Jueves, 06 de Agosto de 2015
Noel Manzanares Blanco - Cubainformación.- Con profunda pena, asumí el retiro de La Columna de mi título “Cuba: 'nueva' de la comunidad LGTBI, ¿y la otredad?”, y todavía más la Nota del Consejo de Redacción de Cubainformación. Presento mis más sentidas disculpas por el incidente que he causado. Manifiesto que en ningún momento he aspirado a que nadie comparta 100 por ciento mis percepciones que expreso siempre a título personal y en lo que considero el marco de mi convicción ética-política-revolucionaria. No obstante, con todo respeto, a continuación presento unas objeciones a lo que se ha expresado en torno al asunto.
Justamente porque me siento en el deber de compartir con mis lectores/as un ángulo de mira que pueda promover la reflexión, es que me aliento a escribir. Adelanto que el tema presente en ese título, al tiempo que se inserta en el ánimo de provocar meditaciones, dista de ser reflejo de un capricho y/o improvisación. Desde Mayo del 2008, cuando por primera vez abordé este asunto públicamente en “Alimentemos la naturaleza humana”, dejé en claro que estoy absolutamente convencido de la pertinencia de una labor educativa entorno a la extinción de cualquier tipo de discriminación, incluyendo la relacionada con personas que se distancian de los heterosexuales; que cada quien tiene el derecho de hacer de su vida privada lo mejor que desee y, simultáneamente, respetar la posición de quienes piensan diferente.
Acredito que mis opiniones en este orden de ideas están avaladas por mis propios estudios que, sin embargo, los asumo divorciados de la verdad absoluta. Desde mi condición de integrante de la Cátedra Género, Familia y Sociedad de la Universidad de Camagüey, profundicé en esta temática e, incluso, presenté la Ponencia Lucha contra la Homofobia. Por una educación equilibrada en el aula y en los medios de información en la XI Conferencia Internacional de Ciencias Pedagógicas de esa casa de altos estudios, en Octubre de 2011. Puedo certificar que la mayoría del pueblo cubano cada vez más se pronuncia contra cualquier tipo de discriminación, incluyendo el respeto ante homosexuales; al paso que también se opone a una promoción, mediáticamente hablando, de las conductas al margen de la heterosexualidad. Es incuestionable el repudio marcado que en su momento recibió alguna telenovela del patio donde se hizo loas al asunto de marras.
Recuerdo que no es la primera vez que con mis artículos existe un problema porque no complazco lo que hallo como desmedidas pretensiones de voceros de la comunidad LGTBI. Quien esté interesado en ello, que lea Vs. la homofobia: desigual a estimular la homosexualidad (réplica a un artículo de La Columna). Apenas digo que en mi memoria permanece cómo fue pasado por alto que acoté: “Es significativo que los Objetivos de trabajo aprobados en la Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba en Enero de 2012, hacen constar en su 'No. 57. Enfrentar los prejuicios y conductas discriminatorias por color de la piel, género, creencias religiosas, orientación sexual, origen territorial y otros que son contrarios a la Constitución y las leyes, atentan contra la unidad nacional y limitan el ejercicio de los derechos de las personas'”. Asimismo, que signifiqué dos ideas: una, combatir la homofobia es desigual a estimular la desmedida homosexualidad; otra, ni el Partido Comunista de Cuba ni el Estado en la Mayor de las Antillas exhiben postulados que aboguen por favorecer la diversidad sexual en detrimento de la heterosexualidad —condición natural de la reproducción del Género Humano.
Entiendo que, si tengo una creencia errada, debe ser demostrado desde la Ciencia y no desde determinados criterios asumidos como los infalibles. Es muy fácil decir “este autor es homófono”, pero hay que evidenciar que los razonamientos que él sostiene son reflejo de esa actitud. Precisamente, aquí radica la médula de mi inconformidad.
No me siento obligado a revelar cómo hace un tiempo no muy lejano estuve entre quienes se opusieron a que un joven tildado de homosexual fuera “sacado de circulación” con ese pretexto. Entonces, hice uso de mi responsabilidad para exigir que la persona debía ser tratada de acuerdo con su conducta cotidiana y no por su orientación sexual; y con ello di una modesta contribución a que el individuo en causa no fuera víctima de una sanción que, incluso, podía dañar considerablemente su porvenir. Compañeros/as cercanos pueden dar fe de ello.
Sin embargo, sí me siento en la obligación moral de cuestionarme el porqué la mayor parte de los comentarios que se vertieron en contra de mi trabajo en cuestión pasa por alto aludir a las interrogantes que situé en el propio título que ha provocado este desagradable desenlace, a saber: ¿Qué significa el suceso en torno a “la que probablemente sea la única playa gay” en Cuba? [según el reporte de EFE desde La Habana que incluso, se divulgó con este rótulo: Cuba se perfila como paraíso turístico para la comunidad gay] ¿Será que así emerge un tipo de segregación en nuestro país? ¿Cómo quedan en ese escenario las personas heterosexuales, si decidieran visitar esa playa? Para este instante, incorporo esta otra pregunta: ¿Dónde está el fundamento que justifique que en el Caimán Verde la comunidad LGTBI tiene derecho a atentar contra sus desiguales o sea la otredad?
Reitero que critico la obra de la Revolución Cubana en lo que considero imperfecciones que no tienen nada que ver con los intereses del grueso de cubanos/as, pero JAMÁS ni POR ASOMO, con ánimo en sentido contrario. Desafío a que alguien demuestre que en algún trabajo suscrito por mí haya una pisca, una sola, que contradiga la línea política del Partido Comunista de Cuba en el que milito con honra inmensa. Tengo derecho a recibir con enfado que se insista en que violo esa línea, simplemente porque me opongo a lo que encuentro como desvío precisamente de lo acordado por la Vanguardia ideo-política de mi Patria tanto en su 6to. Congreso como en su Primera Conferencia Nacional.
Por demás, también me siento en la obligación moral de decir que desde que Cubainformación comenzó a publicar mis trabajos en el año 2008 hasta nuestros días —por supuesto, incluyo lo que rubrico en La Columna— NUNCA me ha acompañado propósito alguno que se aleje de sus más caros axiomas editoriales. Lamento profundamente que pueda apreciarse que en mi perspectiva haya espacio para semejante quehacer periodístico. Ni POR ASOMO, tendrá lugar de mi parte algo que se parezca a abandonar las tradiciones de lucha de mi pueblo. ¡Juro por mi Honor que así será Siempre!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por opinar