"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

lunes, 31 de enero de 2011

Mercado, planificación y socialismo

Por Luis Marcelo
Todo parece indicar que la discusión teórica sobre la cuestión del mercado y la planificación en el socialismo no está aún zanjada.
En los distintos encuentros científicos celebrados internacionalmente y en Cuba que incorporan esta temática se presentan con frecuencia ponencias con posiciones encontradas sobre el particular.
Contribuir a esclarecer estas cuestiones no sólo tiene un importante valor teórico, sino práctico, y en tal sentido quisiera compartir con los lectores algunos de los resultados que han arrojado mis investigaciones en las propias fuentes originales marxistas.
Para ello me concentré en aquella parte de la teoría marxista que motivó que sus correligionarios entendieran al mercado como incompatible con el socialismo, y dieran a la planificación una interpretación sui generis. Hagamos una breve incursión a los orígenes de posibles malos entendidos.
Tres elementos eran claves en el socialismo construido de Marx para negar dialécticamente al capitalismo: la propiedad social sobre todos los medios de producción, la planificación, y uno casi olvidado, la sustitución del dinero (1). La conjugación de estos tres factores haría desaparecer al capitalismo y por ende al mercado. Es decir, en correspondencia, no habría relaciones de propiedad privada, no existiría anarquía en la producción, ni compraventa.
Marx había argumentado que en una sociedad basada en el tipo de propiedad mencionado, los productores no cambian sus productos; que el trabajo invertido en estos últimos ya no se mediría a través del rodeo que significa el dinero como medida del valor, sino directamente, mediante un bono que consignaría la cantidad de horas de trabajo rendidas, después de descontar lo trabajado para el fondo común. Con dicho bono, el cual no tendría carácter circulatorio como el dinero, pues se consumiría al usarse, se extraería de los depósitos sociales de medios de consumo (no de los comercios), medidos dichos medios en su correspondiente tiempo de fabricación, la parte equivalente a la cantidad de trabajo realizado. Con ello quedaría erradicado el valor y su ley, así como el mercado, pues el dinero habría sido sustituido. También se eliminaría - deduzco - la inflación de hoy pues el desarrollo tecnológico conlleva a que los productos se fabriquen cada vez en menos tiempo, lo cual refleja el verdadero concepto marxista de productividad.
Lógicamente, el cambio mencionado de unidad de medida implicaría un sistema mundial pues el dinero como medida del valor es incompatible, considerando la unidad de la economía internacional, con el uso del tiempo de trabajo.
En el comunismo ya no haría falta el mencionado bono pues la distribución se efectuaría sobre la base de las necesidades de cada cual.
Este aspecto del marxismo sobre la sustitución del dinero fue abandonado en su desarrollo teórico posterior por los países del llamado socialismo real, sin que estén claras las causas. Tal vez haya parecido esto demasiado confuso, pero lo cierto es que la eliminación del dinero se interpretó erróneamente por algunos de estos países en cierta etapa, como la irrupción de las gratuidades. De cualquier forma, su esclarecimiento científico sigue estando pendiente (2).
Valorado esto, asombra hoy cómo los manuales soviéticos de Economía Política del Socialismo planteaban que la producción mercantil, la ley del valor y el dinero sólo desaparecerían en la fase superior del comunismo, sin explicar siquiera por qué estaban en desacuerdo con Marx el cual ya había fundamentado estos cambios para la fase socialista.
Luego entonces, baste no estar teóricamente solucionada aún por la ciencia la cuestión de la sustitución del dinero, uno de los tres mencionados elementos claves del socialismo construido, para que no deba comprenderse mal lo de la anulación del mercado. Mientras exista el dinero habrá compraventa y, por derivación, mercado, el cual tampoco tendría nada que ver con el mayor o el menor control de los precios, lo que sería motivo de otro debate.
Aquello de que el mercado es lo que se contrapone a la planificación, a mí juicio refleja una injusticia conceptual. La idea de la planificación surgió cuando Marx buscó la solución a las crisis de superproducción y por tanto comerciales de su época, resultado de la diseminación de la propiedad privada, en adecuar la oferta productiva a la demanda real de los consumidores. Planificar, pues, sería en esta lógica, tomar medidas para que todo lo que sea necesario producir se venda con rapidez. Por tanto, lo que se opondría a la planificación es la competencia y producción anárquicas producto de la extendida propiedad privada, pero no el mercado que es el ambiente de compraventa donde se justifica la producción. Planteado esto así, cabe decir que todas las economías de hoy son de mercado.
Para evitar la competencia anárquica el Plan tendría un sustento organizativo-empresarial, el cual viene dado por la unión corporativa ramal de las empresas, de acuerdo con lo fundamentado por Engels a partir de la experiencia capitalista inglesa de 1890 con la fusión de 48 grandes fábricas de álcalis en una sola gran sociedad anónima (3).
Esta nueva lectura pudiera tener aplicabilidad terminológica considerando las medidas que se han debido adoptar en la Cuba actual en materia de propiedad. Como de acuerdo con lo ya tratado es imposible hoy prescindir del dinero para medir el valor, y como debieran definirse más exactamente aquellos elementos empleados en la economía cubana llamados "de mercado", entonces pienso que sería suficiente referirnos a ellos como "espacios o áreas de propiedad privada". Tampoco la utilización de la variante "elementos de capitalismo" parece resolver felizmente la cuestión, pues debe pensarse que la mayoría de las formas de propiedad autorizadas no implican explotación de la fuerza de trabajo empleada, como sucede con los trabajadores por cuenta propia y los cooperativistas.
¿Cómo entonces denominar a las mal llamadas economías de mercado capitalistas? Pues pudieran reconceptualizarse como economías de competencia anárquica o de anarcocompetencia.
Lamentablemente, y sin pretender agotar el tema que nos ocupa, durante la práctica del llamado socialismo real se conformaron toda una serie de conceptos ajenos a la teoría elaborada por Marx los cuales deben ponerse en su lugar lo antes posible. El volver a estudiar las fuentes teóricas originales es vital para ello.

(Artículo tomado de la revista cubana "Logística aplicada", publicación de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba, correspondiente al I Semestre del año 2000).
Notas:
(1) Si bien los dos primeros factores se identifican en distintas obras de Marx y Engels, el tercer factor, la sustitución del dinero, se trata en un muy reducido número de documentos teóricos, el más importante de los cuales es la "Critica del Programa de Gotha", aunque en honor a la verdad, de forma difícil de entender allí si no se comprendían otras partes de su obra e, incluso, si no se hacía una determinada labor deductiva.
(2)La idea de Marx para resolver esta cuestión ya aparece en su obra "Contribución a la crítica de la economía política" (Ver texto de la editorial Progreso, Moscú, 1989, p. 17) y radica en "estudiar las leyes que rigen esta reducción del trabajo complejo al trabajo simple".
(3)Ver F. Engels "Del socialismo utópico al socialismo científico", en obras escogidas en un tomo, Edit. Progreso, Moscú, pp. 442-443.

Luis Marcelo. Investigador Auxiliar. Instituto Nacional de Investigaciones Económicas

