La reducción del control estatal y el fomento del sector cooperativo y privado, aparecen como transformaciones esenciales en la economía cubana.
Combustibles, alimentos y medicamentos representan un gasto del 80% de los ingresos en divisas del país.
Históricamente, las importaciones cubanas han estado fuertemente concentradas en tres áreas: combustibles, alimentos, medicamentos. Esta composición no ha variado sustancialmente pues siempre ha estado en un entorno del 60 % del total de las compras, pero lo que sí es de mayor relevancia es que en términos de valor estos tres renglones representan un gasto del 80% de los ingresos en divisas del país.
Si bien las importaciones de materias primas, equipos y bienes intermedios son determinantes para la actividad económica, los incrementos mayores se han producido en estos últimos, en parte como resultado del desplazamiento de la demanda doméstica hacia productores foráneos, como resultado de la pérdida de competitividad asociada a la sobre-evaluación cambiaria.
Estructura de las importaciones por tipo de bienes (millones)
Fuente: Oficina Nacional de Estadísticas ONE 2010. Anuario Estadístico (varios años).
Las importaciones de alimentos desde Estados Unidos
Un análisis aparte merece el tema de las importaciones de alimentos que Cuba adquiere en los Estados Unidos. Estas han ido ganando en proporción sostenidamente hasta el año 2009, llegando a representar poco más de un tercio de las compras totales, llevando a EE.UU a la posición paradójica de ser al mismo tiempo unos de los proveedores clave y el país que más restringe el comercio con Cuba.
En algunos productos en particular, como pollo, trigo, soya, los volúmenes rebasaron el 80 % de anda cubana.
En un período relativamente corto de tiempo, los Estados Unidos se convirtieron en el principal abastecedor de productos agrícolas y alimentos para Cuba, con un saldo máximo en el 2008 de US $710 millones (unas 3,424 mil ton), equivalentes al 27% de las importaciones del país en este rubro, a pesar de la reducción de compras que se produjo como resultado del endurecimiento de las condiciones de pago en efectivo por adelantado tras la elección al segundo término de George W. Bush.
Conviene anotar también que los aumentos más importantes de esas cifras se deben sobre todo al incremento de los precios (61% solo del 2007 al 2008), antes por las cantidades físicas adquiridas.
A pesar de las limitaciones bajo las cuales se realiza, la acelerada evolución de este intercambio comercial se explica por la combinación de varios factores. Conjuntamente con los menores costos en trasportes y seguros asociados a la cercanía geográfica y precios relativamente mejores, se produjo de modo paralelo un creciente deterioro en la eficiencia doméstica en la producción de alimentos, lo que contribuyó a fomentar la sustitución del déficit de producción interno con importaciones.
Por esa razón, no se debe asumir que solo se produjo una reorientación “normal” de comercio, -o sustitución de mercados como también se le conoce-, puesto que en la práctica se superponen los efectos coyunturales de la contracción de la oferta interna al de los menores costos relativos.
Volumen de Importaciones Cubanas de Alimentos desde EE.UU. 2010 (millones USD)
Fuentes: Oficina Nacional de Estadísticas, ONE, Anuario Estadístico, Cuba 2009. US Cuba Trade and Economic Council Inc, (www.cubatrade.org), Economic Eye on Cuba, march 2010, 2009-2001 US Exports Statistics to Cuba (at 2007 value).
Nota: En las cifras reportadas desde EE.UU. no se incluyen los cargos por transportes, transferencias bancarias y otros. (n.d.: no disponible).
En el año 2008 las compras cubanas de bienes agrícolas estadounidenses alcanzaron un récord de 963 millones de dólares y luego cayeron en el 2009 a US$ 675 millones, atribuyéndose el declive a la compleja situación económica de Cuba y a los efectos internacionales de la crisis.
Hasta el mes de enero 2010, las exportaciones norteamericanas de alimentos y productos agrícolas decrecieron un 24% en comparación con el año anterior alcanzando unos US$ 51,302 millones según se ha reportado.[i]
El Congreso norteamericano aprobó en marzo del 2009 una normativa de la OFAC[ii] que flexibilizaba las reglas de pago para la venta de alimentos a Cuba a partir de septiembre y durante el resto del año fiscal 2010, introduciendo así una reinterpretación del mecanismo vigente de los pagos anticipados en efectivo.
