Traducido desde el más allá por Max Lesnik
Para aquellos que han dicho por años de propaganda sucia que la zona miamense conocida como “La Pequeña Habana” era una respuesta ejemplar y edificante a la imagen de deterioro que presenta la verdadera Habana de la Cuba actual, vale bien a ellos y a cualquiera que desee comprobarlo, que se dé una vuelta por la calle Flagler en el corazón del Miami cubano para que pueda ver con sus propios ojos lo que pudiéramos llamar una ciudad en ruinas, que más bien parece que ha sufrido un bombardeo estratégico con grandes zanjas abiertas en el asfalto , huecos abismales y baches descomunales que hacen prácticamente imposible el acceso al lugar. Así se han arruinado cientos de pequeños y medianos comerciantes que lloran de indignación y protesta su desgracia contemplando la desolación que los invade en medio de la actitud cómplice de políticos corruptos que nada hacen por salir en su defensa. Más que un crimen es todo una soberana estupidez.
Y hasta la próxima entrega de El Duende que con mi gallo me voy cantando a mi tumba fría. Bambarambay.
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