Por Milena Recio • 19 diciembre, 2013
En julio de 2013 comenzaron a funcionar en La Habana, Mayabeque y Artemisa las primeras 99 cooperativas no agropecuarias dedicadas, sin embargo, a la comercialización de productos agrícolas.
Los gestores de la actualización del modelo económico cubano buscan con esta medida minimizar la presencia de los intermediarios entre el surco y la tarima, y propiciar una gestión comercial autónoma a través de este tipo de organizaciones económicas.
Aunque todavía no son públicas las estadísticas oficiales sobre el comportamiento de los precios en este período, un investigador como el economista Armando Nova ha podido detectar que en los últimos meses siguen creciendo los precios de algunos productos también en esos nuevos mercados.
Para Nova este es uno de las motivaciones que aconsejan una crítica integral a las reformas que el sector agrícola ha venido realizando, incluso desde antes de la aparición de los Lineamientos en abril de 2011.
Ese es precisamente el enfoque de su ensayo “Un nuevo modelo de gestión económica agrícola cubano” por el que recibió el Premio Temas 2013 y que estimuló este diálogo con Progreso Semanal.
Milena Recio: ¿Por qué una medida de descentralización, largamente esperada y aconsejada por diversos analistas, no rinde los resultados esperados? El consumidor final sigue esperando por soluciones que le surtan su mesa.
Armando Nova: Esto fue un paso muy importante y necesario, aunque sea criticable el modo en el que se ha realizado. En el caso de estos mercados no estatales, convertidos en cooperativas por decisión estatal, no se cuenta con los trabajadores de inicio. Una vez que está aprobado por el Consejo de Ministros es que se le comunica a los trabajadores, con lo cual se está violando el importante principio de la voluntariedad. En la comparecencia que se hizo en la Mesa Redonda, en el mes de julio, se explicó que se le da la opción al trabajador de que acepte o no acepte, pero sobre una decisión tomada.
Los nuevos cooperativistas del mercado agropecuario antes eran empleados de los Mercados Agropecuarios Estatales (MAE) que esperaban que el Estado les sirviera los suministros. Ahora ellos salen a comprar los productos o un tercero se los trae. Hay quien los van a buscar al mercado mayorista de 114. Ahí se nutre una parte de los carretilleros también. Y hay también intermediarios que van, compran y después distribuyen a los carretilleros en las diferentes zonas de La Habana y a los propios mercados cooperativos. Se mantiene un nivel de intermediarios.
Antes, toda esta distribución a los MAE estaba hecha por Acopio y se mantenía algún subsidio. Al desaparecer el subsidio, predomina la relación de oferta y demanda en el mercado, y entonces los precios indiscutiblemente han tenido un ajuste hacia arriba. A eso hay que sumar que los precios tienen una tendencia a crecer en Cuba como en todo el mundo, debido al alza del precio de todas las materias primas.
MR: Haber roto el monopolio de Acopio en la cadena de comercialización debería tener un efecto positivo sobre los precios…
AN: Hemos abogado por diversificar el proceso comercializador, aunque siempre reiterando que el problema no está en la circulación sino en la producción. Cuba requiere medidas facilitadoras para el desarrollo de las fuerzas productivas, que en el sector agropecuario aún continúan frenadas. Hay que facilitar que el productor tome sus propias decisiones, y esto en un contexto en que se diversifican los actores económicos: existen cooperativas, el productor individual, el nuevo usufructuario (que es un productor individual beneficiado por la Ley 300); está el privado y, además, el productor estatal.
Hasta septiembre, el 70% de la tierra del país está en manos de las formas no estatales, produciendo más del 75% de la producción total de alimentos. Dentro de ellos las Cooperativas de Créditos y Servicios, y el privado, con alrededor del 24% de la tierra agrícola del país producen más del 57% de los alimentos de origen vegetal y animal. O sea, que hay eficiencias demostradas en determinados sectores dentro de esa diversidad de actores económicos que conforman el nuevo modelo.
