"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

jueves, 31 de enero de 2013

Aumentan los temores de que Apple no pueda mantener su crecimiento .

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Apple Inc. divulgó un salto de 17% en sus ingresos del primer trimestre fiscal y batió un récord en las ventas de teléfonos inteligentes, pero el primer estancamiento en años de las ganancias y la proyección de un menor crecimiento agravaron las preocupaciones acerca del momento que atraviesa el gigante de Silicon Valley.
La empresa predijo un aumento en torno a 7% en su facturación del actual trimestre frente al mismo lapso del año previo. Los analistas tampoco pasaron por alto el hecho de que las ventas de iPhones sólo crecieron al mismo ritmo que el mercado, a pesar del lanzamiento de un nuevo modelo, lo que no se ajusta a lo que había acontecido en años anteriores.
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El anuncio de ganancias trimestrales fue considerado como una de las radiografías más importantes de la compañía en los últimos años, conforme las preocupaciones acerca de la demanda del nuevo modelo, el iPhone 5, y otras iniciativas han hecho descender el precio bursátil de la compañía desde la estratósfera. La acción de Apple, que en septiembre cotizaba a unos US$700 cayó por debajo de US$500 a mediados de enero.
Las últimas cifras acentuaron los temores de los inversionistas. La acción que cotizaba en US$514,01 antes del anuncio, cayó 10% a US$461,98 en las negociaciones después del cierre del mercado.
La empresa de Cupertino, California, ha registrado un alza consistente de sus ganancias durante una década. El estancamiento de las utilidades reportado el miércoles, más allá del robusto incremento de las ventas, se podría atribuir a productos como el nuevo iPad Mini, que fue lanzado en Estados Unidos en el primer trimestre y tiene menores márgenes de ganancias que otros productos de la compañía.
Apple advirtió a fines del año pasado que su dinámica presentación de productos de cara a las festividades de fin de año, que incluía nuevos iPhones, iPads, iPods y una nueva computadora Mac de escritorio, mermaría su rentabilidad mientras la compañía perfeccionaba su proceso de manufactura.
Se esperaba que el iPhone 5, por mencionar un ejemplo, estuviera disponible en más de un centenar de países a fines de 2012, un cronograma que Apple calificó como el más exigente de la historia para un iPhone.
Además, el iPhone 5 salió a la venta en China a mediados de diciembre, un mes antes que su antecesor. Apple añadió que las ventas del dispositivo se duplicaron con creces frente al mismo lapso del año anterior.
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Tim Cook, el presidente ejecutivo de Apple, sacó a colación en una conferencia telefónica con inversionistas los recientes lanzamientos de productos para justificar que la empresa atraviesa por "uno de los períodos de innovación más prolíficos" de su historia.
Agregó que los ingenieros de Apple han seguido sacando productos que los clientes no solamente compran, sino que adoran. "Es sencillamente fenomenal", subrayó.
El ejecutivo recomendó a los inversionistas que fueran escépticos acerca de los informes acerca de los pedidos de la empresa a los fabricantes. Cook dijo que Apple recibe partes de diferentes proveedores y la eficiencia de la producción puede variar, por lo que es difícil evaluar el negocio de la compañía a partir de pedazos de información desconectados.
"Hay una lista increíblemente larga de cosas que podrían hacer que un dato por sí solo no sea una fiel representación de lo que ocurre", manifestó.
Apple vendió 47,8 millones de iPhones, un alza frente a los 26,9 millones del mismo período del año anterior y por debajo de las expectativas del mercado. El trimestre que cerró el 29 de diciembre abarca el lanzamiento del iPhone 5, de un nuevo software de mapas que compite con el servicio de Google, y del ipad Mini, una tableta más pequeña a un precio más moderado.
Para este primer trimestre fiscal, Apple reportó una ganancia de US$13.080 millones, en comparación con US$13.060 millones en el mismo lapso del año anterior. Los ingresos ascendieron de US$46.300 millones a US$54.500 millones.

miércoles, 30 de enero de 2013

Biofábrica cubana producirá derivados del Árbol de Neem

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Inaugurada en el extremo oriental de la Isla, la industria producirá aceite y bioplaguicidas
árbol del NeemEn la provincia más oriental de Cuba, Guantánamo, un proyecto del Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo Mundial para el Medio Ambiente de la ONU ha conseguido fomentar una plantación del árbol del Neem y fundar una pequeña industria para el procesamiento de su fruto en la obtención de aceite y otros subproductos en la producción de insecticidas biológicos.

En su primera etapa productiva la fábrica alcanzó los 260 litros de aceite de Neem y 4 toneladas de copra, que vendió en su totalidad a LABIOFAM.

Omar Cantillo Ferreiro, delegado local del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, explicó que esta industria enclavada en la árida franja costera sur, pertenece al Centro de Investigaciones Aplicadas para el Desarrollo Sostenible (CATEDES) y aporta una materia prima esencial para la producción de bioplaguicidas de amplio espectro.

El kilogramo de aceite de Neem en el mercado interno se comercializa a $ 250.000 CUP y el Kilogramo de copra en $ 8.00 CUP.

Precisó que estos renglones son capaces de sustituir decenas de preparados químicos, muchos de ellos de importación, y han sido probados con éxito por productores no estatales del valle de Caujerí, emporio hortícola localizado a 60 kilómetros al noroeste de la capital provincial.

Dicha práctica, según el entrevistado, propiciará al territorio cubano más al este de La  Habana convertirse en productor de un surtido de alto valor agregado, “ya que el Neem (Azadirachta indica A. Juss), tiene probado más de un centenar de usos benéficos”
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Cantillo Ferreira indicó que, asociado a la extracción de aceite del también llamado Árbol del Nim, se incrementó el empleo en esa zona semidesértica, y encontraron el sustento muchas familias, incluidas las que trabajan en la mini industria.

También perciben su remuneración quienes, en las áreas contiguas a la fábrica, contribuyeron a la siembra de más de un centenar de hectáreas que han servido para reforestar la zona con ese arbusto, con muchos usos también en numerosos países de Asia y África.

La ingeniera Soraya García Pavón, investigadora de CATEDES, aseguró que en ambos continentes es frecuente ver a sus habitantes autóctonos con un pequeño gajo de Nim en la boca, para contrarrestar las infecciones bucales bacterianas.

Pero en Guantánamo -aclaró- el uso que prevalece es el de insecticida con fines biológicos, principalmente en las plantaciones de hortalizas, viandas y frutales de Caujerí.
Con información de la AIN
flores del árbol del Neem
frutos del árbol del Neem

¿El último aterrizaje suave chino?

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Por Stephen S. Roach

Una vez más China ha desafiado a los negativistas. Su crecimiento económico se recuperó hasta llegar al 7,9 % en el último trimestre de 2012 –medio punto porcentual más que el aumento del 7,4 % del PBI registrado en el tercer trimestre. Este fue un aumento significativo luego de diez trimestres consecutivos de desaceleración, y marca el segundo aterrizaje suave de la economía china en poco menos de cuatro años.
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Illustration by Paul Lachine
A pesar de los comentarios sobre el próximo cambio para fomentar la demanda interna, China mantiene su fuerte dependencia de las exportaciones y la demanda externa para impulsar su crecimiento económico. No es coincidencia que sus últimas dos desaceleraciones ocurrieron poco después de las caídas en el crecimiento de sus dos mayores mercados extranjeros, Europa y Estados Unidos. Así como el aterrizaje suave a principios de 2009 ocurrió luego de una horrible crisis de manufactura estadounidense, este último fue posterior a la crisis de la deuda soberana europea.
China cuenta con muchas fuentes de fortaleza que le han permitido soportar los duros golpes externos de los últimos cuatro años. Una gran disponibilidad de ahorro (53 % del PBI) que opera como amortiguador y sus reservas en divisas ($3,3 billones) encabezan la lista. Además, a diferencia de Occidente, que ha usado la mayor parte de su munición política anticíclica, China ha mantenido un amplio margen para sus ajustes de la política fiscal y monetaria, según lo dicten las circunstancias. De igual forma, una poderosa dinámica de urbanización continúa brindando una sólida base para el elevado nivel de inversiones de la economía china, al tiempo que permite que los trabajadores rurales relativamente pobres aumenten sus ingresos con empleos mejor remunerados en las ciudades.
Sin embargo, esta puede ser la última vez que China escape de un shock externo sin que su  crecimiento se vea perjudicado. El primer ministro Wen Jiabao comentó esta posibilidad hace casi seis años, cuando dijo en marzo de 2007 que la aparentemente espectacular economía china se había tornado «inestable, desequilibrada, falta de coordinación y, en última instancia, insostenible».
Desde entonces, muchas de las fortalezas inherentes chinas se han visto  socavadas por choques externos demasiado frecuentes. El sector bancario aún busca recuperarse de los malos créditos otorgados luego de la debacle mundial de 2008. Encontrar viviendas asequibles se ha convertido en un problema cada vez más serio para quienes se mudan por primera vez a las ciudades. Y los escándalos de corrupción y los riesgos relacionados de agitación política fueron perturbadores, por no decir algo peor, en los meses previos a la transición del liderazgo en el Partido Comunista el año pasado.
En otras palabras, la vulnerabilidad que implican los cuatro problemas enunciados por Wen ha aumentado significativamente. La economía china ciertamente se ha tornado más inestable, el crecimiento real de su PBI sufrió mucho en 2009 y nuevamente en 2012. Sus desequilibrios también han empeorado: la participación de la inversión en el PBI se aproxima al 50 % y el consumo privado cayó por debajo del 35 %.
De manera semejante, China ha perdido coordinación, o se ha fragmentado, a medida que las disparidades en el ingreso continúan aumentando. Y la sostenibilidad se ve comprometida por la degradación ambiental y la contaminación, que implican una creciente amenaza a la atmósfera del país y su provisión de agua.
En resumen, se ha exigido al modelo de crecimiento chino como nunca antes. Y, como sucede con una tela, cuanto más se lo fuerce, más le costará volver a su estado previo –y mayor será la posibilidad de que no vuelva a estirarse la próxima vez que algo malo ocurra.
El mensaje para el nuevo gobierno chino es inconfundible: nunca fue más urgente que ahora asumir la dura tarea de reequilibrar y reformar. Este es el momento de implementar las medidas que acelerarán la transición a una economía con mayor énfasis en los consumidores.
Se trata de una agenda de largo plazo, pero difícilmente secreta. Incluye desarrollar el sector de servicios, financiar la red de seguridad social, liberalizar un anticuado sistema de permisos residenciales (hukou), reformar las empresas de propiedad estatal, y dar fin a la represión financiera sobre los hogares elevando las tasas de interés artificialmente bajas que se ofrecen por los ahorros.
Si China no actúa rápidamente en este programa quedará demasiado vulnerable al próximo e inevitable shock en un mundo golpeado por las crisis. Si no se reequilibra, cualquiera de los siguientes potenciales puntos de inflexión podría comprometer gravemente la capacidad de la economía para lograr otro aterrizaje suave: el deterioro de la calidad crediticia en el sistema bancario; el debilitamiento de la competitividad en las exportaciones a medida que aumentan los salarios; problemas clave ambientales, gubernamentales y sociales (a saber, contaminación, corrupción y desigualdad); y, por supuesto, errores en su política exterior, como lo sugieren los crecientes problemas con Japón.
La economía china ha superado dos importantes crisis mundiales en los últimos cuatro años. En la superficie, su capacidad de recuperación ha sido impresionante: fue la primera en recuperarse, como les gusta recordar al resto del mundo a los líderes chinos. Pero, debajo de la superficie, una economía desequilibrada, inestable, falta de coordinación e insostenible corre el riesgo de perder su capacidad de recuperación. Sin reequilibrar e implementar reformas los días del aterrizaje suave automático chino pueden haber llegado a su fin.
Hace 15 años que soy optimista respecto de China.  Todavía lo soy. Pero el tiempo apremia. La crítica pronunciada por Wen Jiabao hace seis años fue un poderoso diagnóstico de las fallas de la China del pasado, que indicaban el camino hacia las esperanzas y sueños de la próxima China. Aún constituye un programa que el nuevo liderazgo chino no puede ignorar. El tiempo ya no está a favor de China. Es hora de actuar.
Traducción al español por Leopoldo Gurman.

