"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

sábado, 21 de diciembre de 2013

Por qué la desigualdad es importante



Sistema de códigos para elegir productos del Banco de Alimentos de Nueva York. / John Moore (Afp) 

El aumento de la desigualdad no es un problema nuevo. Wall Street, la película de Oliver Stone que retrata a una plutocracia en ascenso empeñada en que la codicia es buena, se estrenó en 1987. Pero los políticos, intimidados por los gritos de “lucha de clases”, han evitado dar más importancia a la brecha cada vez mayor entre los ricos y el resto. 

Sin embargo, podría ser que las cosas estuviesen cambiando. Podemos hablar de la trascendencia de la victoria de Bill de Blasio en la carrera por la alcaldía de Nueva York o del respaldo de Elizabeth Warren a la ampliación de la Seguridad Social. También habrá que ver si la declaración de Barack Obama de que la desigualdad es “el desafío que caracteriza a nuestra era” se traduce en cambios en la política. En todo caso, el debate se ha animado lo bastante como para provocar una airada reacción de los expertos que afirman que la desigualdad no es para tanto. 

Se equivocan. 

El mejor argumento para restar importancia a la desigualdad es el estado de depresión de la economía. ¿Acaso no es más importante recuperar el crecimiento económico que preocuparse de cómo se distribuyen sus beneficios? 

Pues no. Para empezar, aunque solo se tenga en cuenta el impacto directo de la desigualdad creciente en los estadounidenses de clase media, no cabe duda de que el problema es grande. Además, es probable que la desigualdad haya desempeñado un papel importante a la hora de crear el caos económico en que nos encontramos, y crucial en nuestro fracaso para salir de él. 

La desigualdad es, sin lugar a dudas, el desafío que caracteriza a nuestra era 

Empecemos por las cifras. Por término medio, los estadounidenses siguen siendo mucho más pobres ahora que antes de la crisis. Para el 90% de las familias que están en lo más bajo, este empobrecimiento refleja que el pastel económico se está reduciendo y, al mismo tiempo, que la participación en él es cada vez menor. ¿Qué es más importante? Sorprendentemente, la respuesta es que las dos cosas son más o menos comparables. Es decir, la desigualdad está aumentando con tal rapidez que a lo largo de los últimos seis años ha lastrado tanto los ingresos del estadounidense medio como pobres han sido los resultados de la economía, si bien el periodo incluye la peor depresión económica después de la década de 1930. 

Desde una perspectiva más a largo plazo, el aumento de la desigualdad pasa a ser de lejos el factor individual más decisivo para explicar la caída de los ingresos de la clase media. 

Aparte de eso, cuando se intenta entender la Gran Recesión y la no tan grande recuperación que siguió, el impacto económico y sobre todo político de la desigualdad proyecta una larga sombra. 

Los estadounidenses siguen siendo mucho más pobres ahora que antes de la crisis 

Ahora hay un amplio acuerdo en que el endeudamiento creciente de las familias contribuyó a preparar el terreno para nuestra crisis económica. La explosión de la deuda coincidió con el aumento de la desigualdad, y es probable que ambas cosas estén relacionadas (aunque no es irrebatible). Después de que estallase la crisis, el trasvase continuo de los ingresos de la clase media a una pequeña élite lastró la demanda de los consumidores, de manera que la desigualdad tiene que ver tanto con la crisis económica como con la debilidad de la recuperación posterior. 

Ahora bien, en mi opinión, el papel verdaderamente fundamental de la desigualdad en la catástrofe económica ha sido de carácter político. 

En los años que precedieron a la crisis, en Washington existía un notable consenso de ambos partidos a favor de la liberalización financiera, un consenso que no justificaban ni la teoría ni la historia. Al irrumpir la crisis, corrieron a rescatar a los bancos. Pero en cuanto la cosa estuvo hecha, apareció un nuevo consenso que suponía dar la espalda a la creación de empleo y concentrarse en la supuesta amenaza del déficit presupuestario. 

¿Qué tienen en común los consensos anterior y posterior a la crisis? Los dos han sido económicamente destructivos: la liberalización contribuyó a hacer posible la crisis, y el giro prematuro hacia la austeridad fiscal ha conseguido sobre todo entorpecer la recuperación. No obstante, los dos corresponden a los intereses y prejuicios de una élite económica cuya influencia política se ha disparado al mismo tiempo que su riqueza. 

Los muy ricos, en cambio, consideran los déficits presupuestarios un asunto crucial 

Esto es especialmente evidente cuando se intenta comprender por qué en medio de una sempiterna crisis de empleo, Washington se obsesionó por algún motivo con la supuesta necesidad de aplicar recortes a la Seguridad Social y al Medicare. Esta obsesión nunca ha tenido sentido económico: en una economía deprimida con los tipos de interés más bajos de la historia, el Gobierno debería estar gastando más, y no menos, y una época de desempleo masivo no es momento para andar fijándose en hipotéticos problemas fiscales a décadas vista. Ni tampoco los ataques contra estos programas reflejan lo que quieren los ciudadanos. 

Los sondeos entre los muy ricos, en cambio, muestran que, a diferencia de la mayoría, consideran los déficits presupuestarios un asunto crucial y que están a favor de los grandes recortes en los programas sociales. Y no hay duda de que las prioridades de esas élites han tomado el control del discurso político en nuestro país. 

Lo cual me lleva a una última consideración. Creo que tras la reacción en contra del argumento de la desigualdad se oculta el deseo de algunos expertos de despolitizar el discurso económico y hacerlo tecnocrático y no partidista. Pero eso es una quimera. Hasta en las cuestiones que pueden parecer puramente técnicas, la clase social y la desigualdad terminan por modelar —y distorsionar— el debate. 

Así que el presidente tenía razón. La desigualdad es, sin lugar a dudas, el desafío que caracteriza a nuestra era. ¿Vamos a hacer algo para enfrentarnos a él? 

Paul Krugman es profesor de Economía de Princeton y premio Nobel de 2008. 

© 2013 New York Times Service. 

Traducción de News Clips.

DISCURSO DE RAÚL: Cuba no acepta negociar su sistema político


Escrito por Raúl Castro

Texto íntegro del discurso del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en la clausura del Segundo Período Ordinario de Sesiones de la VIII Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Compañeras y compañeros:

Intensas y extensas han sido las jornadas en los últimos días. El miércoles y jueves pasados, como fue informado, efectuamos la reunión ampliada del Consejo de Ministros en la que, entre otros asuntos, pasamos balance al estado de la implementación de los acuerdos del Sexto Congreso del Partido, los resultados de la economía en el año y el plan y la propuesta de Presupuesto para el 2014. Asistieron como invitados los integrantes del Buró Político y el Secretariado del Comité Central, del Consejo de Estado y los Presidentes de importantes organizaciones superiores de dirección empresarial (OSDE).

En el actual período de sesiones la Asamblea Nacional aprobó el Código de Trabajo que actualiza, en correspondencia con el modelo económico proyectado, las regulaciones para la protección de los derechos y el cumplimiento de los deberes laborales por parte de trabajadores y empleadores, tanto en el sector estatal como no estatal, propiciando la creación de un ambiente de mayor disciplina y de reafirmación de la autoridad y responsabilidad de la administración.

Hace un año, la última sesión de la anterior legislatura acordó someter a consulta popular el anteproyecto del Código de Trabajo, proceso que se efectuó en todo el país entre el 20 de julio y el 15 de octubre, bajo la conducción de la Central de Trabajadores de Cuba y la activa participación de los diputados y funcionarios del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.

Tomaron parte en el amplio debate —como ya se ha afirmado aquí por diferentes oradores— más de dos millones 800 mil trabajadores en 69 mil 56 asambleas, donde se produjeron más de 620 mil intervenciones que generaron 171 mil 680 planteamientos, conllevando a la modificación significativa de la versión inicial.

