"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

jueves, 24 de mayo de 2012

¿EL SUICIDIO DE LA MIGRACION?

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Dr.Esteban Morales

Durante más de cincuenta años la cuestión migratoria ha sido un instrumento político de las administraciones norteamericanas para desestabilizar a la revolución cubana. Y pienso que puede  seguirlo siendo. Pues no se ha observado en estos años, otra actitud de las administraciones norteamericanas, que no haya sido utilizar el asunto migratorio, como un instrumento de su política agresiva contra Cuba.[1]
La primera canallada cometida por la  primera administración que enfrentó la revolución, la de Eisenhower, fue recibir en los Estados Unidos, prácticamente sin trámites legales, a todos los esbirros, asesinos y ladrones, que se fueron  de Cuba huyéndole  a la justicia revolucionaria.
Posteriormente, hasta hoy,  continúan recibiendo a casi todos los que salen de Cuba, incluso de manera ilegal,  y que van buscando los beneficios e la aplicación de la Ley de Ajuste cubano de 1966. Una ley, que al estimular la emigración ilegal, ha acumulado en su haber una extraordinaria cantidad de muertes¸ especialmente, en el Estrecho de La Florida.
A pesar de los acuerdos firmados por ambos países en 1985, para tratar de normalizar las relaciones migratorias, después del éxodo de los años noventa, ahora tienen suspendidas las conversaciones respecto al tema.[2]

Pero en cincuenta años todo cambia. Cuba ha cambiado mucho, sobre todo en los últimos treinta años  y la emigración también. Hasta el enclave más importante de la emigración cubana en el mundo, el estado de La Florida, también ha cambiado. Presentando matices de comportamiento, en los cuales habría  sido imposible pensar  solo veinte años atrás. Miami, la principal ciudad que ha recibido a los cubanos emigrados, ya no es el enclave homogéneamente contrarrevolucionario, dominado por la extrema derecha cubanoamericana,  como lo fue en los años sesenta hasta los ochenta. Hoy se ponen de manifiesto los intereses de una comunidad  tocada por diferentes fenómenos, entre ellos, los problemas generacionales dentro de la propia emigración,  que han comenzado a tomar sus expresiones políticas.

