"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

jueves, 30 de julio de 2015

Escándalo de corrupción en Nigeria salpica la carrera de Jeb Bush

OSCAR R. TOLEDO / PL – Cuando John Ellis “Jeb” Bush viajó en 1989 a Nigeria para llevar a cabo algunos negocios, nunca pensó que tales acciones en ese país ensombrecerían su aspiración de ganar la presidencia de Estados Unidos en 2016.

Como uno de los 16 aspirantes del Partido Republicano a la candidatura para esos comicios, Jeb es el tercero de los Bush que trata de llegar al puesto ocupado previamente por su padre, George Herbert (1989-1992), y su hermano, George Walker (2001-2008).

Para lograr ese objetivo necesita distanciarse de hechos ocurridos hace más de 26 años en ese distante país africano, los cuales detonaron un escándalo en el cual saltan a la vista indicios de corrupción.

Importantes medios noticiosos norteamericanos, como The New York Times y The Washington Post, publicaron los resultados de investigaciones sobre su presunta participación en operaciones que incluyeron el soborno, con fondos gubernamentales, de altos funcionarios nigerianos para la firma de contratos que le reportaron cuantiosas ganancias.

En su edición del 16 de abril de 2015 el New York Times refiere que en marzo de 1989, apenas a un mes de que su padre asumiese la presidencia estadounidense, Jeb Bush arribó al país africano y se reunió en privado con el mandatario Ibrahim Babangida, quien asumió el poder en 1985 tras un golpe militar.

El reporte, firmado por Steve Elder, indica que por cinco días Jeb recorrió el país y recibió honores de jefe de Estado. Sin embargo, la visita no tenía propósitos políticos. Su principal objetivo era promover negocios por un monto de 82 millones de dólares como socio de la compañía MWI (Moving Water Industries), especializada en comercializar equipos industriales de bombeo.

De acuerdo con una investigación realizada por el Departamento de Justicia estadounidense, cuyos resultados se divulgaron el 11 de junio pasado por la analista Stephanie Mencimer, para lograr beneficios MWI cometió graves irregularidades e incluso defraudó al propio gobierno de EE.UU.

Entre los delitos se incluyó el pago de fuertes sumas a corruptos funcionarios nigerianos para viabilizar las compras de equipos a MWI, con la agravante de que el dinero para los sobornos provino de un préstamo del Banco US Export-Import (Eximbank).

El Eximbank es una entidad financiera gubernamental estadounidense destinada a promover negocios con el exterior con el empleo del dinero de los contribuyentes mediante el otorgamiento de préstamos y garantías de crédito a otras naciones con el fin de incentivar la compra de productos norteamericanos.

En 1996 Robert Purcell, ex vicepresidente de MWI, demandó a Moving Water Industries en reclamo del pago de su parte de las ganancias por los negocios con Nigeria y a partir de ese punto comenzó a salir a la luz la podredumbre oculta tras esas operaciones, en las que participó Jeb.

Todo apunta a que David Eller, dueño de MWI, firma fundada en 1926 con sede en Deerfield Beach, Florida, propuso a Jeb Bush unirse al negocio para valerse de su influencia como hijo del presidente recién electo.

Desde 1988 MWI cocinaba ese importante negocio que consistía en un paquete por 82 millones de dólares, el cual incluía ocho préstamos del Eximbank a varios estados nigerianos para la compra de bombas de agua, tuberías y otros productos. La cifra cuadruplicaba las ganancias anuales promedio de la compañía.

Sin embargo, la operación enfrentaba dos escollos. Por un lado era difícil que el Eximbank diese los fondos dados los negativos antecedentes del gobierno nigeriano de entonces en cuanto al pago de obligaciones crediticias. Por otra parte, era necesario lograr la participación en el negocio de altos funcionarios de ese país.

A inicios de 1989 Eller buscó en Jeb la ayuda que necesitaba, le ofreció crear una corporación que se denominó Bush-El, la cual obtendría un tres por ciento de comisión, y lo envió al país africano para concretar las operaciones.

De acuerdo con un artículo publicado el pasado 28 de junio por el diario The Washington Post, una investigación realizada por dos periodistas de ese medio, Robert O´Harrow y Tom Hamburger, mostró que la participación de Bush en esos sucios manejos fue crucial.

Cornelius Lang, ex directivo de MWI, afirmó que no puede cuestionarse el papel desempeñado por Jeb como hijo del presidente. “Él abrió las puertas que nosotros no podíamos”, indicó en sus declaraciones a ese medio.

En el expediente del Departamento de Justicia sobre este caso se refleja que “el hecho de que la compañía MWI obtuvo financiamiento del Eximbank sorprendió a todos dado el negativo historial del gobierno nigeriano en relación con los créditos”.

Todo indica, según Lang, que el rol de Jeb para lograr ese préstamo resultó determinante, aunque este aún sostiene que no tuvo que ver directamente con ese asunto.

Por su parte Elder cita recientes declaraciones de fuentes de MWI las cuales aseguraron al New York Times que “Jeb Bush utilizó su condición de experto en temas bancarios comerciales para evaluar y analizar esa posibilidad”, en referencia a la obtención del préstamo.

Un documento de MWI fechado en mayo de 1991, incluido por el Departamento de Justicia como evidencia en el expediente del proceso contra esa compañía, refiere la realización de otro viaje de Jeb ese año para continuar sus contactos con el gobierno nigeriano y forzar la concreción de los acuerdos.

Al año siguiente el Eximbank autorizó el préstamo por 74,3 millones de dólares a Nigeria para facilitar la compra del equipamiento a MWI por un valor total de 82 millones de dólares. Los fondos restantes para completar el monto total los debía aportar el gobierno de ese país.

El tres por ciento de esa cifra, unos dos millones 500 mil dólares, pasó a la cuenta del consorcio Bush-El. A pesar de las evidencias, Jeb sigue negando haber obtenido algún beneficio.

En 1994, cuando decidió por primera vez postularse para gobernador de Florida, Jeb Bush decidió apartarse de esos comprometedores asuntos. La venta de su participación en Bush-El le reportó otros 650 mil dólares. Perdió en esos comicios, pero en 1998 logró imponerse y ocupó el cargo al frente del gobierno de ese estado norteamericano.

En ese año Purcell presenta una nueva acusación contra sus antiguos empleadores y reveló que MWI utilizó fondos obtenidos del Eximbank para sobornar a funcionarios nigerianos por intermedio del empresario Alhaji Mohammed Indimi, uno de sus representantes en ese país.

Conforme con las pesquisas realizadas por el Departamento de Justicia estadounidense, durante su visita a Nigeria en 1989, Jeb tuvo a Indimi como anfitrión y lo calificó como “un hombre con visión”. Surgió a partir de entonces un estrecho vínculo entre ambos.

En 2002 el Departamento de Justicia estadounidense decidió no presentar cargos penales, pero se abrió un proceso civil contra MWI por fraude contra el Eximbank.

El caso cayó en un letargo y, en relación con Jeb, el Buró Federal de Investigaciones (FBI) emitió ese año un dictamen confidencial en el cual indicaba que no existían evidencias acusatorias que lo involucraran directamente, pero sin descartar esa posibilidad. Por ese entonces su hermano, George W. Bush, era presidente del país.

Once años después, un jurado de Washington D.C. halló a MWI culpable de daños ocasionados al gobierno norteamericano. Se le impuso el pago de una penalidad por 580 mil dólares.

La compañía apeló a esa sentencia, quizás con la esperanza de que Jeb Bush gane en 2016 la presidencia, para poder evadir con el apoyo del ex socio su responsabilidad ante la justicia.

Por donde sale uno, salen todos, valdría decir entonces.

Oscar R. Toledo – Prensa Latina

La batalla perdida en Toronto

Por ELSA RAMOS.

Los 36 títulos alcanzados constituyen la cosecha más discreta desde 1967

Cuba perdió la batalla de Toronto. La noticia aún martilla. Aunque las tendencias van de la conformidad a la decepción, no se digiere bien el cuarto lugar del medallero, tan impensado como posible.