Este proceso se caracterizó por su sentido político, democrático y participativo, obteniéndose la comprensión y el apoyo mayoritario de los trabajadores sobre la necesidad de modificar el anterior Código y permitió a la CTC y sus organizaciones sindicales aportar información, esclarecer y orientar sobre la instrumentación y puesta en práctica de los Lineamientos.

A pesar de que la economía cubana prosiguió su avance en el actual año, no se alcanzan las metas previstas. El Producto Interno Bruto crece un 2,7 por ciento, inferior al 3,6 planificado.

Ello estuvo condicionado por la contracción de los ingresos por exportaciones, tanto de servicios como de mercancías, cuyos precios disminuyeron, a la vez que se encarecían los productos de importación. Tampoco se logrará el crecimiento esperado en el turismo internacional y algunas producciones nacionales que sustituyen costosas importaciones.

Al propio tiempo, se pusieron nuevamente de manifiesto deficiencias en las inversiones, debido a dificultades afrontadas con el financiamiento y suministros fuera de fecha, inadecuada preparación, atrasos en los proyectos y déficit de fuerzas constructoras.

Aún en estas complejas circunstancias se logró sostener en niveles similares los servicios sociales, como por ejemplo, la salud y la educación, entre otros, que se brindan gratuitamente a toda la población cubana.

A lo largo del 2013 y a pesar del recrudecimiento del bloqueo norteamericano, especialmente en el plano comercial y financiero, la crisis económica global y las limitaciones de nuestra economía para acceder a fuentes de crédito externo, se continuó cumpliendo estrictamente con las obligaciones financieras asumidas. A ello también contribuyó el avance significativo obtenido en diferentes procesos de reestructuración de la deuda, todo lo cual propicia que la credibilidad internacional de la economía cubana prosiga su ascenso paulatino y seguro.

Asimismo, se ha mantenido la tendencia favorable en el saneamiento de las finanzas internas, lo que se expresa en la reducción de las cuentas por cobrar y pagar vencidas, a la par que se logró una correlación positiva entre el crecimiento del salario medio y la productividad, en beneficio del equilibrio financiero nacional.

Como fue ampliamente argumentado, en el próximo año se mantendrá la influencia de factores externos que restringirán el desempeño de la Economía Nacional. No obstante, se planifica que el Producto Interno Bruto crezca un 2.2 por ciento. Este indicador, que no nos satisface en lo absoluto, es fruto de un profundo y objetivo análisis de nuestras actuales posibilidades y exigirá de todos los actores en el escenario económico potenciar las enormes reservas de eficiencia existentes y una mayor racionalidad y organización para alcanzar resultados superiores.

El Plan para el 2014 asegura los recursos requeridos en interés de las exportaciones de servicios y mercancías y concibe preservar los principales programas inversionistas, diseñados para la generación de nuevos y crecientes ingresos.

Vamos dejando atrás la visión del corto plazo, condicionada por urgencias e imprevistos; ya estamos en condiciones de proyectar, sobre bases sólidas y confianza en el futuro, el desarrollo hasta el año 2030, cuestión a la que prestaremos la atención requerida durante el 2014.

La Asamblea Nacional acordó aprobar la Ley del Presupuesto para el próximo año, cuyo déficit equivale al 4,7 por ciento del Producto Interno Bruto, lo cual no impide asegurar la estabilidad monetaria y garantizar los objetivos económicos y sociales primordiales del país.

El plan y el presupuesto del 2014, a pesar de sus limitaciones respaldarán, en lo fundamental, la aplicación de las políticas aprobadas en interés de la actualización del modelo económico y social, en línea con los acuerdos del Sexto Congreso del Partido Comunista de Cuba.

En esta materia, ustedes recibieron una sustanciosa información que demuestra que continúa el avance, en correspondencia con la proyección estratégica aprobada para la implementación de los Lineamientos.

Un paso trascendental, por su repercusión en todas las facetas de la vida nacional, lo constituyó la puesta en vigor del cronograma de trabajo para la unificación monetaria y cambiaria, el cual se iniciará en el sector de las personas jurídicas, o sea, los organismos estatales, entidades empresariales, cooperativas y otros, con el propósito de ir creando las condiciones para el incremento de la eficiencia, medir adecuadamente los hechos económicos y estimular a las ramas que generan ingresos por exportación o sustituyen importaciones. En la segunda etapa se extenderá a las personas naturales.

Nos encontramos en el período de preparación de condiciones, que incluye la conformación del marco jurídico, las modificaciones de los registros contables y de las normas de contabilidad, así como la capacitación de los funcionarios involucrados.

Considero oportuno ratificar que el proceso de unificación monetaria no afectará a quienes lícitamente obtienen ingresos, tanto en divisas como en pesos, ni el efectivo en manos de la población o los depósitos en el sistema bancario nacional. También reiterar que esta decisión por sí misma no constituye la solución mágica de nuestros problemas, pero sí contribuirá de manera decisiva a mejorar el funcionamiento de la economía y la edificación de un socialismo próspero y sostenible, menos igualitario y más justo, lo que en definitiva propiciará mayores beneficios a todos los cubanos.

Al propio tiempo, se perfeccionan los instrumentos para el control sobre la emisión monetaria y el equilibrio financiero de la población en el nuevo escenario que prevé una actuación creciente del sector no estatal. Se ha mantenido el despliegue paulatino de la política crediticia que brinda más acceso al financiamiento, tanto a personas naturales como a las diferentes modalidades de gestión, cooperativa o privada.

Por otra parte, se encuentra en marcha un conjunto de medidas que flexibiliza de manera ordenada el objeto social de la empresa estatal socialista y la va dotando de mayor autonomía, favoreciendo una mejor explotación de sus capacidades productivas y el acceso al mercado, luego de cumplir con el encargo estatal.

Enorme interés ha concitado la creación de la Zona Especial de Desarrollo Mariel, llamada a convertirse en un importante polo de atracción de la inversión extranjera y al mismo tiempo en polígono de experimentación de modernas tecnologías y formas y métodos de gestión empresarial, en armonía con la preservación del medio ambiente. A finales del próximo mes de enero inauguraremos la primera etapa de la Terminal de Contenedores que se construye allí, junto con otras infraestructuras vitales y para lo cual hemos contado con el financiamiento brindado por el gobierno solidario de Brasil.

En esta misma dirección, el Consejo de Ministros aprobó el perfeccionamiento de la política para la Inversión Extranjera, factor de singular importancia para dinamizar el desarrollo económico y social del país. A partir de ello se trabaja en la elaboración de un proyecto de Ley en esta materia que prevemos someter a una próxima sesión de la Asamblea Nacional que, como acordamos ayer, será en el mes de marzo, en reunión extraordinaria para tratar este tema y otros más.

Ha proseguido la ampliación del experimento de las cooperativas no agropecuarias, de las cuales se encuentran funcionando más de 250, aunque el corto tiempo transcurrido no permite todavía una evaluación integral de sus resultados. En esta etapa se requiere una permanente supervisión y control de la experiencia por las instituciones rectoras de cada actividad para detectar y corregir oportunamente cualquier desviación.

Más de 440 mil cubanos ejercen el trabajo por cuenta propia y se espera que esta modalidad siga aumentando como resultado de la flexibilización ulterior de las regulaciones existentes y la ampliación de las actividades comprendidas en esta forma de gestión no estatal.

Ahora bien, como mismo el Partido y el Gobierno —también lo dijimos de los sindicatos en su momento— están en el deber de facilitar el trabajo por cuenta propia y desterrar estigmas y prejuicios que existían hacia él, también tiene que garantizarse por todos el orden y el respeto a la Ley y el cumplimiento riguroso de los impuestos y demás tributos establecidos para estos trabajadores.