viernes, 28 de enero de 2011

Tecnología básica para gestionar un negocio

Por Colleen Debaise

Los avances tecnológicos han aumentado considerablemente la facilidad con la que se puede administrar y hacer crecer una pequeña empresa. Si tan sólo la tecnología no fuera tan complicada.
Hoy en día, sobrevivir es difícil para cualquier empresario —y mucho más tener éxito— sin una fuerte dosis de tecnología. Se necesita un sitio web bien diseñado y fácil de usar (algo obvio), y además puede ser muy beneficioso usar software, aplicaciones web y equipos que le permitan gestionar inventario, hacer seguimiento a las compras de clientes, procesar facturas, administrar la nómina salarial y comunicarse con el personal. La mayoría de los empresarios quieren la libertad de dejar la oficina pero seguir conectados, lo que significa que ellos (y su personal) necesitan estar equipados con teléfonos celulares, computadoras portátiles y aparatos inalámbricos.
No hace mucho, la tecnología más reciente sólo estaba disponible para las mayores empresas con los bolsillos más llenos. Ahora, los precios han caído ya que grandes compañías como Microsoft, Oracle, IBM y SAP intentan llegar al mercado de las pequeñas empresas. Cada vez más, el software está disponible a través de la web como "software como servicio" o SaaS (por sus siglas en inglés) reemplazando a software más costoso que se debe comprar e instalar al momento. El software de fuentes abiertas, es decir, el software cuyo código fuente está disponible en Internet para poder ser modificado o usado por cualquier persona, ha hecho posible que los dueños de pequeñas empresas (a menudo con la ayuda de desarrolladores o consultores) adapten el software a sus necesidades particulares.
Aspectos básicos de la tecnología
Si usted recién empieza, es bastante posible que se sienta abrumado por la cantidad de tecnología que necesitará para administrar su negocio de forma eficiente y profesional. Le pedí a Ramon Ray, editor de SmallBizTechnology.com, que ofreciera algunos consejos. El experto afirma que cada pequeña empresa necesita los siguientes componentes básicos:
* Hardware, como computadoras de escritorio, computadoras portátiles, teléfonos y aparatos inalámbricos.
* Software, desde un simple procesador de texto a aplicaciones específicas de su industria.
* Un servidor, que es una computadora central que comparte datos, archivos y aplicaciones y le permite a usted y a sus empleados acceder a Internet o usar la misma impresora.
* Aparatos de redes, como routers, puntos de conexión e interruptores, que conectan estaciones de trabajo y brindan funciones de seguridad, como firewalls.
A menos que tenga amplia experiencia en tecnología, un consultor informático puede ser su mejor amigo, afirma Ray. Para encontrar uno, solicite referencias a otros dueños de empresas, o consulte con el grupo de su industria o asociación comercial para obtener una recomendación. Algunos consultores, muchos de los cuales son dueños de pequeñas empresas, cobran por hora o día; otros cobran una tarifa plana. Cuando contrate un consultor para instalar software o crear una red, recuerde que probablemente necesitará ayuda más adelante, cuando el sistema inevitablemente colapse o simplemente necesite mantenimiento. Vea si puede negociar un acuerdo de servicio a largo plazo como parte de su acuerdo de consultoría.
Además de los aspectos básicos ya descritos, también necesitará productos tecnológicos específicos para ayudar a que su negocio funcione mejor. Lo que necesite puede variar según la industria. Por ejemplo, si su empresa utiliza mucho papel —en el caso de una firma de de abogados o de contadores— quizás le convenga invertir en un sistema de documentación por imágenes, que le permite convertir papel en archivos electrónicos. Si usted es un minorista, probablemente necesite un sistema de puntos de venta, que es básicamente una caja registradora electrónica que le permite rastrear ventas. Casi todas las empresas se beneficiarán de un programa de base de datos, que permiten reunir, almacenar y organizar datos, como información de contacto de sus clientes, proveedores y vendedores. Antes de realizar una inversión en un producto específico, considere las opiniones de los usuarios actuales al consultar revisiones en lugares como www.cnet.com, www.zdnet.com y www.pcmag.com.
¿Aún se siente abrumado? Ray afirma que ayuda dividir su empresa en distintas funciones y luego decidir qué software o hardware (o combinación de ambos) puede ayudar en cada área. Las siguientes son cuatro funciones comunes.
Ventas y marketing
En el mercado existen muchos programas que pueden ayudarlo a cultivar relaciones con clientes. Cada vez más empresas prueban software para administrar las relaciones con los clientes, o CMR por sus siglas en inglés, que organiza la información de contacto de clientes actuales y posibles, y permite que múltiples usuarios (como un equipo entero de ventas) rastreen los hábitos de compras de los clientes. Enter los programas más populares se encuentran los sistemas de administración de contactos SaaS CRM, de Salesforce.com; Dynamics CRM, de Microsoft; Maximizer, ACT y Gold-Mine. Si quiere promover su empresa a través de boletines electrónicos, un software especial para marketing por correo electrónico fabricado por Lyris, Oracle, Unica y otros proveedores puede ayudarlo a crear e-mails dirigidos a un público específico y libres de spam para enviarlos a sus listas de distribución.
Administración de inventario y operaciones
Si usted almacena mercadería, entonces los códigos de barras, las etiquetas de identificación de radiofrecuencia, los escáneres y software relacionado pueden ayudarlo a llevar la cuenta del inventario y enviar a tiempo los pedidos de los clientes. Algunas empresas usan un sistema de planificación de recursos de empresa (ERP, por sus siglas en inglés), que utiliza elementos de programas tanto de hardware como de software para integrar varias funciones, como distribución, envíos y facturación. Un sistema ERP puede ayudar al propietario de una empresa a determinar la cantidad de inventario que necesita para evitar una exceso de mercadería, lo que puede reducir los gastos generales. Entre los principales nombres en la industria del ERP se encuentran Microsoft, NetSuite y Aplicor.
Financiación y contabilidad
Especialmente si no se le dan muy bien los números, un programa de software de contabilidad puede ayudarlo a organizar las finanzas de su negocio, controlar las facturas pendientes y determinar cuánto efectivo tiene disponible su empresa. El administrador de libros en línea que lleva la cuenta de los gastos de las empresas también le hará la vida más fácil (a usted y a su contador) cuando llegue la hora de declarar impuestos. Muchos propietarios de empresas usan QuickBooks, MYOB, Peachtree o Microsoft Office.
Gerencia general
El dueño de una empresa puede invertir en una tecnología sofisticada llamada software de inteligencia empresarial (BI, por sus siglas en inglés), que reúne datos de varias áreas —como contabilidad, administración de inventario y ventas— y entrega informes y análisis. La tecnología BI puede ayudar al empresario independiente a determinar qué factores impulsan las ganancias e determinar qué áreas de la empresa no funcionan bien. IBM Congos, Sage, SAP, MicroStrategy y SAS Institute ofrecen herramientas de BI.

jueves, 27 de enero de 2011

Detalle de la deuda pública de Estados Unidos

Marco Antonio Moreno

Hasta 1979 la deuda pública de Estados era de 826.519 millones de dólares. En 30 años esa deuda se multiplicó 17 veces hasta llegar a los 14,1 billones de dolares actuales. Al 30 de septiembre de 2010, de acuerdo a este informe de Tesoro, la deuda era de 13,5 billones de dólares. Como muestra el reloj de la deuda, la deuda de Estados Unidos crece a una velocidad superior a los 300.000 dólares por minuto. Por eso que una pregunta interesante es la que he intentado responder con la gráfica que ilustra este post: ¿de quien es la deuda pública de Estados Unidos?
Un dato relevante es que el 68,4% de la deuda pública (9,64 billones de dólares) es a las propias instituciones y personas de Estados Unidos, principalmente los fondos de pensiones y la seguridad social. El restante 31,6% (4,46 billones de dólares) está en manos de las naciones extranjeras. Este detalle es sólo la deuda pública. La deuda total de Estados Unidos, supera los 76 billones de dólares, como indica este sitio. Es decir, más que todo el PIB mundial. A continuación, el desgloce de la deuda de Estados Unidos con los países extranjeros tenedores de bonos:
  • 1. China, 906.800 millones de dólares
  • 2. Japón, 877.400 millones dólares
  • 3. Reino Unido, 477.600 millones de dólares
  • 4. Países Exportadores de Petróleo, 213.900 millones de dólares
  • 5. Brasil, 177.600 millones de dólares
  • 6. Hong Kong, 139.200 millones de dólares
  • 7. Centros de Banca del Caribe, 133.700 millones de dólares
  • 8. Rusia, 131.600 millones de dólares
  • 9. Taiwán, 131.200 millones de dólares
  • 10. Canadá, 125.200 millones de dólares
Esta lista incluye sólo los primeros diez países, pero éstos representan el 75% de los 4,46 billones de dólares en bonos de la Reserva Federal. Los países exportadores de petróleo son Ecuador, Venezuela, Indonesia, Bahrein, Irán, Irak, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Argelia, Gabón, Libia y Nigeria. Los Centros de Banca del Caribe representan a países como Bermudas y las Islas Caimán.

Comentario HHC: Se sigue confirmando que EE.UU vive por encima de sus posiblidades, esa y no otra es su "eficiencia".

miércoles, 26 de enero de 2011

LAS PALABRAS






“No me gaste las palabras
no cambie el significado
mire que lo que yo quiero
lo tengo bastante claro
si usted habla de progreso
nada más que por hablar
mire que todos sabemos
que adelante no es atrás
si está contra la violencia
pero nos apunta bien
si la violencia va y vuelve
                                no se me queje después
                                si usted pide garantías
                               sólo para su corral
                                      mire que el pueblo conoce
                                      lo que hay que garantizar
                                       no me gaste las palabras
                                      no cambie el significado
                                      mire que lo que yo quiero
                                  lo tengo bastante claro
                                        si habla de paz pero tiene
                                    costumbre de torturar
                                        mire que hay para ese vicio
                                        una cura radical
                                           si escribe reforma agraria
                                 pero sólo en el papel
                                        mire que si el pueblo avanza
                                  la tierra viene con él
                                    si está entregando el país
                              y habla de soberanía
                               quién va a dudar que usted es
                               soberana porquería
                                   no me gaste las palabras
                            no cambie el significado
                                  mire que lo que yo quiero
                                    lo tengo bastante claro
                                    no me ensucie las palabras
                                 no les quite su sabor
                                      y límpiese bien la boca
                                    si dice revolución”.