1-   Un tipo  inicial de emigrado, que habiendo tomado el camino de la emigración con la idea de regresar pronto, ya lleva más de cincuenta años esperando.[3]
2-   Un proceso revolucionario en  Cuba que ha sobrevivido  y de tal manera, obligado a entenderse con la Isla.[4]
3-   Un proceso generacional que ha producido un tipo de emigrado, que no lo hizo por decisión propia,  sino de sus padres  y cuya actitud ya guarda poca relación con sus antepasados  que emigraron. No pocos  viajan  a Cuba, buscando sus raíces.[5]
4-   Un  grupo numeroso de políticos pragmáticos, que considera que la política norteamericana hacia Cuba no ha logrado los propósitos para los cuales fue diseñada, por lo que la ha acuñado  como una política fracasada,  que debe ser cambiada por otra más eficiente, que permita acercarse a Cuba con otros métodos, aunque  para muchos de ellos, con las mismas intenciones y objetivos: retomar el poder en la Isla.[6]
5-   Un sector de izquierda que crece y que siempre ha deseado un cambio de política que permita entenderse con una  Cuba libre,  soberana  y soiclista. Junto a un creciente proceso de solidaridad con Cuba que se abre paso dentro de la sociedad norteamericana.[7]
6-   Un grupo de hombres de negocios, que consideran están perdiendo las oportunidades económicas derivadas de una mejor relación con Cuba.[8]
7-   Una heterogénea masa de emigrados, de diferentes posiciones políticas, pero a los que los vincula  el interés común de relacionarse con su país de origen para ayudar a sus familiares en Cuba. No constituyen un grupo político homogéneo, sino una corriente dentro de la comunidad cubana en el exterior .Este tipo de actitud solidaria  respecto a Cuba, es observable a nivel mundial.
8-   Una minoría de extrema  derecha, recalcitrante, que a pesar de haber perdido las esperanzas de regresar a Cuba como conquistadores, sin embargo, continúan viviendo del negocio de la contrarrevolución.
9-   Un numeroso sector académico, que se opone al bloqueo de las relaciones con Cuba  y que defiende fuertes intereses de establecer vínculos intelectuales, culturales y científicos con Cuba. Lo cual tipifica la  actitud de la inmensa mayoría de la comunidad intelectual y académica  en los Estados Unidos.
10-Un amplio sector religioso que mantiene relaciones con Cuba, incluso de  fuerte solidaridad con las iglesias cubanas.
Aun hay personas que emigran de Cuba por razones políticas, pero se trata ya de cantidades despreciables  y de personas irrecuperables, porque le declararon la guerra a la revolución hace mucho tiempo, hicieron contrarrevolución en Cuba,  e insisten en su interés de hacerle daño  y  al  no conseguirlo, ven la emigración como última solución. Abandonando el país  a la menor oportunidad que se le presenta. Como también existen personas que hoy  han variado su  pensamiento respecto a la forma de relacionarse con Cuba. Entre ellos se encuentran incluso, miembros de la más rancia burguesía, que hasta hace poco, se proponían obstaculizar todo tipo  de relación con Cuba.
Sin embargo, después de los años ochenta, la inmensa mayoría de las personas que emigran de Cuba, lo hacen en busca de mejores oportunidades  para sus vidas. A los cuales, en medio de la situación que vive  Cuba hoy, no  le faltan justificaciones. Permanecen en Cuba, aquellos, por suerte mayoría, que no han perdido las esperanzas de  que la situación económica y social mejore  y otros que por  razones más bien políticas, han decidido permanecerles fieles al proceso que han luchado por construir. Dentro de  esa gran masa,  no obstante, existen  también potenciales emigrantes, que en caso de obtener ciertas flexibilidades, emigraría, aunque tal vez  no para vivir fuera de Cuba de manera permanente.[9]
Durante muchos años, emigrar fue considerado como una traición al proceso revolucionario. Realmente lo fue,  pues en medio de las batallas que librábamos por defender a la revolución, en los años más difíciles,  muchos abandonaban  Cuba  y en su mayoría lo hacían hacia el país  que había decidido  destruir a la revolución. Se trataba de la aguda lucha de clases, el enfrentamiento político-ideológico,  que signó al proceso revolucionario en sus primeros  más de treinta años, podríamos decir.
Pero, ¿podemos continuar mirando la emigración de ese modo? ¿No debiéramos asumir una dosis de realismo y hasta de cierto pragmatismo, ante un fenómeno, que nos hace tanto daño y que no podemos controlar?
La emigración cualesquiera que sean sus causas y direcciones, es un fenómeno inevitable, sobre todo para un país subdesarrollado como Cuba, que no podría nunca competir en igualdad de condiciones con ningún país desarrollado, ni ofrecerle  a la fuerza calificada que se nos va, las condiciones que esta encontraría si emigrara, en cuanto a condiciones  de vida  y de ejercicio profesional. Esto sería así, aun si nos recuperáramos con relativa rapidez  de la situación económica tan difícil que ahora  enfrentamos.
Estados Unidos, siempre tendrá las ventajas de los mecanismos para presionarnos, siendo esta última, como decimos los cubanos “una pelea de león a mono y con el mono amarrado”.
¿De qué modo contrarrestar esa realidad aplastante? Sería un verdadero suicidio tratar de enfrentarla sin una política más inteligente, más pragmática, que se enfocara más hacia los beneficios que podríamos obtener  de la emigración y no se  mantuviera un status de quietud y  parálisis,  que solo serviría para incrementar cada día los daños que nos hace el éxodo de cubanos de la Isla.
De Cuba se han marchado artistas, músicos, deportistas de alto rendimiento, médicos, ingenieros, especialistas de todo tipo, que el país ha hecho un esfuerzo sobrehumano y extraordinariamente inteligente para prepararlos. Son decenas de miles los que emigran cada años, jóvenes sobre todo y calificados, proceso que nos cuesta miles de millones de dólares, sin que podamos nunca resarcirnos de  tales perdidas. ¿Vamos a permitir  que el país continúe vaciándose de esas personas, sin asumir una actitud  más realista que nos pudiera permitir  recuperar,  o al menos compartir los conocimientos o habilidades de esas personas calificadas que  se nos escapan?
Esta cuenta no está sacada aun,  pero si contabilizáramos hasta hoy,  las pérdidas por ese concepto, ellas no estaría muy lejos de las cifras que nos ha costado el criminal bloqueo de Estados Unidos. Hemos luchado contra el bloqueo, a veces con no poco éxito, ¿Por qué no hacerlo contra los lastres negativos que nos deja el proceso migratorio?
Hay que tomar medidas activas, pragmáticas, inteligentes, que  nos permitan aliviar la situación tan desventajosa  que nos está creando  la emigración, sin dejarnos atenazar por criterios obsoletos, viejos ya, que no se corresponden con los tiempos tan difíciles  que vivimos.
En mi opinión, tal vez,  habría que analizar medidas del tipo siguiente:
1-   Analizar seriamente  si vamos a mantener la prohibición de la doble nacionalidad.
2-   Romper las barreras burocráticas que impiden  el flujo y reflujo migratorio. Ejemplo de ello, el que un cubano, nacionalizado en el exterior, tenga que viajar a Cuba con pasaporte cubano. O que un cubano de la Isla no pueda viajar cuando quiera a donde desee.
3-   Facilitar que todo ciudadano que lo desee  viaje a donde quiera  y no tenga límites para regresar cuando  quiera hacerlo.[10]
4-   Liberar los viajes de turismo para todo ciudadano cubanos  que tenga condiciones de hacerlo.
5-   Crear condiciones para que cualquiera que emigre pueda compartir su tiempo de trabajo en el país con el del exterior. Trabajar en Cuba o en el exterior cuando lo desee.
6-   Permitir que todo hijo de cubano en el exterior pueda  obtener  la nacionalidad cubana si así lo desea.
7-   Respetar los bienes que poseen  en Cuba,  aquellos que permanecen por un tiempo determinado en el exterior  o fijan su residencia en el exterior, pero que puedan retornar a Cuba cuando así lo deseen.
8-   Crear las condiciones para una relación más orgánica entre los cubanos que viven en el exterior y que desean tener una mayor relación con su país de origen, que puedan votar en Cuba.  .
9-    Facilitar a todo el que llegue a la edad de la jubilación  y quiera retirarse y vivir en Cuba, lo pueda hacer.
10-Facilitar a todo cubano que vive en el exterior,  que sus hijos estudien y vivan  en Cuba si lo desean.
11-Permitir que todo cubano que tenga capital y quiera invertirlo en Cuba  pueda hacerlo, en bien propio y de la nación.[11]