martes, 29 de enero de 2013

Luces de José Martí para el socialismo

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Por: Luis Toledo Sande
José Martí. Foto: Ecured
José Martí. Foto: Ecured
Textos de interés directo para el tema planteado en el título escribió José Martí desde su estancia en México (1875-1876), donde —inicio de un camino en el cual experimentó una rica evolución— se relacionó activamente con la prensa obrera y organizaciones de ese carácter. Pero los presentes apuntes, ni con mucho exhaustivos, se basan centralmente en páginas posteriores, distanciadas entre sí por una década, pero unidas por el tema abordado: una reseña, en la revista neoyorquina La América de abril de 1884, sobre “La futura esclavitud”, del británico Herbert Spencer, y una carta de mayo de 1894 a su compatriota y amigo Fermín Valdés Domínguez. Las dos contienen reflexiones sobre lo que en ambas Martí llama “la idea socialista”, y lo publicado en la revista parece prolongarse en la intimidad epistolar. No hay que asombrarse por ello: nexos similares aparecen entre numerosos textos de la obra martiana, signada por la coherencia y la organicidad.
Desde el inicio de la reseña brota la diferencia de perspectivas entre Spencer y Martí, quien afirma que aquel pensaba “a manera de ciudadano griego que contaba para poco con la gente baja”. Y esto de “la gente baja” se comprende tanto mejor según se aprecie que en la reseña, más que citar, el periodista parafrasea al autor de la obra comentada, que ubica en contexto y linaje: “Todavía se conserva empinada y como en ropas de lord la literatura inglesa; y este desdén y señorío, que le dan originalidad y carácter, la privan, en cambio, de aquella más deseable influencia universal a que por la profundidad de su pensamiento y melodiosa forma tuviera derecho”. Y enseguida se siente la voz de Martí: “Quien no comulga en el altar de los hombres, es justamente desconocido por ellos”.
No sugiere que Spencer fallaba en todo; pero le reprueba su perspectiva aristocrática, asociada al individualismo y al positivismo. En los límites de este último “la ciencia, insecteando por lo concreto, no ve más que el detalle”, se lee en el elogio que dos años antes había hecho Martí a la integradora espiritualidad del pensador estadounidense Ralph Waldo Emerson. Sin embargo, cabe estimar que el cubano compartía con el británico el deseo de que “el alivio de los pobres” no se trocara en “fomento de los holgazanes”, solo que, entre las motivaciones por las cuales el positivista escribió “La futura esclavitud”, estuvo su rechazo a la construcción, por vía estatal, de viviendas para los menesterosos, rechazo que Martí no compartía.
Spencer, identificado con un evolucionismo que engullía los valiosos aportes de Charles Darwin para ponerlos al servicio de los más fuertes económicamente en la urdimbre de las clases sociales, temía a la burocracia, peligro presente en la organización moderna de la sociedad, tanto más cuanto mayor sea la centralización que la rija. Glosando esa parte del tratado spenceriano, Martí comenta: “Con cada nueva función, vendrá una nueva casta de funcionarios. Ya en Inglaterra, como en casi todas partes, se gusta demasiado de ocupar puestos públicos, tenidos como más distinguidos que cualesquiera otros, y en los cuales se logra remuneración amplia y cierta por un trabajo relativamente escaso: con lo cual claro está que el nervio nacional se pierde”.
Por la aceptación que enfatiza, y hasta por el tono, la conclusión que sigue a esas palabras puede atribuirse al propio Martí: “¡Mal va un pueblo de gente oficinista!” La advertencia sigue siendo válida, dado el peligro que revela; pero en otras circunstancias el trabajo de naturaleza social, o contratado y remunerado estatalmente, puede verse en desventaja, y en consiguiente desdoro, frente a los créditos de la iniciativa privada, llámesele como se le llame, y más aún si ella se beneficia del autoritarismo y de hábitos corruptos que, vertiendo sombras desde la administración estatal, pueden minar el organismo de una nación.
Herbert Spencer. Foto: Ecured
Herbert Spencer. Foto: Ecured
Spencer, como si se tratara de una realidad consumada, o en crecimiento, repudiaba la burocracia y la consiguiente casta funcionaresca, de sesgo parasitario —germen para la corrupción, agréguese—, que él veía formarse o temía que se formara en Inglaterra. Pero allí no se ensayaba en realidad algo que en justicia pudiera llamarse socialismo, aunque, en el fondo, el célebre positivista le temiera a ese “fantasma”. Impugnaba la intervención del Estado —específicamente el que él conoció, nada socialista, sino capitalista, cualesquiera que fuesen sus investiduras formales y la fase de su desarrollo— en la administración de los recursos, y en la solución de problemas sociales básicos.
Quienes han estudiado con seriedad la reseña han visto en ella a Martí levantado frente, o contra, “los fantasmas ideológicos” de Spencer, como ha hecho Rafael Almanza Alonso. Martí discrepaba del liberal burgués, y no es fortuito que, al comentar su texto, alabara al Henry George que por entonces predicaba en los Estados Unidos “la justicia de que la tierra pase a ser propiedad de la nación”, como bien de naturaleza pública.
Veamos, señalados por Martí, algunos de los elementos que muestran la orientación de Spencer: “El día en que el Estado se haga constructor, cree Spencer que, como que los edificadores sacarán menos provecho de las casas, no fabricarán, y vendrá a ser el fabricante único el Estado”. Ese argumento, declara sin rodeos Martí, “aunque viene de arguyente formidable, no se tiene bien sobre sus pies”, como tampoco este otro: “el día en que se convierta el Estado en dueño de los ferrocarriles, usurpará todas las industrias relacionadas con estos, y se entrará a rivalizar con toda la muchedumbre diversa de industriales”. Tal “raciocinio, no menos que el otro, tambalea”, asegura Martí, quien expone el porqué, con razonamiento que no es del caso interpretar ahora.
Spencer repudia como socialismo una forma de capitalismo de estado, al que no debe parecerse más de lo inevitable ningún proyecto que aspire a abrirle caminos a la realización de metas justicieras inalcanzables sin plena participación popular. Y ese continúa siendo un reto, en primer lugar, para el socialismo, que debe combinar ideales colectivos y vibraciones individuales, y no olvidar que estatal no es necesariamente un sinónimo pleno de social.
Martí afirma que Spencer teme “el cúmulo de leyes adicionales, y cada vez más extensas, que la regulación de las leyes anteriores de páuperos causa”. Para valorar lo que ese criterio de Spencer merecería a los ojos de Martí, conviene tener presente lo que este sostuvo en el artículo “A la raíz”, publicado en Patria el 26 de agosto de 1893: “A la raíz va el hombre verdadero. Radical no es más que eso: el que va a las raíces. No se llame radical quien no vea las cosas en su fondo. Ni hombre, quien no ayude a la seguridad y dicha de los demás hombres”.
En 1884 situó los temores de Spencer en un contexto donde “se quieren legislar las formas del mal, y curarlo en sus manifestaciones; cuando en lo que hay que curarlo es en su base, la cual está en el enlodamiento, agusanamiento y podredumbre en que viven las gentes bajas de las grandes poblaciones”. Martí, con la vista puesta en el bienestar común, sostiene que a salir de tal miseria, “con costo que no alejaría por cierto del mercado a constructores de casas de más rico estilo, y sin los riesgos que Spencer exagera”, podrían ayudar a los pobres “las casas limpias, artísticas, luminosas y aireadas” que se debía tratar de facilitar por vía estatal a los trabajadores, algo a lo cual se oponía Spencer.
El autor de “La futura esclavitud” veía como un peligro la aspiración que Martí estimaba justa, “por cuanto el espíritu humano tiene tendencia natural a la bondad y a la cultura, y en presencia de lo alto, se alza, y en la de lo limpio, se limpia. A más que, con dar casas baratas a los pobres, trátase solo de darles habitaciones buenas por el mismo precio que hoy pagan por infectas casucas”.
La armazón teórica construida por Spencer contra la democratización que él estimaba en marcha, y nociva, sería —acota Martí— un edificio, “de veras tenebroso, y semejante al de los peruanos antes de la conquista y al de la Galia cuando la decadencia de Roma, en cuyas épocas todo lo recibía el ciudadano del Estado, en compensación del trabajo que para el Estado hacía el ciudadano”. Una de las tareas que acaso el espíritu justiciero tenga pendiente, aún hoy, consistiría en estudiar hasta qué punto, además de imponerle desventajas tecnológicas y aislamiento, los contextos donde el socialismo se ha intentado llevar a cabo lo han contaminado con la herencia del llamado modo de producción asiático. El socialismo emancipador, democrático y participativo que urge edificar, deberá estar libre de todo cuanto —en pasado, presente o futuro— huela a comunidad sometida, aunque sea mínima o remotamente.
José Carlos Mariátegui. Escritor y revolucionario peruano. Foto: Ecured
José Carlos Mariátegui, escritor y revolucionario peruano. Foto: Ecured
José Carlos Mariátegui, eminente marxista peruano, buscaba raíces culturales para el socialismo —que debía ser, dijo, fruto de la creación heroica, no calco ni copia— y veía una posible referencia para ese sistema en el comunitarismo campesino del Perú incaico. Martí, por su parte, pensaba en un sentido de participación popular que trasladó incluso, en plena campaña por la independencia, a su proyecto de fundación de la República en Armas. Nada de comunidad pasivamente resignada a decisiones venidas de las alturas. El 24 de enero de 1880, ante compatriotas emigrados que se reunieron en el Steck Hall neoyorquino, expuso con claridad meridiana su criterio de una verdad que “ignoran los déspotas”: “el pueblo, la masa adolorida, es el verdadero jefe de las revoluciones”.
