"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

jueves, 28 de febrero de 2013

Cuba, el trayecto a lo ignoto ( Parte III. La productividad)

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a-      Productividad del trabajo.

Unos de los problemas que siempre se aborda en los informes económicos anuales a la Asamblea Nacional, sobre todo a partir de 1990, es el incremento de la productividad del trabajo[1] y su relación con el salario gastado. El crecimiento de la misma está identificada como la solución para acelerar el desarrollo económico del país, garantizar un desarrollo sustentable y la consiguiente elevación del nivel de vida de los cubanos.
Los clásicos del marxismo[2] señalaron que esta es la que decidiría el triunfo del sistema socialista sobre el capitalista y Fidel Castro[3] desde muy temprano lo argumentó.

También es la solución de problemas concretos como: contrarrestar el envejecimiento actual de la población, la baja natalidad y la escasez de mano de obra. El crecimiento sostenido de la productividad empezará a resolver los problemas financieros crónicos.

De 1990- 2011 el incremento promedio anual de la productividad es solo de 1.2 %, si bien en la última década (2001-2011) fue del 3.7 %. El salario medio nominal se comportó con un crecimiento de 4.2 % (1990-2011), ocasionando que el índice de correlación productividad – salario medio presente un índice acumulado  desfavorable del 1.0317. Esto evidentemente ejerce una presión negativa tanto financiera como productiva sobre toda la economía, cayéndose en el ciclo en que no se incrementa significativamente la productividad ni los salarios reales con sus consecuencias negativas ampliadas. Hay que notar que, este periodo, en sólo  5 años de los 22, hay una relación favorable de este índice, siendo uno de ellos el 2011.
En la situación que presenta la economía cubana la productividad tiene que alcanzar ritmos de crecimiento promedio anuales de dos dígitos,  es imposible resolver los problemas presentes en nuestro país con las cotas que se vienen alcanzando.

 Por supuesto, en estos resultados hay factores externos e internos que inciden y van desde la crisis capitalista mundial que afecta al mundo  y en particular desde el 2008, la persistencia en el tiempo del bloqueo económico por parte de EE.UU, el envejecimiento relativo de la población, el retraso tecnológico en muchas ramas de la economía estatal, la causa –efecto del deterioro del salario medio real, relaciones de producción rígidas del modelo existente en todos estos años, las plantillas infladas para garantizarle un ingreso aunque sea mínimo a todo aquel que quiera trabajar como resultado de una vocación humanista - socialista, entre  los fundamentales.

            Gráfico # 4 Elaborado por el autor. Datos ONE y CEPAL.

Un aspecto teórico-práctico relevante en relación a la productividad sigue siendo la variable tiempo. No  se descubre nada si decimos que el tiempo es ilimitado pero no así nuestra vida, por ahora, y por consiguiente la cantidad de riquezas materiales y espirituales que seamos capaces de crear en una unidad de tiempo, serán también los niveles de satisfacción, crecimiento y desarrollo que tendremos en nuestras vidas. Y así será siempre.

Hace más de cien años Carlos Marx no lo pudo decir mejor: “En las condiciones de la producción comunal, la determinación del tiempo de trabajo sigue siendo, desde luego, esencial. Mientras menos tiempo requiera la sociedad, más tiempo gana para otras producciones, tanto materiales como espirituales. Del mismo modo, en un individuo, la  universalidad de su desarrollo, de su disfrute y de su actividad depende de la economía de su tiempo. En último análisis, a esto se reducen todas las economías. Además, la sociedad debe distribuir juiciosamente su tiempo para obtener una producción conforme a sus necesidades generales; igualmente, el individuo debe dividir bien su tiempo para adquirir los conocimientos necesarios o para satisfacer las diversas exigencias de su actividad. Sobre la base de la producción comunal, la primera ley económica sigue siendo la economía de tiempo, así como la distribución racional del tiempo de trabajo entre las diferentes ramas de la producción”[4] (cursiva nuestra).

En una palabra, el tiempo es el recurso que no hay que pagar, pero que pagamos muy caro no hacer un uso adecuado del mismo. No es por gusto que las principales economías del mundo hace años miden la productividad, como el valor creado por trabajador por hora trabajada. Es el aspecto intensivo y no el extensivo, el que garantiza la sustentabilidad y el desarrollo en el mediano y largo plazo. El grafico # 4 refleja ese comportamiento en Cuba (1989- 2011).

La fórmula- solución para estos necesarios crecimientos de la productividad, obedece en el caso de Cuba[5] a dos vías fundamentales: organizativas e inversiones.

Las vías organizativas para el crecimiento de la productividad  tienen como eje fundamental la simplificación de las estructuras burocráticas a todos los niveles que deben culminar con el reacomodo de más de un millón de trabajadores en cooperativas y trabajos por cuenta propia como se acordó en el último Congreso del PCC. A nuestro modo de ver,  hay varios riesgos latentes en este proceso.

ü  Que la simplificación de las estructuras no lleve aparejado una definición adecuada de quién o por quiénes serán cubiertas las funciones de las estructuras simplificadas y que esto, y es lo más importante, obedezca a un real balance de carga y capacidad del trabajo.