No es para llorar por los portales, pero tampoco para minimizar el “mazazo”. Los 36 títulos alcanzados constituyen la cosecha más discreta desde 1967. Se dice que nos superaron tres países con economías superiores a la nuestra. Es verdad. Pero a esas mismas potencias le ganamos hace tan solo cuatro años y lo repetimos durante 44, aunque anduviésemos en “taparrabos deportivos” como en Cali 1971 o viviésemos las carencias del corazón del periodo especial como en Mar del Plata 95. ¿Qué ha pasado en un cuatrienio?

Toronto fue plaza inconquistable. Asumámoslo, lejos de la retórica triunfalista y entusiasta que alimentó los pronósticos de los máximos directivos del INDER, que erró cálculos y terminó por contaminar previsiones mediáticas. Puede que el arbitraje regalara más de una presea al país sede, algo muy típico, que no debiera sorprendernos.

Canadá no sólo nos desbancó de nuestro subtítulo histórico, sino que con sus 78 medallas de oro, duplicó nuestra cosecha áurea. Esa ventaja constituye otra prueba del terreno cedido por nuestro deporte, una señal que enseña hace rato con un pico rojo en la Olimpíada de Beijing 2008, sin contar que en Panamericanos los títulos y medallas han ido en descenso desde el 2007.

En cuatro años se han borrado las diferencias aplastantes de Cuba con el resto del continente, que ha invertido en serio en la rama o se ha agenciado patrocinios. Ahí está Canadá que se presentó con armas y dientes en todas las disciplinas, o Colombia que nos tuvo con el corazón en la garganta hasta las últimas fechas.

Por razones económicas, acá se han contraído los cuantiosos financiamientos dedicados hace unas décadas al deporte con impacto en falta de recursos, implementos, infraestructura (instalaciones), atención general y alimentación desde la base hasta el alto rendimiento. Los tiradores han entrenado sin balas y los remeros con botes prestados, por solo citar dos ejemplos.

Ello motiva, además, la inasistencia a torneos clasificatorios y falta de preparación externa, pues muchos solo contaron previamente con los Juegos Centroamericanos hace ocho meses, lo cual limita el estudio del contrario que asiste a más eventos. Ya pasaron también los tiempos en que Japón abría tatamis gratis a las chicas de Veitía o Corea hacía lo mismo con sus jaulas para los peloteros.

A todo ello se une no competir en147 de las 364 pruebas y que la efectividad esperada no se cumplió, pues a más de uno le faltó fuerza y definición para discutir títulos como en judo, lucha, boxeo y atletismo, este último con solo cinco oros, el peor desempeño de su historia. Solo el canotaje, taekwondo, tiro, gimnasia artística y clavados mejoraron su aporte dorado de hace cuatro años.

Se compitió con entrega en un evento de rigor con más de 80 récord y varias luminarias del más alto nivel mundial y olímpico, mas no todos imitaron a una Yarisley Silva, inmensa en la pértiga pese a llegar con bajos registros; o a unos taekwondocas como Yania Aguirre y José Angel Cobas, que ganaron sus medallas en los segundos finales. No todos desbancaron pronósticos como el maratonista Richer Pérez o la hectalonista Yorgelis Rodríguez.

No corren los tiempos del mítico Cerro Pelado del 66, cuando una delegación llegó a nado y conquistó a Puerto Rico o cuando sin más recursos que el corazón, Yeya Pentón desafió las pistas aunque se preparara en óvalos de tierra. La de Toronto es la generación hija del período especial con todas sus secuelas.

En cuatro años aumentaron las deserciones o el abandono de atletas que faltaron ahora en lucha, judo, atletismo, remo, béisbol y hasta el hockey, que debió terminar de competir sin la mitad del equipo. Los colectivos han sentido más la fuga, por eso, “fieles” a los pronósticos, regresaron solo con dos terceros puestos, sobre todo el béisbol en clara señal de su decadencia pues para mí acuñar que el bronce fue como un oro es seguir como el clásico avestruz.

Otra fuga tan silenciosa como corrosiva invade la fuerza técnica. Muchos entrenadores igual han desertado de sus misiones o se han marchado legalmente. Ello se suma a los que colaboran con otros países y terminan “quitándole” medallas físicas a Cuba.

Toronto enseñó, en cierta medida, debilidades de la tradicional escalera deportiva y no en un cuatrienio. La Educación Física, pilar del sistema, se resiente del éxodo de profesores para lo que se asume una formación emergente, pero de las emergencias de los cursos de habilitación y de la universalización de la Cultura Física salió parte de la fuerza técnica que labora en áreas y escuelas especializadas, en detrimento del conocimiento y la preparación.

Únale la extinción de campeonatos nacionales y provinciales en varios deportes, de torneos interbarrios, interescuelas, inter-EIDES, limitados por la falta de recursos. Desde la concepción del deporte para todos, se puede entretener con una pelota de trapo, pero no “fabricar” un pelotero, ni mucho menos aspirar a cultivar talentos si la alimentación en una edad clave, no es la más apropiada.

Otro elemento que pasa inadvertido es el espacio perdido por el deporte desde la implantación de la doble sesión en el sistema educacional que limita la práctica “intencionada” a escasas horas, caída la tarde, en las pocas áreas iluminadas en el país.

También a mi modo de ver resulta cuestionable la adopción de estrategias que por una parte catapultan disciplinas priorizadas y por otra se desentienden de algunas que pudieran sumar medallas por aquí, medallas por allá, una de las claves de Canadá para superarnos con creces.

Mas, no soñemos: con menos de 12 millones de habitantes y una economía tercermundista, Cuba no puede regresar a la época idílica del cuarto lugar de Moscú 80 o el quinto de Barcelona 92. Sin dinero no se pueden “construir deportistas” en poco tiempo. El presupuesto del INDER precisa robustecerse con las contrataciones y en tres años solo se ha logrado en pocos deportes y contados atletas (béisbol, voleibol), pero ello depende más que de la voluntad del país, del interés y las condicionantes de clubes y naciones y nada vislumbra que este contexto cambie.

Habrá que reevaluar estrategias y encontrar mejores luces en deportes multimedallistas como la natación, el atletismo. Habrá que rediseñar prioridades en las preparaciones y definir en quién y en qué invierto el dinero para reforzar el principal recurso: el hombre.

Nada quitará que vibremos por quienes ganan, obtienen una medalla o sencillamente compiten, sin el excesivo chovinismo de pensar que somos los más patriotas o los más sacrificados. Quienes vieron los Juegos me ahorran espacios para el “teque”.

No cumplimos en Toronto. Intenté advertirlo cuando escribí que podíamos no regresar en el segundo lugar, aunque algunos me tildaron de pesimista. Apenas quería preparar a la afición para lo que sobrevolaba sobre cielo canadiense. Cuba hizo lo que es capaz hoy con sus potencialidades y no remacho epítetos de su actuación porque la mayoría lo visualizó. Eso seguirá siendo lo más importante para que vibre el pecho, pero con los pies en el escenario de competencia.

El mensaje de una ceremonia inolvidable

Ricardo Alarcón • 30 de julio, 2015



Ver la bandera de la estrella solitaria otra vez alzada en la Embajada cubana en Washington trae inevitablemente el recuerdo de quienes no pudieron asistir a una ceremonia por cuya realización, sin embargo, dieron generosamente sus vidas. Son muchos, cubanos, estadounidenses, puertorriqueños e hijos de otras tierras, los ausentes que asaltan la memoria, y vencedores del olvido, incitan a escribir estas rápidas reflexiones.

Mencionaré sólo a uno que a todos sintetiza. Carlos Muñiz Varela quien hizo suyas y defendió hasta el último aliento dos insignias hermanas. Él tampoco asistirá, pero su presencia será imborrable, el día no lejano en que la enseña boricua se levante, libre, orgullosa y solitaria, en la capital norteamericana.