Mario Benedetti

martes, 25 de enero de 2011

Los trabajadores de EE.UU. pagan la recesión de su bolsillo

[wage]Por Sudeep Reddy

Dale Szabo, que tiene dos maestrías, perdió su empleo como gerente en 2003. Ahora trabaja como conserje en una escuela.
Maria Gregg, una ex empleada de una planta automotriz en California, estuvo sin trabajo cinco meses el año pasado antes de conseguir otro trabajo con un recorte salarial de casi 20%.
Kevin Cronan, quien a principios de 2009 perdió su empleo de US$150.000 al año como gestor de fondos, ahora prepara cafés en un local de Starbucks en Massachusetts por US$8,85 la hora.
En el estado de Wisconsin, Dale Szabo, un ex director de manufactura con dos maestrías, busca desde hace años un puesto comparable al que perdió en 2003. Ahora trabaja como conserje en una escuela.
Lo grave es que se encuentran entre los afortunados. En Estados Unidos, hay 14,5 millones de personas en las listas de desempleo, 6,4 millones de los cuales están sin trabajo desde hace más de seis meses.
Su precaria situación ilustra un desenlace característico de la prolongada recesión en el mercado laboral. Incluso en épocas de alto desempleo del pasado, los salarios solían caer con mucha lentitud. Esta vez, los salarios de una parte de la fuerza laboral han sufrido un declive pronunciado y a un ritmo que rara vez se había visto desde la Gran Depresión.
La única otra recesión desde la Depresión que registró recortes salariales similares fue la de 1981-82, pero incluso esa se está viendo eclipsada por la más reciente. El desempleo se ha mantenido por encima de 9% durante 20 meses consecutivos y es probable que siga por encima de ese nivel la mayor parte de 2011, lo que hunde aún más los salarios.
Muchos trabajadores despedidos que encontraron nuevos empleos están aceptando sustanciosos recortes salariales o conformándose con trabajos de medio tiempo; a veces aceptan puestos muy por debajo de sus niveles de destreza.
Los economistas se habían preguntado hasta dónde llegaría esta dinámica en esta recesión y ahora las cifras están comenzando a responderles: entre 2007 y 2009, más de la mitad de los trabajadores de tiempo completo que perdieron el empleo que habían tenido al menos durante tres años y que luego consiguieron otros trabajos a tiempo completo para principios del año pasado reportó caídas en sus ingresos, según el Departamento de Trabajo de EE.UU. Treinta y seis por ciento reportó que el nuevo empleo pagaba como mínimo 20% menos que el que habían perdido.
La severidad de la recesión más reciente hace que sea probable que muchos de los desempleados que vuelven a ser contratados acepten recortes salariales, y que pasen años antes de que muchos de sus sueldos recuperen sus niveles previos a la crisis, afirma el economista laboral Till von Wachter, de la Universidad de Columbia. "Cuanto más profunda sea la recesión, menor será el salario que obtendrá en el próximo empleo y menor será su calidad", sostiene.
Un país más próspero
Aunque sea difícil para los trabajadores, los sueldos más bajos pueden hacer que las industrias y empresas estadounidenses sean más competitivas, lo que a su vez les permite contratar a más trabajadores. A largo plazo, eso podría traducirse en país más próspero.
El complejo turístico South Seas Island Resort, que emplea a alrededor de 300 personas en Captiva, en el estado de Florida, eliminó empleos durante la recesión, pero ahora está retomando las contrataciones.
"Ahora considero esto como un mercado favorable a los empleadores", afirma Rick Hayduk, director gerente, quien afirma que el complejo atrae a personal con experiencia con salarios más bajos que antes. "Hemos podido reducir algunos de nuestros sueldos base".
En general, los sueldos en EE.UU. continúan creciendo, pero a un ritmo lento. Los salarios de funcionarios habían subido 1,5% antes de ser ajustados por inflación en los 12 meses que terminaron en septiembre, según el Departamento de Trabajo.Durante el mismo período, los precios al consumidor subieron 1,1%.
Gregg, de 45 años, la ex empleada de la industria automotriz, afirma que por lo menos tuvo la oportunidad de prepararse para épocas más difíciles. Tras dos décadas en New United Motor Manufacturing Inc., un proyecto conjunto de General Motors y Toyota, la empresa dio siete meses de aviso antes de cerrar, en abril. "Me estuve preparando de antemano, reduciendo costos donde pudiera", dice.
Consideró probar suerte con su sueño de lanzar una pequeña empresa, tal vez un puesto de helados, o volver a estudiar. Pero no podría haber costeado los gastos, ya que su salario de US$1.200 semanales en la planta se convirtieron en US$450 en cheques de desempleo.
Hace poco comenzó a trabajar en una firma nueva de tecnología energética. El salario es de US$28 la hora, US$6 menos que en su empleo anterior, pero lo aceptó.
Von Watchter, el economista de Columbia, estudió tres décadas de datos de la Seguridad Social en EE.UU. para rastrear los cheques de trabajadores de la recesión de 1981-82 que sufrieron despidos masivos. Esos empleados registraron caídas promedio de 30% en sus salarios, frente a los que no fueron despedidos. Incluso después de 15 a 20 años, sus sueldos seguían siendo 20% más bajos que los de sus colegas que no habían perdido sus empleos, según su investigación.
Una parte clave de la pérdida de ingresos, concluyeron von Wachter y sus colegas de la investigación, es consecuencia del hecho de que los trabajadores acumularon unas destrezas a lo largo de una década o dos que pueden quedar desfasadas después de la recesión, por lo que ya no reciben la misma remuneración. Y en vez de adquirir nuevas habilidades para lograr un empleo mejor remunerado, muchos deben conformarse con uno peor para poder seguir adelante.

jueves, 20 de enero de 2011

Mercado capitalista y mercado socialista

La descomposición de los centros imperialistas continúa agudizándose y la recesión económica se profundiza rápidamente a pesar de todos los planes de “rescate” y de las “inyecciones de liquidez en los mercados” que, nos decían hace apenas unos meses, solucionarían el problema de la crisis financiera y evitarían el contagio a la economía real de las “disfunciones de los mercados”.

Sin embargo, ahora constatamos que mientras los bancos y las grandes empresas financieras, inmobiliarias e industriales reciben enormes cantidades de dinero para sanear temporalmente sus finanzas y garantizar sus escandalosos beneficios, el aumento del desempleo en los Estados Unidos y en Europa demuestra que, una vez más, los gobiernos de los capitalistas hacen pagar los costes de su propia incompetencia, de su corrupción , de sus trampas financieras y de las gigantescas estafas piramidales, a los trabajadores que ven como se destruyen cada día miles de puestos de trabajo.

Las teorías económicas simplistas y reaccionarias que sustentaron el neoliberalismo, y la noción absurda y acientífica de que el mercado capitalista, libre del nefasto intervencionismo del Estado, resolvería todos los problemas, llevaron a la continuada reducción del nivel de ingresos de los trabajadores y a un desequilibrio, cada vez mayor, entre los beneficios de los capitalistas y la capacidad de consumo de las clases populares.

El resultado de esta política de trasvasar recursos de la clase obrera a la burguesía en los Estados Unidos y Europa, y de los países dependientes a los centros imperialistas en todo el mundo, que ha permitido amasar inmensas fortunas y mantener porcentajes de beneficios extraordinarios a la banca especuladora imperialista y a las grandes empresas multinacionales, no es otro que ¡arruinar a sus propios clientes!

Política miope, estúpida y suicida que lleva a la autodestrucción económica por la vía de restarle capacidad de compra a todos aquellos que, a través del consumo, mantienen la actividad productiva y comercial y, en definitiva, todo el ciclo de la economía generadora de empleo y de riqueza, en los ámbitos de la producción, la distribución y el consumo.

Dicen que los mentirosos terminan siempre por creerse sus propias mentiras. Los burgueses imperialistas y los políticos, economistas y hasta filósofos (incluyendo a muchos intelectuales de la “nueva izquierda”) que trabajan a su servicio directa o indirectamente, se inventaron, en su momento, aquella tontería de la “economía de libre mercado” como contrapunto a la “economía planificada” que se atribuía a los países socialistas donde, de forma absurda y antimarxista, se mantenía la “teoría” de la inexistencia del mercado y de la consiguiente inoperancia de sus leyes, descubiertas y desentrañadas precisamente por Carlos Marx y Federico Engels.

Curiosamente, de la misma manera que no puede existir una planificación económica eficaz sin el uso de las leyes del mercado (de hecho “planificar” no es, en definitiva, más que una forma de regular el mercado) tampoco es cierto que exista ni haya existido nunca un “mercado libre”.