Hechos recientes pusieron en evidencia un inadecuado control por parte de las instituciones gubernamentales de cara a ilegalidades en el ejercicio del trabajo por cuenta propia, las cuales no fueron enfrentadas resuelta y oportunamente, creándose un ambiente de impunidad que a su vez estimuló el crecimiento acelerado de actividades que nunca habían sido autorizadas en el alcance definido para determinadas ocupaciones.

Con independencia de las medidas que nos vimos obligados a adoptar para corregir estos fenómenos, considero conveniente que analicemos las causas de su aparición y rápida difusión y aprendamos la lección, que se resume en que cada paso que demos debe acompañarse del establecimiento y preservación de un clima de ORDEN, DISCIPLINA Y EXIGENCIA; que los problemas deben preverse antes de su aparición y si surgen, hay que actuar de inmediato, sin vacilación, preferentemente cuando son pequeños y aislados, que siempre será preferible a pagar el costo político que entraña la inercia y la pasividad en hacer cumplir la legalidad.

No nos ilusionemos, el camino que hemos escogido no estará libre de obstáculos y riesgos, pero el éxito dependerá de la inteligencia, paciencia y sobre todo la firmeza con que actuemos, con el apoyo de nuestro pueblo y de los propios trabajadores de este sector, que mayoritariamente cumplen las disposiciones vigentes.

Continuaremos avanzando con decisión en la implementación de los acuerdos del Sexto Congreso, sin prisas, pero sin pausas, repito, sin prisas, pero sin pausas, a pesar de variadas exhortaciones con sanas intensiones y otras que definitivamente no lo son. No ignoramos que quienes nos apremian a acelerar el paso nos empujan al fracaso, a la desunión y a dañar la confianza y el apoyo del pueblo en la construcción del Socialismo, o lo que es lo mismo, la independencia y soberanía de la nación cubana, que a este país solo las trajo y las mantendrá el socialismo.

Que nadie lo dude, quienes hemos dedicado casi la vida entera a esos ideales, por razones obvias, nos encontramos entre los más interesados en avanzar todavía a mayor velocidad. No pocas experiencias registra la historia acerca de los nefastos resultados que ocasionan violentar el ritmo y saltarse etapas, lo cual irremisiblemente en lugar de adelantar en la materialización de un programa conduce al retroceso y la derrota.

Ni nosotros, la llamada dirección histórica de la Revolución, ni las nuevas generaciones permitiremos que se pierda la obra de la Revolución, no habrá espacio para someter a nuestro pueblo a los efectos de los fallidos paquetes de ajuste que condenan a la miseria a las grandes mayorías, nunca admitiremos en la Cuba revolucionaria terapias de choque como las que estamos viendo en la rica y llamada culta Europa, que sumirían al país en un clima de división e inestabilidad, que sirva de pretexto para aventuras intervencionistas contra la nación.

Como es conocido, el pasado mes de noviembre, realizamos el Ejercicio Estratégico \"Bastión 2013\", que constituyó la actividad más importante de la preparación para la defensa en los últimos cuatro años. Su realización estaba planificada en el 2012, sin embargo decidimos posponerlo atendiendo a las afectaciones ocasionadas por el paso del huracán Sandy en las provincias orientales.

“Bastión 2013” se realizó de manera exitosa, con la entusiasta participación de la población en las actividades de los días nacionales de la defensa, efectuados bajo un criterio de máxima racionalidad. Las experiencias de este ejercicio nos permiten continuar el perfeccionamiento constante de la capacidad defensiva alcanzada por el país.

Como en otras ocasiones, me referiré ahora brevemente a asuntos de la política exterior.

En primer lugar, quisiera compartir con ustedes la emoción que sentimos durante la visita a Sudáfrica para rendir merecido tributo al compañero Nelson Mandela. Allí constatamos el cariño y agradecimiento del pueblo sudafricano a Cuba, a Fidel y a nuestros combatientes internacionalistas, caídos en las luchas por la independencia de África y contra el apartheid, cuyos nombres están esculpidos en los muros del Parque de la Libertad junto a decenas de miles de luchadores sudafricanos, por iniciativa personal del propio Mandela.

Sostuve fraternales reuniones con el presidente Zuma y con dirigentes del Congreso Nacional Africano —ANC— y del Partido Comunista, organizaciones que, bajo la conducción de Mandela y otros líderes históricos, encabezaron la resistencia popular y la lucha armada de ese pueblo. Hechos que a estas alturas algunos pretenden desvirtuar.

El ejemplo de Mandela, a quien Fidel calificó el pasado miércoles 18 como “un hombre íntegro, revolucionario profundo y radicalmente socialista”, seguirá mostrando el camino de la liberación nacional y la justicia social a las generaciones venideras.

El decisivo resultado alcanzado por las fuerzas revolucionarias, bajo la dirección del Presidente Nicolás Maduro, en las elecciones municipales del 8 de diciembre, en Venezuela, constituye una respuesta contundente ante los intentos desestabilizadores de sus enemigos y demuestra la voluntad del gobierno y el pueblo venezolanos de preservar y defender las conquistas alcanzadas y el legado del Jefe de la Revolución Bolivariana Hugo Chávez Frías.

En la arena internacional, nuestro país obtuvo recientemente dos importantes éxitos: una nueva victoria en la ONU, donde 188 naciones votaron a favor del levantamiento del bloqueo norteamericano y su elección —la de Cuba— como miembro del Consejo de Derechos Humanos. Ambos acontecimientos son una muestra más del reconocimiento y la simpatía que despierta en el mundo la lucha del pueblo cubano.

Durante el año hemos ejercido la Presidencia Pro Témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), animados por la voluntad de contribuir a la unidad de nuestra región, dentro de su diversidad. En enero celebraremos en La Habana la Cumbre de los Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y el Caribe que será otra oportunidad para intercambiar y adoptar decisiones políticas sobre las cuestiones que más interesan a nuestras naciones, incluida la lucha contra las desigualdades.

Si en los últimos tiempos hemos sido capaces de sostener algunos intercambios sobre temas de beneficio mutuo entre Cuba y los Estados Unidos, consideramos que podemos resolver otros asuntos de interés y establecer una relación civilizada entre ambos países como desea nuestro pueblo y la amplia mayoría de los ciudadanos estadounidenses y la emigración cubana.

En lo que a nosotros respecta, hemos expresado en múltiples ocasiones la disposición para sostener con Estados Unidos un diálogo respetuoso, en igualdad y sin comprometer la independencia, soberanía y autodeterminación de la nación. No reclamamos a Estados Unidos que cambie su sistema político y social ni aceptamos negociar el nuestro. Si realmente deseamos avanzar en las relaciones bilaterales, tendremos que aprender a respetar mutuamente nuestras diferencias y acostumbrarnos a convivir pacíficamente con ellas. Solo así; de lo contrario, estamos dispuestos a soportar otros 55 años en la misma situación (Aplausos).

Hace ya más de quince años que los Héroes Gerardo, Ramón, Antonio y Fernando cumplen injusta condena en cárceles norteamericanas. Su liberación y regreso a la Patria y familias ha tenido, tiene y tendrá la máxima prioridad para nuestro pueblo, Partido y Gobierno, a cuyo nombre les trasmitimos un inmenso abrazo.

Por último, compañeras y compañeros, deseo terminar mis palabras enviando, a través de ustedes, al noble y heroico pueblo cubano la felicitación por el Año Nuevo y por el 55 aniversario del triunfo de la Revolución, que celebraremos en Santiago de Cuba el 1ro de enero.

Muchas gracias.
¡Viva la Revolución siempre! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Viva Fidel! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Y viva su espíritu de combate! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
(Ovación.)

Raúl Castro anuncia una nueva ley de inversión extranjera para el mes de marzo


AFP

El presidente de Cuba, Raúl Castro, anunció hoy que su Gobierno trabaja en la elaboración de un proyecto de ley para la inversión extranjera que se someterá a la aprobación de la Asamblea Nacional del país el próximo mes de marzo.