El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos es ante todo una gran victoria del pueblo cubano y también de la solidaridad internacional. No se habría llegado a ese día sin la abnegada y heroica resistencia antillana frente al bloqueo económico que aún persiste y constituye el genocidio más prolongado de la Historia. Tampoco habría sido posible sin la exigencia unánime de los países de América Latina y el Caribe y de incontables amigos solidarios en Norteamérica y en otras partes.

Se pudo alcanzar este acuerdo, sobre todo, porque el continente vive una época nueva y los intentos por aislar a Cuba fueron derrotados y terminaron aislando totalmente a Washington. Hace medio siglo el Imperio forzó a todos los miembros de la OEA, salvo a México, a romper con Cuba, pero ahora, cuando reabre su Embajada en La Habana encontrará aquí que, desde hace tiempo, todos los demás habían regresado y el poderoso vecino era quien estaba en la absoluta soledad que ahora quiere superar.

Habrá que continuar la lucha para eliminar completamente una política que el mundo entero rechaza y el Presidente Obama reconoció había fracasado, pero será necesario asimismo que Estados Unidos devuelva el territorio que usurpa en Guantánamo, abandone sus programas subversivos y compense a los cubanos por los cuantiosos daños causados durante más de medio siglo. Sólo después podrá hablarse de una relación normal entre los dos países.

Cuba ha obtenido este triunfo sin renunciar a ninguno de sus principios. Seguirá empeñada en el desarrollo de su proyecto socialista, buscará el socialismo realizable en el mundo de hoy, continuará practicando la política internacionalista y solidaria con otros pueblos que bregan por sus derechos nacionales y guardará fidelidad a la promesa de José Martí quien al convocar a la Guerra Necesaria dejó este mandato: “Conquistaremos toda la justicia”.

De Martí viene a los cubanos la obligación de respaldar el derecho de Puerto Rico a su independencia. Que Cuba flaquease en el cumplimiento de ese deber fue durante muchos años una de las principales demandas norteamericanas para normalizar las relaciones. De hecho, esa fue la exigencia más duradera pues otras condiciones igualmente inaceptables, como los vínculos con la URSS o el apoyo a los movimientos de liberación en África y Centroamérica, hace décadas fueron superadas por la historia.

Cuba nunca renunció a la solidaridad con la causa nacional puertorriqueña. No lo hará jamás y Washington lo sabe.

Por eso esta victoria cubana pertenece también a Puerto Rico y se produce cuando la isla hermana enfrenta una coyuntura definitoria, luego que la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe ha reafirmado que el caso de Puerto Rico es parte de su propia Agenda y avanza un apoyo internacional indispensable que debe hacerse cada vez más resuelto y eficaz.

El actual status colonial fue rechazado por la mayoría absoluta de la población en el plebiscito de noviembre de 2012 y todos reconocen que su modelo económico se derrumba y Puerto Rico sufre una profunda crisis de la que sólo podrá salir con el pleno ejercicio de la soberanía y la independencia.

Estados Unidos tiene una responsabilidad insoslayable y debe ejercerla si quiere mejorar sus vínculos con nuestro Continente. El imperio yanqui se apoderó de Puerto Rico por la fuerza en 1898 y desde entonces la trata como territorio que le pertenece, como a una posesión suya, es decir, una colonia. El Presidente Obama, profesor de Derecho Constitucional, conoce que el colonialismo es ilegal y que las potencias coloniales de acuerdo con las normas internacionales tienen el mandato de devolver a los pueblos sometidos todos los poderes que detentan. Debe dar los pasos que le incumben para que el pueblo puertorriqueño asuma sus inalienables derechos nacionales y lo haga por sí mismo, libremente, sin intromisiones ni presiones foráneas. Debería apoyar una fórmula que cuenta hoy con muy amplio consenso, la realización de una Asamblea Constituyente en la que participen todas las corrientes de opinión boricuas y cuyos trabajos y resultados Estados Unidos se comprometa a respetar.

Hay otras cuestiones que el Presidente Obama está en plena capacidad de resolver y respecto a las que igualmente tiene una obligación ineludible. Poner en libertad inmediatamente a Oscar López Rivera, disponer que el FBI entregue toda la información que aun oculta respecto a los asesinatos de Santiago Mari Pesquera y de Carlos Muñiz Varela son decisiones que dependen enteramente de él y debe tomarlas ya, sin más dilación.

Estas medidas son acciones que puede emprender fácilmente ahora y están en sus manos precisamente porque Puerto Rico todavía es una colonia del Imperio que él preside. Sí se puede y él lo sabe.

QEPD✝ los cadáveres políticos de Miami y sus mercenarios

By Edmundo García in Artículos

Desde el amanecer del martes 28 de julio Telemundo estuvo pasando fragmentos de una entrevista que el aspirante a la nominación Republicana para las elecciones presidenciales de noviembre del 2016 Jeb Bush, le concediera al presentador José Díaz-Balart. Para congraciase con los votantes mexicanos, Jeb declaró que su esposa Columba se mantenía leal a sus orígenes familiares en Guanajuato; y para intentar ganarse a los cubanoamericanos, como otras veces, dijo estar en absoluto desacuerdo con la política de la administración Obama hacia Cuba.

Jeb se comporta como los cadáveres políticos de Miami, sin tomar en consideración que la mayoría de los cubanos residentes en los Estados Unidos, así como la mayoría de los norteamericanos, apoyan la apertura de un camino hacia la normalización de relaciones con Cuba. Una meta gradual y por fases bien delimitadas, como dijera el Vicepresidente cubano José Ramón Machado Ventura, en su discurso del pasado 26 de julio en Santiago.

Además de oportunista Jeb fue cobarde, pues ni siquiera completó la frase que tenía preparada para sus cómplices de la derecha miamense. Le dijo a José Díaz-Balart que los gobernantes cubanos no se van, y que por eso “hay que…”. No terminó la frase, quizás en otros tiempos se hubiera atrevido a hablar claro como su hermano, el guerrerista George W., y hubiera dicho que “hay que invadir a Cuba para sacarlos”. Entonces los cadáveres políticos de Miami se hubieran puesto tan contentos que hasta hubieran salido de sus tumbas cantando eso de “ya viene llegando” .

Otro cadáver político que ya hiede es Armando Pérez Roura. De jactarse de poseer un liderazgo que le permitía sacar miles de personas a la calle 8 de Miami, ya no puede sacar ni tres. Pérez Roura acabó siendo retirado sin renovación de contrato por la empresa Univisión Radio, propietaria de Radio Mambí, donde ese señor aguantó sin chistar sucesivas rebajas de salario y de estatus. De aquella omnipresencia en la radio de Miami, Pérez Roura ha pasado a disponer, por caridad del director Jorge Rodríguez, de 30 minutos en la pequeña estación local La Poderosa, mejor decirle La Pocacosa, donde de lunes a viernes en un programa titulado Tome Nota sigue prometiendo cadavéricamente que cuando regrese a Cuba castigará a todos los que han apoyado a la Revolución Cubana.

No menos cadavérica luce Ninoska Lucrecia Pérez Castellón, que sigue contando cuentos en la misma Radio Mambí, sin siquiera haber chistado por la salida de su antiguo colega y jefe en la referida emisora. Así son estos cadáveres de la derecha miamense, ni siquiera guardan lealtad y solidaridad entre ellos. Por eso el pueblo de Cuba no los respeta; como tampoco confían en ellos los cubanos patriotas que viven en Miami.