Por el contrario, el mercado es siempre, por definición, regulado por un sinfín de normas, restricciones, reglamentos, leyes, aranceles, tributos, tasas e impuestos de todas clases. La diferencia entre el mercado capitalista y el mercado socialista no reside ni en su inexistente “libertad”, ni en la pretendida inoperancia de sus leyes objetivas.

La única diferencia esencial entre el mercado en el sistema capitalista y en el régimen socialista de transición hacia la sociedad comunista (donde el mercado no será ni libre ni regulado sino que simplemente dejará de existir), es que mientras en el primero todas las normas y regulaciones están pensadas y encaminadas a beneficiar a la clase de los capitalistas y a perpetuar e intensificar la dominación y la explotación de los trabajadores asalariados y los pequeños productores, en el sistema socialista el mercado se regula y se planifica, (planificación que, insistimos, no es más que una forma de regulación) en beneficio de los trabajadores, en un contexto político y social totalmente distinto de la sociedad capitalista.

A diferencia de cualquier Estado burgués que, independientemente de su forma más o menos democrática o dictatorial, es siempre en esencia una dictadura de la burguesía, en el Estado socialista, donde también independientemente de su forma más o menos democrática o dictatorial, impera esencialmente la dictadura del proletariado, el mercado y su regulación y planificación es un instrumento en manos de los representantes de la clase obrera para desarrollar las fuerzas productivas, recuperar el retraso técnico y científico con respecto a los países más avanzados hasta superarlos, y demostrar la superioridad de la sociedad socialista, no sólo en el aspecto ético-moral sino también en el científico-productivo.

El problema actual en los Estados que conforman los principales centros imperialistas, particularmente los Estados Unidos y la Eurozona, es que la ciega e irracional tendencia de sus clases burguesas dominantes a aumentar e intensificar la explotación de la fuerza de trabajo, tanto en sus propios países como en las colonias y naciones dependientes, les ha llevado a la situación absurda de que ya no encuentran quien compre sus productos.

Y al descenso de las ventas ¿cómo responden? ¿Aumentando el poder adquisitivo de la mayoría de la población para reactivar el consumo? ¡No! La anarquía inherente al sistema capitalista hace que cada empresario trate de resolver su propio problema ¡despidiendo a una parte (o a la totalidad) de sus trabajadores!

El resultado general de la actuación egoísta de cada capitalista provoca, en el conjunto de la economía, la contracción material y sicológica del consumo y la consiguiente agudización de la recesión, que avanza imparable hacia la catástrofe económica. Es decir que a la economía capitalista le está ocurriendo aquello tan conocido de que entre todos la mataron y ella sola se murió.

De momento parece que el sistema resiste. El barco hace agua pero no se hunde. Pero sólo se trata de la calma que precede a la tempestad. El desempleo aumenta sin parar. Cualquiera puede comprobar que las oficinas del INEM ya están desbordadas. Se duda de que se puedan pagar todas las prestaciones por desempleo y los subsidios de miseria que prolongan, no para todos, los pagos durante cierto tiempo.

Pero ¿qué va a pasar cuando se empiecen a agotar los plazos de cobro de estas prestaciones, sumado a los nuevos parados que la propia crisis genera constantemente?

Entre los lacayos del sistema empieza a cundir el pánico. Algunos están ya alarmados por las consecuencias sociales de la inminente profundización brusca de la crisis, que se espera para mediados de este año. Aunque pocos se atreven a pronunciarse públicamente, ya se oyen algunas voces atemorizadas.

Hablan de conflictos sociales, de revueltas y motines públicos. Saben que cuando el pueblo no tenga qué comer asaltará los supermercados y saqueará las tiendas. Tiemblan, y con razón, los intermedios, los socialdemócratas, los oportunistas, los izquierdosos. Temen que llegue el momento en que desaparezca su cómodo lugar de neutrales y pacifistas y se vean obligados a pronunciarse. Porque soluciones para resolver la crisis económica no tendrán, pero los “cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado”, (del Estado capitalista, se refieren) están ya preparándose para “cualquier emergencia de desafío a la paz social y al orden constitucional”.


(*) Pedro Brenes es militante del Partido Revolucionario de los Comunistas de Canarias (PRCC)

