El gran ganador el líder Kim Jong-un
La política exterior del gobierno Republicano de Donald Trump está caracterizada por las contradicciones e incongruencias más absurdas, como lo demuestra la posición de apertura y mejores relaciones de Washington con la República de Corea del Norte mientras que con Cuba se da una marcha atrás en cuanto al proceso de normalización diplomática entre ambas naciones que iniciara la administración Demócrata del Presidente Barack Obama entendiendo el mejor deseo del propio pueblo de Estados Unidos, una actitud racional y positiva que aplaudió el mundo por lo que ello significaba poner fin al último capítulo de la “Guerra Fría”.
¿Por qué Corea si y Cuba No? La respuesta es más simple que compleja. Primero porque Corea está muy lejos y Cuba está muy cerca. Segundo porque no hay coreanos del norte en Estados Unidos con los votos y el dinero que tiene la extrema derecha cubana de Miami en función de la politiquería interna del Estado de La Florida. Tercero porque Corea del Norte tiene cohetes con ojivas nucleares y Cuba no. Y cuarto porque el cambio de política hacia la isla la hizo el Presidente Obama y todo lo que hizo Obama quiere ser borrado por el Presidente Trump para ser él y no otro el que pase a la historia como el arquitecto de una nueva política exterior de Estados Unidos hacia el resto del mundo, Cuba incluida.
¿Será `posible entonces que en algún momento de su mandato el presidente Trump reinicie el proceso de normalización de relaciones con el gobierno cubano?
Respuesta. Con Trump todo es probable. Viendo ahora lo de Corea y sus palabras de elogios desmesurados y de amistad a quien el bautizara despectivamente como “El hombre Cohete”, nada es imposible.
Donald Trump tiene un sueño interrumpido. Ir a La Habana a inaugurar un campo de golf. Ya una vez quiso hacerlo y no pudo porque se lo impedía el bloqueo y porque Hillary Clinton era la Secretaria de Estado.
Que Marco Rubio se agarre bien de la brocha, porque por lo que vemos hoy en Corea, con Cuba si cualquier día él se acuerda de su sueño de jugar golf en La Habana , Donald Trump le quita la escalera.
Y hasta la próxima entrega de El Duende que con mi gallo me voy cantando a mi tumba fría. Bambarambay.
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