MR: Usted acaba de ganar un premio de la revista Temas precisamente con un trabajo que plantea un nuevo modelo para el sector agrícola. ¿Tiene puntos de coincidencia con la visión que preside las medidas del gobierno?
AN: Yo creo que hay bastantes puntos de coincidencia en ese sentido, por lo cual hemos estado abogando. Pero yo me lo planteo no como una reforma del modelo anterior –para modificarlo o mejorarlo– sino como algo nuevo basado en tres objetivos o principios básicos. El primero es la realización de la propiedad. Me refiero fundamentalmente a la posibilidad del productor de decidir dónde compra los insumos, en qué momento los compra, a qué precios, a quién vende su producción, a qué precio la vende, qué debe producir, cuál es su surtido tomando en consideración las condiciones de la demanda, del mercado, etc. El segundo principio sería la relación de complementariedad entre el mercado y la planificación. Ese es un aspecto que realmente no está resuelto aún. Y el otro elemento que he señalado también es el carácter sistémico de las medidas.
MR: En abril de 2014 se cumplirán tres años de la aprobación de los Lineamientos, ¿cómo se manifiestan estos tres principios en la política de actualización para la agricultura específicamente?
AN: Las medidas en la agricultura se comenzaron a adoptar desde el año 2007. Se mejoraron los pagos al productor de algunos productos: la leche, la carne, productos agrícolas, la carne vacuna; se adoptaron una serie de medidas también, de descentralizar un poco algunos niveles de la comercialización, muy tenue en esa primera etapa. Después fue acompañado de otras medidas ya posteriores a los Lineamientos, como es el tema de la descentralización de las ventas directas a los centros turísticos, la posibilidad de contratar fuerza laboral, de crédito agrícola, etc. Lo que sucede es que estas medidas fueron adoptándose o implementándose con este carácter puntual que te señalaba anteriormente…
MR: No sistémico…
AN: No tuvieron un enfoque sistémico. Puede haber muchas razones, yo no las tengo todas claras. El mismo tema de la tierra, la distribución de la tierra ociosa… Primero por la 259 y la 282, posiblemente la medida más importante que se adopta en 2008. Pero, como hemos dicho en muchas ocasiones, la distribución de la tierra es una condición necesaria pero no suficiente porque tienes que crear un cambio importante en el entorno. Esto que decíamos, por ejemplo, ¿dónde el productor acude a comprar sus semillas? ¿Dónde el productor acude a comprar sus insumos? ¿A quién y a qué precios va a vender? ¿Lo puede vender o va a seguir con los altos compromisos de entrega, del 70 y 75% a Acopio? O sea, que hay toda una serie de medidas de carácter sistémico que debieron haber acompañado estas decisiones.
MR: ¿Cómo se explica Ud. la falta de ese enfoque sistémico?
AN: Creo que no es comprendida todavía la complejidad de las decisiones en la economía. Cuando tú lanzas la ley 259 y 282 te das cuenta de que falta algo. Bueno, ¿y dónde está el crédito del productor agrícola? El crédito se viene a definir, si mal no recuerdo, más menos en diciembre de 2011. Es cuando se empieza a hablar del crédito. ¿Dónde está la asistencia técnica que yo tengo que darle a ese productor? Ese productor, ¿a quién y cómo va a vender? Voy a remontarme un poquito atrás, al 2007. Cuando se toma la decisión de incrementar el precio de la leche, todos dijimos “Perfecto, hay que estimular al productor”, todos aplaudimos. Pero esto tiene que tener un enfoque sistémico. Me refiero al pago mayorista al productor, que lo puede vender directo a la población o a la planta o al recolector de leche para la planta productora. Pero, ¿qué impacto va a tener esto desde el punto de vista del productor y desde el punto de vista social?