En su discurso de clausura del segundo y último pleno parlamentario del año, el general Castro desveló que el Consejo de Ministros ha aprobado perfeccionar la política para la inversión extranjera, un factor de "singular importancia para dinamizar el desarrollo económico y social del país", resaltó.

"A partir de ello, se trabaja en la elaboración de un proyecto de ley en esta materia que queremos someter a una próxima sesión en la Asamblea Nacional que, según se acordó ayer, será en marzo como reunión extraordinaria para tratar este tema y otros más", añadió el presidente cubano en su discurso, que fue transmitido por la televisión estatal, informa la agencia Efe. Raúl Castro no precisó detalles del contenido de esa nueva ley ni las novedades que supondrá respecto a la normativa ahora vigente.

El presidente hizo este anuncio tras recordar el "enorme interés" que ha concitado la creación de la Zona Especial de Desarrollo del Mariel (ZEDM), "llamada a convertirse en un importante polo de atracción de la inversión extranjera y al mismo tiempo en polígonos de experimentación de modernas tecnologías y métodos de gestión empresarial en armonía con la preservación del medio ambiente".

A finales del mes de enero, Cuba inaugurará la primera etapa de la terminal de contenedores construida en el Puerto del Mariel, el corazón de esa zona especial de desarrollo, que ha contado con financiación del Gobierno de Brasil.

El presidente cubano clausuró este sábado el pleno ordinario de la Asamblea de Cuba (Parlamento unicameral), que ha analizado la marcha económica del país y las reformas para "actualizar" el modelo socialista, y que aprobó, entre otros, un nuevo Código de Trabajo, la principal normativa laboral de la isla.



Cuba: ¿Ser o tener? ¿Cuál es la actualización?


El escritor Enrique Ubieta en su apartamento en el barrio Colón, en La Habana

Enrique Ubieta Gómez, investigador, periodista y ensayista cubano, conversó con Cubasí sobre Cultura, lo que él considera el «arma secreta» de todo sistema.

Cuba se ha vuelto polémica por estos días. Las actualizaciones económicas, las prisas y las pausas, las críticas y defensas que los recientes cambios provocan, son temas recurrentes en las calles de la isla.

Ubieta, autor de varios libros como “Cuba: ¿revolución o reforma?”, “Venezuela Rebelde. Solidaridad Vs. Dinero”, “Utopía rearmada” y director de la revista mensual “La calle del medio”, considera necesaria la nueva política económica iniciada en Cuba, pero nos advierte sobre la importancia de profundizar en una cultura del ser como única alternativa al capitalismo global dominante.

Para disipar posibles confusiones en la izquierda y la derecha sobre la Cuba de hoy, el también filósofo y bloguero cubano, concedió esta entrevista en exclusiva para CubaSi.

—En medio del proceso de actualización económica en el que estamos inmersos, usted propone en su libro Cuba: ¿revolución o reforma? cambios desde la cultura. ¿Es ese el verdadero campo de batalla?

—No se puede construir una cultura alternativa a la capitalista sin una base material que la respalde. Eso es lo que nos hace dependientes, en estos momentos, de la cultura global. En tanto el modo de producción que impere en el mundo sea el capitalista, la cultura que predominará será la del capitalismo, la cultura del tener, no la del ser, la cultura del consumismo y no la del consumo.

Cuba forma parte del mundo, por lo tanto, la cultura universal nos invade y penetra por muchas vías diferentes. Ahora, ¿cómo empezar a construir una cultura alternativa?, ello solo es posible desde la contracultura que el propio capitalismo genera y desde la cultura tradicional popular que viene acumulándose a lo largo de los siglos en cada pueblo. Ambas actúan como formas de contracultura o de cultura alternativa, pero todavía de manera incipiente. Hay que desarrollar y construir una cultura del ser, pero esta necesita a su vez de una base material en la que sustentarse.

Creo que la cultura es lo más importante, porque el triunfo del socialismo sobre el capitalismo, o es un triunfo cultural, o no es. O triunfa desde la cultura, e impone una manera diferente de entender la felicidad individual, las relaciones entre las personas, la solidaridad, o sencillamente, fracasa. No basta con que los medios fundamentales de producción sean del pueblo para que esa cultura se genere.

—¿Por qué prefiere referirse a la cultura y no a la ideología?

—Bueno, primero porque creo que el concepto de cultura es mucho más abarcador e incluye otras dimensiones. Hay diversas interpretaciones del concepto de ideología, algunas muy peyorativas. Marx la usó en un momento determinado como falsa conciencia, pero aun usándola en otros sentidos, creo que de lo que se trata es de algo que incluye y trasciende el concepto mismo de ideología y de política. Es decir, no se trata solo de la toma del poder, no es solo el tema de una doctrina, que puede ser el marxismo, por ejemplo, que impere en la sociedad, o de una doctrina materialista, es mucho más que eso: es una concepción nueva de la vida, que es lo que a mi modo de ver el Che trataba de señalar cuando se refería al hombre nuevo, él no hablaba de una persona concreta, sino de una cultura nueva, que debe y puede identificar al socialismo.

—Usted suele repetir que la sociedad socialista ideal es en la que el ser signifique más que el tener. ¿Qué representa el «ser»? ¿Cuán lejos estamos de lograr esa meta?

—No quiero construir la imagen de un ser inalcanzable para todos, no se trata de que seas una gran médico, una gran profesional, una gran escritora, o una gran deportista, no se trata de eso. Tampoco de que sea malo tener un buen carro o dinero, sobre todo si es resultado de tu trabajo, de tu esfuerzo o de tu talento –ojo: la acumulación originaria del capital, que es más que tener dinero, siempre está asociada a la explotación del hombre por el hombre–, todo lo contrario; pero que esas cosas no determinen el valor social de una persona. Me refiero simplemente a que la sociedad reconozca en primer lugar tus valores más sencillos, más humanos. Eso es lo que yo llamo cultura del ser. Porque la cultura del tener no se interesa por el origen de lo que acumulas.

La humanidad está lejos todavía de lograr esa meta, pero no es imposible; dentro de esta sociedad en la que ahora mismo vivimos, se producen ya relaciones de ese tipo, esas formas de vida; no son sueños, no es una hipótesis de ciencia-ficción. Pero para que eso adquiera permanencia, para que se instale como identidad colectiva, tiene que existir una base material que la respalde, y ahí es donde viene el tema de qué es lo primero, si lo económico o lo cultural: sin lo económico no puede existir esa cultura, pero sin la cultura no triunfa el socialismo, no existe el socialismo.

—En el artículo «*Cultura, contracultura y poder», usted subrayó: «Tenemos que aprender a divertirnos, incorporar la dosis de frivolidad que toda vida humana requiere, sin renunciar a la razón». Según esta tesis, ¿el socialismo es aburrido?

—El socialismo ha sido aburrido a veces. Este sistema necesita del saber, requiere analizarlo todo, porque se construye conscientemente. Eso hace que a veces se torne o parezca más aburrido.

El capitalismo es lo contrario, necesita que pienses lo menos posible, que cedas tu derecho a valorar las cosas y te concentres en tu ascenso individual-material. Te puede llevar a que por las mañanas leas el periódico o veas el discurso de un político en la televisión y de una manera muy ingenua aceptes lo que se te diga. Es muy fácil para el capitalismo enamorar desde las imágenes, desde la posibilidad, en la práctica nunca satisfecha, pero mantenida como ilusión, de que alguna vez puedas convertirte en millonaria e incluirte en el estrellato social “de los que tienen”. El mito capitalista de Cenicienta. La propaganda contra Cuba y la propaganda que intenta desviar a los jóvenes del socialismo, hace un énfasis especial en esa posibilidad. Quieren convencer a los jóvenes, por ejemplo, de que los años 50 fueron años de fiesta en Cuba, de diversión, y “traducen” de manera literal la frase de la canción de Carlos Puebla –que posee un significado diferente, lo sabemos– para definir la década siguiente: «llegó el Comandante y mandó a parar, se acabó la diversión», para sugerir que a partir de entonces, todo fue muy aburrido. Algo que es absolutamente falso, porque la generación de jóvenes que vivió los años 60 fue probablemente la más alegre y feliz de la historia de Cuba.