Ese criterio debe ubicarse en su creciente conocimiento del mundo, en lo cual lo favoreció su forzada estancia de cerca de quince años en Nueva York, desde donde observó el devenir de los Estados Unidos y el del planeta. Frente a quienes pretendían confundir al pueblo con el lumpen desorientado o arrastrable, denunció —especialmente en su crónica “Un drama terrible”, sobre los sucesos acaecidos en Chicago entre 1886 y 1887, que dieron origen a la celebración internacional del Día de los Trabajadores— la violencia con que en aquel país se castigaba a “las masas obreras” levantadas para reclamar sus derechos.
Con respecto al linchamiento de obreros justificado con argucias legales, en la citada crónica escribió que a la república, tornada de clases y cesárea —como dijo en otras páginas— la amedrentaba “el deslinde próximo de la población nacional en las dos clases de privilegiados y descontentos que agitan las sociedades europeas”. Ante esa realidad, el sistema “determinó valerse por un convenio tácito semejante a la complicidad, de un crimen nacido de sus propios delitos tanto como del fanatismo de los criminales, para aterrar con el ejemplo de ellos, no a la chusma adolorida que jamás podrá triunfar en un país de razón, sino a las tremendas capas nacientes”.
Pero, volviendo a Spencer, no está de más oír las “razones” del diablo. Aquel señalaba un peligro que no se debe ignorar, y así lo tradujo Martí: “¿Cómo vendrá a ser el socialismo, ni cómo este ha de ser una nueva esclavitud? Juzga Spencer como victorias crecientes de la idea socialista, y concesiones débiles de los buscadores de popularidad, esa nobilísima tendencia, precisamente para hacer innecesario el socialismo [ese ‘socialismo’, habría que precisar], nacida de todos los pensadores generosos que ven cómo el justo descontento de las clases llanas les lleva a desear mejoras radicales y violentas, y no hallan más modo natural de curar el daño de raíz que quitar motivo al descontento”. Al exponer las aprensiones de Spencer, Martí intercala puntos de vista propios, opuestos al evolucionista aristócrata: simpatía por “las clases llanas”, identificación con “los pensadores generosos” que las han apoyado, solidaridad con “el justo descontento” de aquellas.
Con la brújula de su sentido ético denuncia que Spencer apunta “las consecuencias posibles de la acumulación de funciones en el Estado, que vendrían a dar en esa dolorosa y menguada esclavitud; pero no señala con igual energía, al echar en cara a los páuperos su abandono e ignominia, los modos naturales de equilibrar la riqueza pública dividida con tal inhumanidad en Inglaterra, que ha de mantener naturalmente en ira, desconsuelo y desesperación a seres humanos que se roen los puños de hambre en las mismas calles por donde pasean hoscos y erguidos otros seres humanos que con las rentas de un año de sus propiedades pueden cubrir a toda Inglaterra de guineas”.
Frente a eso, Martí se yergue resueltamente más allá de lo tocante a construir viviendas para menesterosos: “Nosotros diríamos a la política: ¡Yerra, pero consuela! Que el que consuela, nunca yerra”. Ello recuera la ya aludida carta de mayo de 1894, también escrita en Nueva York, y que parece responder a una motivación que deberá tenerse presente al leerla: el ofrecimiento informativo, por parte de Valdés Domínguez, sobre la celebración en Cuba, ese año, del Día de los Trabajadores, a lo que se estaría refiriendo Martí cuando expresa: “Muy bueno, pues, lo del 1° de Mayo.—Y aguardo tu relato, ansioso”. La confesa ansiedad ratifica la coincidencia que, en cuanto a ideas, Martí le ha venido enfatizando al amigo en la carta: “Una cosa te tengo que celebrar mucho, y es el cariño con que tratas, y tu respeto de hombre, a los cubanos que por ahí buscan sinceramente, con este nombre o aquel, un poco más de orden cordial, y de equilibrio indispensable, en la administración de las cosas de este mundo”.
A esas palabras añade: “Por lo noble se ha de juzgar una aspiración: y no por esta o aquella verruga que le ponga la pasión humana”. Y en lo que sigue parece asomar el recuerdo de su crítica a Spencer: “Dos peligros tiene la idea socialista, como tantas otras:—el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas:—y el de la soberbia y rabia disimulada de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo empiezan por fingirse, para tener hombros en que alzarse, frenéticos defensores de los desamparados”.
Además de hablar de “la idea socialista” como en la reseña de “La futura esclavitud”, hace recordar lo dicho allí acerca de “los buscadores de popularidad”. Son los oportunistas, a los que no parece inmune ningún empeño justiciero, por muy honrado que sea, como tampoco a las lecturas mal digeridas, que no son responsabilidad de los textos, sino de quienes los asumen. Pero Martí, lector voraz si los ha habido, no ponía texto alguno por encima de la vida, y esa actitud fortaleció luminosamente su pensamiento.
Karl Heinrich Marx (Carlos Marx). Foto: Ecured
Karl Heinrich Marx (Carlos Marx). Foto: Ecured
Aunque sea de modo somero, valdría recordar una generalización que hizo a partir de lo que observaba en su entorno estadounidense, donde, muerto en 1883 Carlos Marx —a quien entonces él dedicó un conocido obituario—, hasta Federico Engels señalaba desde Europa flaquezas en la recepción de un real o supuesto marxismo por parte de líderes de la agitación social. En crónica publicada el 20 de febrero de 1890 en La Nación bonaerense, escribió Martí: “Cada pueblo se cura conforme a su naturaleza, que pide diversos grados de la medicina, según falte este u otro factor en el mal, o medicina diferente. Ni Saint-Simon, ni Karl Marx, ni Marlo, ni Bakunin. Las reformas que nos vengan al cuerpo”; y agregó: “Asimilarse lo útil es tan juicioso, como insensato imitar a ciegas”.
 A esas advertencias, que siguen siendo válidas para el socialismo, se suman otras implícitas en la carta a Valdés Domínguez. En una intervención pública, citada aquí de memoria, un intelectual patriota y católico como Cintio Vitier agradeció a Martí el llamamiento a resolver la necesidad de justicia “en la administración de las cosas de este mundo”, único que conocemos y en el cual podemos influir, precisó el autor de Martí en la hora actual. Fallaríamos ante las urgencias de ese mundo, este, si nos atascáramos en discusiones sobre “el otro”.
Pero no saldrá sobrando decir que eso no invita a la disolución del pensamiento en un relativismo irracional sin riberas, mudo ante manipulaciones dolosas de credos, ni a olvidar un juicio como el que Martí expresó en carta del 26 de noviembre de 1889 a su amigo Manuel Mercado, depositario de tanta confesión suya: “Va el deber del artículo laborioso, y no el gusto de la carta, porque le quiero escribir con sosiego, sobre mí y sobre La Edad de Oro, que ha salido de mis manos—a pesar del amor con que la comencé, porque, por creencia o por miedo de comercio, quería el editor que yo hablase del ‘temor de Dios’, y que el nombre de Dios, y no la tolerancia y el espíritu divino, estuviera en todos los artículos e historias. ¿Qué se ha de fundar así en tierras tan trabajadas por la intransigencia religiosa como las nuestras? Ni ofender de propósito el credo dominante, porque fuera abuso de confianza y falta de educación, ni propagar de propósito un credo exclusivo”.
Tras la historia de errores, deficiencias y traiciones que echaron abajo al socialismo que, tenido en Europa por real —sinónimo a la vez de verdadero y de monárquico—, puso en quiebra, hasta llevarlas a la derrota, las dignas aspiraciones socialistas originarias, adquieren renovado valor las luces aportadas por Martí. Aunque no hayan faltado ni falten dignos afanes de lealtad teórica y práctica al socialismo, ni replanteamientos creativos como el promovido en nuestra América con el nombre de socialismo del siglo XXI, a veces parece haber caído en descrédito hasta el término socialismo, con otros asociados a él.
Por ese camino, aunque las clases sociales continúan existiendo como base de la estructura de desigualdades e injusticias en el planeta, parecería que hubieran desaparecido ya, si nos atenemos al silencio que el lenguaje contemporáneo tiende sobre esa realidad, cuando la violencia revolucionaria está condenada como terrorismo y la reaccionaria está de moda y se televisa como un espectáculo. ¿A quién conviene eso? ¿A quienes sufren en carne propia las injusticias, o a quienes medran con ellas y procuran impedir la lucha entre las clases para que las privilegiadas mantengan su posición?
De asumir la ambigüedad —uno de los términos caros a ciertos posmodernos— se pudiera hasta considerar incontestable este veredicto: con las banderas del socialismo nada bueno se ha hecho ni pudiera hacerse en el mundo. ¿No abundan, sin que tengamos que ir demasiado lejos para saberlo, voces que propagan ese dictamen o lo calzan de distintos modos? Tal vez no esté de más retener, por si acaso, hasta como táctica para la sobrevivencia ideológica, el reclamo de defender la justicia verdadera “con este nombre o aquel”, aunque tampoco se trate de echar por la borda el vocablo socialismo y la historia vinculada con él.
Algo más, entre otros elementos, cabe también valorar en la carta, y es la esperanza que Martí expresa con respecto a Cuba ante lo que en otras latitudes han sido peligros para “la idea socialista”: dice que “en nuestro pueblo no es tanto el riesgo, como en sociedades más iracundas, y de menos claridad natural”. Como la carta está escrita en los Estados Unidos, país donde Martí estuvo al tanto del rumbo que seguían la violencia opresora y los voceros de la justicia social, se podría pensar que solo a ese país concierne lo de “sociedades más iracundas, y de menos claridad natural”. Pero la expansión del socialismo en Europa escasas décadas después de escrita aquella carta, y la todavía hoy reciente debacle socialista en ese continente, con conocidas consecuencias de todo tipo, cruentas venganzas incluidas, ensanchan el alcance de las palabras de Martí, no por gusto escritas en plural.