MR: No se previeron esas interrelaciones…
AN: Yo también estuve de acuerdo en aumentar el precio de la leche porque hay que estimular al productor. Porque en la medida que yo aumente el precio de la leche, indiscutiblemente el campesino cubano nuestro, sabe manejar su actividad económica y tecnológicamente, tiene experiencia trasladada de generación en generación, y además es una persona honrada a la que le gusta trabajar en condiciones de legalidad… Cuando aumentan el precio de la leche, él sacó sus cálculos inmediatamente y, por supuesto, le daba el precio que se había fijado en función de una especie de análisis o equivalentes si él destinaba, digamos, ese litro de leche a la producción de queso y lo vendía en el mercado sumergido o si lo destinaba a vender la leche fluida como tal en el mercado sumergido. Entonces él decía: “Yo estoy por la legalidad, yo prefiero vender por los mecanismos legales”. ¿Qué pasó? En el mercado sumergido no se empezó a ver el queso, la leche fluida o el yogurt. Y, como hay un déficit de la producción de leche en todo sentido pues se movió toda esta problemática, el precio de la leche comenzó a crecer en el mercado sumergido, y del queso. Hay una ley, la relación oferta y demanda.
Por otro lado, esto afectó también a muchos que tenían la posibilidad de acudir a los mercados en divisa porque aumentó la demanda en el mercado en divisa, el precio de la bolsa de kilogramo de leche en el mercado en divisa aumentó. Pero a la vez, como se destinó una parte importante de la leche a venderla de forma directa y no pasaba por la planta pasteurizadora, se afectó el aprovechamiento de la capacidad industrial. De ahí derivan afectaciones en la obtención de suero, mantequilla y entonces hubo que importar esos subproductos. Nadie ha sacado el costo que eso ha tenido.
MR: Hablando de leche ¿qué parte del PIB cubano se dedica a la importación de leche en polvo?
AN: Cuba gasta anualmente más de 2 mil millones de dólares en la importación de alimentos y dentro de ello está la leche, que puede estar alrededor de 100, 120 millones de dólares. Claro, esto es muy relativo, porque el precio de la leche entera en polvo en el mercado mundial, del año pasado a este, creció un 42%. Por lo tanto yo puedo estar gastando más dinero en la importación de leche y obteniendo menos físico de importación, porque realmente es impresionante el incremento del precio de la leche en polvo. Por lo tanto este tema de la leche es mejor trabajarlo en las consideraciones de los alimentos en su conjunto, porque el peso es muy significativo. El país no puede continuar, desde el punto de vista de la economía, manteniendo estos altos niveles de importación de alimentos que llegan constituyen entre el 15 y el 19% del total de las importaciones del país. Muchos de de esos productos podemos producirlos en condiciones ventajosas de competitividad. Cuba los puede producir.
MR: ¿Ha habido resistencia a la inversión extranjera en la agricultura?
AN: Darle espacio a la inversión extranjera no implica necesariamente que yo venda mis propiedades ni, por supuesto, venda la soberanía. Todo lo contrario. Todo puede tener sus regulaciones y hacer atractiva la participación de la inversión extranjera más allá de lo que se ha hecho en épocas anteriores.
MR: Si usted fuera parte de la Comisión de Implementación de los Lineamientos y le pidieran poner el pie en el acelerador, ¿por dónde empezaría?
AN: Por donde comenzaron las transformaciones es por donde se debían comenzar: por el sector agrícola cubano, debido al efecto multiplicador que tiene ese sector. Es importante en la sustitución de las importaciones, la generación de fuentes de energía renovable, como suministrador importante de materias primas, etc. Además este sector ocupa al 20% de la población económicamente activa del país. Cerca de 4 millones de cubanos dependen en sus niveles de ingresos de este sector y somos 11 millones de cubanos. Espero que ya con las experiencias actuales sea suficiente porque empezaron en 2007; espero que haya una mayor velocidad y me parece que hay síntomas en ese sentido para el 2014, aunque no va a ser un año fácil.
Progreso Semanal/ Weekly autoriza la reproducción total o parcial de los artículos de nuestros periodistas siempre y cuando se identifique la fuente y el autor.