—¿Qué diferencia existe entre cambio, actualización y reforma?

—Suelen hablar de los Lineamientos como de una actualización del modelo económico, y no de una reforma. Creo que se emplea la palabra actualización por dos razones importantes: primero, para enfatizar que la esencia sigue siendo la misma, que sigue existiendo la propiedad social sobre los medios fundamentales de producción, que sigue existiendo el socialismo como base del sistema, y que se actualiza en el sentido de que se buscan otras formas de participación individual que posibiliten que el Estado pueda cumplir de una manera más eficaz con sus responsabilidades sociales, en el contexto de una economía y de una política globales especialmente hostiles.

Otra manera de entenderlo es que se evita hablar de reforma porque ese concepto tiende erróneamente a asociarse al de reformismo, pero yo quiero insistir en que los revolucionarios podemos hacer reformas, de hecho, en los años de mayor fervor revolucionario, implementamos dos Reformas Agrarias y una Reforma Urbana, por ejemplo, y ello no significó que fuésemos reformistas. El reformismo es una manera de entender y de enfrentar la realidad absolutamente opuesta a la del revolucionario, porque expresa una relación de desconfianza hacia las masas y a la capacidad de saltar a formas superiores de vida o de organización social, tiende a aceptar los consensos actuales y las realidades inmediatas como las únicas posibles. Martí decía que el reformismo «insecteaba por lo concreto» y que el revolucionario tenía que saltar sobre lo imposible. Es la frase que quedó grabada en una pared del París de 1968: «seamos realistas, hagamos lo imposible», eso significa ser revolucionario. Un revolucionario tiene que tener fe en las masas y en la posibilidad del salto, tiene que sentir como propia la injusticia, no importa el lugar del mundo donde ocurra y luchar por su erradicación, y es alguien que se esfuerza por solucionar los problemas desde la raíz y no se conforma con podar las hojas del árbol.

—La llamada «cultura occidental» impone sus héroes de efectos especiales sobre los de carne y hueso. ¿Por qué muchos de los grandes hombres del continente permanecen bajo la sombra de Batman y Supermán?

—Bueno, porque la industria del entretenimiento tiene una Meca. Cuando hablo de la industria del entretenimiento, me estoy refiriendo al departamento ideológico del capitalismo, encargado de reproducir sus valores. Para los Estados Unidos es vital, fíjate que ellos han hecho mucho énfasis en la cultura del entretenimiento. Cuando se habla del “sueño americano”, se habla del sueño del capitalismo. Hollywood representa eso.

Ellos no operan con héroes de carne y hueso, porque son siempre muy problemáticos si están vivos, y pueden exigir justicia y asumir sus liderazgos. Eso pasó, por cierto, con los bomberos del 11 de septiembre, que se convirtieron en héroes, pero de pronto hicieron una huelga por mejoras salariales y entonces tuvieron que sacarlos de la televisión, y desaparecerlos como referentes sociales.

Ahora, ¿con qué operan?, con superhéroes con dos características esenciales. Una, no son imitables. Nadie puede decir: yo quiero ser como Superman; puede decir, eso sí, yo quiero ser como el Che, seré como el Che, pero no como Superman, porque no tiene sentido.

Dos, no son revolucionarios, son reformistas. Los superhéroes no salen al mundo para transformar la sociedad, sino para mantener el orden; para asesinar el problema, no para sanar su raíz.

En nuestro país podemos hacer muchas cosas, escoger mejor, por ejemplo, lo que exhibimos en la televisión, se puede tratar de hacer, con el poco dinero que tenemos –porque no somos Brasil–, de hacer más seriales para la televisión o películas, las películas que necesitamos nosotros y no las películas que necesita el inversor extranjero, que promueve cierto cine en Cuba que en lugar de defendernos, nos destruye. Pero lo fundamental que debemos hacer es crear una cultura crítica en la población que la capacite para que pueda discernir los diferentes mensajes ocultos.

—En sus viajes por Centroamérica, Venezuela presenció el trabajo de los médicos internacionalistas, y dejó plasmadas sus impresiones en su libro "Venezuela Rebelde. Solidaridad Vs. Dinero". ¿Cómo explica que en nuestro país se proyecten seriales estadounidenses, como Grey´s Anatomy, Dr. House, Prácticas privadas, entre otros, y ninguna producción nacional sobre los galenos cubanos?

—Primero hay que reconocer de forma autocrítica que no hemos sabido generar ese tipo de teleserie. Hay dos maneras de enfrentar el problema de lo que se trasmite en la pantalla y es lo que te decía en mi respuesta anterior: una es institucional. Deberíamos trasmitir lo mejor que se produce en el mundo, que a su vez representa y reproduce los valores del capitalismo, y al mismo tiempo tratar de hacer obras que nos reflejen en lo que somos y en lo que queremos ser. Sin embargo, muchas veces las producciones nacionales también trasmiten esos valores ajenos, porque reproducen los patrones de las televisoras extranjeras. La televisión debería ser un lugar sagrado donde se proteja y respete lo mejor del audiovisual, sin que por ello pierda su carácter de entretenimiento. La televisión debiera ser así, pero no siempre cumple con ese presupuesto.

Ahora, el problema es que estamos viviendo en una época en la que prohibir resulta ya inoperante, las nuevas tecnologías no permiten que se prohíba nada, puede ser que usted no exhiba un material en la televisión y de todas maneras la gente lo vea. Por ejemplo, he preguntado en muchos lugares a los jóvenes si han visto el video-clip Ellas son locas, de Yakarta y El Chacal, y prácticamente todos lo han visto y sin embargo, no se trasmitió en la televisión. Ante esta realidad, tenemos que crear en los jóvenes la conciencia crítica suficiente para que vean cualquier tipo de programas y sean capaces de discernir lo positivo y lo negativo de estos. El Dr. House no es el peor referente. Debemos crear una sociedad donde la gente tenga una mirada crítica hacia todo lo que ve, y eso se logra únicamente en el debate.

—Me he enterado de que tienes entre manos un guión centrado en la realidad de los médicos en «misión» internacionalista. ¿Podrías adelantarnos la trama? ¿Por dónde van los preparativos del proyecto?

—Ese es un sueño que quizás logre y quizás no. Realmente viví un año completo en Centroamérica con los médicos cubanos, que se extendió después a Haití, y en otro momento viví otro período similar con los médicos en Venezuela. De esas experiencias guardo muchas anécdotas y situaciones especiales. Hay una en específico que me marcó por su riqueza, y es una especie de reescritura en la vida real de la novela Los pasos perdidos, de Alejo Carpentier. Vamos, para no serte demasiado explícito en la trama, piensa en un médico con una preparación profesional, casado, que llega a la selva, va pasando como el personaje de Carpentier, supuestamente de los estadios superiores a los inferiores del desarrollo humano; eso no es tan exacto, Carpentier mismo se da cuenta, no es que haya uno arriba, otro abajo, pero hay una especie de tránsito de épocas, aunque hoy todas han sido refuncionalizadas y asimiladas por el capitalismo. Y sabemos además que hay una sabiduría, una comprensión más profunda de la felicidad que los pueblos originarios identifican como “buen vivir”.

