Durante las negociaciones finales sobre la reunificación de las dos Alemanias, Occidente hizo promesas al último mandatario soviético que nunca cumplió.
Mijaíl Gorbachov con el canciller alemán Helmut Kohl en un encuentro en la URSS, el 15 de julio de 1990.
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Según se desprende de los más de 30 documentos recopilados por el Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington, recientemente desclasificados, en los años 90 los líderes occidentales aseguraron reiteradamente al mandatario soviético Mijaíl Gorbachov que la OTAN no se expandiría más allá de las fronteras alemanas hacia el este. Sin embargo, Occidente rompió esta promesa una década después.
Así queda de manifiesto en los archivos internos de ambas partes sobre las negociaciones que tuvieron lugar tras la caída del Muro de Berlín. En 1990, cuando las dos Alemanias y los líderes de las cuatro naciones vencedoras de la Segunda Guerra Mundial —la URSS, EE.UU., Reino Unido y Francia— negociaban el tratado sobre el acuerdo final respecto a Alemania, firmado en Moscú en septiembre de ese año, los estados occidentales intentaron tranquilizar las autoridades de la URSS sobre la eventual amenaza que representaría un estado reunificado en el corazón de Europa.
En febrero de aquel año, el entonces Secretario norteamericano de Estado, James Baker, le dijo a su homólogo soviético, Eduard Shevardnadze, que en la Europa posterior a la Guerra Fría la OTAN ya no sería beligerante, pasando a adquirir un carácter "más bien político".
Baker dio a Shevardnadze "garantías firmes" de que "la jurisdicción o fuerzas de la OTAN no se moverían hacia el este". El mismo día le dijo en Moscú al canciller soviético que la alianza no se movería "ni una pulgada hacia el este". Un día después, el 10 de febrero de 1990, Helmut Kohl, el futuro canciller de la Alemania unida, repitió la misma promesa a Gorbachov.
"Creemos que la OTAN no debería expandir la esfera de su actividad. Tenemos que encontrar una solución razonable. Entiendo correctamente los intereses de seguridad de la Unión Soviética", afirmó entonces Kohl.
Helmut Kohl y el último líder soviético Mijaíl Gorbachov antes de las conversaciones en Moscú en febrero de 1990. / Michael Urban / Reuters
Por su parte, el entonces presidente francés, Francois Mitterand, fue más allá y dijo que no estaba a favor de la idea de que una Alemania unida que se uniera a la OTAN, idea que compartió abiertamente con Mijaíl Gorbachov.
Finalmente, la URSS retiró sus fuerzas de Alemania y después de otros estados del este de Europa, sin que se registrara ningún incidente hostil.
Promesa de siete años
Occidente mantuvo su promesa hasta 1997, cuando Polonia, la República Checa y Hungría fueron invitadas a formar parte de la Alianza Atlántica. Desde entonces, 13 estados de Europa del Este se han pasado a ser miembros de la OTAN.
Gorbachov, al igual que el presidente de Rusia, Vladímir Putin, después, ha recordado con frecuencia la promesa rota de Occidente. En este sentido, el actual líder ruso cree que este episodio socavó fundamentalmente la frágil confianza entre Rusia y EE.UU.
Sin embargo, la misma alianza, así como los líderes occidentales, continúan repitiendo que no hubo ninguna promesa, esgrimiendo expresiones como "percepción errónea" [Robert Zoellick, uno de los negociadores clave en la reunificación alemana] o "mito"[Michael McFaul, exembajador de Estados Unidos en Moscú].
Ninguna de las garantías formó parte de ningún documento del tratado, lo que significa que fueron solo palabras, se afirma desde la OTAN. "Los aliados de la OTAN toman decisiones por consenso y estas se registran. No hay registro de que la OTAN haya tomado una decisión de este tipo", reza la explicación oficial de la alianza en su sitio web.
Sin embargo, el peso de la evidencia ahora descubierta sugiere que estas posturas serían falsas en el mejor de los casos.
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