De esa manera, al permitirse a los compradores cubanos la opción de pagar por los bienes adquiridos en los contratos justo antes de que sean descargados in Cuba, se reduce en parte el costo financiero de las transacciones que se realizan a través de bancos en terceros países, si bien es poco probable que su efecto sea importante dadas las difíciles circunstancias financieras por las que se encuentra atravesando el país en lo inmediato.
Las restricciones actuales impiden las importaciones cubanas de otros renglones como materias primas, bienes intermedios, materiales y equipos, manufacturas varias, así como servicios especializados (de marketing, jurídicos, consultoría, medio ambientales, control biológico, etc.).
Se han hecho varias estimaciones sobre el potencial de comercio bilateral empleando métodos diversos. La Comisión de Comercio Internacional de los EE.UU. (USITC) ha presentado a solicitud del Congreso dos estudios con ese fin, en el último de ellos[iii], aplicando una versión del método utilizado por la OMC conocido como modelos de gravedad, llegó a establecer un estimado de comercio potencial en base a dos escenarios.
Primero, si las restricciones financieras se eliminan (representan costos adicionales entre un 2.5 a 10% del valor de compra), en cuyo caso la parte de EEUU en las importaciones cubanas de productos de la agricultura, pesca y forestal podría aumentar desde el doble del nivel actual hasta dos tercios.
De los 16 grupos de productos agrícolas examinados, las exportaciones de alimentos tendrían incrementos anuales significativos (frutas y vegetales, $US 34 a 65 millones, leche en polvo de $US 14 a 41 millones, alimentos procesados de $US 18 a 34 millones, trigo $US 17 a 33 millones, granos de $US 9 a 22 millones), con cuotas de participación en el mercado cubano que oscilan entre 10 a 90% según el producto[iv].
En el segundo escenario, suponiendo que se eliminaran simultáneamente las restricciones financieras y de viajes, la demanda adicional del turismo representaría incrementos de $US 1- 8 millones para al menos 4 productos.
Otras estimaciones realizadas establecieron un pronóstico de comercio bilateral total en el primer año equivalente a unos $US 2,602 mil millones[v], lo que sitúa el pronóstico dentro del rango ya obtenido por estudios previos (USITC, 2001, Montenegro-Soto, 1996)[vi], a partir de supuestos diferentes, pero en base a procedimientos bastante convergentes.
Estas y otras evaluaciones coinciden en que lo más probable es que se produzca una relación comercial en la que Cuba importe más de lo que podría vender a los EE.UU., este déficit comercial anticipado (entre un 15-30%) podría ser compensado en parte o totalmente por los ingresos generados por el turismo y las inversiones.
Principales importaciones cubanas de alimentos desde EE.UU. 2009 (millones de USD)
Fuente: García, Anicia “El sector agropecuario, el desarrollo económico y su vínculo con el sector externo: el caso cubano”, articulo, borrador, Nov.2010, elaborado a partir de “U.S.-Cuba Trade and Economic Council, 2010”.
En parte, la solución de las dificultades generadas por las desproporcionadas necesidades en importaciones de bienes exige –además de la corrección cambiaria, cuya posposición resulta cada vez más perniciosa-, un salto cualitativo en el régimen de autonomía de las empresas para permitirles: acceder a financiamiento, exportar con la flexibilidad necesaria, alcanzar un mayor nivel de integración entre la industria y la agricultura, así como modificar progresivamente el patrón de consumo energético y por extensión en la eficiencia en la utilización de los recursos a partir de criterios financieros.
El hecho de que una parte sustantiva de las compras sean de alimentos y combustibles ilustra claramente la extrema vulnerabilidad que en este campo tiene la economía cubana. Esa dependencia estructural del sector importador para el crecimiento es común para todos los estados insulares del Caribe y para una buena parte de los países de tamaño medio o pequeño en América Latina, lo distintivo radica en que bajo las condiciones actuales, la capacidad de modificar ese círculo vicioso de dependencia-desproporcionalidad es virtualmente imposible si no se asume una modificación drástica de los mecanismos regulatorios y los incentivos.