Este personaje atraviesa todos esos pueblos y ciudades hasta que llega a una comunidad indígena y se enamora de una indígena, empieza a construir una vida con ella, es feliz, y de repente los médicos son expulsados del país y tiene que decidir en cuestión de horas; el personaje de Carpentier debe decidir en minutos, porque el helicóptero no puede esperar, en este caso la decisión debe tomarse en apenas dos o tres horas: se queda o se va, vuelve a su vida en Cuba con su esposa, también médico, a sus labores científicas o se queda a vivir una vida sencilla, pero solidaria, marcada por el amor. Aquí hay un añadido, que es la responsabilidad política que tiene el médico cubano, que no tiene cualquier ciudadano del mundo y el hecho de que en su país también puede ser útil y solidario. Existen tramas y personajes anexos en ese posible guión, allí vive un cura fuera de serie, que asume los presupuestos de la teología de liberación. Hay además un periodista que llega…, bueno, que soy yo, y que en la biblioteca del cura encuentra el libro Los pasos perdidos de Carpentier, y le sugiere al médico que lo relea, y entonces…

Con esa idea se podría hacer una película que rescate lo que los médicos cubanos hacen en estos momentos en el mundo, sin que se convierta en un teque. Sería un filme de amor, de aventura, y con un matiz filosófico que podría ser interesante. Hay un director, amigo mío, que está interesado en la idea, pero está todo hablado muy someramente.


—¿Algún libro nuevo?

En los próximos días debe entrar en imprenta un nuevo libro, complemento del anterior (Cuba: ¿revolución o reforma?, 2012). En él recojo notas, artículos y ensayos breves que aparecieron en mi blog desde su inicio en 2008; también algunos artículos y ensayos que, desde el 2001, he publicado en La Jiribilla y en otros medios nacionales. Son muy diversos por sus asuntos, siguen la lógica de un diario, pero vuelven una y otra vez sobre la disyuntiva de ser o tener (y parecer). El libro, nuevamente, es una apuesta a favor del debate de ideas; no solo incluye opiniones polémicas, también discusiones sostenidas con intelectuales cubanos que viven y trabajan en el país, a los que respeto por su obra. El debate es hoy más necesario que nunca. Espero que sea útil.

—¿Cuál debe ser el papel de los intelectuales en la Cuba de hoy?

—Participar, no desde un observatorio que califique todo lo que se hace, que lo critique todo, no como juez supremo de la realidad; que participe poniendo el pellejo al lado de la gente en la vida cotidiana. Yo creo que hay dos dimensiones que nutren a un intelectual, una es la de los libros, por lo general asociada al gabinete, al reposo, y la otra es la de las vivencias de cada día. El intelectual revolucionario, que es al que me estoy refiriendo, debe alimentarse de las dos. ¿Cuál es el papel de los intelectuales? Participar, como cualquier ciudadano. Lo único que puede alejarnos de la historia es la falta de fe, la falta de confianza en la gente, en las posibilidades del cambio. La peor de todas las enfermedades que puede contraer una persona (obviamente, también un intelectual), es la del escepticismo, que acaba llevándonos al cinismo, exactamente lo opuesto a la condición revolucionaria.

—Hay quienes afirman que los jóvenes cubanos se sienten desvinculados, apáticos ante el sistema. En caso de ser cierto este criterio, ¿cuáles han sido los factores que han quebrado el vínculo? ¿Existe una generación perdida de la Revolución?

—Yo creo en los jóvenes y en la vanguardia de los jóvenes, en esa vanguardia que quizás no se parezca tanto a sus padres, pero que se parece a la vanguardia de todas las épocas, incluida la actual, esos jóvenes que se parecen al “viejo” Fidel, al “viejo” Che, al “viejo” Mella, que se parecen al “viejo” José Martí, no porque se comporten igual o hagan lo mismo que aquellos hicieron, sino porque comparten similares preocupaciones éticas y principios, la confianza en el pueblo, la capacidad de acción. Definitivamente, sí creo en los jóvenes y pienso que son los responsables del futuro del país, aunque a veces no lo sepan del todo. El hecho de que crea en ellos no significa que me acueste cada día tranquilo, porque sin dudas hay una guerra en torno a ellos, una guerra entre las imágenes y las ilusiones que el capitalismo promociona y las ideas y las razones que el socialismo no siempre trasmite de modo eficaz.

Siempre hay dos opciones de vida: la que propone la felicidad como realización del ser, la opción de que te conviertas en protagonista de tu tiempo histórico y de tu propia vida, la que te permita encontrarte a ti misma en el camino de tu vida, la de tu realización personal como profesional y como ser humano; y hay otra manera también de entender la vida, la felicidad, como acumulación de objetos materiales, aunque cedas a otros la posibilidad de participar en tu época. Todos los jóvenes enfrentan esa disyuntiva. Ya tu mamá, tu papá y yo escogimos. Tú la enfrentas ahora, y tendrás que escoger entre tratar de hacerte rica, de tener o no tener, de acumular objetos o no, de pasar por la cabeza de los otros, y de no importarte la injusticia en el mundo, o la de cultivar una sensibilidad que te haga comprometerte con todo, con tu época, con tus coetáneos, con tu mundo…



Raúl Castro: Respeto a diferencias para avanzar en vínculos con EE.UU

La Habana, 21 dic (PL) El presidente cubano, Raúl Castro, afirmó hoy que si realmente se desea avanzar en las relaciones entre este país y Estados Unidos es necesario aprender a respetar mutuamente las diferencias y acostumbrarse a convivir pacíficamente con ellas.Durante su intervención en la clausura del segundo período ordinario de sesiones de la VIII Legislatura del Parlamento, el mandatario señaló que en los últimos tiempos ambas partes han sido capaces de sostener intercambios sobre temas de beneficio mutuo.

Consideramos que podemos resolver otros asuntos de interés y establecer una relación civilizada entre ambos países, como desea nuestro pueblo, la amplia mayoría de los estadounidenses y la emigración cubana, dijo.

Reiteró la disposición de este país caribeño para sostener con la nación norteña un diálogo respetuoso, en igualdad y sin comprometer la independencia, soberanía y autodeterminación cubanas.

No reclamamos a Estados Unidos que cambie su sistema político y social, ni aceptamos negociar el nuestro, advirtió.

Recordó que hace más de 15 años que cuatro antiterroristas de la isla "cumplen injustas condenas en cárceles norteamericanas", y señaló que su liberación y regreso a Cuba y a sus familias ha tenido, tiene y tendrá máxima prioridad para el pueblo, Partido y Gobierno de la isla.

Raúl Castro expresó la emoción vivida durante su reciente visita a Sudáfrica para rendir tributo al fallecido líder de esa nación Nelson Mandela, donde pudo constatar el cariño y agradecimiento de ese pueblo a Cuba y al líder de la Revolución, Fidel Castro.

Aseguró que el ejemplo del expresidente sudafricano seguirá mostrando el camino de la liberación nacional y la justicia social a las generaciones venideras.

El mandatario cubano destacó igualmente el "decisivo resultado alcanzado por las fuerzas revolucionarias" bajo la dirección del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en las elecciones municipales celebradas el 8 de diciembre último.

Resaltó, asimismo, los dos importantes éxitos alcanzados por Cuba este año en la arena internacional: la victoria en la ONU, donde 188 naciones votaron a favor del levantamiento del bloqueo estadounidense y la elección de la isla como miembro del Consejo de Derechos Humanos.

Ambos acontecimientos, apuntó, son una muestra más del reconocimiento y simpatía que despierta en el mundo la lucha del pueblo cubano.

También aludió a la presidencia pro-tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), ejercida por Cuba durante este año, y manifestó la voluntad de contribuir a la unidad de la región dentro de su diversidad.

Recordó que en enero se celebrará en esta capital la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y del Caribe, que "será -dijo-, otra oportunidad para intercambiar y adoptar decisiones políticas sobre las cuestiones que más interesan a nuestras naciones".

Raúl Castro clausura sesiones de VIII legislatura de Parlamento cubano

La Habana, 21 dic PL) El presidente cubano, Raúl Castro, reiteró hoy en la clausura de la sesión del Parlamento que la actualización del modelo económico de la isla seguirá sin prisa pero sin pausas.