Con todo, lo determinante para aquilatar tanto la carta al amigo entrañable como la reseña sobre el texto de un autor lejano, estriba en la eticidad del activo dirigente revolucionario, quien rotundamente le escribió a Valdés Domínguez en términos que parecen retomar el final de la crítica a Spencer: “explicar será nuestro trabajo, y liso y hondo, como tú lo sabrás hacer: el caso es no comprometer la excelsa justicia por los modos equivocados o excesivos de pedirla. Y siempre con la justicia, tú y yo, porque los errores de su forma no autorizan a las almas de buena cuna a desertar de su defensa”.
Esa es, objetivamente, aunque no fuera su intención, una luz cardinal que ofrece Martí para los afanes de construir el socialismo, sistema que aún no se ha visto realizado plenamente en ninguna comarca del planeta. Pero en su legado esa luz se nutre de otras que también constituyen faros, empezando por la que él tuvo como rectora de sus actos: la ética. Echar la suerte con los pobres de la tierra, voluntad que le brotó del alma en sus Versos sencillos, no fue para él una hipócrita declaración, como lo era, lo es, en quienes oportunistamente buscaban o buscan popularidad, “hombros en que alzarse”.
La expresión de su voluntad encarnó en una conducta cumplida. No cultivó la miseria ni la consideró una aspiración que valiese la pena; pero cabe decir que optó por ser pobre, y vivió austeramente, entregado a la lucha que preparó y en la cual cayó combatiendo. Tenía derecho moral para reaccionar ante lo que le pareciera ajeno a esa conducta, aunque lo detectara en un héroe extraordinario dispuesto igualmente a morir y admirado por él, pero cuya silla de montar en campaña veía adornada con estrellas de plata.
Algún personajillo carente de elegancia habrá intentado, gusaneando por la abyección propia, burlarse, con efecto bumerán, de honrados estudiosos que —como José Cantón Navarro o Paul Estrade— han esclarecido la relación de Martí con los trabajadores. Pero él vio en ellos “el arca de nuestra alianza”, y quiso que en su seno tuviera la fragua fundacional el Partido Revolucionario Cubano. No es un hecho aislado esta previsión: “Volverá a haber, en Cuba y en Puerto Rico, hombres que mueran puramente, sin mancha de interés, en la defensa del derecho de los demás hombres”. Lo afirmó en “¡Vengo a darte patria!”, artículo publicadoel mismo día, 14 de marzo de 1893, y en el mismo rotativo, Patria, en que apareció “Pobres y ricos”, otro de sus textos relevantes para el tema.
El sentido de aquella declaración la explican en profundidad los orgánicos nexos implícitos entre ella y la que hizo pública el 24 de octubre de 1894, en Patria igualmente, en un artículo cuyo título, “Los pobres de la tierra”, remite por derecho a Versos sencillos. En el periódico expresa: “En un día no se hacen repúblicas; ni ha de lograr Cuba, con las simples batallas de la independencia, la victoria a que, en sus continuas renovaciones, y lucha perpetua entre el desinterés y la codicia y entre la libertad y la soberbia, no ha llegado aún, en la faz toda del mundo, el género humano”.
Menos de seis meses después se incorporó a la guerra que había preparado, y en la cual se dio a organizar lo que en sus palabras y en su afán consciente debía ser la “Asamblea de Delegados de todo el pueblo cubano visible, para elegir el gobierno adecuado a las condiciones nacientes y expansivas de la revolución”. Sería una reunión de representantes, lo dijo también, de “las masas cubanas alzadas”, no un foro de enviados de los jefes. Y el gobierno, a la vez que respetar las necesidades y exigencias de la lucha armada, debía tener el funcionamiento y el espíritu republicanos que sirvieran de garantía para la república que se fundara en la paz.
 De 1884, el mismo año en que escribió el primero de los textos que han dado base a las presentes cuartillas, es la carta, fechada 20 de octubre, en la que le expresó a Máximo Gómez: “Un pueblo no se funda, General, como se manda un campamento”. Sus ideas sobre la República en Armas y la que debía amasarse desde entonces para el futuro, muestran asimismo su comprensión de que un campamento y un pueblo tampoco se dirigen de igual modo. Su muerte en combate, y luego la intervención, que él había querido impedir, de los Estados Unidos, frustraron la revolución que él concibió y que, debido a esas trágicas circunstancias —y al papel de celestinos con que apoyaron al colonialismo español y al imperio estadounidense en ascenso los “prohombres” antipueblo a quienes refutó en su carta póstuma a Manuel Mercado— quedó pospuesta, para decirlo con un título feliz de Ramón de Armas.
Frustrados, derrotados, traicionados o sometidos a obstáculos tremendos —y también, por tanto, pospuestos— se han visto en el mundo históricamente los más sembradores afanes dejusticia, que, llámense “con este nombre o aquel”, han braceado en lo que el propio Martí denominó “lucha perpetua entre el desinterés y la codicia y entre la libertad y la soberbia”. Pero ante esa realidad únicamente son dignos de imitar ejemplos como el de los cristianos honrados y tenaces a quienes los siglos, numerosos, en que la prédica de Jesús ha sido negada y burlada —incluso, o sobre todo, por muchos investidos de jerarquía y autoridad para representarla y defenderla—no los han hecho desertar de las ideas justicieras del cristianismo originario. Su persistencia es aliento para todos los afanados en la búsqueda de la equidad y la emancipación sociales, cualesquiera que sean sus credos, incluyendo a quienes califican como no creyentes pero también creen en ideas terrenales que sería criminal abandonar.
En ese camino se inscriben las luces de Martí para el socialismo, y en una verdad que brota de ellas mismas y permea otras. No es cuestión de citar desgajadamente sus textos, ni de buscar en qué medida nos parecemos a él, afán en el que pudiéramos acabar culpándolo de nuestros errores. Sería necesario, y acaso hasta más fértil, valorar en qué podría impugnarnos, aunque vivamos otros tiempos. En carta del 11 de abril de 1895 a Bernarda Toro, la compañera de Máximo Gómez, escribió: “El mundo marca, y no se puede ir, ni hombre ni mujer, contra la marca que nos pone el mundo”. Pero encarnó la voluntad de no resignarse ante los hechos incompatibles con la justicia, aunque se tratara de nada menos que del surgimiento de una potencia imperialista arrasadora.
José Martí. Foto: Internet
José Martí. Foto: Internet
Sería fallido, y del todo innecesario, inventar un Martí socialista; pero también lo sería inventar el Martí antisocialista que no fue, de lo cual dan prueba sus propias palabras, digan lo que digan ciertos olimpos de pisapapel empeñados en torcerlas para esgrimirlas como arma contra el socialismo. A raíz del desguace del campo socialista europeo, y en medio de las vicisitudes que ese hecho generó para Cuba, se volvió una especie de moda distribuir en impresiones artesanales o ligeras, como texto “clandestino”, la reseña de Martí sobre “La futura esclavitud”, aunque tal vez no haya en sus Obras completas, donde ha ocupado y ocupa el lugar que le corresponde, otro texto que de manera tan sugerente y a la vez directa le sea útil al socialismo.
Alguna vez, al calor de responsabilidades profesionales, el autor de estos apuntes planeó formar, con el título Los pobres de la tierra, un cuaderno de páginas de Martí entre las cuales sobresaldrían la reseña de “La futura esclavitud” y la citada carta a Valdés Domínguez, junto a otros escritos, algunos ya recordados, como el que le daría nombre al volumen. Las circunstancias mágicamente denominadas período especial impidieron la realización de ese proyecto, que valdría la pena, o la alegría, retomar.
Más allá de puntillas textuales, hay una verdad que convoca: en sus circunstancias, el proyecto de liberación nacional de Martí no era ni podía ni tenía por qué ser de carácter socialista; pero un proyecto socialista legítimo, especialmente en Cuba o en nuestra América, núcleos de sus meditaciones y destinatarias de sus actos, está llamado a ser martiano, o no sería socialismo. De ahí, en el siglo XIX, el acierto de activistas obreros que lo siguieron, como José Dolores Poyo, a quien en carta del 16 de noviembre de 1889 le escribió: “El corazón se me va a un trabajador como a un hermano”, o el marxista Carlos Baliño y el socialista Diego Vicente Tejera, amigos personales y colaboradores suyos los tres en el Partido Revolucionario Cubano.
No habrá justicia verdadera, ni política plenamente honrada y popular —sinceramente democrática, parafraseando una aspiración que él plasmó en las Bases de aquel sembrador Partido—, sin la consistencia ética de quien echó de veras su suerte con los pobres de la tierra. Siempre vendrá bien recordarlo, y de manera especial cuando están de marea alta el pragmatismo y criterios como que el igualitarismo es inviable. Ciertamente no debe confundirse con la justa igualdad; pero, aun así, antes de echarlo por la borda y olvidarse de él y, al paso, de la igualdad misma, habría que ver si el igualitarismo ha sido plenamente aplicado en algún lugar del mundo. En todo caso, está en pie lo expresado por Martí en un apunte que se lee entre los Fragmentos de sus Obras completas. Refutando mistificaciones dirigidas, vía racista, a fundamentar la desigualdad entre los seres humanos, sostuvo esta generalización: “se va, por la ciencia verdadera, a la equidad humana: mientras que lo otro es ir, por la ciencia superficial, a la justificación de la desigualdad, que en el gobierno de los hombres es la de la tiranía”.