El indicador más elocuente de esta relación disfuncional es la “elasticidad ingreso de las importaciones”. Estudios realizados por varios métodos y en periodos diferentes concuerdan todos en identificar una relación (de incremento porcentual de las importaciones por cada 1% de crecimiento del PIB) que oscila entre 1.5 a 4 veces.
Es decir, en ningún caso las importaciones crecieron menos que la economía, muy al contrario, la característica estructural identificada es una “sobre-reacción crónica” que no es más que el resultado de los mecanismos vigentes hacia el interior de la economía.
El déficit comercial (de bienes) record en el 2008 de poco más de 10 700 millones de pesos, fue la causa de que el gobierno cubano aplicase finalmente recortes forzosos en las importaciones en el 2009 y en el 2010 se dado un énfasis especial a la sustitución de importaciones como una de las prioridades estratégicas nacionales.
Unos comentarios finales sobre nuevos desarrollos esperados a partir de los Lineamientos
Como era de esperar las expectativas generadas por la reciente aprobación de los “Lineamientos Económicos y Sociales” en el Congreso del Partido han vuelto a reactivar las discusiones en los medios académicos e institucionales sobre las alternativas posibles de respuestas.
Lo primero a señalar es que muchos de los lineamientos expresan una respuesta de tipo político y todavía tienen un camino largo hasta ver los efectos reales de su implementación.
No hay dudas de que constituyen un giro estratégico fundamental pero en tanto no comiencen a tomar cuerpo muchas de las recomendaciones del documento (al momento de redactarse este trabajo aún no se había presentado la versión definitiva, por lo que se utilizan los referentes de la versión sometida a discusión).
Al propio tiempo, hay -además de los ajustes institucionales y legales necesarios-, dos niveles de análisis que no se abordan en detalle aquí, el primero son los “procesos que generan procesos”, es decir, los ajustes de tipo macro en cuanto a las estructuras, funciones y el rol estatal y de los gobiernos locales que paulatinamente se irán descentralizando. Y otro relativo a las propuestas específicas en áreas que se vinculen al comercio exterior.
De modo tentativo, se apuntan algunas direcciones de transformación que son relevantes en este plano:
-La reducción de la presencia y control estatal y el fomento de nuevos espacios para: promoción del sector cooperativo y privado (se ha precisado que en la gestión prevalecerá la planificación y el sector público sobre lo privado). En este caso, una de las cuestiones a definir será el grado de independencia real de las entidades importadoras –si se permite para aquellas que no sean parte de las prioridades nacionales.
-Descentralización y flexibilización en la toma de decisiones, autogestión. Nuevos modelos de gestión empresarial pública, cooperativa y privada (empoderamiento de gobiernos locales, autonomía de empresas para definir salarios y nóminas, introducción de la opción de bancarrota y cierre de empresas, decisiones descentralizadas sobre financiamiento y ventas). Habrá que esperar para ver si la concesión de permisos de exportación está incluida en las facultades o si seguirá siendo 100% en manos estatales.
- Cambios en las estructuras de producción, distribución y comercialización (horizontalización inducida), dirigida al fortalecimiento de autonomía y capacidades a nivel local / mejoras de entorno que favorecen: creación de fondos autónomos.
-Necesidad de adecuaciones jurídicas y en los mecanismos financieros.
Por secciones en el documento.
I-Modelos de gestión económica: 2, 9, 14, 25, 27, 29, 35, 37, 38,49.
II-Políticas macroeconómicas: 50, 51, 52.
III-Política económica externa: 83, 93.
VII-Política agroindustrial: 167, 169 a 175, 177 a 183, 185, 186, 188 a 191, 193, 196.
XII-Política para el comercio: 284, 287, 290.