miércoles, 19 de enero de 2011

Mercado y socialismo del siglo XXI


Por Francisco Umpierrez

El 16 de septiembre del año en curso Rebelión publicó un artículo de Víctor Flores Olea titulado “China: ¿Socialismo de mercado?”, donde critica el socialismo de mercado, el consumismo y el mercantilismo en general; y defiende una sociedad socialista con una planificación de su economía con los siguientes rasgos: democrática, radical y abarcadora. No estoy nada de acuerdo con la concepción de Víctor Flores. De manera que expondré punto por punto esos desacuerdos.
Socialismo pobre y socialismo rico
Según parece Víctor Flores formuló a unos jóvenes chinos que trabajaban en el sector servicio la siguiente pregunta: ¿Piensan que China es un país socialista o capitalista? Y le contestaron que esa pregunta pertenecía al pasado. Respuesta que disgustó a Víctor Flores. Después les formuló una segunda pregunta: ¿viven ahora mejor que antes y más felices? Y esta fue la respuesta: “ahora lo pasamos mejor que nuestros padres, puesto que en el pasado trabajaban 12 horas diarias, tenían salarios muy reducidos, no había grandes tiendas para comprar, y la vida era demasiado modesta y tradicional”.
Aunque es tradicional en la izquierda decir que hay que escuchar a las masas, en verdad no se les escucha si lo que dicen va en contra de lo que el intelectual de turno de izquierda piensa. Está claro lo que dicen esos jóvenes. Quieren disfrutar de la vida, quieran grandes tiendas donde comprar, quieran trabajar menos horas y quieren hacer una vida más rica y moderna. Deng Xiaoping, que era ejemplar en cuanto estilo de vida asceta, comprendió que el socialismo que se había construido hasta el momento en China era un socialismo pobre. De ahí que promoviera reformas económicas para que China se convirtiera en una sociedad socialista rica.
¿Quiénes son los creadores de la riqueza? Los trabajadores. Pues en razón son ellos quienes tienen que disfrutar de la misma. ¿Qué joven proletario del mundo no ha pensado en la forma de enriquecerse para que sus padres puedan disfrutar de la vida? ¿Tiene sentido preguntarse si esto es capitalismo o socialismo? Por supuesto que no tiene sentido. El único sentido que tiene es que todo el mundo quiere ser feliz. Y para ser feliz hay que tener dinero. Y el dinero está para gastarse: para comprarse una buena casa, tener un buen coche, comer los fines de semana en un buen restaurante y disfrutar de unas buenas vacaciones. La riqueza está para disfrutarla. Y deben disfrutarla sus creadores: los trabajadores. El socialismo no es ascetismo. ¿Cómo queremos atraer a la juventud para la causa socialista si le prometemos un socialismo austero y pobre? De ningún modo.
La sociedad occidental y el consumismo
Escuchemos de nuevo los argumentos de Víctor Flores: “Las generaciones de la Nueva China ingresan atropelladamente a la sociedad del mercado, como lo hacen masiva y confusamente los jóvenes de todo el mundo, pensando en su realización presente sin mirar al pasado, ni siquiera de reojo. La presencia de occidente es imprescindible para las nuevas generaciones, con sus formas de vida y estilos, lo que en realidad significa la aproximación al capitalismo, o si se quiere la plena incorporación de China al sistema y la universo consumista”.
Si una persona pasea por las calles de París, por la cual yo nunca he paseado aunque me gustaría hacerlo, verá espectaculares edificios, grandes tiendas, bonitas prendas de vestir, y un sinfín de valores de uso más. Pero todo eso que ve no son ni más ni menos que productos del trabajo. Están producidos bajo un régimen capitalista, pero esto no quita que sigan siendo productos del trabajo. El burgués verá toda la riqueza que se pueda contemplar en las calles de París como una obra del capitalismo, pero la persona de izquierda la verá como una obra del trabajo. Es lo mismo que sucede con los grandes castillos medievales. El burgués ve al rey que lo mandó a construir, pero el socialista ve a los trabajadores que lo crearon.
Cuando Víctor Flores ve a la sociedad de consumo occidental, no ve a los trabajadores comprando la riqueza que ellos mismos han creado, sino a una masa informe, inconsciente, haciendo una vida capitalista. Y de ese modo, aunque no sea consciente de ello, Víctor Flores les hace el juego a los capitalistas, quienes al ver que un trabajador tiene un buen sueldo, una buena casa, un buen coche y una buena vestimenta, lo llama capitalista. No ven en ese hecho algo conquistado por los trabajadores, sino una concesión del capitalismo.
La cuestión clave del capitalismo está en que unas personas se apropian del trabajo de otras y no en el nivel de consumo. Quien consume el dinero que ha ganado por su trabajo, tiene todo el derecho a hacerlo y debe hacerlo con total libertad. Mientras que quienes consumen el dinero que han obtenido apropiándose del trabajo ajeno, no tienen “el derecho” a hacerlo. En el socialismo de la Vieja China había demasiada uniformidad, muy poca variedad, nada de diversidad. Y todo eso estilo de consumo generaba una vida triste y aburrida. Mientras que en el socialismo de la Nueva China hay variedad y diversidad. Y todo eso alegra la vida de las masas y las divierte. ¿Quién ha dicho que el socialismo debe ser aburrido y triste? Sólo los que tienen una concepción vieja del socialismo y lo identifican con el ascetismo.
El socialismo de mercado
Escuchemos por tercera vez a Víctor Flores: “Se ha hablado del “socialismo de mercado”: en la práctica resulta una contradicción en sus términos y la historia habría probado su fracaso. Sobre todo en relación con el supuesto “hombre nuevo”, que originaría la educación, la formación y la sociedad socialista. Todo indica que el mercado es el mayor destructor de la solidaridad humana que postula el socialismo, y el real origen de la “lucha de todos contra todos” de Hobbes, que tendría lugar sobre todo en la ineludible realidad del mercado”.
La solidaridad humana no lo postula el socialismo, al menos el socialismo obrero, en todo caso lo postula el socialismo burgués. La solidaridad, la fraternidad, la libertad y la igualdad son conceptos de la burguesía. En la solidaridad se trata de que las personas que tienen mucha riqueza entreguen una parte de la misma a las personas que tienen poca riqueza. La solidaridad es también un llamamiento a la conciencia de los pueblos ricos para que ayuden a los pueblos pobres. Pero esto no es socialismo obrero, sino socialismo burgués.
Lo que quiere el socialismo obrero es que el derecho de propiedad se base en el trabajo propio y no en la apropiación de trabajo ajeno. No se trata de que el rico le de al pobre una parte de sus excedentes, sino de que el rico devuelva al pobre el trabajo que éste ha creado y aquél se ha apropiado. Puesto que el capitalismo es aquel sistema económico que permite a unos hombres apropiarse del trabajo de otros hombres.
El mercado no es el real origen de la “lucha de todos contra todos” del que hablara Hobbes. Este supuesto lo planteaba Hobbes para demostrar la necesidad del Estado. Si no hay Estado, entonces todos lucharán contra todos. Y el mercado nunca puede ser planteado en estos términos. De todos modos el mercado actual no es un mercado de libre cambio sino un mercado monopolista. Son los pocos quienes luchan contra los pocos para repartirse el mercado mundial. Los muchos, los todos, quedan fuera de esa lucha en el mercado.
El mercado, como las mercancías y el dinero, no es una creación del capitalismo. Existía en la sociedad esclavista y en la sociedad feudal. Y al igual que no hay una contradicción en los términos en el mercado esclavista y en el mercado feudal, tampoco lo hay en el mercado socialista. Mercado socialista significa, entre otras cosas, que cada empresa es responsable de sus propias pérdidas y ganancias. Mercado socialista significa que si una empresa de propiedad estatal o propiedad colectiva produce un tractor que no sirve, el resto de las empresas tienen la libertad de decidir no comprarlo. La esencia del socialismo frente a la esencia del capitalismo no está en el mecanismo económico que se emplea, el plan o el mercado, sino en la propiedad predominante sobre los medios de producción. Socialismo de mercado supone, por lo tanto, dos esencias: una, que las empresas mayoritariamente están en manos públicas, y dos, que el mecanismo económico que se emplea para desarrollar las fuerzas productivas es el mercado.
La planificación
Escuchemos por cuarta vez a Víctor Flores: “¿Es posible el desarrollo sin mercado? O todavía: ¿cuál es el resultado del socialismo sin mercado o con planificación estricta? La historia también nos la revela en colores sombríos: sociedades sin libertad y democracia. Faltaría entonces realizar el sueño de muchos socialistas: el de la planificación plenamente democrática, radical y abarcadora”.
Víctor Flores confunde y mezcla el ámbito de la economía con el ámbito de la política. Pero aclaremos previamente algunas cuestiones básicas. La planificación no es una creación del socialismo sino de los monopolios. Son las grandes empresas transnacionales quienes lo planifican todo, lo calculan todo y lo precisan todo antes de invertir. Saben con precisión las condiciones económicas y políticas existente en el lugar donde instalan sus empresas y saben de antemano el mercado que van a abarcar y cuáles son sus competidores. El mercado donde hay una mano invisible que lo armoniza todo, del que hablara Adam Smith, no existe en el mercado mundial actual. El mercado actual es un mercado monopolista: un mercado controlado por unas pocas empresas gigantescas. Por lo tanto, ha sido y es el propio capitalismo en su fase monopolista quien demuestra la necesidad de la planificación.
En lo que respecta a la planificación en los países socialistas hay que decir la verdad y no ilusionar a la gente. Escuchemos a Xue Muquiao en su obra Problemas de la Economía Socialista China, en su primera edición de 1981: “En China, solamente unos cuantos centenares de productos, que sobrepasan un poco la mitad del PNB, son manejados directamente por la Comisión de Planificación Estatal”. Escuchen bien lo que dice Xue Muquiao: sólo se planifica un centenar de productos. ¿Por qué? Porque la planificación no lo puede abarcar todo, porque hay millones de productos con un sinfín de variedades y especificaciones. De ahí que la propuesta de Víctor Flores de promover una sociedad socialista con una planificación abarcadora sea un tremendo error. La experiencia ha demostrado con creces que esto es imposible de hacer.
Pero pongamos un ejemplo para que todo el mundo comprenda el problema. Pensemos en los productos que vende una ferretería. Pensamos sólo en la variedad de los tornillos. ¿Cómo se puede planificar todo eso? ¿Cómo saber todos los tornillos en cantidad y variedad que necesita todas las empresas y particulares del país durante un año? Imposible saberlo. Mientras que por medio del mercado este problema se resuelve fácilmente. El problema de la planificación, su falta de eficacia frente al mercado, no se debe a su carácter estricto, sino a que sólo es recomendable para algunos productos básicos y para empresas de gran envergadura.
Pasemos ahora a la propuesta de Víctor Flores de que la planificación debe ser democrática. Pongamos otro ejemplo. Supongamos que en una panadería se rompe un tren de elaboración. El técnico analiza la máquina y observa que un motor se quemó. ¿Qué se hace ahora? ¿Reunimos a todos los trabajadores en asamblea para que decidan democráticamente si se compra el motor? Yo creo que esto es un sinsentido. Se necesita un motor y hay que comprarlo y cuanto antes mejor. Hay que producir pan y la gente tiene que comer pan. Y con nada de esto tiene que ver la democracia. No puede mezclarse los mecanismos económicos y sus necesidades con el sistema de gobierno y sus necesidades.

