Investigadores y trabajadores sociales acompañan a mujeres para mejorar su economía en comunidades desfavorecidas de La Habana.
La Habana, 2 jul.- Los emprendimientos de mujeres, sobre todo en familias y zonas vulnerables de Cuba, pueden convertirse en una solución para obtener ingresos, pero requieren de apoyos financieros y excepción de impuestos, según protagonistas y trabajadores sociales.
En el espacio la “Tertulia de Reyita”, que convoca trimestralmente la Red de Mujeres Afrocubanas, se analizaron este viernes experiencias desarrolladas en diferentes barriadas habaneras que tienen como protagonistas y participantes, aunque no exclusivamente, a mujeres afrodescendientes.
En la localidad de la periferia habanera de Párraga faltan guarderías, compartió la cuentapropista Maideline Pérez, en el espacio realizado en el Memorial Salvador Allende, en la céntrica barriada de Vedado.
Por esa razón, Pérez optó por un emprendimiento para cuidar niños y niñas.
Buscó información, posibles muchachas con interés en trabajar pero imposibilitadas de hacerlo por no tener con quién dejar a los niños y alquiló un espacio.
El día que les habló sobre el cobro del servicio solo aceptaron algunas. Cuando se quedó sin local, se vio precisada de hacerlo en su propia casa.
“No he contado con asesoría de las autoridades del sector de la educación en el territorio”, refirió, pero ya tenía experiencia porque trabajaba para el Estado en temas relacionados con métodos no formales de educación.
Hoy la emprendedora mantiene su negocio, donde además es flexible en los plazos para los pagos y, en alguna medida, apoya con cuidados gratis a madres en situaciones graves de la comunidad.
La historia de Pérez es un solo ejemplo.
Según resultados preliminares de un proceso de formación realizado por los Talleres de Transformación Integral del Barrio (TTIB) en localidades desfavorecidas de La Habana, otros emprendimientos iniciados son dulcerías-panaderías, manualidades en tela, repasadores, zapateras y talabarteras, y cuidado de personas adultas mayores.
El proceso, explicó Maritza López, especialista principal del TTIB Balcón Arimao, de La Lisa, e integrante de la Red Barrial Afrodescendiente, permitió capacitar a 180 mujeres –la mayoría de ellas negras y mestizas, jubiladas y trabajadoras del hogar–, y solo11 hombres, todos entre 45 y 50 años.
Entre otros resultados, este trabajo permitió desplegar iniciativas que apuestan a ser cooperativas y forman capacidades y valores de economía solidaria. Al tiempo contribuyen al desarrollo local a escala comunitaria, a partir de propuestas dirigidas a la solución de problemas sociales diagnosticadas en esos espacios.
El diagnóstico arrojó que estas experiencias son útiles porque elevan la autoestima de las mujeres, toda vez que propician espacios para generarles ingresos por la venta de productos o servicios.
Sin embargo, aun cuando algunas propuestas marchan, sortean obstáculos como la burocracia, los dilatados trámites, la incipiente y experimental política para cooperativas, la falta de conocimientos sobre emprendimiento y elaboración de proyectos.
Algunas ideas, aparentemente favorables, no pudieron continuar.
Hildelisa Leal, de la Red Barrial Afrodescendiente, puso como ejemplo un emprendimiento de manualidades que cerró al no poder generar diariamente los ingresos necesarios para pagar por el local donde realizaban sus ventas.
Betsy Calatayude, del TTIB Los Ángeles, en Marianao, lamentó la falta de definiciones para la apertura de nuevas cooperativas no agropecuarias en Cuba, mientras la investigadora Niurka Pérez aclaró que en la actualidad ese proceso se encuentra detenido.
En cualquier caso, como constató la indagación, es preciso mayor y mejor información sobre los temas legales relacionados con los emprendimientos, así como apoyos para que las mujeres, muchas de ellas cabezas de sus familias, puedan enfrentar el creciente costo de la vida.
Yulexis Almeida, de la coordinación de Afrocubanas, explicó a la Redacción IPS Cuba que el tema escogido en esta ocasión integra las propuestas temáticas acordadas a inicios de año por el grupo, por considerarlas entre las más acuciantes en la sociedad cubana actual.
“Este era uno de los más importantes por la implicación que tiene tanto desde el punto de vista económico como social en el país. Sobre todo era necesario analizar los emprendimientos desde la perspectiva racial y de género”, dijo. (2016)
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