"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

martes, 25 de diciembre de 2012

Año difícil para el transporte público habanero

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 Más de un millón de pasajeros deben moverse cada día en la capital de la isla caribeña.
Más de un millón de pasajeros deben moverse cada día en la capital de la isla caribeña. Archivo IPS Cuba
 Los pasajeros se amontonan en la primera puerta, en un desesperado intento por abordar el ómnibus. Finalmente, el conductor abre el resto de las puertas pero se quedan personas sin subir. Esta escena se repite en las paradas de la capital de Cuba, donde el transporte público adquiere matices críticos.
  
El déficit de vehículos debido a la carencia de piezas de repuesto y, en ocasiones, neumáticos, para ponerlos en explotación provoca el incumplimiento de los cronogramas de salidas desde las terminales y la aglomeración a lo largo de los trayectos, conspirando incluso contra la llegada puntual a los centros de trabajo.
“Algunas veces estoy temprano en la parada y me pongo de suerte porque las guaguas (ómnibus) vienen más `suaves´. Solo así puedo llegar sin problemas al trabajo. Otras, por mucho que madrugue, casi llego tarde”, dice Rodolfo Acosta, un obrero que se desplaza unos 15 kilómetros entre los municipios habaneros del Cerro y Guanabacoa.

Crisis

Según la Dirección Provincial de Transporte de la capital cubana, una urbe con más de 2.200.000 habitantes, 2012 “fue un año malo en el cual bajaron los niveles de transportación y el principal problema a enfrentar consistió en no contar con el aseguramiento para mantener trabajando toda la flota”.
En un artículo publicado por el semanario local Tribuna de La Habana, la ciudad llegó a tener en funcionamiento solo cerca de 400 carros, de un parque de 900 vehículos, durante el momento más crítico.
De hecho, se transportó diariamente en mayo unas 830.000 personas y en septiembre, alrededor de 900.000, cuando más de un millón de pasajeros deben moverse cada día en la capital de la isla caribeña.
Esta situación no es nueva. En La Habana, como en otras ciudades del país, ruedan diferentes tipos de ómnibus rígidos y articulados importados entre 2007 y 2008 de China y Belarús, fundamentalmente de las marcas Liaz, Yutong y Maz.
Sin embargo, el panorama que mejoró desde 2009 hasta 2010 debido a una costosa inversión, comenzó a irse abajo con las carencias de piezas de repuesto y las reiteradas roturas causadas por el exceso de pasajeros, el mal estado de las vías y la sobreexplotación de los vehículos, entre otros factores.
Fuentes oficiales revelaron en su momento el costo de los vehículos. Los ómnibus rígidos fueron adquiridos por 60.000 dólares estadounidenses cada uno, mientras que el precio de los articulados fue de 150.000, informó en 2007 el diario Granma, órgano oficial del Comité Central del gobernante Partido Comunista de Cuba.
“El refrán dice `escobita nueva, barre bien´ y así sucedió con las guaguas nuevas, al principio todo muy bonito, calles arregladas, mucha musiquita y ahora estamos casi tan mal como antes de su llegada”, opina Ofelia Rojas, trabajadora de un supermercado.
En 2010, aunque se anunció que se contaba con el personal calificado, la tecnología y la materia prima para la fabricación de los repuestos en la isla, las pruebas de explotación realizadas en diversas terminales de la capital cubana arrojaron que las piezas se rompían y, por lo general, no reunían los requisitos para recuperar los ómnibus.
Por demás, no pocos de los vehículos nuevos tuvieron que ser retirados de la circulación tras hechos delictivos cometidos contra ellos como pedradas, que provocaron roturas de parabrisas, losetas – cristal fijo ubicado debajo las ventanas-, y ventanas.

Incipiente recuperación

Esto obligó a comprar durante 2012 nuevos equipos de transporte, en cantidades muy discretas comparadas con las millonarias inversiones de hace un lustro. También fueron destituidos este año los principales directivos de la empresa provincial encargada de la operación, recaudación e importación de piezas y materias primas para la reparación.
A partir de la segunda mitad de 2012, se inició una incipiente recuperación de ómnibus paralizados, que todavía no se aprecia en la disponibilidad de guaguas y la calidad del servicio, como afirman cada día decenas de usuarios del transporte público.
Directivos del sector indican que con este programa de rescate de vehículos la situación podría mejorar durante el día, sin embargo, en los llamados horarios picos- de mayor afluencia de pasajeros coincidente con la entrada y salida de los centros laborales-, la congestión se mantendrá.
Ante las insuficiencias del transporte público, las personas acuden a otros métodos, como los taxis del sector privado, que cobran tarifas poco accesibles para el bolsillo medio; la “botella”, como se nombra popularmente al autostop cubano; o se ven obligadas a emprender largas caminatas.

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