Podrían  estudiarse muchas otras medidas, pero lo cierto es  que ya  variaron las razones y pasó el tiempo en que Cuba puede dejar vagar a sus emigrantes por el mundo sin ningún vínculo orgánico con su país de origen. El cubano, debe poder ser cubano siempre, donde quiera que haya decidido fijar su residencia, siempre que esté en pleno  goce  de  sus  facultades civiles y políticas.
La población cubana decrece y  envejece, debiéndose  tratar por todos los medios, que nos nazcan ciudadanos también fuera de Cuba, que puedan venir a ella cuando quieran, pasar una parte de su vida o sus últimos años de vida con nosotros. De lo contario, estamos regalándole al mundo, una riqueza que nos pertenece  como nación y que no debiéramos perder ni poner en peligro. Es necesario hacer lo posible para impedir que los que se  marchen  del país no quieran  ni puedan  regresar más nunca y que el emigrante se  desvincule definitivamente de su país de origen.
Debemos invertir los términos de una ecuación, que siempre se soluciona en contra nuestra  y que hasta ahora, solo lo que ha hecho es perjudicar al país, cuando también encierra poténciales  capacidades de beneficiarnos. Hasta un cierto periodo de tiempo, estábamos obligados a pagar el precio por razones de seguridad interna; hoy las cosas han cambiado bastante.
La realidad que hoy vive el país, los retos que debe enfrentar y los problemas que deberán ser resueltos,  exigen una buena dosis de pragmatismo, que sin sacrificar nuestros objetivos, ni nuestra seguridad nacional,  nos permita  avanzar lo más rápido posible por la senda de las soluciones.
Todo este complejo entramado, según creo, forma parte  también del “cambio de mentalidad” a que el Cro. Raúl  Castro nos ha llamado.

Habana, mayo 12 del 2012.


[1]La historia  ha ido larga. Podría consultarse del Autor, “El Impacto del Caso Elián en la Política Hacia Cuba”. Único caso, en el que una administración  norteamericana, la de William Clinton, se vio obligada a facilitar  que Cuba ganara  la batalla.
[2] Para ampliar sobre esta historia, ver: “A 30 años de la Crisis Migratoria de Mariel”. de Elier Ramírez. Donde el autor da una versión  muy interesante y actualizada de este importante  acontecimiento.
[3] Dice Luis Ortega, respecto a estos, que el principal aliado de Cuba frente a ellos, es la “Funeraria Rivero”, pues  todos  van desapareciendo de manera natural.
[4] Se trata de un factor nada despreciable. Ha sido la supervivencia  de la Revolución Cubana, la que en última instancia, va obligando a tener que entenderse con la Cuba revolucionaria.
[5] Se trata de un fenómeno muy interesante, que va generando un nuevo tipo de relación con la emigración.
[6] Estos   señores   creen que con Cuba ahora, podría ocurrir lo que nunca ha tenido
lugar,  tomar ellos el poder en Cuba. Cuando históricamente no  han sido más que segundones de la política norteamericana en Cuba.
[7] El Movimiento Pastores por la Paz”, bajo la dirección del insigne pastor Lucio Walker, desato un trabajo de solidaridad  hacia Cuba,  dentro de los Estados Unidos, que aun continua creciendo y rindiendo sus frutos.
[8] Este grupo también va creciendo.
[9] La  idiosincrasia del cubano,  no se corresponde, en general, con la actitud de abandonar su país de origen, para más nunca regresar.
[10] Ello implica, que al ser gratuita la educación en Cuba. Cada graduado que se marcha, sin haber r realizado el servicio social , deberá garantizar  pagar el costo de la carrera, lo cual podría hacer, dejando un fiador oficial  o  pagarla personalmente, antes de marcharse. Siendo este un  requisito para poder  complementar  sus trámites de viaje. Así el Estado, al menos  recobraría  el costo de la formación profesional. (El Autor).
[11] Solo serian inaplicables tales medidas en aquellos casos en que representasen  un peligro para nuestra seguridad  interna como país. Antiguos criminales de guerra, gente ligada a las organizaciones contrarrevolucionarias etc. O casos tipo Alan Gross.
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