En julio de 2013 comenzaron a funcionar en La Habana, Mayabeque y Artemisa las primeras 99 cooperativas no agropecuarias dedicadas, sin embargo, a la comercialización de productos agrícolas.
Los gestores de la actualización del modelo económico cubano buscan con esta medida minimizar la presencia de los intermediarios entre el surco y la tarima, y propiciar una gestión comercial autónoma a través de este tipo de organizaciones económicas.
Aunque todavía no son públicas las estadísticas oficiales sobre el comportamiento de los precios en este período, un investigador como el economista Armando Nova ha podido detectar que en los últimos meses siguen creciendo los precios de algunos productos también en esos nuevos mercados.
Para Nova este es uno de las motivaciones que aconsejan una crítica integral a las reformas que el sector agrícola ha venido realizando, incluso desde antes de la aparición de los Lineamientos en abril de 2011.
Ese es precisamente el enfoque de su ensayo “Un nuevo modelo de gestión económica agrícola cubano” por el que recibió el Premio Temas 2013 y que estimuló este diálogo con Progreso Semanal.
Milena Recio: ¿Por qué una medida de descentralización, largamente esperada y aconsejada por diversos analistas, no rinde los resultados esperados? El consumidor final sigue esperando por soluciones que le surtan su mesa.
Armando Nova: Esto fue un paso muy importante y necesario, aunque sea criticable el modo en el que se ha realizado. En el caso de estos mercados no estatales, convertidos en cooperativas por decisión estatal, no se cuenta con los trabajadores de inicio. Una vez que está aprobado por el Consejo de Ministros es que se le comunica a los trabajadores, con lo cual se está violando el importante principio de la voluntariedad. En la comparecencia que se hizo en la Mesa Redonda, en el mes de julio, se explicó que se le da la opción al trabajador de que acepte o no acepte, pero sobre una decisión tomada.
Los nuevos cooperativistas del mercado agropecuario antes eran empleados de los Mercados Agropecuarios Estatales (MAE) que esperaban que el Estado les sirviera los suministros. Ahora ellos salen a comprar los productos o un tercero se los trae. Hay quien los van a buscar al mercado mayorista de 114. Ahí se nutre una parte de los carretilleros también. Y hay también intermediarios que van, compran y después distribuyen a los carretilleros en las diferentes zonas de La Habana y a los propios mercados cooperativos. Se mantiene un nivel de intermediarios.
Antes, toda esta distribución a los MAE estaba hecha por Acopio y se mantenía algún subsidio. Al desaparecer el subsidio, predomina la relación de oferta y demanda en el mercado, y entonces los precios indiscutiblemente han tenido un ajuste hacia arriba. A eso hay que sumar que los precios tienen una tendencia a crecer en Cuba como en todo el mundo, debido al alza del precio de todas las materias primas.
MR: Haber roto el monopolio de Acopio en la cadena de comercialización debería tener un efecto positivo sobre los precios…
AN: Hemos abogado por diversificar el proceso comercializador, aunque siempre reiterando que el problema no está en la circulación sino en la producción. Cuba requiere medidas facilitadoras para el desarrollo de las fuerzas productivas, que en el sector agropecuario aún continúan frenadas. Hay que facilitar que el productor tome sus propias decisiones, y esto en un contexto en que se diversifican los actores económicos: existen cooperativas, el productor individual, el nuevo usufructuario (que es un productor individual beneficiado por la Ley 300); está el privado y, además, el productor estatal.
Hasta septiembre, el 70% de la tierra del país está en manos de las formas no estatales, produciendo más del 75% de la producción total de alimentos. Dentro de ellos las Cooperativas de Créditos y Servicios, y el privado, con alrededor del 24% de la tierra agrícola del país producen más del 57% de los alimentos de origen vegetal y animal. O sea, que hay eficiencias demostradas en determinados sectores dentro de esa diversidad de actores económicos que conforman el nuevo modelo.