Además, el dirigente aclaró que la obra del proyecto social cubano no se someterá a paquetes de ajustes ni a terapias de choque al estilo europeo.

Ni la llamada dirección histórica de la Revolución, ni las nuevas generaciones permitirán que se pierda esta obra, recalcó.

La aprobación de un nuevo Código del Trabajo y de la Ley del Presupuesto para el 2014 fueron los ejes centrales del II período ordinario de sesiones de la VIII legislatura del Parlamento cubano, finalizado hoy en esta capital.

En la alocución final de la Asamblea, el presidente cubano, Raúl Castro, destacó la importancia del Código del Trabajo, cuyo anteproyecto fue sometido este año a consulta popular con los trabajadores y que deroga alrededor de 147 normas jurídicas.

También se refirió al comportamiento de la economía y a algunas de sus deficiencias. En 2013 el Producto Interno Bruto (PIB) creció un 2.7 por ciento, inferior al 3.6 planificado.

Para el 2014 está previsto un crecimiento de 2.2 que, subrayó, no satisface en lo absoluto las necesidades del país.

No obstante, la credibilidad internacional de la economía cubana prosigue en ascenso, expresó.

Recordó que este año se anunció la creación de un cronograma para la reunificación monetaria y cambiaria y se manejan varias iniciativas para dotar de mayor flexibilidad al objeto social de la empresa estatal socialista, lo que la dota de una mayor autonomía.

En la sesión, los diputados aprobaron 31 mil 836 millones de pesos (similar en dólares) para los gastos corrientes de la actividad presupuestada.

El 54 por ciento de ese monto corresponde a los servicios sociales, donde la Educación y la Salud Pública participan del 27 y 22 por ciento, respectivamente.

La asistencia social dispondrá de 341 millones de pesos, de los cuales el 58 por ciento se destina a la atención del estado constructivo de las Casas de Abuelos y Hogares de Ancianos, en consonancia con el nivel de envejecimiento de la población.

De igual forma, la ministra de Finanzas y Precios, Lina Pedraza, informó que Cuba comenzará a emitir bonos soberanos para financiar la deuda generada por el déficit presupuestario.

Explicó que son títulos de deudas negociables y ante la necesidad de un banco de adquirir efectivo puede ponerlo a disposición de otra entidad del sistema financiero del país.

Los bonos tendrán un interés anual del 2.5 y vencerán a los 20 años.

En su intervención ante el foro con motivo de la presentación del anteproyecto de Ley de Presupuesto para el 2014, Pedraza explicó que se prevé que el déficit crezca más que el PIB, lo que generará un desequilibrio desfavorable.

Raúl Castro anunció la próxima inauguración de la primera etapa de la terminal de contenedores de la zona especial de desarrollo del Mariel, que se edifica con apoyo de Brasil.

Este polo, al oeste de La Habana, es un polígono de experimentación de modernas tecnologías y métodos de gestión empresarial.

La inauguración en enero próximo de la primera etapa de la terminal de contenedores en ese puerto de aguas profundas se acompaña con la construcción de otras obras vitales de infraestructura.

De igual forma, los parlamentarios aprobaron la creación de varios grupos parlamentarios de amistad, con los cuales el foro llega a los 84.

Los científicos van más allá en la comprensión de la muerte cerebral


Corbis

Los científicos estiran cada vez más los límites de la comprensión de lo que sucede cuando el cuerpo muere y aprenden más sobre cómo interrumpir el proceso, que dura más de lo que se suponía.
 

Durante décadas, los médicos han documentado casos en los que personas inmersas durante horas en agua fría volvían a la vida. Muchos estudios muestran -escribe el diario 'Scripps Howard News Service'- que la hipotermia protege el cerebro disminuyendo su necesidad de oxígeno y aplaza la muerte celular.

La refrigeración del cuerpo ha llegado a ser una práctica común para los pacientes tras sufrir un paro cardíaco. Sin embargo, los científicos todavía no han encontrado un método óptimo para proceder en estos casos, por lo que tal método se considera arriesgado. Según uno de los últimos estudios japoneses, la reanimación cardiopulmonar es posible incluso transcurridos 38 minutos o más después del paro cardíaco, tiempo durante el que se pueden evitar daños graves en el cerebro.

La definición de la muerte cerebral también se vuelve cada vez más compleja. No en vano, los investigadores encuentran signos de actividad, tanto en humanos como en animales cuando, a primera vista, la función cerebral está ausente. Alrededor del 20 por ciento de los supervivientes a un trance de muerte cerebral afirman que escucharon o vieron algo mientras estaban clínicamente muertos.

Texto completo en: http://actualidad.rt.com/actualidad/view/114925-cientificos-van-comprension-muerte-cerebral

Cuba emitirá bonos soberanos para financiar el déficit

La Habana, 21 dic (PL) Cuba comenzará a emitir bonos soberanos para financiar la deuda generada por el déficit presupuestario, informó hoy al Parlamento Lina Pedraza, Ministra de Finanzas y Precios.Según explicó la titular, el país comenzará a financiar de esta manera hasta el 70 por ciento del déficit, el cual se prevé que alcance el 4.7 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) para el 2014.

La deuda restante se cubrirá con la emisión de dinero por el Banco Central. Así, según la ministra, se controlará la inflación de manera más eficiente.

Además, explicó que son títulos de deudas negociables y ante la necesidad de un banco de adquirir efectivo puede ponerlo a disposición de otra entidad del sistema financiero del país.

Los bonos tendrán un interés anual del 2.5 y vencerán a los 20 años.

En su intervención ante el foro con motivo de la presentación del anteproyecto de Ley de Presupuesto para el 2014, Pedraza explicó que se prevé que el déficit crezca más que el PIB.

Dicho fenómeno genera desequilibrio y una correlación desfavorable en la que se contraen deudas a un ritmo superior que el crecimiento de la economía, indicó.

El próximo año -adelantó- será sustantivo para la relación financiera de las empresas con el presupuesto.

A partir de enero, el sector empresarial estatal entregará el 50 por ciento de sus utilidades, mientras que tendrá a su disposición el resto de las ganancias, agregó la titular.

En esta misma jornada, en la que participa el presidente cubano Raúl Castro, los diputados recibieron información sobre los resultados económicos del 2013 que registraron un crecimiento del PIB de 2.7 por ciento, inferior al 3,6 previsto.

En materia legislativa, lo más destacado de este II período ordinario de sesiones de la VIII legislatura del Parlamento fue la aprobación del Código del Trabajo, cuyo anteproyecto fue sometido este año a consulta popular con los trabajadores y que deroga alrededor de 147 normas jurídicas.

¿Qué es un bono soberano?

Los gobiernos, al igual que las empresas, requieren financiar sus actividades. Para ello cuentan con distintas fuentes de financiamiento tales como la recaudación de impuestos, los excedentes de la operación de empresas públicas y el endeudamiento.

El endeudamiento puede realizarse de dos formas distintas: a través de créditos o empréstitos otorgados por bancos locales, extranjeros o internacionales, y a través de la emisión u oferta pública de instrumentos de deuda, como bonos o pagarés, que son ofrecidos a los inversionistas, quienes los compran a cambio de que al vencimiento se les devuelva el capital más intereses.

Un bono soberano es un instrumento de deuda que permite al fisco acceder a financiamiento a través del mercado de valores. El emisor de un bono soberano es el país que busca financiamiento y puede ser emitido tanto en los mercados locales como en mercados internacionales, dependiendo de los objetivos buscados y del costo asociado a cada emisión. En todo caso, usualmente se llama bono soberano a aquél emitido en los mercados internacionales.

Su importancia radica en que al ser un bono cuyo pago depende del fisco, el “spread” o diferencial entre la tasa de interés de un bono libre de riesgo y el bono soberano indica la probabilidad que le asigna el mercado al cumplimiento o “pago” por parte del emisor de la deuda contraída. Por ello, dicho spread es conocido como “riesgo país”, pues indirectamente mide tanto la estabilidad de la conducción económica de un país como su deseo de cumplir con los compromisos.