El plan de Bill Gates para resolver los problemas más graves del mundo .

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Bill & Melinda Gates Foundation/Prashant Panjiar
Por costumbre, muchos padres en Etiopía no dan nombre a sus recién nacidos, en caso de que los bebés mueran. Eso está empezando a cambiar a medida que mejora la tasa de sobrevivencia como consecuencia de mejores servicios de salud. En la foto, Sebsebila Nassir con una empleado de un centro médico.
Podemos aprender mucho sobre cómo mejorar el mundo del siglo XXI de un ícono de la era industrial: la locomotora a vapor.
Se requirieron muchas innovaciones para poder aprovechar la energía del vapor, como William Rosen relata en su libro T he Most Powerful Idea in the World, algo así como 'La idea más poderosa en el mundo'. Entre las más importantes figuraba una nueva forma de medir la producción de energía de los motores y un micrómetro que podía calcular distancias pequeñas.
Estas herramientas de medición, Rosen escribe, permitieron a los inventores ver si su incremento gradual de cambios de diseño causaban las mejorías —como una mayor potencia o menos consumo de carbón— necesarias para producir mejores máquinas. Hay una lección más grande aquí: sin la retroalimentación de mediciones precisas, Rosen escribe, los inventos están "condenados a ser escasos y erráticos". Con ella, la invención se vuelve algo común.
A lo largo del último año, he quedado impresionado por la importancia que tiene la medición para mejorar la condición humana. Uno puede lograr un progreso increíble si se fija una meta clara y encuentra una medida que impulse el progreso hacia ese objetivo, en un ciclo de retroalimentación similar al que Rosen describe.
Esto podría parecer básico, pero es impresionante la frecuencia con que no se hace y la dificultad para que se haga correctamente. Históricamente, la ayuda extranjera se ha medido con base al monto total del dinero invertido, pero no con base a la eficacia de la ayuda de personas. Por ejemplo, a pesar de la innovación la medición del desempeño de maestros a nivel internacional, más de 90% de los educadores en Estados Unidos aún no reciben retroalimentación sobre cómo mejorar.
European Pressphoto Agency
Bill Gates
Una innovación —ya sea una nueva vacuna o una semilla mejorada— no puede tener impacto a menos de que llegue a la gente que se beneficiará de ella. Necesitamos innovaciones en la medición para encontrar formas nuevas y más eficaces de proporcionar estas herramientas y servicios a las clínicas, las granjas familiares y las aulas de clases que las necesitan.
Durante el último año, he encontrado muchos ejemplos de la diferencia que puede marcar la medición, desde una escuela en Colorado hasta un centro de salud en la zona rural de Etiopia. Nuestra fundación está apoyando esos esfuerzos, pero necesitamos hacer más. Conforme los presupuestos de gobiernos y fundaciones se vuelven más limitados en todo el mundo, todos debemos tomarnos a pecho la lección de la máquina de vapor y adaptarla para resolver los problemas más grandes del mundo.
Unos de los mayores éxitos en términos del uso de la medición para impulsar el cambio global ha sido un acuerdo firmado en 2000 por la Organización de Naciones Unidas. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio, respaldados por 189 países, tienen a 2015 como la fecha límite para realizar mejoras porcentuales específicas en una serie de áreas cruciales, como la salud, la educación y los ingresos básicos. Muchas personas dieron por hecho que el pacto sería archivado y olvidado como muchos pronunciamientos de gobiernos y la ONU. Las décadas anteriores habían aportado muchas declaraciones bien intencionadas para combatir problemas desde la nutrición hasta los derechos humanos, pero la mayoría carecía de una hoja de ruta para medir el progreso. Sin embargo, los Objetivos del Milenio fueron respaldados por un consenso amplio, eran claros y concretos, y enfocaron las prioridades más importantes.
Cuando Etiopía firmó la declaración de los Objetivos Milenio en 2000, el país incorporó cifras concretas a su ambición de llevar servicios de salud primarios a todos sus ciudadanos. La meta concreta de reducir la mortalidad infantil en dos tercios creó un blanco claro para medir el éxito o fracaso. El compromiso de Etiopía atrajo un aumento en dinero de donadores destinado a mejorar los servicios de cuidados de salud primario del país.
Con la ayuda de Kerala, un estado de India, que desarrolló una red exitosa de centros de salud comunitarios, Etiopía lanzó en 2004 su propio programa y ahora cuenta con más de 15.000 centros de salud atendidos por 34.000 empleados. (Esta es una de las mayores ventajas de la medición: la habilidad que proporciona a los líderes políticos de hacer comparaciones entre países y después aprender de los mejores).
A finales de marzo, visité el centro de salud Germana Gale en la región de Dalocha, en Etiopía, en donde observé los registros de inmunización, los casos de malaria y otra información pegada en las paredes. Estos datos se trasladan a un sistema —parte en papel y parte computarizado— que ayuda a los representantes del gobierno a ver en dónde están funcionando las cosas y a tomar acción en los lugares donde el programa no está teniendo éxito. En años recientes, la información de los centros ha ayudado al gobierno a responder más rápidamente a brotes de malaria y sarampión. Quizá más importante es el hecho de que el gobierno tiene ahora un registro oficial de la tasa de nacimientos y mortalidad infantil en las zonas rurales de Etiopía, algo de lo que carecía. Ahora, el país mantiene registros cuidadosos de estos datos.
Los trabajadores de salud proveen la mayoría de los servicios en los centros, aunque también visitan los hogares de mujeres embarazadas y de personas enfermas. Se aseguran de que cada hogar tenga acceso a un toldillo en la cama para proteger a la familia de la malaria, una letrina, capacitación de primeros auxilios y otras prácticas básicas de salud y seguridad. Todas estas intervenciones son bastante sencillas y han mejorado de manera dramática la vida de las personas en este país.
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Un ejemplo es la historia de una madre joven en Dalocha. Sebsebila Nassir nació en 1990, cuando 20% de los niños en Etiopía no vivían para celebrar su cumpleaños número cinco. Dos de los hermanos de Sebsebila murieron durante la infancia. Pero cuando un centro de salud en Dalocha abrió sus puertas, la vida empezó a cambiar. El año pasado, cuando Sebsebila quedó embarazada, recibió revisiones frecuentes. El 28 de noviembre, viajó a un centro médico donde una partera la ayudó durante su parto de siete horas. Poco después de que su hija naciera, un trabajador médico le administró vacunas contra la poliomielitis y la tuberculosis.
De acuerdo a la costumbre de Etiopía, los padres esperan a darles nombre a sus bebés porque a menudo los niños mueren en las primeras semanas de vida. Cuando la primera hija de Sebsebila nació hace tres años, ella siguió la tradición y esperó un mes antes de ponerle un nombre. Esta vez, con más seguridad sobre las probabilidades de su nuevo bebé, Sebsebila escribió "Amira" —princesa en árabe— en la casilla respectiva de la tarjeta de inmunización el día en que nació su bebé. Sebsebila no está sola: muchos padres en Etiopía ahora se sienten seguros de hacer lo mismo.
Desde 1990, Etiopía ha reducido la mortalidad infantil en más de 60%, lo que pone al país en camino a lograr su Objetivo del Milenio de bajar la mortalidad infantil en dos tercios para 2015, frente a 1990. Aunque el mundo como un todo no logrará la meta, se ha progresado mucho: en 2011, el número de niños menores de 5 años que murieron en todo el mundo cayó a 6,9 millones, frente a 12 millones en 1990 (a pesar de una población global en expansión).