martes, 18 de enero de 2011

El problema de los precios en la actividad por cuenta propia

Por Renato Recio

En uno de los comentarios que ha recibido el artículo Cuba 2011: la eliminación de los subsidios y la asistencia social , un lector que se firma como Eliseo Álvarez del Toro expresa su preocupación por el alza de precios que pueden decidir los trabajadores por cuenta propia en sus producciones y servicios, motivados por la eliminación de subsidios a determinados artículos, con la cual se gravaría aún más a la población, pero de forma indirecta.
Álvarez del Toro afirma que el día 3 de enero los espirituanos amanecieron con un aumento del 300 % en el pasaje de los coches tirados por caballos.
En opinión del lector, en la ciudad de Sancti Spíritus existe una dependencia muy alta de los coches para el movimiento de la población, inclusive de los trabajadores.
“Si a este aumento de los precios en los coches usted le suma los artículos de aseo personal y el alza de la tarifa eléctrica para los que convivimos en un núcleo numeroso (+ de 160 Kw), es para preocuparse.”
Me parece que las ideas que ha planteado el lector en su comentario son interesantes, capaces de inspirar el debate y el razonamiento económico, aun cuando no podamos saber hasta qué punto la información que ofrece sobre el precio de los coches se ajusta a la realidad.
Son planteamientos interesantes porque Cuba se adentra como nunca antes después de medio siglo, en las complejidades del mercado para que rija un universo significativamente grande y creciente de actividades económicas y lo hará enfrentando un sinnúmero de debilidades y no pocas barreras mentales aunque, sin dudas, con un capital humano privilegiado por una cultura superior a la media de cualquier país con un desarrollo económico similar.
Se trata, junto con buscar el beneficio de incrementar la oferta de productos y servicios, de propiciar una vía de empleo que contribuya a la ubicación de decenas de miles de trabajadores y de liberar al Estado de la responsabilidad y el patrocinio de actividades de la microeconomía en las cuales está prácticamente condenado a la ineficiencia.
Es previsible que en el camino que comienza se trate de proteger en lo posible el desarrollo natural de la ley de la oferta y la demanda en la pequeña economía privada que no tiene significaciones estratégicas, puesto que la experiencia general de las economías centralizadas y la de Cuba en particular, ha demostrado que en esas áreas el intento sistemático de regular los precios suele con frecuencia desalentar la oferta de productos y servicios, contraer la eficiencia y alimentar las acciones ilegales.
Sin embargo ni en las economías capitalistas más rancias y más neoliberales del planeta han dejado de utilizar la regulación estatal (directa o indirecta) para manejar la oferta, la demanda y los precios.
El gobierno cubano no cometería pecado alguno si ejerciera su facultad de regular en algunos casos determinados precios, sobre todo en aquellos nichos del mercado donde más difícil resulte la acción competitiva, un elemento capaz de actuar en beneficio de los precios.
Sabemos que en la Cuba actual no se encuentran todos los elementos que hacen funcionar armónicamente un sistema monetario-mercantil, pero desde ahora sería bueno tener presente que es ley del mercado, en su forma más pura e ideal, que así como el comprador busca siempre la más alta calidad al menor precio, los que ofertan necesitan, en la competencia con sus pares por prevalecer en el mercado, satisfacer la demanda en calidad y precio, sin dejar de maximizar sus ganancias por la vía de la eficiencia en la producción o el servicio.
Si los cocheros de una ciudad cubana decidieran de un día para otro triplicar los precios de los servicios que prestan a la población, no estaríamos presenciando un caso de competencia entre transportistas, sino más bien el resultado de una práctica bien ajena al comportamiento de la oferta y la demanda, algo así como que se pusieran de acuerdo para dictar un superprecio para una superganancia, aunque sacaran del mercado a montones de usuarios que no podrían afrontar semejante costo para ir al trabajo o para ir a un hospital a ver un enfermo. De esa forma, contrayendo la demanda, los cocheros trabajarían menos ganando más, pero la eficiencia de otros sectores económicos y de la vida social se lastimaría.
Yo no veo que la subida de los precios de los artículos de aseo, de las tarifas de electricidad o del combustible, incluso el aumento de los impuestos, pueda ser causa real de una supuesta y loca subida de precios en los servicios que prestan los cocheros. Esa es una actividad que no consume energía eléctrica ni combustible y no hay caballo que se bañe con jabón o se lave la boca con pasta dental.
Tampoco los impuestos, que evidentemente disminuyen el margen de ingresos netos, ni de lejos han sido elevados al nivel que según el lector habrían alcanzado en Sancti Spíritus los precios del transporte en coche.
De todas formas, si en algún territorio del país se diera un caso similar al que aquí se ha descrito, es decir, que de pronto se lleve a cabo una descomunal subida de precios sin causa económicamente fundamentada dentro de una actividad socialmente importante, siempre habrá que pensar muy detenidamente lo que se debe hacer para resolver el entuerto.
Lo primero es dialogar con los que subieron concertadamente el precio de sus producciones y servicios.
Luego quizás vendría a la mente la posibilidad de establecer un precio máximo que fuera suficientemente ganancioso y estimulante para los que ofrecen un producto o un servicio, sin que llegue a ser demasiado abusivo para los usuarios.
En definitiva situaciones como esas se resolverán del mejor modo solo cuando haya un mayor equilibrio entre la oferta y la demanda, es decir, cuando aumente la producción y/o lo servicios a un nivel significativo.
Pero eso lleva tiempo. Ya se sabe que en los primeros momentos no contará el país con los suficientes insumos que necesitan los cuentapropistas para, por ejemplo, fabricar más bicitaxis, los que puestos en servicio reforzarían una opción válida de transporte local en competencia con los coches.
Con estas notas quizás se haya visto, al menos un poquito, cómo el comentario del lector Eliseo Álvarez del Toro podía sugerir algún razonamiento, aun sin poseer todos los matices y verificaciones de la información que nos brindara.

domingo, 16 de enero de 2011

Haz tu propuesta: ¿Qué hacer si Google nos censura?

 
no-mas-censura-restablezcan-a-cd
¡No más censura en Youtube. Restablezcan Cubadebate!
Cubadebate ha recibido decenas de comentarios y propuestas solidarias para responder a la agresión de Youtube, que eliminó el canal con nuestros videos el pasado miércoles 13 de enero. Nos parece que no solo son válidas para nosotros, sino para cualquier medio alternativo e internauta que pueda ser víctima también de la censura de Google. Aquí van algunas ideas que han llegado a nuestra redacción y los invitamos a hagan sus propuestas, para compartirlas.
ENTRE TODOS SOMOS MÁS FUERTES.

Yoko Vidal Carril

Director/Producer
Neuquén, Argentina
Produce Visual Arts events.

Vean el Acta de derechos de copia de USA 1976:
http://www.copyright.gov/title17/
Aquí se establece la cláusula de “uso justo”, sin pagar derechos, siempre que no sea con fines comerciales:
http://www.copyright.gov/title17/92chap1.html#107
Vean artículo 107.
Teniendo en cuenta esta Clausula, lo hecho por Youtube es ilegal según las leyes de USA. Cubadebate puede usar imágenes libres, siempre que no sea con fines comerciales, como es el caso.

