, se ubica en la ruta de los principales flujos de transporte marítimo del hemisferio, por lo que los expertos coinciden en indicar que la rada tiene características para ser la mayor del Caribe en tamaño y volumen de actividad.
La terminal es el corazón de la zona especial, de 465 kilómetros cuadrados, que ofrecerá una infraestructura de autopistas que conectarán al puerto de Mariel con el resto del país, una red ferroviaria, estructuras de comunicaciones y variados servicios.
En la zona especial, actualmente en construcción, se realizarán actividades productivas, comerciales, agropecuarias, portuarias, logísticas, de formación y capacitación, recreativas, turísticas, inmobiliarias, y de desarrollo e innovación tecnológica, en instalaciones que incluyen centros de distribución de mercancías y parques industriales.
Dividida en ocho sectores, para su desarrollo por etapas, las primeras se destinarán a telecomunicaciones y un parque de tecnología moderna en el cual se ubicarán industrias farmacéuticas y de biotecnología, dos sectores a los que se dará prioridad en Mariel, junto con el de energías renovables y el agroalimentario, entre otros.
El gobierno cubano estudia actualmente la aprobación de 23 proyectos de Europa, Asia y América para establecerse en Mariel, en sectores químicos, de materiales de construcción, logística y de arrendamiento de equipos.
Inaugurada el 27 de enero, durante sus primeros seis meses de operación, la terminal recibió 57 barcos y unos 15.000 contenedores, una cantidad mínima porque la capacidad de almacenaje es de 822.000. Los Postpanamax podrán transportar hasta 12.600 contenedores, tres veces más que los buques que pueden atravesar ahora el canal interoceánico.
Otro economista, Pedro Monreal, calcula que el costo por contenedor caerá entonces a la mitad.
El menor costo, analizó, mejoraría la competitividad de las manufacturas brasileñas, por citar un ejemplo. Mariel, donde operará también una zona franca, podría convertirse en plataforma de producción y exportación para esas empresas, incluso para abastecer su propio mercado.Equipos pesados preparan el terreno donde se construye la vía férrea que formará parte de las nuevas infraestructuras vinculadas a la zona de desarrollo que representa el mayor proyecto que se ejecuta en Cuba en décadas. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS
El Decreto Ley 313, que creó la ZEDM, es del 13 de septiembre de 2013, pero la remodelación de Mariel comenzó tres años antes, conducida por una empresa mixta formada en febrero de 2010 por la Compañía de Obras e Infraestructura, subsidiaria de la constructora privada brasileña Odebrecht, y por Quality Cuba SA.
La terminal de contenedores es administrada por Global Ports Management Limited, uno de los mayores operadores portuarios del mundo, que labora desde hace tiempo con la firma cubana Almacenes Universales S.A, propietaria, usuaria y responsable de velar por el uso eficiente del enclave portuario.
También la relación entre Cuba y Brasil es de larga data. El expresidente Luis Inácio Lula da Silva (2003-2010) no oculta sus simpatías por la revolución de este país caribeño, que ha visitado en numerosas ocasiones, primero como dirigente sindical y político, luego como mandatario y ahora como exgobernante.
Dos paquetes de acuerdos suscritos en 2008 y 2010 entre Lula y el presidente cubano Raúl Castro, marcan su interés por reforzar los vínculos binacionales, un esfuerzo continuado por la actual mandataria brasileña, Dilma Rousseff.
En medio, se habría acordado el crédito para Mariel. Roussef especificó cuando asistió a la inauguración de la terminal que sumó 802 millones de dólares para esta etapa, más 290 millones más para la segunda fase. El primero de los créditos se destinó inicialmente a la autopista, pero el gobierno local decidió comenzar por el puerto.
El préstamo fue otorgado por el estatal Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil. La Habana aportó 15 por ciento de la inversión necesaria para las obras.
“Cuba es una prioridad para nuestro gobierno y también La Habana pone mucha atención a Brasil”, comentó a IPS el director general de la Agencia Brasileña de Promoción de Exportaciones e Inversiones (Apex-Brasil), Hipólito Rocha.
Apex-Brasil la crearon Lula y Castro para promover negocios conjuntos con Cuba, el Caribe y América Central.
Odebrecht es la más importante compañía vinculada a Mariel, pero fuentes diplomáticas dijeron a IPS que en total unas 400 empresas brasileñas participan en las obras.”Entre nuestros países hay afinidad, voluntad política, vocación para integrarse, pero también son importantes los negocios”, comentó el brasileño Rocha.
Añadió que Cuba cumple rigurosamente sus compromisos financieros con Brasil y que la relación binacional “está muy consolidada, es sostenible y deja beneficios también a nuestro país”.
LA HABANA, 22 ago 2014 (IPS) - La Zona Especial de Desarrollo de Mariel (ZEDM), la obra de mayor envergadura en muchas décadas en Cuba, nació gracias al respaldo financiero de Brasil, que aglutinó voluntad política, estrategia de integración y, también, visión de negocio.