ü  Que los pequeños negocios y cooperativas tienen una alta tasa de mortalidad según la experiencia mundial  y ocasionemos un proceso social negativo por sus consecuencias, si no se prevé que habría que hacer, como seguro ocurrirá.

ü  Que por el volumen de fuerza de trabajo calificada existente, fruto de la obra de la revolución, en diferentes especialidades, resultan insuficientes y limitadas las profesiones autorizadas para trabajador por cuenta propia, provocando una inconcebible subutilización.

Si bien las organizativas son importantes,  se requieren de poco financiamiento y sus resultados son en el corto plazo, pero limitadas en alcance. Solo las inversiones son las que garantizaran el salto cualitativo necesario y sostenible de toda la economía. Veamos, entonces, su comportamiento en este período. ( Continuará)



[1] Esta cita de Marx forma parte de lo que no tuvimos omnipresente en Cuba desde 1959. Carlos Marx, El Capital Tomo III pág. 189. “El valor de la mercancía está determinado por el tiempo global de trabajo, pasado y vivo, que entra en ella. Pues el acrecentamiento de la productividad del trabajo consiste precisamente en que disminuye la proporción de trabajo vivo y aumenta la participación del trabajo pretérito, pero ello de tal suerte que disminuya la suma global del trabajo que hay en la mercancía, es decir, de modo que el trabajo vivo disminuya en más de lo que aumenta el trabajo pretérito. El trabajo pretérito encarnado en el valor de una mercancía la porción constante de capital consiste en parte en el desgaste de capital constante fijo, en parte en el capital constante circulante materias primas y auxiliares que entró por completo en la mercancía. La parte de valor emanada de las materias primas y auxiliares debe reducirse con [el aumento de] la productividad del trabajo, puesto que esa productividad con relación a esas materias se revela, precisamente, en el hecho de que el valor de las mismas ha disminuido. En cambio, lo característico en el aumento de la fuerza productiva del trabajo es precisamente que la parte fija del capital constante experimenta un incremento muy intenso, y por ende también la parte de valor del mismo que se transfiere a las mercancías en virtud del desgaste. Para que un nuevo método de producción pueda acreditarse entonces como un acrecentamiento real de la productividad, debe transferir a la mercancía individual una parte adicional de valor, por desgaste de capital fijo, menor de lo que es la parte de valor deducible que se ahorra como consecuencia de la disminución de trabajo vivo, en una palabra, que debe reducir el valor de la mercancía.
Esta disminución de la cantidad global de trabajo que entra en la mercancía parece ser, según esto, la característica esencial del incremento en la fuerza productiva del trabajo, cualesquiera que sean las condiciones sociales bajo las cuales se produce. En una sociedad en la cual los productores regulan su producción según un plan trazado de antemano, y hasta en la producción mercantil simple, la productividad del trabajo también se mediría forzosamente según ese patrón de medida”.(la cursiva es nuestra)
 
[2] “El factor más importante, el decisivo para el triunfo del nuevo régimen social es, en última instancia, la productividad”. V.I.Lenin. “Una gran iniciativa”. En Obras Completas, Editora Política La Habana. T,29.P 419.
 
[3] “El único camino mediante el cual se puede ir elevando el estándar de vida es por el camino de ir elevando la producción. Y el camino para ir elevando la producción es elevar la productividad del trabajo. Y la productividad se eleva con técnica y organización”. Fidel Castro. Revolución, La Habana, 2 de Noviembre de 1964 pág.5
 
[4] Carlos Marx: Fundamentos de la crítica de la economía política, T,I p.103. Editorial de Ciencias Sociales, Instituto del Libro, La Habana, 1970.
 
[5] Por si aún existieran dudas de lo que tenemos que tener presente en nuestro país Marx también dijo: “Prescindiendo de las diferencias que se dan en las energías naturales y en la destreza adquirida para el trabajo entre los distintos pueblos, las fuerzas productivas del trabajo dependerán, principalmente:
1. De las condiciones naturales del trabajo: fertilidad del suelo, riqueza de los yacimientos mineros, etc.
2. Del perfeccionamiento progresivo de las fuerzas sociales del trabajo por efecto de la producción en gran escala, de la concentración del capital, de la combinación del trabajo, de la división del trabajo, la maquinaria, los métodos perfeccionados de trabajo, la aplicación de la fuerza química y de otras fuerzas naturales, la reducción del tiempo y del espacio gracias a los medios de comunicación y de transporte, y todos los demás inventos mediante los cuales la ciencia obliga a las fuerzas naturales a ponerse al servicio del trabajo y se desarrolla el carácter social o cooperativo de éste. Cuantos mayores son las fuerzas productivas del trabajo, menos trabajo se invierte en una cantidad dada de productos y, por tanto, menor es el valor de estos productos. Y cuanto menores son las fuerzas productivas del trabajo, más trabajo se emplea en la misma cantidad de productos, y, por tanto, mayor es el valor de cada uno de ellos. Podemos, pues, establecer como ley general lo siguiente: Los valores de las mercancías están en razón directa al tiempo de trabajo invertido en su producción y en razón inversa a las fuerzas productivas del trabajo empleado”. Carlos Marx.  Salario, Precio y Ganancia pág. 19.
 
 
 
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