“Poco vale este amigo infeliz e impotente; pero sabe dónde está la virtud, y el modo de conciliarla con las obligaciones de la vida, sin falta a éstas ni a ella. Las almas nacidas para la honradez no tienen conveniencia, ni viven tranquilas, fuera de la honradez. Ancho campo en el mundo hay para vivir con decoro: aquí, o donde lo haya. Ud. me da con su nobleza valor para decirle esto. Tanta fealdad de alma estoy viendo a mi alrededor, que me siento tentado a darle gracias por ser Ud. como es; porque las malas acciones me entristecen, como si las cometiera yo, y las buenas me dan brío para pelear. Aún se puede, Gonzalo. Son algunos los vendidos y muchos los venales, pero de un bufido del honor puede echarse atrás a los que, por hábitos de rebaño, o el apetito de las lentejas, se salen de las filas en cuanto oyen el látigo que los convoca, o ven el plato puesto.”
-- Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975. VI, 122: Carta a Gonzalo de Quesada, “Nueva York, 16 de noviembre de 1889".
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