Recientemente Nikoska recibió una gran sorpresa en una entrevista telefónica con una de las integrantes de la llamada oposición cubana; me refiero a Martha Beatriz Roque Cabello. A raíz de los ataques al Cardenal Jaime Ortega por considerar que en Cuba no existían presos políticos, Ninoska Lucrecia llamó a Martha Beatriz con el fin de desmentirlo, y lejos de lo que esperaba Martha Beatriz le dijo que era verdad, que el Cardenal tenía razón y que en la referida lista ella tampoco reconoce ningún preso político sino solo delincuentes que han descubierto que pueden obtener prebendas de los cadáveres políticos de Miami. Hoy ni siquiera esos llamados opositores están dispuestos a seguir ciegamente a sus patrocinadores miamenses. Tendrán que subirles la paga o sepultarlos con ellos para tratarse como iguales; de cadáver a cadáver.

Los legisladores cubanoamericanos también tienen su tufo cadavérico; propio de políticos que han perdido el rumbo y se desgastan tratando de oponerse a lo inevitable. El senador Bob Menéndez, miembro del propio partido Demócrata del presidente Obama, se ha convertido en un cadáver político al tener que hacer constantes objeciones a la política presidencial por presiones de una minoría cubanoamericana extremista con la que está en deuda por sus repetidas reelecciones. Menéndez no vive en Miami pero está ligado a su política; no por gusto un delito que tiene origen en el sur de la Florida lo tiene en vísperas de enfrentar cargos por corrupción.

Su colega en el Capitolio, el senador por la Florida Marco Rubio, ha caído estrepitosamente en las encuestas; no sale del último o penúltimo lugar. Por las mentiras que ha dicho se le considera una persona que inspira poca confianza, lo que es fatal para la carrera política. Aunque se dice que Rubio dejará su asiento senatorial, si quisiera conservarlo tendría que enfrentarse ahora a las ambiciones de un político de su propio partido, como es el Vicegobernador Carlos López Cantera.

La situación de los congresistas cubanoamericanos del sur de la Florida es igual de cadavérica. La imagen de Ileana Ros-Lehtinen no puede estar más desgastada; lleva años repitiendo la misma mentira sobre la proximidad del fin de la Revolución y ya ni siquiera sus votantes tradicionales le creen. Dijo que Los Cinco no regresarían a Cuba y regresaron; dijo que no permitiría la apertura de una embajada en Washington DC y se abrió; ahora dice que no tolerará un consulado cubano en Miami y por supuesto que todo el mundo se ríe en su cara.

El futuro político de Ileana Ros-Lehtinen depende más de que el partido Demócrata le ponga un buen contrincante, que de lo que ella misma pueda hacer. Recientemente ha estado pasando mensajes a los electores, diciéndoles que necesita dinero porque una redistribución en los distritos de la Florida podría complicarle la reelección.

Por su parte Mario Díaz-Balart se agarra de la vieja y reaccionaria política de limitar los viajes y el envío de remesas a Cuba, algo que es muy difícil que pueda lograr en el Congreso; y que aún si lograra, tampoco podría revertir los pasos dados por los presidentes de Cuba y Estados Unidos, Raúl Castro y Barack Obama, que concuerdan con el interés general de los dos pueblos.

Al congresista Republicano Carlos Curbelo le ha salido como contrincante Demócrata en el Distrito 26 una Anette Taddeo con más experiencia y suficientes fondos; quien seguramente recibirá el empuje adicional de una candidata presidencial por su partido tan fuerte como Hillary Clinton.

A Curbelo le ha tocado pagar la novatada. Los viejos políticos lo han puesto a hacer las declaraciones más impopulares contra la nueva política del presidente Obama hacia Cuba, algo políticamente torpe en un distrito como el suyo donde muchos residentes viajan a la isla. Los viejos camajanes usan a Curbelo porque saben que en Miami regresar al pasado es imposible. Tan imposible como regresar de los cementerios.

Cuba y la trata de personas: cable de WikiLeaks desmiente a EEUU

Publicado el 7/30/15 


PERCY ALVARADO – Un cable despachado desde la US Interests Section Havana (USINT) hacia el Departamento de Estado, con fecha jueves 25 de febrero del 2010, firmado por el entonces Jefe de esa entidad diplomática, Jonathan Farrar (foto), desmiente invariablemente que Cuba estuviera involucrada en cualquier actividad de tráfico de personas (human trafficking) o que existiera información creíble al respecto.

Este hecho demuestra el carácter viciado de la decisión del Departamento de Estado adoptada ayer de retirar a Cuba de su lista negra sobre este tema, a la par que denota que este tema ha sido manipulado descaradamente. La inclusión de Cuba en esta lista, así como la postura de mantenerlo en observación son parte de la guerra ideológica anticubana y de mala fe política.

El cable en cuestión dice:

USINT HAVANA’S ANSWER TO TIP REPORT QUESTIONS: Very little information is available about human trafficking in Cuba. The Government of Cuba (GOC) does not publish statistics and data about trafficking-related topics. However, for the first time, the GOC responded to U.S. requests to share and discuss information on trafficking by providing excerpts from a diplomatic note it had previously submitted to the UN High Commissioner for Human Rights. The GOC shares limited information on trafficking in persons (TIP) with the UN and other foreign missions (like information about the treatment of women and children who are victims of sexual abuse), although it does not share data or information about incidence or prevalence… All sources agree that, in spite of the lack of information, trafficking does not appear to be a significant problem in Cuba, and that the GOC generally treats the issue with seriousness, including investigation and prosecution of those involved in TIP.


En esencia, Farrar plantea esta opinión: El gobierno de Cuba no tiene problemas significativos de “tráfico humano” y es generalmente serio en este tema.

La inviolabilidad de las fronteras y el Acta final de Helsinki

By Antonio Rubio Plo 30/07/2015


(Conferencia sobre la Seguridad y Cooperación en Europa – CSCE realizada en Helsinki, 1975. Foto: Tapio Korpisaari (Museo de la Ciudad de Helsinki). Fuente: Helsink200.fi)

Los diez principios sobre las relaciones entre los Estados participantes del Acta Final de Helsinki fueron adoptados en un momento político favorable: el de la Conferencia sobre la Seguridad y Cooperación en Europa (30 de julio-1 de agosto de 1975), hito máximo de la distensión entre los bloques. Desde entonces el concepto de seguridad ya no se limitaba a aspectos exclusivamente militares sino que se tenía en en cuenta el componente de lacooperación. Los Estados de la órbita soviética ponían énfasis en la cooperación con el respeto a ciertos principios del Acta como la integridad territorial, inviolabilidad de las fronteras o no intervención en asuntos internos, además de la cooperación en aspectos económicos y científicos. Por el contrario, los países occidentales resaltaban la cooperación en el campo humanitario para liberalizar los contactos humanos en una Europa dividida.

Hace cuarenta años fue novedosa la adopción del Principio III del Acta sobre la inviolabilidad de las fronteras:

“Los Estados participantes consideran mutuamente como inviolables todas sus fronteras, así como las fronteras de todos los Estados en Europa y, en consecuencia, se abstendrán ahora y en el futuro de atacar dichas fronteras. En consecuencia, se abstendrán también de toda exigencia o de todo acto encaminado a apoderarse y usurpar todo o parte del territorio de cualquier Estado participante”.

El bloque soviético consideró un éxito la inclusión de este principio porque suponía un reconocimiento del estatus quo territorial. Este reconocimiento era tan importante para la URSS, que no tendría inconveniente en aceptar la presencia en el Acta de otros principios como el respeto de los derechos humanos y la libre determinación de los pueblos. De hecho, la interpretación que daba a estos principios era diferente a la realizada por los países occidentales. En cualquier caso, los soviéticos consideraban la estabilidad de las fronteras como un requisito indispensable para una paz duradera en Europa. Para ellos era un asunto definitivamente zanjado desde la conferencia de Postdam (1945) y los tratados de París (1947), que consagraron un nuevo mapa europeo.