MR: Usted acaba de ganar un premio de la revista Temas precisamente con un trabajo que plantea un nuevo modelo para el sector agrícola. ¿Tiene puntos de coincidencia con la visión que preside las medidas del gobierno?
AN: Yo creo que hay bastantes puntos de coincidencia en ese sentido, por lo cual hemos estado abogando. Pero yo me lo planteo no como una reforma del modelo anterior –para modificarlo o mejorarlo– sino como algo nuevo basado en tres objetivos o principios básicos. El primero es la realización de la propiedad. Me refiero fundamentalmente a la posibilidad del productor de decidir dónde compra los insumos, en qué momento los compra, a qué precios, a quién vende su producción, a qué precio la vende, qué debe producir, cuál es su surtido tomando en consideración las condiciones de la demanda, del mercado, etc. El segundo principio sería la relación de complementariedad entre el mercado y la planificación. Ese es un aspecto que realmente no está resuelto aún. Y el otro elemento que he señalado también es el carácter sistémico de las medidas.
MR: En abril de 2014 se cumplirán tres años de la aprobación de los Lineamientos, ¿cómo se manifiestan estos tres principios en la política de actualización para la agricultura específicamente?
AN: Las medidas en la agricultura se comenzaron a adoptar desde el año 2007. Se mejoraron los pagos al productor de algunos productos: la leche, la carne, productos agrícolas, la carne vacuna; se adoptaron una serie de medidas también, de descentralizar un poco algunos niveles de la comercialización, muy tenue en esa primera etapa. Después fue acompañado de otras medidas ya posteriores a los Lineamientos, como es el tema de la descentralización de las ventas directas a los centros turísticos, la posibilidad de contratar fuerza laboral, de crédito agrícola, etc. Lo que sucede es que estas medidas fueron adoptándose o implementándose con este carácter puntual que te señalaba anteriormente…
MR: No sistémico…
AN: No tuvieron un enfoque sistémico. Puede haber muchas razones, yo no las tengo todas claras. El mismo tema de la tierra, la distribución de la tierra ociosa… Primero por la 259 y la 282, posiblemente la medida más importante que se adopta en 2008. Pero, como hemos dicho en muchas ocasiones, la distribución de la tierra es una condición necesaria pero no suficiente porque tienes que crear un cambio importante en el entorno. Esto que decíamos, por ejemplo, ¿dónde el productor acude a comprar sus semillas? ¿Dónde el productor acude a comprar sus insumos? ¿A quién y a qué precios va a vender? ¿Lo puede vender o va a seguir con los altos compromisos de entrega, del 70 y 75% a Acopio? O sea, que hay toda una serie de medidas de carácter sistémico que debieron haber acompañado estas decisiones.
MR: ¿Cómo se explica Ud. la falta de ese enfoque sistémico?
AN: Creo que no es comprendida todavía la complejidad de las decisiones en la economía. Cuando tú lanzas la ley 259 y 282 te das cuenta de que falta algo. Bueno, ¿y dónde está el crédito del productor agrícola? El crédito se viene a definir, si mal no recuerdo, más menos en diciembre de 2011. Es cuando se empieza a hablar del crédito. ¿Dónde está la asistencia técnica que yo tengo que darle a ese productor? Ese productor, ¿a quién y cómo va a vender? Voy a remontarme un poquito atrás, al 2007. Cuando se toma la decisión de incrementar el precio de la leche, todos dijimos “Perfecto, hay que estimular al productor”, todos aplaudimos. Pero esto tiene que tener un enfoque sistémico. Me refiero al pago mayorista al productor, que lo puede vender directo a la población o a la planta o al recolector de leche para la planta productora. Pero, ¿qué impacto va a tener esto desde el punto de vista del productor y desde el punto de vista social?