Otra historia de éxito impulsada por una mejor medición es la poliomielitis. Comenzando en 1988, las organizaciones globales de salud (junto con muchos países) establecieron la meta de erradicar la enfermedad, lo que enfocó la voluntad política y abrió las arcas para pagar por campañas de inmunización a gran escala. Para 2000, el virus había sido casi eliminado; ahora hay menos de 1.000 casos en todo el mundo.
Pero eliminar los últimos casos es la parte más difícil. Para detener la propagación de infecciones, los trabajadores de salud tienen que vacunar a casi todos los niños menores de 5 años varias veces al año en países afectados por la poliomielitis. Existen solo tres países que no han erradicado la enfermedad: Nigeria, Pakistán y Afganistán. Hace cuatro años visité el norte de Nigeria para intentar comprender por qué la erradicación es tan difícil allí. Vi que los servicios rutinarios de salud pública estaban fracasando: menos de la mitad de los niños recibían vacunas de manera regular. Un problema enorme era que muchos poblados pequeños de la región no figuraban en los mapas dibujados a mano ni en los listados que documentaban las ubicaciones de los pueblos y el número de niños.
Para solucionar esto, los trabajadores recorrieron las zonas de alto riesgo en la región norte del país, lo que les permitió agregar 3.000 comunidades previamente ignoradas a las campañas de inmunización. El programa también está utilizando imágenes satelitales de alta resolución para crear mapas incluso más detallados. Como resultado, los administradores ahora pueden distribuir a los vacunadores de manera más eficiente.
Adicionalmente, el programa está experimentando con el uso de teléfonos equipados con GPS para los trabajadores de salud. Las rutas son descargadas desde el teléfono al final del día para que los administradores puedan ver el recorrido que los vacunadores siguieron comparado con la ruta que se les asignó. Esto ayuda a asegurar que las zonas que fueron pasadas por alto puedan ser visitadas después.
Creo que este tipo de sistemas de medición nos ayudará a completar la tarea de la erradicación de la poliomielitis dentro de los próximos seis años. Y estos sistemas pueden ser empleados para expandir la vacunación rutinaria y otras actividades de salud, lo que significa que el legado de la erradicación de la poliomielitis irá más allá de la misma enfermedad.
Otro lugar en que la medición está empezando a lograr grandes mejoras es la educación. En octubre, Melinda (la esposa de Gates) y yo nos sentamos entre una docena de estudiantes de último año de secundaria de la escuela Eagle Valley cerca de Vail, Colorado. Mary Ann Stavney, una maestra de idiomas y arte, daba una lección sobre cómo redactar relatos no ficcionales. La profesora interactuaba con sus alumnos, caminando entre ellos y suscitando muy buena participación. Pudimos observar que Mary Ann es una maestra estrella, un reconocimiento otorgado a los mejores docentes de la escuela y un componente importante del sistema de evaluación de maestros en el condado Eagle.
El trabajo de Stavney como maestra estrella está apoyado en un proyecto de tres años que nuestra fundación financió para poder comprender mejor cómo desarrollar un sistema de evaluación y retroalimentación para educadores. Recopilando aportes de 3.000 maestros, el proyecto subrayó varias medidas que las escuelas deberían emplear para evaluar el desempeño de los profesores, incluyendo información de exámenes, encuestas de estudiantes y valoraciones hechas por evaluadores capacitados. A lo largo del año escolar, cada uno de los 470 maestros en el condado Eagle es evaluado tres veces y observado en clase al menos nueve veces por maestros estrellas, su rector y colegas conocidos como maestros mentores.
Las evaluaciones del condado Eagle son empleadas para proporcionarle al maestro no solo una calificación sino también retroalimentación específica en áreas a mejorar y formas de desarrollar sus puntos fuertes. Además de orientación individual, los mentores y los maestros estrella dirigen reuniones en las que los docentes colaboran para compartir sus aptitudes. Los maestros pueden hacerse acreedores de aumentos anuales de salario y bonificaciones basadas en observaciones de aulas y logros de los estudiantes.
El programa encara desafíos debido a la reducción de presupuestos, pero el condado Eagle hasta ahora ha sido capaz de mantener su sistema de evaluación y apoyo intacto, una razón por la que los resultados de exámenes de estudiantes han mejorado en esa región en los últimos cinco años.
Creo que el cambio más fundamental que podemos hacer en la educación estadounidense desde el jardín infantil hasta último año de secundaria, en un momento en que EE.UU. está detrás de países en Asia y el norte de Europa en la graduación de estudiantes de buen nivel, es crear sistemas de retroalimentación de maestros que cuenten con financiación adecuada, alta calidad y maestros de confianza.
Y hay muchas otras áreas en las que nuestra habilidad de medición puede mejorar las vidas de las personas en formas poderosas, áreas en que estamos quedando cortos, sin necesidad.
En países pobres, aún necesitamos mejores formas de medir la eficacia de los trabajadores gubernamentales que proporcionan servicios de salud. Ellos son el vínculo crucial para dar herramientas como vacunas y educación a la gente que más las necesita. ¿Qué tan capacitados están? ¿Asisten a su trabajo? ¿Cómo podría la medición ayudarles a tener mejor desempeño en su trabajo?
En EE.UU. deberíamos estar midiendo el valor que las universidades aportan. Actualmente, los ranking de las universidades se enfocan en las calificaciones y la calidad de los estudiantes que ingresan, y en los juicios y prejuicios sobre la "reputación" de un centro educativo. Los estudiantes recibirían un mejor servicio con medidas de qué universidades preparan de mejor forma a sus estudiantes para el mercado laboral. Así sabrían en dónde les rendiría mayor fruto el pago de una matrícula.
En la agricultura, crear un objetivo global de productividad podría ayudar a los países a enfocarse en un área clave pero ignorada: la eficiencia y productividad de cientos de millones de pequeños agricultores que viven en la pobreza. Una libreta de notas pública de cómo los gobiernos, donantes y otros están ayudando a estos agricultores en los países en desarrollo serviría mucho en el esfuerzo por reducir la pobreza.
Y si pudiera mover una varita mágica, me encantaría tener una forma de medir cómo la exposición a riesgos como enfermedades, infecciones, malnutrición y embarazos problemáticos influyen en el potencial de los niños: en su habilidad de aprender y contribuir a la sociedad. Medir eso podría ayudarnos a cuantificar el impacto más amplio de esos riesgos y contribuir a abordarlos.
La vida de los más pobres ha mejorado más rápido que nunca antes en los últimos 15 años. Y yo soy optimista de que nos irá incluso mejor en los próximos 15 años. El proceso que describí —fijar metas claras, elegir un método, medir los resultados y después usar esas mediciones para refinar constantemente nuestro método— nos ayuda a proporcionar herramientas y servicios a todas las personas que se beneficiarán, ya sean estudiantes en EE.UU. o madres en África. Siguiendo la pauta de la máquina de vapor de antaño, gracias a la medición, el progreso no está "condenado a ser escaso y errático". Podemos, de hecho, convertirlo en algo común.
—Gates es el copresidente de la Fundación Bill & Melinda Gates y el cofundador de Microsoft. Este ensayo fue adaptado de la carta anual que Gates envía a la fundación.