Pese a todo, Moscú hubiera preferido la expresión inmutabilidad a inviolabilidad de las fronteras. Pero los representantes de Alemania occidental recordaron que el principio I, sobre la igualdad soberana de los Estados, señala que “las fronteras podrán ser modificadas, de conformidad con el Derecho Internacional, por medios pacíficos y por acuerdo”. Los países occidentales no aceptaban como definitivas ni la partición de Alemania ni la división de Europa. Tampoco el bloque comunista comprendió que las futuras mutaciones de fronteras no tendrían que ver con agresiones bélicas exteriores sino con la fuerza de los principios de libre determinación de los pueblos y del respeto a los derechos humanos y libertades fundamentales. La OSCE reconoció a las nuevas repúblicas independientes de la URSS y Yugoslavia, aunque también puso límites a otras secesiones territoriales. No se aplicaría el reconocimiento en los casos de Transinistria, Nagorno Karabaj, Abjasia y Osetia del sur.

No obstante, el principio VIII del Acta de Helsinki, que reconoce la libre determinación de los pueblos, ha sido de plena aplicación para la independencia de Kosovo. Serbios y rusos alegarían que la secesión va en contra del principio IV (respeto de la integridad territorial de cada uno de los Estados participantes), pero el argumento que ha prevalecido para arrebatar la soberanía a Serbia está contenido en el principio VII:


“Los Estados participantes en cuyo territorio existan minorías nacionales respetarán el derecho de los individuos pertenecientes a tales minorías a la igualdad ante la ley, les proporcionarán la plena oportunidad para el goce real de los derechos humanos y las libertades fundamentales y, de esta manera, protegerán los legítimos intereses de aquéllos en esta esfera”. Moscú y Belgrado no se cansaron de repetir que, tal y como señala el principio X, los principios del Acta “se aplicarán por igual y sin reservas, interpretándose cada uno de ellos teniendo en cuenta a los demás”.

Hoy el conflicto de Ucrania pone en entredicho los principios del Acta de Helsinki. Los países occidentales acusan a Rusia de violar los principios y compromisos de la OSCEpor la anexión de Crimea y Sebastopol y los enfrentamientos en el este de Ucrania. Pero los rusos subrayan que el apoyo político y financiero de algunos países de la UE a la oposición y al presidente Yanukovich iba contra el principio VI del Acta, la no intervención en asuntos internos. De hecho, Moscú ha propuesto añadir en este principio “la incontestabilidad de los sistemas internos”. Esto supone la negativa al fomento de cambios de régimen en el área de la OSCE.

¿Cuestiona esta postura la afirmación de la democracia como “único sistema de gobierno”recogida en la Carta de París (1990)? ¿Será una futura tendencia un retorno en la OSCE a una coexistencia de sistemas, como en la época del Acta de Helsinki?

El terrorismo y los nuevos escenarios entre Cuba y EEUU

Por Percy Francisco Alvarado Godoy

La cuestión básica es que estos grupos han seguido operando en EEUU hasta nuestros días planeando agresiones criminales contra Cuba. Ellos tienen el infame mérito de haber asesinado a 35 personas en territorio norteamericano, entre las que ha habido personas de nacionalidad norteamericana, diplomáticos cubanos y nacionales de la Isla que cometieron el error de abogar por un acercamiento a Cuba. El FBI ha sido incapaz de neutralizarlos o actuar sobre ellos, aun existiendo incontables pruebas de sus delitos.


Primero que todo, parto de la premisa de que el proceso de acercamiento diplomático entre Cuba y Estados Unidos no hará desaparecer la amenaza terrorista contra nuestro país, teniendo en cuenta de que existen en el país norteño fuertes fuerzas que se oponen al mismo y harán todo lo posible por entorpecerlo recurriendo, incluso, a la agresión terrorista para lograr sus macabros objetivos.

No es casual que la ultraderecha norteamericana mantenga una posición opuesta al diálogo soberano entre ambas naciones y, aliado a ella, se encuentren aquellos grupos e individuos que han sostenido durante décadas el uso de la violencia como método para derrocar a la Revolución, así como atentar contra aquellos que han propugnado un discurso de diálogo entre la emigración cubana y el gobierno, así como el acercamiento entre ambos pueblos.

Recuérdese que, según denuncié en un artículo titulado “La Seguridad Nacional de Estados Unidos y el terrorismo doméstico de la mafia cubano-americana”, publicado en el sitio Rebelión, el 24 de junio de 2003, los grupos terroristas de origen cubano –formados, financiados y adiestrados por la CIA y otros grupos de poder en EEUU-, “Sólo en el lapso entre 1959 y el 2001, casi cuatro décadas, se consumaron 360 hechos terroristas en territorio norteamericano, ejecutados por diferentes organizaciones de origen contrarrevolucionario, protegidas permanentes del gobierno de ese país. De esas acciones, 186 afectaron directamente a intereses de los Estados Unidos de América.”


En este mismo artículo señalo: “A lo largo de estos cuarenta (que ya son más de cincuenta) años han sobresalido diferentes grupos terroristas, desarrollando algunos de ellos un notorio protagonismo. Su preparación por parte de oficiales de la CIA y de otras agencias norteamericanas, su involucramiento en páginas de guerra sucia fuera de las fronteras de los Estados Unidos y otros oscuros vínculos con la cosa nostra y el narcotráfico, los han hecho potencialmente peligrosos. En muchas ocasiones fue puesta en entredicho la tolerancia del gobierno con estos criminales y se vieron obligados a presionarlos para que realizaran sus actividades fuera de la frontera norteamericana. Un ejemplo de ello ocurrió en los inicios de los 70, cuando se llevó a cabo la guerra por los caminos del mundo, al convencer el FBI a los principales cabecillas a cesar su actividad de terrorismo doméstico.”

La cuestión básica es que estos grupos han seguido operando en EEUU hasta nuestros días planeando agresiones criminales contra Cuba. Ellos tienen el infame mérito de haber asesinado a 35 personas en territorio norteamericano, entre las que ha habido personas de nacionalidad norteamericana, diplomáticos cubanos y nacionales de la Isla que cometieron el error de abogar por un acercamiento a Cuba. El FBI ha sido incapaz de neutralizarlos o actuar sobre ellos, aun existiendo incontables pruebas de sus delitos.

¿En qué medida esas oscuras fuerzas de la reacción anticubana pueden ser peligrosas para Cuba y los Estados Unidos en este nuevo escenario?

En primer lugar estas personas siempre se han sentido impunes dentro de territorio norteamericano al contar con el apoyo de sectores anquilosados en los grupos de poder político y económico en EEUU, llegando incluso a contar con el apoyo explícito de un grupo reaccionario dentro del Congreso norteamericano, entre los que sobresalen los congresistas Ileana Ros-Lehtinen, Bob Menéndez, Albio Sires, Carlos Curbelo, los hermanos Díaz Balart y Marco Rubio, entre otros, quienes han sostenido el doble discurso de apoyar cambios pacíficos mientras apologetizan tras bambalinas la acción violenta.

En segundo lugar, aún cuentan con el apoyo incondicional de agencias gubernamentales de inteligencia, como la propia CIA, quienes lo han usado en black ops que han afectado no solo la vida política de EEUU sino en otros países. Estos terroristas tuvieron un importante rol ejecutivo en las acciones más sonadas dentro del terrorismo y espionaje domésticos en esa nación como lo fueron el asesinato de John F. Kennedy, el caso Watergate, el asesinato ejecutivo de varios líderes políticos de otras naciones bajo la tutela de la Operación Cóndor, así como en la planeación de centenares de intentos magnicidas que violan la Ley de Neutralidad de esa nación.

En tercer lugar, estas fuerzas que apuestan por la violencia se han coligado con mercenarios internos a los que han entrenado para desarrollar acciones desestabilizadoras y cuya actitud –como en los casos de Antúnez, Fariñas, etc.-, no repararían en realizar acciones de corte violento para lograr sus objetivos oportunistas y grandes sumas de dinero.

Todos los grupos terroristas como la FNCA, el CLC, Alpha 66, el CID, la Brigada 2506, entre otros, aún permanecen operativos y la justicia norteamericana no ha tomado una acción radical contra los mismos.

