En la aislada aldea Karmarchaga, de la taiga rusa, podemos ver una exposición muy especial, una casa de cuento de hadas completamente cubierta de tapas de botellas de colores.
La propietaria es una mujer rusa que se ha dedicado a recoger tapas durante los últimos años. Cuando llegó al número de 30.000, los clavó en las paredes exteriores de su casa.
Otro ejemplo fenomenal que demuestra que en el tema del reciclaje y el reuso la imaginación es el limite y que se pueden crear bellezas como esta.
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