lunes, 28 de enero de 2013

José Martí, masón confirmado

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La noticia acerca del hallazgo que confirmaba la afiliación masónica de José Martí no extrañó a muchos y a otros les sirvió para confirmar sus sospechas. Desde su propia muerte en combate son disímiles las hipótesis que se han gestado acerca de su pertenencia a los Masones, pero son pocas las pruebas reales que se tenía de ello hasta hace muy poco tiempo. Y dio la casualidad que fuera en la ciudad cubana de Cienfuegos donde un investigador local diera con la prueba más contundente que aseguraba que José Julián Martí Pérez en realidad sí era Masón.
Hallazgo confirma la afiliación masónica de José Martí
Documentos hallados en una logia de la ciudad de Cienfuegos, confirman la afiliación masónica de José Martí, quien tuvo esa influencia de sus más cercanos maestros como José María de Mendive y ya militaba en esa organización a los 18 años.
La incorporación del Héroe Nacional de Cuba a esa cofradía quedó confirmada gracias a los hallazgos realizados por el V.·. H.·. Samuel Sánchez Gálvez, maestro masón de la R.·. L.·. Fernandina de Jagua e investigador cienfueguero, que mostró el expediente de Amelio de Luis Vela de los Reyes, donde aparecen varios pliegos firmados por Martí en una logia en España.
El primero de estos, fechado el cuatro de julio de 1871, es un diploma de maestro Masón emitido a Vela de los Reyes, donde junto a otras firmas -hoy en proceso de investigación, resalta la tan conocida de José Martí.
Además, aparece una carta dirigida a esa persona donde se le anuncia su elección para la entidad, y está acompañada del seudónimo de Anahuac, usado por el patriota cubano para timbrar algunos de sus artículos, y que incluye la rúbrica, ese trazo final tan usado en otros tiempos.
Eduardo Torres Cuevas, Doctor en Ciencias Históricas corroboró categóricamente como conclusivo el hallazgo realizado por Samuel Sánchez Gálvez, su pupilo, y alertó sobre las nuevas interrogantes abiertas ahora sobre este tema y en las cuales deben centrarse futuras indagaciones.
Presentes en las actividades en Cienfuegos de la XVI Feria Internacional del Libro, Cuba 2007, Torres Cuevas y Sánchez Gálvez confirmaron con especialistas que pertenecen a Martí la firma y el seudónimo.
Incluso el vocablo indígena de Anaguac, con que más tarde se adjudica los artículos en México, era el nombre dado por los primeros habitantes al continente, mucho antes de ser llamado América.
El hallazgo aconteció en la Logia Fernandina de Jagua, cuando el profesor Gálvez, de la Universidad Carlos Rafael Rodríguez, realizaba una búsqueda para su tesis de doctorado, relacionada con la masonería en Cienfuegos.
Cuevas declaró a la prensa que ya se tenía información sobre la relación de Martí y la masonería, ya que sus propios textos lo infieren, además de los escritos de su amigo Fermín Valdés Domínguez, mas, siempre se reclamaron pruebas documentales para confirmarlo, sin que apareciera hasta ahora el mínimo pliego.
Abundó sobre la importancia de este descubrimiento, que aporta más luz sobre el pensamiento martiano y da elementos para comprender al hombre en toda su magnitud, y propuso continuar esa pista en países como EE.UU., México, Venezuela.
Refirió que gran parte de los patriotas cubanos iniciadores de las luchas independentistas eran masones, desde Carlos Manuel de Céspedes, incluso mencionó a los hermanos Federico y Adolfo Fernández Cavada, del propio Cienfuegos, quienes aportaron mucho a la causa revolucionaria.
Antecedentes sobre la militancia masónica de Martí
Existen testimonios de personas que conocieron a Martí en los que expresaban que este había sido masón, como las declaraciones de Francisco Solano Ramos y de Fermín Valdés Domínguez. Hasta hace solo unos años esta era la única información referente al tema pues no había pruebas documentales que demostraran la veracidad de dichos planteamientos.
En 1899 muere el masón Dr. Francisco Solano Ramos. Luego de su muerte Aurelio Miranda publica en la Revista La Gran Logia una nota en la que lamentaba la imposibilidad de contar con un testimonio sobre la iniciación masónica de Martí en una logia en España que Solano había prometido.
Los días 19 y 20 de mayo de 1908 fue publicado en el periódico "El Triunfo" de La Habana el artículo "Ofrenda de Hermano" escrito por el gran amigo de Martí Fermín Valdés Domínguez, en el cual mencionaba que en las noches en que no había carga de estudio las dedicaban al teatro y a la logia, la Logia Armonía, la que presidían el General Pierrad y el notable músico Max Marchal, en la que Martí era Orador, título que es dado a alguien que ocupa un cargo masónico. Suponiendo que al general que se refiriera Valdés Domínguez fuera Blas Pierrad Alcedar, existe la contradicción de que entre las actividades parlamentarias, mítines, detenciones y otras actividades políticas en la que se veía envuelto, era escaso el tiempo que le quedaba para dirigir las tenidas de la logia Armonía No 52, especialmente por el hecho de que esta logia fue suspendida de derechos masónicos desde septiembre de 1871.
Todas las teorías apuntan a que Martí se inició en la logia Armonía No 52, sin embargo, no existen registros documentales con los que se pueda validar esta teoría.
Sánchez Paz cuenta que, según informaciones aportadas por Victorino Martínez de León, miembro del OGAU y secretario del embajador de Cuba en España "la logia Armonía había efectuado, desde el 6 de diciembre de 1871 al 20 de marzo de 1873, 10 iniciaciones, 25 afiliaciones y regularizaciones, expidió 24 diplomas de grado 3º, 9 del 4º, 5º del 5º, 2 del 6º, y 8 de Rosa Cruz [o, más bien, grado 7º del Rito Francés]". La única explicación fiable de que la logia no dejara rastros de estas actividades es que incurriera en diversas irregularidades masónico-administrativo.
A pesar de ser más remota, cabe la posibilidad de que Valdés Domínguez se refiriera al General de Brigada Fernando Pierrad quien fuera diputado a la Asamblea en 1873 por Madrid. Sin embargo, no existen indicios creíbles acerca de su vinculación a la Masonería, a diferencia de Blas Pierrad quien fuera de los más prestigiosos miembros españoles del OGAU. También menciona Valdés Domínguez que en esta logia se reunían jóvenes cubanos y notables literatos y periodistas, personas con los que a lo largo de su vida Martí tuvo contacto en todos los países que visitó.
Desde las primeras décadas de la República Neocolonial constituyó una tarea importante para los masones encontrar elementos concretos que demostraran la militancia masónica de José Martí. Con este objetivo se realizaron numerosas gestiones en Estados Unidos, México y España, por ser países en los que pasó largos períodos de tiempo durante su vida como exiliado y tuvo un importante contacto con masones o instituciones masónicas en los mismos.
El capitán del Ejército Libertador y masón Ángel Rosendo Zayas publica en 1931 un folleto bajo el título "El Francmasón de la República de Cuba y su Hermano José Martí Pérez" el cual expresa el profundo respeto y admiración que sentía los masones por José Martí, cuyo nombre llevaban numerosas logias simbólicas y cuerpos escoceses, además de las diferentes mociones que fueron aprobada por las distintas logias de la jurisdicción de la Gran Logia de la Isla de Cuba como homenaje al Apóstol. Luego en 1935, el Ex-Gran Maestro Dr. Gabriel García Galán nombró una Comisión Especial encabezada por Miguel Ángel Valdés para investigar en Cuba y el exterior si Martí había pertenecido a alguna otra logia además de la "Armonía", aunque esta investigación no arrojó evidencia alguna de este hecho.
Dos años más tarde, en 1937, el mismo Miguel Ángel Valdés publica un folleto de 30 páginas bajo el nombre "Martí, Masón" resultado de una profunda investigación, siendo uno de los trabajos más completos que se habían realizado sobre el tema en esa época. El trabajo de Valdés está orientado en dos direcciones: la primera que aborda el tema de los testimonios y evidencias existentes sobre la militancia masónica de Martí y el segundo, es una revisión de los ideales masónicos presentes en los escritos martianos, que tienen puntos en común con los ideales de la fraternidad. Algunos de estos ideales son los referentes a las religiones y la supervivencia del alma, el concepto del honor y del deber, el amor a la familia, el amor a la Patria, el amor a la humanidad y el amor a todo, entre otros, elementos que defiende utilizando fragmentos de sus escritos en los que están tanto explicita como implícitamente.
La investigación de Valdés aporta algunos elementos que están dirigidos a la vida masónica de Martí en New York. Plantea el autor que según informaciones aportadas por Joaquín Navarro Palomares "Martí presidio en New York la Logia "Sol de Cuba No. 39", perteneciente al Oriente de la Gran Logia "Prince Hall" y que siendo Martí Venerable Maestro de la misma se iniciaron en ella el General Antonio Maceo y otros patriotas en 1894". No obstante, el autor aclara que esta información fue desmentida por otro hermano el cual afirma que Maceo fue iniciado en Panamá. De igual manera recoge testimonios de terceras personas que afirman haber participado con Martí en actividades vinculadas directamente a la masonería.
En 1946 es publicado "Martí en la Masonería" del masón mexicano Camilo Carrancá Trujillo, resultado de una investigación exhaustiva realizada por el investigador. Plantea Carrancá que durante su estancia en México es imposible que Martí no se afiliase a la Masonería debido a que en la Logias era donde existían mayores posibilidades de obtener apoyo y recursos económicos para los cubanos que se encontraban luchando en las campiñas mambisas en esos momentos. Las Logias eran lugares donde las ideas liberales eran bien acogidas entre sus miembros, por lo que las ideas de liberación de la patria de José Martí contaban con partidarios entre estos intelectuales que se reunían en el lugar. Similar situación había ocurrido en España, donde presuntamente se inició Martí en la Masonería. Los más liberales se reunían en las logias masónicas, como la Logia Armonía en la que además de los españoles liberales se reunían cubanos que trataban de ganar aliados para la causa cubana. No obstante, las consideraciones de este trabajo realizado por el mexicano Trujillo se basan en la interpretación y lectura entre líneas de una serie de artículos periodísticos publicados por José Martí en la que hace alusión a su asistencia a algunas de las actividades realizadas por estas organizaciones y por los elementos planteados en defensa de los principios de la masonería y sus practicantes. Entre los contactos en México cabe destacar al cubano Nicolás Domínguez Cowan, fundador del primer periódico masónico en Cuba.
