La Habana, 14 de octubre de 2016. El viernes 14 de octubre tuvo lugar el segundo diálogo sobre Derechos Humanos entre Cuba y los Estados Unidos, cuyas delegaciones estuvieron presididas por el subdirector general de Asuntos Multilaterales y Derecho Internacional del Ministerio de Relaciones Exteriores, Pedro Luis Pedroso Cuesta y el secretario adjunto para la Democracia, los Derechos Humanos y el Trabajo del Departamento de Estado, Tomasz Malinowski, respectivamente.
Las conversaciones, en las que ambas partes abordaron asuntos de su interés, se desarrollaron en un ambiente profesional y respetuoso, marcado por profundas diferencias.
Los representantes cubanos defendieron la universalidad, indivisibilidad e interdependencia de todos los derechos humanos, y ratificaron que deben tratarse en pie de igualdad a los derechos civiles y políticos como los derechos económicos, sociales y culturales. También reiteraron la necesidad de desarrollar este intercambio con pleno respeto a la igualdad soberana, la independencia y la no injerencia en los asuntos internos de las partes.
La delegación cubana expuso la realidad del país sobre los asuntos discutidos, incluidos los logros en la promoción y protección de los derechos humanos, no solo para beneficio de su pueblo, sino también el de otras muchas naciones del mundo.
Como uno de los ejemplos del compromiso cubano con la protección de los derechos humanos, sus representantes resaltaron el alto nivel de ratificación por el país de los instrumentos internacionales en la materia, al ser Estado Parte de 44 de los 61 instrumentos internacionales reconocidos en el tema. Contrastaron el hecho de que los Estados Unidos solo han asumido obligaciones con 18 de estos instrumentos.
Asimismo, subrayaron que el bloqueo económico, comercial y financiero que sufre el pueblo cubano desde hace más de 50 años, constituye una violación flagrante, masiva y sistemática de sus derechos humanos y que si el Gobierno de los Estados Unidos quiere realmente impulsar políticas que ayuden a los cubanos, lo imperativo es que elimine las restricciones en vigor para contribuir decisivamente a desmontar esta tenaz e injusta política.
Por otro lado, la parte cubana trasladó preocupaciones por el respeto y garantía de los derechos humanos en los Estados Unidos, entre ellas, las documentadas violaciones del derecho a la vida a la luz de las muertes por armas de fuego y la brutalidad y abusos policiales, en particular contra la población afroamericana y la creciente inseguridad ciudadana.
La delegación cubana mencionó igualmente otros fenómenos preocupantes de la realidad estadounidense, como la desigualdad salarial entre hombres y mujeres, la discriminación de los migrantes y otras minorías, el bajo nivel de sindicalización de los trabajadores y las restricciones para ello, la falta de acceso a la seguridad social, los servicios de salud y educación de muchos estadounidenses, el trabajo infantil y las crecientes y graves manifestaciones de racismo y discriminación racial.
La representación cubana abordó también las violaciones de derechos humanos cometidas por los Estados Unidos en otras partes del mundo, sobre todo en el contexto de su llamada lucha contra el terrorismo. Destacó, en ese sentido, los actos de tortura cometidos en centros de detención y cárceles secretas, así como las ejecuciones extrajudiciales, incluyendo las muertes de civiles como resultado del uso de drones. Criticó en particular, la permanencia del centro de detenciones en el territorio ilegalmente ocupado de la Base Naval de Guantánamo y las torturas y graves violaciones allí cometidas.
La delegación llamó la atención sobre los dobles raseros y la selectividad que prevalece en el examen de las cuestiones de derechos humanos a nivel internacional, así como la importancia del derecho al desarrollo, a la paz y otros que son imprescindibles para el ejercicio integral de los derechos humanos, respecto de lo cual se conoce prevalece un silencio cómplice en los grandes medios de comunicación.
Aun cuando el intercambio ratificó las profundas diferencias existentes entre ambos gobiernos respecto a las concepciones y al ejercicio de los derechos humanos, Cuba ratificó su voluntad de que ambos países puedan relacionarse civilizadamente dentro del reconocimiento y el respeto a esas diferencias, y de abordar cualquier tema en un marco de igualdad, respeto y reciprocidad. (Cubaminrex)
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