“Cuba sola no hubiera podido acometer el proyecto desde el punto de vista técnico o económico”, afirmó a IPS el economista Esteban Morales, para quien el entorno geográfico convierte a la obra en estratégica para la actividad comercial, industrial y de servicios en América Latina y el Caribe.
Brasil financió los bienes y servicios de la construcción de la terminal de contenedores y la remodelación del puerto de Mariel, equipado con tecnología de última generación para recibir y operar carga de naves de gran calado como los llamados “Postpanamax”, que comenzarán a llegar cuando se complete la ampliación del Canal de Panamá, en diciembre de 2015.
La instalación, a 45 kilómetros al oeste de La Habana, se ubica en la ruta de los principales flujos de transporte marítimo del hemisferio, por lo que los expertos coinciden en indicar que la rada tiene características para ser la mayor del Caribe en tamaño y volumen de actividad.
La terminal es el corazón de la zona especial, de 465 kilómetros cuadrados, que ofrecerá una infraestructura de autopistas que conectarán al puerto de Mariel con el resto del país, una red ferroviaria, estructuras de comunicaciones y variados servicios.
En la zona especial, actualmente en construcción, se realizarán actividades productivas, comerciales, agropecuarias, portuarias, logísticas, de formación y capacitación, recreativas, turísticas, inmobiliarias, y de desarrollo e innovación tecnológica, en instalaciones que incluyen centros de distribución de mercancías y parques industriales.
Dividida en ocho sectores, para su desarrollo por etapas, las primeras se destinarán a telecomunicaciones y un parque de tecnología moderna en el cual se ubicarán industrias farmacéuticas y de biotecnología, dos sectores a los que se dará prioridad en Mariel, junto con el de energías renovables y el agroalimentario, entre otros.
El gobierno cubano estudia actualmente la aprobación de 23 proyectos de Europa, Asia y América para establecerse en Mariel, en sectores químicos, de materiales de construcción, logística y de arrendamiento de equipos.
Inaugurada el 27 de enero, durante sus primeros seis meses de operación, la terminal recibió 57 barcos y unos 15.000 contenedores, una cantidad mínima porque la capacidad de almacenaje es de 822.000. Los Postpanamax podrán transportar hasta 12.600 contenedores, tres veces más que los buques que pueden atravesar ahora el canal interoceánico.
Otro economista, Pedro Monreal, calcula que el costo por contenedor caerá entonces a la mitad.
El menor costo, analizó, mejoraría la competitividad de las manufacturas brasileñas, por citar un ejemplo. Mariel, donde operará también una zona franca, podría convertirse en plataforma de producción y exportación para esas empresas, incluso para abastecer su propio mercado.Equipos pesados preparan el terreno donde se construye la vía férrea que formará parte de las nuevas infraestructuras vinculadas a la zona de desarrollo que representa el mayor proyecto que se ejecuta en Cuba en décadas. Crédito: Jorge Luis Baños/IPS
El Decreto Ley 313, que creó la ZEDM, es del 13 de septiembre de 2013, pero la remodelación de Mariel comenzó tres años antes, conducida por una empresa mixta formada en febrero de 2010 por la Compañía de Obras e Infraestructura, subsidiaria de la constructora privada brasileña Odebrecht, y por Quality Cuba SA.
La terminal de contenedores es administrada por Global Ports Management Limited, uno de los mayores operadores portuarios del mundo, que labora desde hace tiempo con la firma cubana Almacenes Universales S.A, propietaria, usuaria y responsable de velar por el uso eficiente del enclave portuario.
También la relación entre Cuba y Brasil es de larga data. El expresidente Luis Inácio Lula da Silva (2003-2010) no oculta sus simpatías por la revolución de este país caribeño, que ha visitado en numerosas ocasiones, primero como dirigente sindical y político, luego como mandatario y ahora como exgobernante.
Dos paquetes de acuerdos suscritos en 2008 y 2010 entre Lula y el presidente cubano Raúl Castro, marcan su interés por reforzar los vínculos binacionales, un esfuerzo continuado por la actual mandataria brasileña, Dilma Rousseff.
En medio, se habría acordado el crédito para Mariel. Roussef especificó cuando asistió a la inauguración de la terminal que sumó 802 millones de dólares para esta etapa, más 290 millones más para la segunda fase. El primero de los créditos se destinó inicialmente a la autopista, pero el gobierno local decidió comenzar por el puerto.
El préstamo fue otorgado por el estatal Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil. La Habana aportó 15 por ciento de la inversión necesaria para las obras.
“Cuba es una prioridad para nuestro gobierno y también La Habana pone mucha atención a Brasil”, comentó a IPS el director general de la Agencia Brasileña de Promoción de Exportaciones e Inversiones (Apex-Brasil), Hipólito Rocha.
