Daron Acemoglu y James Robinson, autores del libro Why Nations Fail (Por qué fracasan los países), respondían no hace mucho en su blog a la afirmación del economista Allan Meltzer de que el 1% con ingresos más altos está creciendo drásticamente en todas partes, incluso en Suecia, de modo que no es un problema político propiamente dicho.
“Hay importantes diferencias comparativas entre países en las tendencias de la desigualdad, y dista mucho de ser evidente que las tendencias mundiales expliquen todos estos cambios”, escribían en respuesta al comentario de Meltzer publicado en The Wall Street Journal el 9 de marzo. "Por consiguiente, a primera vista, parece tener razón cuando afirma que hay otros factores –y sí, nacionales y políticos– que también han influido considerablemente en el aumento de la desigualdad entre los ingresos más altos en Estados Unidos”.
Como señalan Acemoglu y Robinson, hay otras cosas extrañas en lo que dice Meltzer: ¿de qué manera explica una prima cada vez más alta por la educación el alza de las acciones de un diminuto segmento de los muy cultos? La premisa de la crisis mundial no resiste las pruebas, ni siquiera las que presenta Meltzer.
Y uno no debe hablar de la distribución internacional de la renta si no conoce la inestimable Base de Datos Mundial sobre los Ingresos más Altos. ¿Qué nos dice esta base de datos sobre Suecia frente a Estados Unidos?
Vaya, parece igual; o bueno, en realidad, no. Sí, el 1% con ingresos más altos ha crecido un poquito en Suecia. Pero el que alguien pueda mirar esto y decir que la historia es similar es alucinante.
Las dos depresiones de Europa
Barry Eichengreen y Kevin O'Rourke publicaban no hace mucho en la página del Centro de Investigación de Política Económica una continuación de su artículo 'A Tale of Two Depressions' (Historia de dos depresiones( sobre comparaciones cuantitativas de la Gran Depresión y la Gran Recesión. Señalan que la recesión no ha sido ni mucho menos tan profunda esta vez, y que la recuperación empezó mucho antes, pero que el ritmo de la recuperación es claramente más lento. Sin embargo, Europa me llamaba la atención. Uno de sus razonamientos clave en el artículo original era que subestimamos la semejanza entre las dos recesiones cuando nos centramos en Estados Unidos, que experimentó un declive muy agudo después de 1929, pero menos pronunciado ahora. En otras partes, el contraste era menos fuerte. Y en su actualización, buena parte de la recuperación refleja el crecimiento de los mercados emergentes, no el de los países avanzados.
Entonces, ¿cómo se presenta la situación en Europa? He mantenido correspondencia con Barry y con Kevin y, aunque no hemos hecho una comparación completa, me han indicado algunas cifras sugerentes. Charles Feinstein, Peter Temin y Gianni Toniolo presentan datos sobre la producción industrial durante el periodo de entreguerras en su libro The World Economy Between the World Wars (La economía mundial entre las guerras mundiales). Por otra parte, Eurostat ha recopilado las cifras en esta ocasión.
Europa registró una caída del 28% entre el punto más alto y el más bajo de su producción industrial en 1929 y en los años posteriores, frente a un 18% ahora. Hacia el quinto año de la Depresión original, la producción se había recuperado hasta el 86% de su máximo anterior; en estos momentos, la producción alcanza el 91% del máximo anterior y está cayendo a medida que Europa recae en la recesión.
De modo que a Europa le va mejor esta vez, pero no mucho mejor; es, como si dijéramos, dos tercios de una Gran Depresión. Claramente, la respuesta es más austeridad.
© 2012 The New York Times.
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