Una discusión en extenso sobre la perspectiva de transformación y sus causas están abordadas con mayor amplitud en otro trabajo del mismo autor, pero a los efectos de esta presentación, se limita a señalar las “direcciones” que deben ser sujeto de análisis en el futuro inmediato desde la perspectiva del sector externo y sus dificultades.
Bibliografía:
Anuario Estadístico de Cuba, Oficina Nacional de Estadísticas, La Habana. Varios años.
Banco Central de Cuba “Economía Cubana 1996-2006”. La Habana.
Banco Central de Cuba. “Informe Económico”. 1997, 1999, 2001, 2006 y 2007. La Habana.
Centro de Estudios de Economía Cubana. (2010) Universidad de la Habana. Memoria Taller Seminario.
Anual sobre Economía Cubana y Gerencia Empresarial. DESOFT. La Habana,. ISBN 978-959-282-091-3
CEPAL. (1997). “La economía cubana. Reformas estructurales y desempeño en los noventa”. Fondo de CulturaEconómica. México.
Colectivo de Autores. (2010) “Miradas a la Economía Cubana I y II, 2009 y 2010. Editorial Caminos. La Habana, ISBN 978-959-303-029-8.
Economic Eye on Cuba, (2010), “2010-2001 U.S. Export Statistics for Cuba”, U.S.-Cuba Trade and Economic Council, Inc., http://www.cubatrade.org.
Jorge Domínguez, Omar Everleny Pérez y Lorena Barberia. (2004) “The Cuban Economy at the Start of the Twenty-First Century”, Harvard University. ISBN 0-674-01798-6.
Lineamientos económicos y sociales. Sexto Congreso del Partido Comunista de Cuba, Noviembre del 2010. La Habana.
Montenegro Claudio and Raimundo Soto. (1996). “How Distorted is Cuba´s Trade? Evidence and Predictions from a Gravity Model” Journal of International Trade and Economic Development, 5:1 p.45-68.
Sánchez Egozcue, Jorge Mario & Triana Cordoví, Juan (2011) “Panorama de la economia cubana, transformaciones y retos futuros” en: “Cincuenta Años de la Economia Cubana”, Editorial Ciencias Sociales, La Habana. Compilador, Omar Everleny Pérez. pags.83-152, ISBN 978-959-06-1239-8.
Sánchez Egozcue, Jorge Mario (2010), “Las Relaciones Económicas EE.UU. _ Cuba: la normalización pendiente”. Revista TEMAS, No. 612-63 Abril-Septiembre, p.90-103. ISSN: 0864-134X.
USITC, United States International Trade Commission (2001). “The Economic Impact of US Sanctions with Respect to Cuba.” Investigation No.332-413, Publication 3398. www.usitc.gov
Notas:
[i] Economic Eye on Cuba, March 2010, “2010-2001 U.S. Export Statistics for Cuba”, U.S.-Cuba Trade and
Economic Council, Inc., http://www.cubatrade.org.
[ii] FY2009 Omnibus Appropriations Measure (P.L. 111-8) Reuters, 9 marzo 2009, WASHINGTON, “EEUU flexibiliza reglas de pago para venta de alimentos a Cuba”.
[iii] USITC, 2001. United States International Trade Commission. 2001. “The Economic Impact of US Sanctions with Respect to Cuba.” Investigation No.332-413, Publication 3398. http://www.usitc.gov.
[iv] USITC, 2007, Tabla ES.1, p.viii.
[v] Sánchez Egozcue, Jorge Mario. 2004.“Challenges of Cuba’s Insertion in Caribbean – U.S. Trade”, en The CubanEconomy at the Start of the Twenty – First Century, Jorge I. Dominguez, Omar E. Pérez & Lorena Barberia Eds. The David Rockefeller Center Series on Latin American Studies, Harvard University, Harvard University Press.
[vi] USITC, 2001. “The Economic Impact of US Sanctions with Respect to Cuba.” Investigation No.332-413, Publication 3398. www.usitc.gov, Montenegro Claudio and Raimundo Soto. 1996. “How Distorted is Cuba´s Trade? Evidence and Predictions from a Gravity Model” Journal of International Trade and Economic Development, 5:1 p.45-68.
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