sábado, 15 de enero de 2011

Por qué las madres chinas son superiores

Por Amy Chua
[Chua]
Amy Chua con sus hijas, Louisa y Sophia, en su casa en Connecticut.
Mucha gente se pregunta cómo los padres chinos crían niños tan estereotípicamente exitosos. Se preguntan qué hacen esos padres para producir tantos genios matemáticos y prodigios musicales, cómo funciona la familia por dentro y si es un modelo imitable. Bueno, yo les puedo responder porque lo hice. Estas son algunas de las cosas que mis hijas, Sophia y Louisa, nunca tuvieron permiso para hacer:
- Ir a dormir a la casa de amigas.
- Quedar con los amigos para jugar.
- Participar en una obra de la escuela.
- Quejarse por no poder participar en la obra de la escuela.
- Mirar televisión y jugar con videojuegos.
- Elegir por sí mismas sus actividades extracurriculares.
- Tener una calificación inferior a excelente.
- No ser las número 1 en todas las asignaturas con la excepción de gimnasia y teatro.
- Tocar un instrumento que no sea piano o violín.
- No tocar el piano y el violín.
Estoy utilizando el término "madre china" con flexibilidad. Conozco algunas madres coreanas, indias, jamaiquinas, irlandesas y ghanesas que también entran en la categoría. A la inversa, conozco a algunas madres de origen chino, casi siempre nacidas en Occidente, que no son "madres chinas". También utilizo el término "padres occidentales" con holgura. Los padres occidentales vienen en todas las variedades.
En cualquier caso, incluso cuando los padres occidentales piensan que están siendo estrictos, normalmente no están ni cerca de ser una "madre china". Por ejemplo, mis amigos occidentales que se consideran severos hacen que sus hijos practiquen sus instrumentos 30 minutos al día. Una hora como mucho. Para una madre china, la primera hora es la parte fácil. Son la segunda y la tercera hora las que se ponen difíciles.
A pesar de nuestra aprensión a los estereotipos culturales, hay muchísimos estudios que evidencian diferencias marcadas y cuantificables entre los chinos y los occidentales a la hora de criar a sus hijos. En un estudio de 50 madres occidentales estadounidenses y 48 madres chinas inmigrantes, casi 70% de las estadounidenses dijo que "enfatizar el éxito académico no es bueno para los niños" o que "los padres tienen que alimentar la idea de que aprender es divertido". En contraste, aproximadamente 0% de las madres chinas opinaba lo mismo. En cambio, la gran mayoría de las madres chinas respondió que creían que sus hijos podían ser "los mejores" estudiantes, que "los logros académicos reflejan que están siendo buenos padres" y que si los niños no brillaban en la escuela había "un problema" y sus padres "no estaban haciendo su trabajo". Otros estudios indican que en comparación con los padres occidentales, los chinos dedican aproximadamente 10 veces más tiempo a repasar actividades académicas con sus hijos. En contraste, es más probable que los niños occidentales participen en deportes de equipo.
Lo que los padres chinos entienden es que nada es divertido hasta que uno logra ser bueno en algo. Para eso, hay que trabajar y por iniciativa propia los niños nunca quieren trabajar, por lo cual es crucial ignorar sus preferencias. Esto frecuentemente requiere entereza por parte de los padres porque el niño se resistirá; las cosas siempre son más difíciles al comienzo, motivo por el que los padres occidentales tienden a darse por vencidos rápidamente. Pero si es aplicada correctamente, la estrategia china produce un círculo virtuoso. La práctica tenaz es fundamental para la excelencia; la repetición está subvalorada en Estados Unidos. Una vez que un niño comienza a destacarse en algo (ya sea matemáticas, piano o el ballet), recibe elogios, admiración y satisfacción. Esto alimenta su confianza y hace que la actividad que no era tan divertida lo sea.
Una vez cuando era joven, cuando me mostré extremadamente irrespetuosa con mi madre, mi padre enojado me llamó "basura" en nuestro dialecto nativo Hokkien. Me sentí terrible y profundamente avergonzada por lo que había hecho. Pero no dañó mi autoestima ni nada por el estilo. Yo sabía bien el alto concepto que tenía de mí.
Ya de adulta, una vez hice lo mismo con Sophia, llamándola "basura" en inglés cuando fue muy impertinente conmigo. Cuando mencioné durante una cena lo que le había dicho, fui inmediatamente marginada. Una asistente quedó tan afectada que comenzó a llorar y se fue temprano. Susan, la anfitriona, trató de reintegrarme al grupo de las demás invitadas.
El hecho es que los padres chinos pueden hacer cosas que serían inimaginables —incluso legalmente cuestionables— a ojos de los occidentales. Las madres chinas pueden decirles a sus hijas: "Eh, gordita, debes perder un poco de peso". Al contrario, los occidentales tienen que andar con los pies de plomo, hablando en términos de "salud" para que, al final, sus hijos terminen necesitando terapia igualmente por sufrir desórdenes alimenticios y con una autoestima por los suelos.
Tres diferencias
He dedicado mucho tiempo a pensar en cómo pueden salirse con la suya los padres chinos. Pienso que hay tres grandes diferencias entre las mentalidades de los padres chinos y los occidentales.
La primera es que he notado que los occidentales están muy ansiosos por la autoestima de sus hijos. Les preocupa cómo se sienten si fracasan en algo y constantemente intentan reafirmar a los niños sobre lo buenos que son en algo, aunque su desempeño en una prueba o un recital haya sido mediocre. En pocas palabras, a los padres occidentales les preocupa la psiquis de sus hijos. A los chinos, no. Asumen que son fuertes, no frágiles y, como resultado, se comportan de manera muy diferente.
Los padres chinos exigen notas perfectas porque creen que sus hijos pueden sacarlas. Si el niño no las saca, el padre chino asume que es porque el hijo no trabajó lo suficiente. Es por eso que la solución a un desempeño por debajo de la norma sea siempre reprobarlos, castigarlos y avergonzarlos. El padre chino está convencido de que su hijo es lo suficientemente fuerte como para aceptar la vergüenza y mejorar a partir de ella. A su vez, cuando los niños chinos se destacan, los padres se explayan con generosidad en halagos y elogios.
La segunda diferencia es que los padres chinos creen que sus hijos les deben todo. Se asume que los niños chinos deben pasar su vida pagando a sus padres, obedeciéndolos y haciendo que se sientan orgullosos. Por el contrario, no creo que la mayoría de los occidentales tenga la misma opinión respecto a que los niños tienen una deuda permanente con sus padres. Mi marido, Jed, en realidad tiene la opinión contraria. "Los niños no eligen a sus padres", me dijo una vez. "Ni siquiera eligen venir al mundo. Es la responsabilidad de los padres cuidarlos. Los hijos no les deben nada a los padres. Su deber será para con sus propios hijos". A mí, eso me parece un mal negocio para cualquier padre occidental.
La tercera es que los padres chinos creen que saben lo que es mejor para sus hijos y por lo tanto ignoran sus deseos y preferencias. Esa es la razón por la que las hijas chinas no pueden tener novios en la secundaria y por la que los niños chinos no se van de campamento.
Los padres occidentales tratan de respetar la individualidad de sus hijos, alentándolos a seguir sus verdaderas pasiones, respaldando sus opciones, reforzándolos positivamente y proporcionándoles un entorno enriquecedor. Por el contrario, los chinos creen que la mejor forma de proteger a sus hijos es preparándolos para el futuro, haciéndoles ver de lo que son capaces, armándolos con habilidades, disciplina de trabajo y confianza que nadie les podrá arrebatar.
—Amy Chua es catedrática de la Facultad de Derecho de Yale y autora de "El mundo en llamas". Este ensayo es un extracto de "Battle Hymn of the Tiger Mother" (algo así como 'El himno de batalla de la madre tigresa') de Amy Chua.

jueves, 13 de enero de 2011

Bernanke ve una recuperación, pero la condiciona a la prosperidad de las pymes

Por Luca Di Leo y Alan Zibel
WASHINGTON (Dow Jones)--La economía de Estados Unidos parece estar mejorando, pero sólo se logrará una recuperación total cuando las firmas pequeñas comiencen a prosperar, señaló el jueves el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke.
Bernanke indicó que la economía debería expandirse este año a un saludable ritmo de entre un 3% y un 4%, pero eso no será suficiente para reducir el alto nivel de desempleo.
En un panel con líderes políticos y del sector empresarial, Bernanke instó a los bancos a alcanzar el equilibrio correcto, asegurándose de no otorgar más préstamos incobrables y otorgar financiamiento a aquellas compañías que lo merecen.
"Queremos empresas que son viables y que tienen buenos planes de negocios y mucha experiencia que les sirva de ayuda para obtener créditos", dijo Bernanke a un pequeño foro empresarial.
[Bernanke]
Los problemas de crédito que resultaron en la peor crisis financiera desde el desplome de Wall Street en 1929, están disminuyendo, pero están lejos de haber desaparecido. Los bancos comenzaron a relajar algunos estándares para otorgar créditos a mediados de 2010, un año después del fin de la recesión, pero los préstamos siguen siendo difíciles de obtener bajo los estándares históricos. Eso es particularmente perjudicial para las firmas pequeñas, que dependen de créditos bancarios para una gran parte de su financiamiento.
Bernanke indicó que el 2011 será "un mejor año para los préstamos a empresas pequeñas" y destacó que las "cosas dejaron de empeorar y están mejorando un poco".
Aunque muchas grandes compañías han repuntado, generando fuertes ganancias, las firmas pequeñas siguen siendo el punto débil de la recuperación. Las firmas pequeñas representan alrededor de la mitad de la economía del sector privado.

miércoles, 12 de enero de 2011

Sobre los cambios en Cuba

Por Humberto Herrera Carles
Los cambios que se realizan en Cuba, se hacen con cierto retraso, pero son bienvenidos por el pueblo cubano, que pedía a gritos una oportunidad más amplia de participación en su proceso social socialista. Este es el inicio de transformaciones que abarcaran la vida toda de la mayor de la Antillas.
Las reacciones internacionales, sobre todo de la prensa más conservadora, va dirigida en tres direcciones: uno, en apostar que los cambios serán un fracaso, dos, que los cambios no son socialistas y  tres, que tienen que existir cambios en lo político para que Cuba elimine sus problemas.
Con todas las insuficiencias que podamos tener, el hecho mismo de sobrevivir mas de veinte años a la demolición del campo socialista, en condiciones de bloqueo, de crisis globales  y cierto aislamiento relativo al no contar con los otrora aliados del CAME, demuestra que el proyecto tiene saldo favorable, y por encima de cualquier otra consideración tiene capacidad para autodefinirse, renovarse y perfeccionarse.
Un aspecto importante constituye la base social del proyecto socialista cubano, el pueblo en tanto que ente mas critico, es al mismo tiempo la garantía de cualquier transformación. Las opiniones y el debate que se hacen, son dentro del Socialismo, sin embargo, hay un punto débil, por absurdo que parezca, que hay que aterrizar, no hay una definición integral de que es socialismo y qué socialismo es el que queremos los cubanos; de cierta forma se ha simplificado en la práctica su concepto a justicia social, salud y educación gratis, emancipación de la mujer, razas y aceptar pasivamente el tutelaje estatal en toda la vida cotidiana del cubano como dueño de la propiedad social sobre los medios de producción.
El socialismo no es deseo divino, ni  voluntad caprichosa, es ante todo una formación económica social que tiene necesariamente que ser superior en lo económico, político y social al capitalismo y que este fundamentado su desempeño con pruebas científicas y demostraciones prácticas. De nada vale que diseñemos un paraíso teórico, sino sabemos como alcanzarlo o que hay que hacer y en que plazos para sí obtenerlo.
Los lineamientos, que son solo eso y no una formulación exacta de todas y cada una de las cosas que hay que hacer, tienen la virtud de ser perfectibles y están enmarcados en la situación concreta que vive el país, es una guía, por lo que no es algo acabado y tendrá que actualizarse constantemente, y al parecer  reformularse cada cinco años con los Congresos del PCC.
Es importante conocer que la teoría marxista del Socialismo o mejor la concepción materialista de la historia y la plusvalía  surgió como proceso del desarrollo del capitalismo, como el modo de producción que iba a canalizar y estructurar de manera consciente y planificada  las incongruencias del modo precedente. La vida ha demostrado que las cosas no ocurrieron así, incluso siguiendo el hilo del pensamiento pudiéramos decir que los países capitalistas desarrollados con fuerte carga social  e intervención del Estado como Suecia, están más cerca del pronostico marxista, que otros países llamados socialistas.
¿Cual es el derrotero a seguir en los países subdesarrollados como Cuba, en la construcción del socialismo sino hemos alcanzado los niveles de vida de los países capitalistas desarrollados? La respuesta a esta pregunta tiene muchas aristas, incluida aquella que deberíamos desarrollar relaciones capitalistas para que fuera “necesario” el Socialismo.
Robert Owen, socialista utópico,  mantuvo durante 29 años su empresa-comuna donde al final terminó siendo más eficiente que sus similares capitalistas, pero era un nicho que al exportarse, fracasó, demostrándose que la voluntad de los individuos puede hacer mucho, pero al final de cuenta, la economía las rigen leyes objetivas de la producción material y hay que respetarlas, y para respetarlas hay que conocer su funcionamiento.
Cuba, con deformaciones económicas y sociales por su periodo de neocolonia de los Estados Unidos hasta 1959, en un breve periodo como 50 años, ha tenido experimentos que han funcionado y otros que han sido un fracaso; el saldo es positivo, pero no suficiente para que declaremos victoria, esta aun muy lejos ese día, hay que perfeccionar mucho nuestra economía y  apenas estos lineamientos representan, más que todo, la voluntad para encontrar definitivamente el camino.