MR: No se previeron esas interrelaciones…
AN: Yo también estuve de acuerdo en aumentar el precio de la leche porque hay que estimular al productor. Porque en la medida que yo aumente el precio de la leche, indiscutiblemente el campesino cubano nuestro, sabe manejar su actividad económica y tecnológicamente, tiene experiencia trasladada de generación en generación, y además es una persona honrada a la que le gusta trabajar en condiciones de legalidad… Cuando aumentan el precio de la leche, él sacó sus cálculos inmediatamente y, por supuesto, le daba el precio que se había fijado en función de una especie de análisis o equivalentes si él destinaba, digamos, ese litro de leche a la producción de queso y lo vendía en el mercado sumergido o si lo destinaba a vender la leche fluida como tal en el mercado sumergido. Entonces él decía: “Yo estoy por la legalidad, yo prefiero vender por los mecanismos legales”. ¿Qué pasó? En el mercado sumergido no se empezó a ver el queso, la leche fluida o el yogurt. Y, como hay un déficit de la producción de leche en todo sentido pues se movió toda esta problemática, el precio de la leche comenzó a crecer en el mercado sumergido, y del queso. Hay una ley, la relación oferta y demanda.
Por otro lado, esto afectó también a muchos que tenían la posibilidad de acudir a los mercados en divisa porque aumentó la demanda en el mercado en divisa, el precio de la bolsa de kilogramo de leche en el mercado en divisa aumentó. Pero a la vez, como se destinó una parte importante de la leche a venderla de forma directa y no pasaba por la planta pasteurizadora, se afectó el aprovechamiento de la capacidad industrial. De ahí derivan afectaciones en la obtención de suero, mantequilla y entonces hubo que importar esos subproductos. Nadie ha sacado el costo que eso ha tenido.
MR: Hablando de leche ¿qué parte del PIB cubano se dedica a la importación de leche en polvo?
AN: Cuba gasta anualmente más de 2 mil millones de dólares en la importación de alimentos y dentro de ello está la leche, que puede estar alrededor de 100, 120 millones de dólares. Claro, esto es muy relativo, porque el precio de la leche entera en polvo en el mercado mundial, del año pasado a este, creció un 42%. Por lo tanto yo puedo estar gastando más dinero en la importación de leche y obteniendo menos físico de importación, porque realmente es impresionante el incremento del precio de la leche en polvo. Por lo tanto este tema de la leche es mejor trabajarlo en las consideraciones de los alimentos en su conjunto, porque el peso es muy significativo. El país no puede continuar, desde el punto de vista de la economía, manteniendo estos altos niveles de importación de alimentos que llegan constituyen entre el 15 y el 19% del total de las importaciones del país. Muchos de de esos productos podemos producirlos en condiciones ventajosas de competitividad. Cuba los puede producir.
MR: ¿Ha habido resistencia a la inversión extranjera en la agricultura?
AN: Darle espacio a la inversión extranjera no implica necesariamente que yo venda mis propiedades ni, por supuesto, venda la soberanía. Todo lo contrario. Todo puede tener sus regulaciones y hacer atractiva la participación de la inversión extranjera más allá de lo que se ha hecho en épocas anteriores.
MR: Si usted fuera parte de la Comisión de Implementación de los Lineamientos y le pidieran poner el pie en el acelerador, ¿por dónde empezaría?
AN: Por donde comenzaron las transformaciones es por donde se debían comenzar: por el sector agrícola cubano, debido al efecto multiplicador que tiene ese sector. Es importante en la sustitución de las importaciones, la generación de fuentes de energía renovable, como suministrador importante de materias primas, etc. Además este sector ocupa al 20% de la población económicamente activa del país. Cerca de 4 millones de cubanos dependen en sus niveles de ingresos de este sector y somos 11 millones de cubanos. Espero que ya con las experiencias actuales sea suficiente porque empezaron en 2007; espero que haya una mayor velocidad y me parece que hay síntomas en ese sentido para el 2014, aunque no va a ser un año fácil.
Progreso Semanal/ Weekly autoriza la reproducción total o parcial de los artículos de nuestros periodistas siempre y cuando se identifique la fuente y el autor.
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