Apex-Brasil la crearon Lula y Castro para promover negocios conjuntos con Cuba, el Caribe y América Central.
Odebrecht es la más importante compañía vinculada a Mariel, pero fuentes diplomáticas dijeron a IPS que en total unas 400 empresas brasileñas participan en las obras.”Entre nuestros países hay afinidad, voluntad política, vocación para integrarse, pero también son importantes los negocios”, comentó el brasileño Rocha.
Añadió que Cuba cumple rigurosamente sus compromisos financieros con Brasil y que la relación binacional “está muy consolidada, es sostenible y deja beneficios también a nuestro país”.
Los presidentes de Brasil y Cuba inauguraron la primera etapa de la Zona Especial de Desarrollo del Mariel.
Para el analista Arturo López-Levy, la vinculación de Brasil con el proyecto de la zona resultó decisiva no solo por la inversión. El politólogo residenciado en Estados Unidos consideró que el gobierno de Brasil envía un mensaje a Washington y la Unión Europea y otras potencias emergentes de respaldo a la transformación cubana.
Si de señales se trata los presidentes de China, Xi Jinping, y Rusia, Vladimir Putin, las dieron cuando realizaron sendas visitas a Cuba en julio, para ampliar los proyectos de colaboración con La Habana.
Los dos mandatarios pasaron por este país en el marco de su participación en la Sexta Cumbre del grupo del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), entre el 14 y 16 de julio, que se realizó en la nación sudamericana.
El reforzamiento de estos vínculos promete un mayor acceso a los mercados chino y ruso, atracción para inversiones en áreas de interés común como la industria farmacéutica y energética, cooperación para la modernización en sectores estratégicos de defensa, puertos y telecomunicaciones, resumió López-Levy a IPS.
Sobre el posible interés de empresarios estadounidenses en posicionarse en la ZEDM y un aumento de presiones para el cese del embargo, este analista advirtió que como mercado, Cuba “causa un interés muy limitado en Estados Unidos”.
Empero, consideró “evidente” que aumenta la motivación de los inversores estadounidenses en general, y de los pertenecientes a la comunidad cubano-estadounidense en particular.
“Para que esas motivaciones se transformen en presión política contra el embargo es necesario que la economía cubana transmita señales claras de recuperación y de que en términos fundamentales, el gobierno tiene la disposición a adoptar una economía mixta con garantías transparentes para los inversionistas y capacidad de exportar”, indicó.
Rocha tiene una opinión algo diferente.
“El embargo va a caer por su propio peso. Lo tumbarán los negocios”, dijo. En un hecho interpretado como simbólico, el primer buque que atracó en el puerto de Mariel tras su inauguración trajo alimentos para Cuba desde Estados Unidos, únicas importaciones, mediante pago en efectivo, permitidas por el bloqueo de más de cinco décadas.
Para el analista Arturo López-Levy, la vinculación de Brasil con el proyecto de la zona resultó decisiva no solo por la inversión. El politólogo residenciado en Estados Unidos consideró que el gobierno de Brasil envía un mensaje a Washington y la Unión Europea y otras potencias emergentes de respaldo a la transformación cubana.
Si de señales se trata los presidentes de China, Xi Jinping, y Rusia, Vladimir Putin, las dieron cuando realizaron sendas visitas a Cuba en julio, para ampliar los proyectos de colaboración con La Habana.
Los dos mandatarios pasaron por este país en el marco de su participación en la Sexta Cumbre del grupo del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), entre el 14 y 16 de julio, que se realizó en la nación sudamericana.
El reforzamiento de estos vínculos promete un mayor acceso a los mercados chino y ruso, atracción para inversiones en áreas de interés común como la industria farmacéutica y energética, cooperación para la modernización en sectores estratégicos de defensa, puertos y telecomunicaciones, resumió López-Levy a IPS.
Sobre el posible interés de empresarios estadounidenses en posicionarse en la ZEDM y un aumento de presiones para el cese del embargo, este analista advirtió que como mercado, Cuba “causa un interés muy limitado en Estados Unidos”.
Empero, consideró “evidente” que aumenta la motivación de los inversores estadounidenses en general, y de los pertenecientes a la comunidad cubano-estadounidense en particular.
“Para que esas motivaciones se transformen en presión política contra el embargo es necesario que la economía cubana transmita señales claras de recuperación y de que en términos fundamentales, el gobierno tiene la disposición a adoptar una economía mixta con garantías transparentes para los inversionistas y capacidad de exportar”, indicó.
Rocha tiene una opinión algo diferente.
“El embargo va a caer por su propio peso. Lo tumbarán los negocios”, dijo. En un hecho interpretado como simbólico, el primer buque que atracó en el puerto de Mariel tras su inauguración trajo alimentos para Cuba desde Estados Unidos, únicas importaciones, mediante pago en efectivo, permitidas por el bloqueo de más de cinco décadas.
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