Es por ello que el empleo de los mismos es una opción más de las fuerzas de la reacción para entorpecer este proceso de diálogo y acercamiento entre las dos naciones, aunque en esta oportunidad recurrirán a las más novedosas formas de terrorismo como black ops, el uso de banderas falsas, la subversión activa, la incitación a la violencia ciudadana, entre otras acciones.

¿Cómo se realizará este terrorismo en los actuales escenarios y su potencial peligro? Estos desafíos y peligros serán analizados en la parte II de este trabajo.


El nuevo siglo ha visto un repunte del terrorismo a nivel mundial, aunque este ha asumido un sofisticación en correspondencia con el desarrollo tecnológico actual, incorporando modalidades en su accionar más peligrosas y difíciles de predecir. Al mismo tiempo, los otrora soldados incondicionales de la CIA y el Mossad se han vuelto irreverentes hacia sus amos, realizando acciones contra aquellas naciones que los crearon, organizaron y financiaron a su antojo en función de los intereses geopolíticos que priorizaron en cada momento histórico específico.

Este comportamiento de desobediencia y reto hacia sus patrocinadores marca una forma de actuar de los grupos extremistas radicales, manifestado en el comportamiento hostil hacia EEUU por los grupos yihadistas violentos como Al Qaeda, los Talibanes, el ISIS y tantos otros. Los grupos terroristas de origen cubanos, aunque en una escala menor y ubicada en la década de los 70 del siglo pasado, principalmente, también han mostrado irreverencia hacia la CIA y las administraciones pasadas, manifestada en ataques terroristas contra edificios gubernamentales, del FBI y oficinas policiales. Otra forma de manifestar esta desobediencia ha sido el chantaje permanente hacia USA so pretexto de desnudar públicamente operaciones clandestinas comprometedoras para la estabilidad política de la nación.

Creo que ha llegado el momento de que las autoridades de Cuba y de los Estados Unidos sopesen seriamente las nuevas amenazas que se están conformando con respecto al terrorismo y adoptar medidas contra aquellos que pretenden, a toda costa, frenar el proceso de normalización de sus relaciones diplomáticas.

No tengo la menor de las dudas de que esas fuerzas tenebrosas de la derecha fascista en EEUU, aliada con sus peones terroristas de origen cubano y de otras nacionalidades, se preparan para realizar acciones violentas contra objetivos seleccionados para viciar y poner en peligro este acercamiento diplomático. De esta forma sembrarían recelos y frenarían deliberadamente este proceso.

¿Se ha pensado acaso que la embajada cubana en Washington y los consulados que se han de abrir en varias ciudades de EEUU pueden ser blanco de un reverdecimiento del terrorismo doméstico de los grupos terroristas de origen cubano, al estilo de Omega 7? Una acción contra los mismos pondría a EEUU sobre la palestra de un duro cuestionamiento por la parte cubana y viciaría las relaciones entre ambas naciones.

Por otro lado, las fuerzas de la ultraderecha bien podrían promover en suelo cubano acciones violentas contra la embajada norteamericana o empresas que en un futuro inmediato tengan representación oficial, haciendo uso de falsas banderas, con lo que se buscaría el mismo objetivo. En este sentido se debe pensar que el yihadismo radical pasa a ser un nuevo peligro para las fuerzas de enfrentamiento y prevención cubanas, ya que los objetivos norteamericanos están en su mira alrededor del mundo.

No es la primera vez que mediante el empleo de operaciones oscuras y falsas banderas Estados Unidos y otras naciones poderosas logran desestabilizar una nación y encuentran dudosos pretextos para planear invasiones a diferentes países. Usar manipuladamente las falsas banderas es un arte de la guerra silenciosa y una variante de planes desestabilizadores que debe ser estudiado en tiempo real.

Los riesgos que entraña el terrorismo internacional y su manipulación por parte de las grandes potencias constituyen un riesgo que no se puede desestimar.

En el próximo trabajo analizaremos cuáles son, en mi criterio, las acciones que deben adoptar cada una de las partes –entiéndase EEUU y Cuba-, para actuar individualmente y de conjunto contra estas amenazas latentes que entraña el terrorismo y su uso por parte de quienes se oponen a una relación bilateral sana y respetuosa entre ellos.



Los nuevos desafíos que presenta la amenaza terrorista para vulnerar el proceso de acercamiento diplomático entre Cuba y Estados Unidos requieren de ambas partes urgentes medidas a adoptar. Algunas de estas debe realizarla cada nación por separado para garantizar su seguridad nacional, a la par que otras han de hacerse conjuntamente, sobre la base de una acción coordinada y con total transparencia.

La condición esencial para lograr un enfrentamiento eficaz ante el reto terrorista es la apertura inmediata de canales de comunicación seguros, transparentes y en tiempo real entre los órganos de enfrentamiento entre ambos países.

Cada parte ha de garantizar a su par el envío de información oportuna y con inmediatez para salvaguardar que las acciones terroristas en marcha sean desarticuladas a tiempo. Cuba, particularmente, ha cumplido decorosamente con este precepto, informando a los EEUU sobre cualquier acción que ponga en peligro su institucionalidad y seguridad ciudadana. EEUU debe empezar a hacerlo con honestidad.

Corresponde a la parte cubana estudiar detalladamente los nuevos escenarios a los que se enfrenta ante la apertura de una embajada norteamericana en su territorio. En esta dirección, las autoridades cubanas deben prestar total atención al desempeño del terrorismo internacional, particularmente al yihadismo radical, así como evaluar en qué medida su territorio puede ser usado para un ataque contra EEUU y sus objetivos.

El perfeccionamiento de la labor de monitoreo permanente del terrorismo internacional pasa a ser una cuestión de primer orden –tal como lo será la nueva actividad de inteligencia que desarrollarán en suelo cubano las agencias norteamericanas, ya que ha sido demostrado que la CIA, la NSA y otros espías a sus propios amigos-.

Tal desafío impone un replanteo del trabajo de seguridad en las fronteras cubanas, el intercambio de las bases de datos sobre grupos terroristas, el adiestramiento de las fuerzas, el estudio concienzudo de las vulnerabilidades, el compromiso de las masas agrupadas en los CDR en la vigilancia en la retaguardia, el desarrollo de una agentura más a tono con los nuevos peligros potenciales, así como una concientización interna de la incidencia de este fenómeno en el nuevo contexto.

Prepararse para las nuevas potenciales amenazas ha de ser un reto que debe ser tenido en cuenta por ambas partes.

A Estados Unidos le corresponde hacer por primera vez en su historia un serio estudio de los grupos terroristas anticubanos asentados en su territorio. El mismo debe combatir y neutralizar el compadrazgo de estos grupos con influyentes sectores de la ultraderecha en el Congreso y las élites de poder político y económico. La propia historia demuestra que estos grupos carecen de respeto por EEUU y acuden a la violencia como arma de su política anticubana.

Ambas partes, con entera transparencia y sin dobles raseros deben estar dispuestos a combatir el terrorismo en todas sus manifestaciones.

Creo que la confianza, el intercambio, la ayuda mutua, serán las banderas de una efectiva cooperación que, a la larga, dará resultados y asegurará la tranquilidad ciudadana para cubanos y norteamericanos.

Percy Francisco Alvarado Godoy




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Violencia y razones

Soluciones difíciles pero necesarias.




Un viejo amigo, cuya cercanía arrastro desde los días de los estudios primarios y cuya suerte en la vida ha sido errática, me ha hecho la advertencia: “No salgas más a la calle con esa cadena en el cuello… Por quitártela pueden darte un puntazo”. Un “puntazo”, en el lenguaje habanero de hoy es una cuchillada en un costado del tórax. La cadena en cuestión, aunque de oro, es de eslabones finísimos y fue propiedad de mi madre, que la heredó de su madre, y que quiso regalármela en los ya lejanos días en que comencé mis estudios preuniversitarios y me hice “adulto”. Desde entonces la he llevado siempre conmigo, como mi talismán, como una seña de mi identidad y de conexión material con el cariño de mi progenitora: conmigo ha estado en aquellos cortes de caña con los que empecé a practicar mi adultez entonces recién estrenada, durante mis tiempos universitarios, a lo largo del interminable año que pasé en Angola como corresponsal, en los viajes que luego he hecho dentro y fuera de la isla. Siempre conmigo, por más de cuarenta años. Y ahora pienso si debo seguir llevándola o no: si vale la pena arriesgarme a ser agredido, herido, por ser despojado de un objeto cuyo valor es más simbólico y espiritual que material.

