"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

viernes, 4 de noviembre de 2011

¿La historia favorece a China en la carrera de la innovación?

cecon
Por John Bussey

En una reciente cena de negocios, la conversación sobre el robo de propiedad intelectual en China se estaba poniendo interesante cuando un ejecutivo de una gran compañía tecnológica estadounidense dijo con confianza: "Ese no es un problema tan grave para nosotros porque planeamos innovar con nuevos productos más rápido de lo que los chinos pueden robar los antiguos".
Esa es una solución que no se escucha a menudo por parte de las empresas estadounidenses: Estados Unidos derrotará a los chinos haciendo lo que mejor sabe hacer, innovar, debido a que el capitalismo burocrático y gestionado por el estado de China no puede lograrlo con la misma efectividad.
El problema radica en que la historia no respalda a ese argumento, asegura Niall Ferguson, un historiador económico cuyo nuevo libro "Civilization: The West and the Rest," (Civilización: Occidente y el resto) fue publicado esta semana. Ferguson, quien dicta clase en la Escuela de Negocios de Harvard, dice que China y el resto de Asia han asimilado buena parte de lo que hizo exitoso a occidente y ahora lo están haciendo mejor.
"Dejé de creer que hay algún tipo de defecto cultural que hace que los chinos sean incapaces de innovar", afirma. "Ellos van a tener la materia prima de niños mejor educados que a fin de cuentas es lo que impulsa la innovación".
Andrew Liveris, el presidente ejecutivo de Dow Chemical, ha repetido esa advertencia por años, describiendo lo que él ve como un traslado en ingeniería y conocimientos de manufactura de Occidente a Asia. "La innovación ha seguido a la manufactura a China", le dijo a un grupo de la Escuela de Negocios Wharton recientemente.
"Con el tiempo, cuando las compañías decidan dónde construir instalaciones de investigación y desarrollo, tendrá más y más sentido el hacer cosas como soporte para productos, mejoras y diseño de siguiente generación en el mismo lugar en el que se fabrica el producto", dijo. "Esa es una de las razones por las que Dow tiene a 500 científicos chinos trabajando en China, ganando muy buen dinero y quienes ya están generando más patentes por científico que en cualquiera de nuestras otras instalaciones.
Para una mirada estadística de esta tendencia, sólo falta ver el índice de competitividad anual del Foro Económico Mundial, el cual ubica a los países según una gama de criterios económicos. Por tercer año consecutivo, EE.UU. ha cedido terreno y China ha subido. Claro, EE.UU. aún es quinto en el mundo y China está en el puesto 26, pero la brecha se va cerrando lentamente.
Liveris cree que los negocios estadounidenses están llegando a un punto de quiebra para la innovación y la manufactura. Pero Ferguson cree que ese punto ya pasó.
En su libro más reciente, él menciona seis características o instituciones que condujeron al dominio político y económico de Occidente durante los últimos 500 años: la competencia entre los diversos estados nación de occidente, los derechos de propiedad y el imperio de la ley, la sociedad de consumo, la ética de trabajo, la revolución científica y los avances médicos. También ayudó que sus rivales en Asia, por diversas razones, eran débiles.
A lo largo de las últimas décadas, escribe, esos rivales han adaptado las seis características (excepto el imperio de la ley en China "su talón de Aquiles"). Están alcanzando a Occidente y ahora se encuentran por delante en algunas habilidades, como la matemática. Estados Unidos, mientras tanto, se ha llenado de burocracia, demandas y regulación excesiva, argumenta y ya no es el mejor lugar del planeta para hacer negocios.
"China ha incrementado los gastos de investigación y desarrollo por un factor de seis en la última década, ha más que doblado su número de científicos y ahora es segundo después de EE.UU. en su producción anual de estudios científicos", escribe.
Una serie de académicos y hombres de negocios ofrecerían argumentos en contra de las aseveraciones de Ferguson y Liveris. James Bessen ha escrito en Harvard Business Review que la producción de patentes es una medida complicada de innovación debido a que China, alentada por los incentivos del gobierno, presenta muchas patentes marginales.
Adam Segal del Council on Foreign Relations asegura que la naturaleza colaborativa de los negocios y la cultura científica estadounidense aún sigue siendo una gran ventaja para la innovación en ese país, aunque reconoce que los centros de IyD en China están ayudando a transferir estas habilidades. Él ha escrito un libro llamado "Advantage: How American Innovation Can Overcome the Asian Challenge." (Algo como "Ventaja: Cómo la innovación estadounidense puede superar el reto asiático).
El ejecutivo tecnológico que mencioné al principio también tiene su argumento en contra del ascenso chino "La profunda intervención del estado en la economía china no tiende a producir compañías innovadoras", dice.
Por su parte, Ferguson no tiene una prescripción fácil para lo que el ve como el declive estadounidense. El país, dice, debería mejorar su educación, reducir la regulación balancear su presupuesto y mejorar su liderazgo político.
Cuando se le preguntó qué haría si estuviera al mando de una empresa estadounidense dijo "Me mudaría a Hong Kong".
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