El viceministro del Trabajo y Seguridad Social, José Barreiro, nos explicó la proyección del trabajo por cuenta propia en Cuba una “medida adoptada pensando en las personas que vengan del sector estatal por plantillas infladas y también en otros que no están vinculados laboralmente”.
Se refiere a despedidos y desocupados pero los funcionarios de gobierno siempre evitan llamarlos por su nombre. Tampoco acepta tocar el tema de los salarios de los trabajadores a pesar de que la gente y el propio Presidente Raúl Castro lo consideran un tema crucial.
Anuncia una mayor flexibilidad de cara a permitir actividades que hasta ahora estuvieron prohibidas y nuevas modalidades como las cooperativas urbanas, aunque ratifica que seguirá vetado el trabajo por cuenta propia entre los profesionales universitarios.
Reconoce el viceministro que la falta de insumos conduce al mercado negro y al robo al Estado, por lo que asegura que la oferta seguirá creciendo en las tiendas pero aún no se abrirán mercados mayoristas a pesar de que considera que eso “sería lo ideal”.
Según Barreiro, la estructura del mercado laboral irá cambiando durante los próximos años hacia una economía con “menos trabajadores en el sector estatal por paso de algunos servicios al sector no estatal (cooperativistas, usufructuarios o trabajadores por cuenta propia)”.
los trabajadores autónomos y cooperativistas serán la mayoría de la masa laboral
Lento crecimiento
Viceministro Barreiro nos explicó que “el gran objetivo (del trabajo por cuenta propia) es que se convierta en una opción de empleo” y agregó que “desde octubre del 2010 ha crecido en 240 mil trabajadores, llegando a un total de 390 mil”.
Según Barreiro el crecimiento del número de autónomos se debe fundamentalmente a que “se comenzaron a otorgar nuevas autorizaciones y que se les permitió contratar empleados, ya hay 62 747”, una cifra que demuestra el éxito de algunos cuentapropistas.
Entre los autónomos, “el 69% no tenían vínculo laboral en el momento de solicitar la licencia”, dentro de esta cifra están los desocupados, los jubilados y los trabajadores por cuenta propia que ejercían su oficio clandestinamente durante la época de la prohibición.
El viceministro asegura que no cuentan con estadísticas fiables pero lo cierto es que solo el 31%, de los autónomos provienen de las empresas estatales. Esta situación enlentece el proceso de despidos de ese sector, que necesitaría deshacerse de 1 millón de trabajadores.
Barreiro pide cautela “con las cifras de desinflar plantillas (despidos) porque en el ministerio creemos que es un proceso sostenido, cuidadoso y organizado. A veces la reducción de plantillas se asocia solo a la disponibilidad de trabajadores (despidos) pero también puede pasar por incrementar la producción sin aumentar las plantillas”.
Más apertura
Barreiro acepta que el número de trabajadores autónomos “no ha dejado de crecer pero el ritmo es menor” que en los inicios. Agrega que por eso “el trabajo por cuenta propia se seguirá flexibilizando, dentro de las normas legales, urbanísticas y sanitarias”.
“Ahora trabajamos en el diseño de cooperativas (urbanas), una forma de organización diferente a la del trabajador por cuenta propia (…) tendrán mucha más flexibilidad (…) y un enfoque similar al de las peluquerías que pasaron a manos de sus trabajadores”.
“Hay muchos servicios de Estado donde una cooperativa podría ser muy rentable, tienen mucho campo, se les ve un espacio en la economía” nos explica Barreiro antes de advertir que no será de inmediato porque “primero hay que experimentar para avanzar haciendo las cosas bien”.
Nos asegura que pronto se abrirán también nuevas modalidades de trabajo autónomo que antes estuvieron prohibidas, entre quienes “se autorizarán están el chapista, el herrero, pulidor de pisos, vendedor de artículos de aluminio, oxicortador, fundidor y marmolero”.
Escasez y delito
El tema de los insumos es el más grave en lo que al trabajo autónomo se refiere, se autorizó a los carpinteros pero no se les vende madera y los chapistas trabajan sin permiso pero a la vista de todos a pesar de que se sabe que usan oxígeno y acetileno robado al Estado.
Barreiro sostiene que “hay que acabar con la ilegalidad creando la forma legal de adquirir los productos, por ejemplo, los gases que utilizan los chapistas” pero insiste en que no habrá mercado mayorista aunque reconoce que sería lo ideal.
Afirma que “estamos claros de que la solución es aumentar la oferta” y agrega que ya “hay insumos en las tiendas aunque no todos lo que la gente necesita pero se va incrementando la oferta, hasta que haya condiciones para pasar a un mercado mayorista”.
La otra gran traba que se enfrenta es la falta de capital inicial porque los banco prácticamente no dan créditos para promover negocios. Según Barreiro el principal problema es que aún no se encuentran formas de garantizar el retorno de esos créditos.
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