martes, 11 de enero de 2011

¿Qué nos depara el 2011?

Por : Joseph E.Stiglitz

EconomíaLa economía global termina el 2010 más dividida que a comienzos del año. Por un lado, los países con mercados emergentes como India, China y las economías del Sudeste Asiático están experimentando un crecimiento fuerte. Por otro lado, Europa y Estados Unidos afrontan un estancamiento -de hecho, un malestar al estilo japonés- y un desempleo tenazmente altos. El problema en los países avanzados no es una recuperación sin empleo, sino una recuperación anémica. O peor, la posibilidad de una recesión de doble caída.
Este mundo de dos pistas plantea algunos riesgos inusuales. Mientras que la producción económica de Asia es demasiado pequeña para impulsar el crecimiento en el resto del mundo, puede bastar para hacer subir los precios de las materias primas.
Mientras tanto, los esfuerzos de parte de Estados Unidos por estimular su economía a través de la política de “alivio cuantitativo” pueden fracasar. Después de todo, en los mercados financieros globalizados, el dinero busca las mejores perspectivas en todo el mundo, y estas perspectivas están en Asia, no en Estados Unidos. De manera que el dinero no irá adonde se lo necesita, y gran parte de ese dinero terminará donde no se lo quiere, causando mayores incrementos en los precios de los activos y las materias primas, especialmente en los mercados emergentes.
Dados los altos niveles de desempleo en Europa y en Estados Unidos, es poco probable que el “alivio cuantitativo” suponga un brote de inflación. Podría, en cambio, aumentar las ansiedades sobre la futura inflación, derivando en tasas de interés más altas a largo plazo, precisamente lo contrario del objetivo de la Reserva Federal.
Este no es el único riesgo de impacto negativo, ni siquiera el más importante, que afronta la economía global. La mayor amenaza surge de la ola de austeridad que arrasa al mundo, mientras los gobiernos, particularmente en Europa, afrontan los grandes déficits originados por la Gran Recesión y mientras la ansiedad sobre la capacidad de algunos países para cumplir con sus pagos de la deuda contribuye a la inestabilidad de los mercados financieros.
El resultado de una consolidación fiscal prematura está casi anunciado: el crecimiento se desacelerará, los ingresos impositivos disminuirán y la reducción de los déficits será decepcionante. Y, en nuestro mundo globalmente integrado, la desaceleración en Europa exacerbará la desaceleración en Estados Unidos, y viceversa.
En una situación en la que Estados Unidos puede pedir prestado a tipos de interés bajos sin precedentes, y frente a la promesa de altos beneficios por las inversiones públicas después de una década de negligencia, resulta claro lo que se debería hacer. Un programa de inversión pública a gran escala estimularía el empleo a corto plazo, y el crecimiento a largo plazo, lo que al final redundaría en una deuda nacional menor. Pero los mercados financieros demostraron su miopía en los años que precedieron a la crisis, y lo están volviendo a hacer, al ejercer presión para que se realicen recortes del gasto, incluso si eso implica reducir marcadamente las inversiones públicas necesarias.
Es más, el atasco político asegurará que sea poco lo que se haga respecto de los otros problemas acuciantes que tiene ante sí la economía estadounidense: las ejecuciones hipotecarias probablemente sigan con toda su furia (dejando de lado las complicaciones legales); es probable que las pequeñas y medianas empresas sigan privadas de fondos, y es posible que los bancos pequeños y medianos que tradicionalmente les ofrecen créditos sigan luchando para sobrevivir.
En Europa, mientras tanto, es poco probable que las cosas vayan mejor. Europa finalmente logró salir al rescate de Grecia e Irlanda. En las vísperas de la crisis, ambos países estaban regidos por gobiernos de derecha marcados por un capitalismo de connivencia o peor, lo que demostraba una vez más que la economía de libre mercado no funcionaba en Europa mejor de lo que lo hacía en Estados Unidos.
En Grecia, como en Estados Unidos, la tarea de limpiar el desorden recayó sobre un nuevo gobierno. Tal vez como era de esperar, el Gobierno irlandés que alentó un préstamo bancario imprudente y la creación de una burbuja inmobiliaria no fue más apto para manejar la economía después de la crisis que antes.
Dejando la política de lado, las burbujas inmobiliarias dejan tras de sí un legado de deuda y de sobrecapacidad productiva en el mercado de bienes raíces que no se puede rectificar fácilmente, sobre todo cuando bancos políticamente conectados rechazan reestructurar las hipotecas.
En mi opinión, intentar discernir las perspectivas económicas para el 2011 no es una cuestión particularmente interesante: la respuesta es sombría, con escaso potencial alcista y mucho riesgo bajista. Más importante es: ¿cuánto tiempo les llevará a Europa y a Estados Unidos recuperarse y pueden las economías de Asia aparentemente dependientes de las exportaciones seguir creciendo si sus mercados históricos languidecen?
Mi mejor apuesta es que estos países mantendrán un crecimiento rápido en la medida en que viren su foco económico hacia sus mercados internos, vastos e inexplorados. Esto exigirá una reestructuración considerable de sus economías, pero tanto China como India son dinámicas y dieron pruebas de resiliencia en su respuesta a la Gran Recesión.
No soy tan optimista respecto de Europa y EE.UU. En ambos casos, el problema subyacente es una demanda total insuficiente. La máxima ironía es que existen simultáneamente una capacidad productiva excesiva, vastas necesidades insatisfechas y políticas que podrían restaurar el crecimiento si usaran esa capacidad para satisfacer las necesidades.
Tanto Estados Unidos como Europa, por ejemplo, deben adaptar sus economías para encarar los desafíos del calentamiento global. Hay políticas factibles que funcionarían en el contexto de limitaciones presupuestarias de largo plazo. El problema es la política: en Estados Unidos, el Partido Republicano preferiría ver fracasar al presidente Barack Obama antes que ser testigo de un éxito económico. En Europa, 27 países con diferentes intereses y perspectivas tiran en direcciones diferentes, sin suficiente solidaridad para compensar. Los paquetes de rescate son, desde esta perspectiva, logros impresionantes.
Tanto en Europa como en Estados Unidos, la ideología de libre mercado que permitió que crecieran las burbujas de activos de manera descontrolada -los mercados siempre saben más, así que el gobierno no debe intervenir- ahora les ata las manos a los responsables de formular las políticas a la hora de articular respuestas efectivas a la crisis. Uno podría haber pensado que la crisis en sí misma socavaría la confianza en esa ideología. Por el contrario, ha vuelto a salir a la superficie para arrastrar a gobiernos y economías por el sumidero de la austeridad.
Si la política es el problema en Europa y Estados Unidos, sólo cambios políticos probablemente los vuelvan a colocar en el sendero del crecimiento. De lo contrario, pueden esperar hasta que la amenaza de sobrecapacidad productiva disminuya, los bienes de capital se vuelvan obsoletos y las fuerzas restauradoras internas de la economía pongan a funcionar su mágica gradual. En cualquiera de los casos, la victoria no está a la vuelta de la esquina
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