El consejo de mi amigo no ha sido gratuito ni alarmista: su conocimiento de “cómo está la calle” –también así se dice en el lenguaje habanero de estos tiempos- le permite saber por vía empírica pero bien fundamentada que los niveles de violencia social han ido elevándose en estos años y que algo que antes se resolvía con un tirón (el robo de una cadena), hoy puede gestionarse por métodos más drásticos.

Todos sabemos que en Cuba no existe la llamada crónica roja que se encarga de reflejar y hacer públicos los actos de violencia más notables que ocurren en una sociedad. También que no resulta fácil acceder a informaciones confiables de los porcientos de actos delictivos que se cometen en el país. Sin embargo, una y otra condición no impide que, por vías alternativas o por la información de alguien que sabe “cómo está la calle” tengamos la percepción de que la sociedad cubana de las dos últimas décadas se ha tornado más violenta que la existente antes de la década de 1990.

Hace solo unas semanas la isla se conmovió con la noticia del asesinato, sin razón y por sadismo, de un joven rockero camagüeyano, Mandy, hijo del escritor y bloguero Pedro Armando Junco, quien por sus medios hizo circular la lamentable noticia. Unos días después, supe por vía directa del robo con fuerza que habían cometido en la casa de unos amigos cercanos, a los que les sustrajeron casi todos sus bienes más preciados. Y, por “radio bemba” acabo de saber del asesinato (no puedo certificarlo, debido a la fuente) de una mujer en las cercanías de Batabanó que, por lo conocido, me recordó la violencia desmedida de los protagonistas de la más famosa obra de Truman Capote, la novela-sin-ficción A sangre fría.

¿Nunca hubo asesinatos, robos con fuerza y al descuido, hurtos y peleas en Cuba? En realidad, nunca dejó de haberlos, como en cualquier sociedad. Solo que, porcentualmente y por experiencia de vida, todos sabíamos que la cubana era una de las sociedades más seguras del mundo… y que a pesar de posibles incrementos de la violencia, aun lo sigue siendo.

Una de las razones que han mantenido bajos los índices de violencia en Cuba ha sido la inexistencia de narcotráfico (a pesar de que existe venta y consumo de drogas) y de mafias y pandillas organizadas. Pero, al mismo tiempo, las razones de un posible incremento de actos delictivos y criminales han estado y están a la vista de todos: el empobrecimiento de un sector notable de la población por la pérdida de valor del dinero (y del trabajo con el que se obtiene u obtenía ese dinero) y el consecuente gasto moral que la pobreza trae consigo y que se potenció con la pérdida o alteración de paradigmas sociales antes establecidos y hoy bastante deteriorados.

A partir de la crisis que se comenzó a vivir en 1990 la sociedad cubana extravió algunas de sus condiciones antes establecidas y la más dolorosa de todas fue la pérdida de valor real de la moneda nacional con la que se sostenían casi todos los cubanos y con la que intentan sostenerse todavía hoy una gran mayoría. Las estrategias de supervivencia que se comenzaron a practicar desde entonces han tenido entre sus modalidades las de “vivir del invento” o la de “resolver como sea”, y manifestaciones concretas en el resurgimiento de la prostitución, el robo de bienes del Estado (el famoso “desvío de recursos” que no cesa), el de buscarse la vida en actividades no propiamente laborales y, por supuesto, sin conexión con la esfera oficial, cuyos salarios siguen siendo insuficientes para un costo de la vida que se ha multiplicado por varias veces (el refresco que antes costaba 10 centavos hoy vale, cuando menos, 10 pesos!!!).

En el plano ético también se ha observado un deterioro de valores establecidos y necesarios, que van desde el simple “abuso sonoro” a que nos somete un vecino amante del reguetón hasta el lanzamiento de desperdicios desde autos en marcha, para ascender hasta la noción de que se puede vivir sin trabajar, e incluso, vivir mejor que si se trabaja (a menos que el centro laboral provea de recursos desviables al empleado). Súmese a eso –entre otros factores- la crisis de la estructura familiar cubana, acosada por el hacinamiento que provoca la falta de viviendas, la emigración interna y los resultados de un experimento educativo en el que muchos jóvenes lejos de formarse se deformaron y hoy son seres mucho más violentos o capaces, cuando menos, de asumir que se puede vivir bajo la ley del menor esfuerzo (y no son nada casuales, por ejemplo, los escándalos de fraudes académicos destapados en los últimos años, los cuales bien podrían ser solo la punta de un iceberg en cuya masa sumergida se practica la venta de notas a los estudiantes, entre otros males).

La sociedad cubana de los últimos años ha iniciado una batalla por la búsqueda de una mejoría económica de la nación, pero el propio gobierno reconoce que los resultados han sido más que discretos (la famosa asignatura pendiente del país). Pero tantos años de carencias económicas y de desgastes morales provocan erupciones diversas y una de las más explosivas puede ser el incremento de la violencia entre las personas, con resultados tan trágicos como los antes reseñados. Y, como en otras ocasiones he dicho, la solución para tal encrucijada no es la represión ni los viejos lemas de la vigilancia… porque ni una ni otra mejoran las condiciones de vida de las personas que optan por resolver sus problemas económicos personales y familiares por la vía drástica de la violencia.

Por lo pronto, yo he guardado la cadena que me regaló mi madre y que he usado durante tantos años. No soy tan iluso ni tan sentimental como para arriesgarme, por llevar mi cadena, a recibir “un puntazo”, como me advirtió mi viejo amigo. (2015).

FINALIZARON LOS JUEGOS PANAMERICANOS DE TORONTO EE UU ganó y Cuba estuvo bien con algunos retrocesos

Terminaron los Juegos Panamericanos. Argentina tuvo un desempeño aceptable. EE UU ganó, como casi siempre. Lo de Cuba no fue la actuación esperada, pues bajó al cuarto lugar. A la isla, como siempre, la bombearon algunos arbitrajes y el espionaje yanqui.

EMILIO MARÍN

Después de once días de competencia en numerosas disciplinas, llegaron a su fin los Juegos Panamericanos en Toronto. Como se realizan cada cuatro años ya tomó la posta la confederación peruana, pues Lima será la sede en 2019, y ya le fijaron varias prioridades para su organización. Debería comenzar a trabajar ya, algo difícil por la compleja situación del gobierno de Ollanta Humala y las denuncias que también pegan sobre la primera dama.

El ganador de la edición canadiense fue Estados Unidos. Los Panamericanos llevan 17 series y sólo dos veces el imperio cedió el primer lugar, ante anfitriones: Argentina (1951) y Cuba (1991).

El dominio estadounidense en la mayoría de las disciplinas es tal que tuvieron 103 medallas de oro, 81 de plata y 81 de bronce, o sea 265, con un equipo que ellos catalogaron como mezcla de sus categorías B y C. O sea sin poner sus deportistas de elite, de la A. No aclararon si éstos no tenían interés en competir o bien sus sponsors no querían arriesgarlos o si hubo negativa de sus clubes dependientes del dios Dinero.

Como sea los norteamericanos volvieron a triunfar. Muchos de ellos son afroamericanos y fueron ovacionados en Canadá, a diferencia del trato que reciben muchos de ellos y sus familiares en las calles a manos de una policía de “gatillo fácil” con negros y latinos. En Toronto todo fue aplauso y reconocimiento.