No obstante, se puede apreciar claramente el aprecio y respeto que sentía el Apóstol por la Masonería al expresar en una carta al señor Adrian Segura publicada en "La revista Universal": "Hubiera yo deseado que aquél Segura fuera Ud. porque así me llevaría hacia Ud. un lazo más de fraternidad y simpatía".
En un texto titulado Martí en Santo Domingo el autor Emilio Rodríguez Demoriz plantea refiriéndose a la entrevista entre Martí y Gómez: Cumplió su deber visitando con el Generalísimo la Respetable Logia "Quisqueya", eslabonándose con aquellos generosos y buenos hermanos, que tanto bien le hicieron a Cuba. Oí esa noche el torrente elocuente del verbo del Maestro. Mi alma quedó inundada por la divina luz de la Masonería y por los resplandores de aquel hombre maravilloso.
Escribe Alejandro Torres Rivera que en la biografía Nueva y Humana visión de Martí, escrita por Carlos Márquez Sterling se cita un texto de Bernardo Gómez Toro en el que se hace referencia a declaraciones hechas por el Capitán del carguero alemán Nordstrand, Heinrich J. Th. Löwe explicando cómo accedió a trasladar a Martí y otros compañeros a suelo cubano:
"…El Sr. Martí me explicó que ellos eran jefes insurgentes y que sus compañeros en Cuba les esperaban para librar su patria del gobierno español. (…) el Sr. José Martí se me daba conocer como hermano, hermano de la francmasonería a la cual yo también pertenecía, yo estaba de acuerdo con los deseos de los señores."
Según el libro José Martí, 1853-1895 de Ibrahim Hidalgo Paz este encuentro entre Martí y el Capitán Löwe ocurrió el 4 de abril de 1895, gracias a las gestiones del cónsul de Haití en Gran Inagua, adonde habían arribado la noche del día 2, quien era un simpatizante de la causa cubana.
Otro testimonio es el de Pedro García Valdés en un discurso pronunciado en el Salón de Actos de la Sociedad "Unión Club" el 28 de enero de 1931 donde decía que Martí comenzó a sobresalir como orador en la Logia Armonía para luego brillar con luz propia en México, Guatemala, Venezuela y Estados Unidos.
Otro elemento que ha sido utilizado por los defensores de la afiliación masónica de Martí es el hecho de que los masones para comunicarse entre ellos utilizan símbolos, gestos o palabras que los identifiquen entre ellos. Plantea Alejandro Torres Rivera que el uso de la palabra hermano por Martí en su diario para referirse a otra persona es una prueba de dicha militancia.< p/>
"A las ocho me llamó hermano Nephtalí en Fort Liberté: a las cinco, costeando la concha de la bahía, entró por la arena salina, en Cabo Haitiano."
Este fragmento es tomado del Diario de Martí con fecha 2 de marzo de 1895, cuando pernocta en casa del haitiano Nepthalí Reyes. La significación de la palabra hermano está dada en la masonería por el hecho de que es con la cual trata un masón a otro. La masonería utiliza como imagen una viuda de la cual todos los masones son hijos, por lo que todos los iniciados son "hijos de la viuda" y es hermano de todo masón. De esta relación surgen las normas de respeto y obligación respecto a otros masones y hacia los hijos de aquellos a los que considere "hermano".
Luego este término vuelve a ser utilizado para referirse a Nephtalí, el cual responde a Martí cuando este le pregunta lo que le debe por el alojamiento brindado durante la noche anterior: "Comment frère? On ne parle pas d"argent avec un frère."
Es cierto que no Martí no reconoció abiertamente el hecho de que era masón, pero hay que analizar también que desarrolló su actividad masónica a espaldas de la Iglesia, del Estado Español, de los organismo masónicos regulares y de los enemigos y detractores de la masonería. También haber reconocido su afiliación masónica podría haber representado un error político en su intento de desarrollar una lucha en contra de la metrópoli española, ya que habría representado un obstáculo para obtener el apoyo de algunos sectores y servido de arma de desacreditación política para los enemigos de Martí.
Respecto a los grados masónicos presuntamente alcanzados por Martí está la obtención del grado 30º del REAA aunque tal grado no tiene cabida ni equivalencia en el Rito Francés o Moderno, aunque pudo alcanzarlo por otras vías presumiblemente durante 1872 cuando perteneció a la Logia Armonía No 36 junto a Fermín Valdés Domínguez. Aun así, si obtuvo este grado entre 1871-1873 es excesivamente rápida la exaltación masónica de José Martí.
Pertenece el crédito de haber encontrado estos documentos tan valiosos al profesor de Historia de la Universidad de Cienfuegos Samuel Sánchez Gálvez quien realizaba su tesis doctoral en el tema de "El pensamiento masónico en Cienfuegos entre los años 1878 y 1902". Estos documentos fueron encontrados en la Logia "Fernandina de Jagua" fundada en Cienfuegos en 1878. Inmerso entre varios documentos centenarios y llenos de polvo se encontró el expediente masónico de Amelio de Luis y Vela de los Reyes. Realmente este nombre no hubiera tenido ninguna importancia de no haber sido por lo mencionado por Fermín Valdez Domínguez en 1908 en "Ofrenda de Hermano" en el cual planteaba que en su estancia en Madrid, él y Martí visitaban la logia Armonía que sostenía un colegio para niños pobres en el cual su director y maestro era don Amelio de Luis y Vela de los Reyes. En dicho expediente se encontraba el diploma de maestro masón de Vela de los Reyes y la firma de José Martí con el grado 30 y el cargo de Secretario General de Sellos en este. Sin embargo el documento no remitía a la logia Armonía a la cual se pensaba que había pertenecido Martí, se refería a la logia Caballeros Cruzados No. 62 perteneciente al Gran Oriente Lusitano Unido (GOLU), un cuerpo masónico que residía en Portugal pero que llegó a tener cerca de 80 talleres por toda España. No obstante algunos autores plantean que es imposible que la logia madrileña Caballeros Cruzados tuviera el número 62 en los registros del GOLU ya que ese número correspondió a la logia Hijos de Hiram, fundada en 1872. A Caballeros Cruzados se le asignó por el GOLU el número 42, según el Boletín del Gran Oriente Lusitano Unido (BOGOLU), considerándose la diferencia de los números como un simple error.
Martí estuvo en contacto con la influencia masónica desde sus primeros años y ya militaba en este tipo de organizaciones a los 18 años. Su padre Don Mariano Martí era masón y se cree que su maestro Rafael María de Mendive perteneciera a la masonería, por lo que desde pequeño Martí estuvo influenciado por estas ideas. Entre los documentos encontrados por Sánchez Gálvez está el diploma de maestro masón emitido a Vela de los Reyes firmado por José Martí y otros miembros con fecha 4 de julio de 1871 y también apareció una carta dirigida a Vela donde se anuncia su elección para dicha entidad firmada con el seudónimo de Anahuac, utilizado por Martí para firmar algunos de sus artículos.
Cabe preguntarse quién era Vela de los Reyes y por qué estaba la firma de José Martí en dicho diploma. Amelio de Luis y Vela de los Reyes era español que había sido deportado por infidencia, o sea de ayudar al movimiento independentista cubano, luego de la Guerra de los Diez Años regresa a Cuba y se establece nuevamente en Cienfuegos donde pasó los últimos días de su vida. Al trasladarse a Cuba era necesario, para poder continuar con su vida de masón en la isla, solicitar la baja de la logia a la que pertenecía en España. Cuando un masón por alguna determinada razón solicita la baja de una logia, ésta está en la obligación de entregarle un certificado donde consta su carácter como miembro de la misma, fecha de ingreso y grado que ha alcanzado hasta ese momento. Este documento es un aval que le sirve para solicitar su ingreso a otra logia en cualquier parte del mundo. Cumpliendo con estos trámites para poder continuar con su vida como masón, solicita la afiliación en Fernandina de Jagua presentando los documentos requeridos.
Entre los documentos del expediente de Vela de los Reyes aparece un Diploma de Maestro Masón (Grado 30), con fecha 4 de julio de 1871 emitido por la Logia Caballeros Cruzados, perteneciente al GOLU en el que aparece plasmada la firma de José Martí como secretario, un alto cargo de responsabilidad en la logia, en el que ostenta el Grado 30 de Maestro Masón. A pesar de estas evidencias documentales no pude negarse categóricamente que Martí no halla pertenecido a la Logia Armonía, debido a que el documento encontrado está fechado un año antes de que Valdés Domínguez arribara a Madrid, pero está claro que Valdés Domínguez si perteneció a ella, según consta en su diploma de grado 18 expedido en septiembre de 1872.
Otro de los documentos encontrados en el expediente es una carta firmada el 1ro de julio de 1871 que notificaba a Vela que había sido elegido para el puesto de Primer Vigilante de la logia en 18 de mayo de ese año. La carta estaba firmada por el Venerable Maestro de Logia y el Secretario. El primero firmó bajo el seudónimo de Carlos XII, grado 33 y el segundo empleó el nombre simbólico de Anahuac, grado 30.
Estos documentos fueron analizados por especialistas los que concluyeron que se puede afirmar que la firma y la rúbrica bajo las mismas coinciden con la usada por Martí en innumerables ocasiones. Análisis caligráficos realizados por especialistas del Centro de Estudios Martiano garantizaron la veracidad de los documentos.
Con este hallazgo, toda duda razonable acerca de la relación Martí y la masonería queda totalmente descartada, pero estos no son los únicos elementos que ubican a Martí dentro de la fraternidad. En sus escritos existen otros elementos que lo relacionan con esta, como el uso de términos propiamente masónicos y la presencia filosófica masónica en sus ideas, que deberá ser analizado a profundidad para poder llegar a conclusiones sobre su pensamiento y su actuar.
Puede descargar la investigación del Doctor Samuel Sánchez Gálvez en este ENLACE

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