Esas victorias tan seguidas y previsibles no dan lugar a un intenso aprovechamiento político de la Casa Blanca. Barack Obama siguió de recorrida por Kenia, en vez de hacerse ver en los estadios canadienses. Quizás se mantuvo distante también para no aparecer personalmente implicado en maniobras de la CIA y otras agencias que organizaron la deserción de atletas cubanos, tema que se tocará más adelante.

Mientras los deportistas de 41 países batían 80 récord en varias disciplinas, los patrocinantes buscaran recuperar sus inversiones anudando negocios. Entre ellos el banco chino ICBC, Cisco y Chevrolet, entre otros sponsors. Puede que ellos también hayan mejorado sus tiempos...

Todo es relativo

Lejos del podio pero mejorando sus performances anteriores, hubo otros festejos más modestos pero no por ello insignificantes. Por caso, y por razones políticas los medios hegemónicos no le prestaron atención, el de Ecuador.

Su presidente Rafael Correa lo destacó en su cuenta de Twitter: “¡Felicitaciones Ecuador! El mejor puesto en la historia de los Juegos Panamericanos: nueve entre 41”. La delegación ecuatoriana era modesta, con 167 deportistas, y se llevó para Quito 7 medallas de oro, 9 de plata y 16 de bronce. El avance fue por la aplicación de planes alentados por el Palacio de Carondelet desde 2012 en adelante. Y alentado por esos progresos es de esperar que en la cita de Lima, dentro de cuatro años, esos países con gobiernos progresistas que apoyan al deporte suban algún peldaño más.

Incluso otras naciones que vienen remando desde más atrás, como Bolivia, se dio el gusto de lograr tres medallas, aunque todas conseguidas en el raquetbol. La república plurinacional y multiétnica tiene que ser sede de los Juegos Sudamericanos 2008 en Cochabamba y viene atrasada en la organización. Ojalá el pequeño paso le sirva para acelerar esos trabajos porque no faltan quienes quieren quitarle la sede argumentando el retraso.

Bien Argentina

El cronista, como muchos argentinos, buscó primero cómo iba la blanquiceleste en fútbol, donde ha sido habitualmente ganador. Y no encontró al equipo. Se desorientó. Luego supo por qué de la ausencia: al ganar el torneo en Uruguay, el equipo argentino se clasificó a Nueva Zelanda (donde fue eliminado) y a los Olímpicos de Brasil 2016. No participaba en Toronto.

Lo obtenido por Argentina fueron 15 preseas doradas, 29 plateadas y 31 de bronce, un total de 75, con lo que se ubicó en séptimo lugar del medallero (ver aparte).

Si se analiza lo cuantitativo, hubo un descenso respecto a las doradas de los juegos anteriores, en Guadalajara 2011, donde la cosecha había sido de 21 de ese tipo, 19 de plata y 35 de bronce.

Ahora hubo seis menos de oro, pero en el total sólo faltó una para empardar lo hecho en tierra mexicana. Sin embargo esos aspectos que podrían tildarse de negativos, no pueden ser considerados como lo principal. Sin subestimarlos y tomando nota de esos patrones de referencia, también hay que ver lo bueno de la actuación en Toronto, donde a pesar que no se participó en fútbol, el básquet quedó rezagado a una quinta posición y las Leonas no rugieron como saben hacerlo.

Hay que destacar el oro del voley masculino frente a Brasil, luego de veinte años sin ganar Panamericanos en este deporte; el bronce del maratonista Mariano Mastromarino; la dupla femenina Ana Gallay y Georgina Klug que ganó el oro a puro músculo en voley de playa, el primer lugar de los karatecas Julián Pinzás y Miguel Amargos, el oro del equipo de varones en hockey y el de Federico Grabich en los 100 metros de natación.

En el cotejo entre Guadalajara y Toronto hay que tener en cuenta que Canadá como organizador sacó de los Juegos a la pelota, donde Argentina había obtenido 4 de sus 21 oros de 2011.

Hasta “La Nación” tuvo que admitir el apoyo del gobierno nacional a los deportistas, en la nota firmada por Hernán Sartori: “Fue inevitable el agradecimiento al ENARD de parte de quienes vistieron la celeste y blanca, porque para estos Juegos hubo una preparación inigualable: una inversión de 350 millones de pesos durante 15 meses, con giras, competencias y equipamiento deportivo. La pata fuerte de ese ente es la administración de los recursos dedicados al deporte olímpico”.

Para Sartori “la enorme cuenta pendiente es el apoyo de sponsors privados que identifiquen a su marca con los valores de esos deportistas que hoy les agradecen a sus pares y al Estado”. Poniendo estaba la gansa...

Oro y deserciones

Un análisis especial merece la actuación de Cuba que desde la revolución de 1959 en adelante se fue convirtiendo en lo que es hace décadas: una potencia deportiva mundial.

El aspecto principal es que la isla, bloqueada desde hace 53 años por el imperio estadounidense, mostró otra vez sus músculos, inteligencia y valor grupal e individual. Con ese acervo reconocido por amigos y adversarios, ocupó el cuarto lugar panamericano, con 36 medallas de oro, 27 de plata y 34 de bronce, un total de 97. Eso supone objetivamente que se trata de un país de potencial enorme y demostrado en diversas disciplinas, no sólo en el boxeo o el béisbol que supieron ser por mucho tiempo las dos pocas en que brillaba.

Pero la cosecha fue inferior a lo estimado previamente y al historial de los juegos Panamericanos, donde desde 1971 en adelante la isla ocupaba regularmente el segundo lugar. Ese sitial no se mantuvo pues esta vez fue cuarta. Tuvo 22 medallas de oro menos que en Guadalajara, cuando había atesorado 58.

A esos problemas deportivos, con algunos fallos arbitrales adversos y discutibles, se le añadieron los problemas políticos. Al menos doce de sus deportistas desertaron en plena competencia, para cruzar rápidamente la frontera con EE UU, distante 200 km de Toronto.

Hasta ahora estarían confirmadas las deserciones de 8 integrantes del equipo de hockey masculino, por lo que Cuba debió afrontar con 3 jugadores menos su match con Trinidad y Tobago. Asimismo hubo 4 remeros que se fueron a ese destino norteamericano. Se habla sin confirmar que dos clavadistas mujeres también se fueron.

Sin duda que ese fue un fruto amargo, cosecha del espionaje yanqui, la CIA, la AID y de tantos diplomáticos en la SINA que el 20 de julio se convirtió en embajada de EE UU en El Malecón, etc. Son deserciones movidas por esos servicios y por el dólar del capitalismo, que corrompe y al que muchas personas se venden.

El Departamento de Estado está en la base de las deserciones. Siempre las alentó y ahora también incide pues los potenciales desertores piensan que la reanudación de relaciones diplomáticas puede terminar con el excepcional sistema de bienvenida a los cubanos que escapan a EE UU. “Pies mojados son devueltos, pies secos se quedan en USA”, es el anzuelo de la “ley de ajuste cubano”. Ante la duda que se termine, los desertores se hicieron humo...

No hay que subestimar ni exagerar lo sucedido. El grueso de los atletas se quedó abrazado a su bandera. Mijain López, bicampeón olímpico en lucha declaró: “yo no pensaría jamás en abandonar Cuba. Amo mucho a mi pueblo, a mi país; los que desertaron han traicionado a nuestra revolución. Que sean felices, que han dejado atrás algo muy lindo, que es el socialismo y la dignidad”.

Por otro lado, si son 12 los desertores, frente a una delegación de 461 integrantes, significa que sólo desertó el 2,60 por ciento de los atletas cubanos.

Finalmente, lo ocurrido no borra una comparación general. Hasta el triunfo de la revolución, la isla sólo tenía 6 medallas entre Olímpicos y Panamericanos. En Toronto tuvo 97 y en numerosas disciplinas. El socialismo se preocupó por el deporte no tanto por el medallero sino sobre todo por la salud de su gente.


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