Otra economía para otra civilización.


Por Alberto Acosta 
Economista. Profesor e investigador. FLACSO-Ecuador. 

Cualquier cosa que sea contraria a la Naturaleza lo es también a la razón, y cualquier cosa que sea contraria a la razón es absurda. 
Baruch de Spinoza (1632-1677) 

Dejemos sentado desde el inicio que no hay alternativa alguna dentro del capitalismo. Son inviables opciones dignas en una civilización en esencia depredadora y explotadora que «vive de sofocar a la vida y al mundo de la vida».1 La Humanidad, entonces, tiene que superar tal civilización, que además está en crisis. Y no se puede esperar que esta abra la puerta a los cambios; ellos deben ser construidos e impulsados como parte de una acción política preconcebida que se aproveche de la crisis del capitalismo. 
En ese sentido, es muy importante estar atentos a aquellos elementos que configuran la esencia civilizatoria de ese sistema, para no insistir en ellos y dar paso, dentro de él, a la construcción de una alternativa. La salida del capitalismo se cristalizará incluso arrastrando, inicialmente, algunas de sus taras propias. 
Pero eso no es suficiente. Hay que transitar del actual antropocentrismo al sociobiocentrismo. Lo anterior exige un proceso de mutación sostenido y plural, como requisito fundamental para llevar a cabo una gran transformación civilizatoria. La tarea es organizar la sociedad y la economía asegurando la integridad de los procesos de la naturaleza, garantizando los diversos flujos de energía y de otros materiales en la biosfera, sin dejar de preservar la biodiversidad del planeta. 
Por lo tanto, no se trata de continuar por la senda del tradicional progreso en su deriva productivista y del desarrollo como dirección única, sobre todo en su visión mecanicista de crecimiento económico, en sus múltiples sinónimos.2 Es necesario plantear caminos diferentes, mucho más ricos en contenidos y, por cierto, más complejos y concretos. 
En la actualidad existen muchos proyectos que se sustentan en principios distintos a los que norman el capitalismo. Hay prácticas, vivencias, experiencias reales sobre las que se puede edificar otra economía. Es indispensable, desde esta perspectiva, buscar y diseñar salidas específicas que se multipliquen hasta tener la fuerza y el contenido de un torrente de cambios civilizatorios. Y allí surgirán gran parte de los sujetos políticos colectivos que impulsarán esas transformaciones.3 Pero, para ello hay que tener claro qué se quiere construir. En el mundo andino-amazónico se sintetiza la visión utópica del futuro al hablar del Buen Vivir o sumak kawsay, como alternativa al desarrollo (no alternativa de desarrollo).4 

Elementos de una economía solidaria y sustentable 

Cuando se acepta que una economía debe sustentarse en la solidaridad y en la sustentabilidad, se busca la construcción de otro tipo de relaciones de producción, intercambio, cooperación y también de acumulación del capital y de distribución del ingreso y la riqueza. 
En el ámbito económico se requiere incorporar criterios de suficiencia antes que sostener la lógica de la eficiencia entendida como la acumulación material cada vez más acelerada. De ello se desprende una indispensable crítica al fetiche del crecimiento económico, que es apenas un medio, no un fin. Esto plantea también, como meta utópica, la construcción de relaciones armoniosas de la colectividad, y del individuo con la naturaleza. 
El objetivo final es establecer un sistema económico sobre bases comunitarias y orientadas hacia la reciprocidad, que debe ser sustentable; es decir, debe asegurar procesos que respeten los ciclos ecológicos y que puedan mantenerse en el tiempo, sin ayuda externa y sin que se produzca una escasez crítica de los recursos. 
Para lograr este objetivo múltiple será preciso dejar atrás paulatinamente las lógicas de devastación social y ambiental dominantes. El mayor desafío de las transiciones5 se encuentra en superar aquellos patrones culturales asumidos por la mayoría de la población que apuntan hacia una permanente y mayor acumulación de bienes materiales; una situación que no asegura necesariamente un creciente bienestar de todos los individuos y las colectividades. 
No solo hay que consumir mejor y en algunos casos menos, sino que se debe obtener mejores resultados con menos, en términos de mejorar la calidad de vida. Es imprescindible construir otra lógica económica, que no radique en la ampliación constante del consumo en función de la acumulación de capital. En consecuencia, esta nueva propuesta tiene que consolidarse superando el consumismo, e inclusive el productivismo, sobre bases de creciente autodependencia comunitaria en todos los ámbitos. No se trata de minimizar la importancia que tiene el Estado, pero sí de ubicarlo en su verdadera dimensión, es decir, asumir sus limitaciones y repensarlo desde lo comunitario.6 
Subordinar el Estado al mercado implica supeditar la sociedad a las relaciones mercantiles y al individualismo ególatra. Si bien el mercado total no es la solución, tampoco lo es el Estado por sí solo. Debe tenerse presente, como un aspecto medular, que no todos los actores de la economía actúan movidos por el lucro. Y que tampoco la burocracia estatal puede suplantar las expresiones de las comunidades, en la medida en que ella no garantiza la participación popular en la toma de decisiones, ni el control democrático. 
Eso lleva a comprender que en una economía solidaria, como parte de una sociedad plenamente democrática, no puede haber formas de propiedad capitalista monopólica u oligopólica, y tampoco puede la empresa pública o estatal totalizar la economía, al ser considerada la forma de propiedad principal y dominante. Existen modos distintos de propiedad y organización: cooperativas de ahorro y crédito, de producción, de consumo, de vivienda y de servicios, así como mutuales de diverso tipo, asociaciones de productores y comercializadores, organizaciones comunitarias, unidades económicas populares y empresas autogestionarias. En este universo habrá que incorporar una gran multiplicidad de organizaciones de la sociedad civil, que pueden acompañar una transformación que no se improvisa, e incluso ser su base. 
Tal economía parte de una marcada heterogeneidad de formas de propiedad y de producción. Desde donde se deberán ir construyendo otras relaciones de producción y de control de la economía. El Estado y el mercado tendrán un importante papel; este último podría ser repensado desde la visión de una economía socialista de mercado. 
El objetivo, ya desde la fase de transición, será impulsar la satisfacción de las necesidades actuales sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras. No se trata solamente de defender la fuerza de trabajo y de oponerse a su explotación. Está en juego la defensa de la vida misma. Así, los objetivos económicos, subordinados a las leyes de funcionamiento de los sistemas naturales, deben conciliarse con el respeto a la dignidad humana y la mejoría de la calidad de vida de las personas, las familias y las comunidades. No puede sacrificarse la naturaleza y su diversidad; el ser humano forma parte de ella y no tiene derecho a dominarla, mercantilizarla, privatizarla, destruirla.7 

El autocentramiento en la base de las transiciones 

Las transiciones, entendidas como rutas hacia una nueva civilización, deben ser pensadas sobre todo desde las nociones de autocentramiento. En esta aproximación las dimensiones locales quedan muy bien situadas, lo que supone una estrategia de organización de la política y de la economía construida desde abajo y desde dentro, desde lo comunitario y solidario; donde, por ejemplo, cobran fuerza las propuestas productivas resultantes de los barrios y las comunidades. 
Adoptar esas nociones implica tomar decisiones políticas colectivas, para lo cual debe seguirse un camino gradual que vaya desde lo regional a lo nacional, y luego al mercado mundial. Este empeño será mucho más fácil si se cuenta con el respaldo del gobierno central y si hay una estrategia de integración regional autónoma, es decir, que no esté normada por las demandas del capital transnacional.8 
El fundamento básico de la vía autocentrada es el desarrollo de las fuerzas productivas endógenas, que incluye capacidades humanas y recursos productivos locales y el correspondiente control de la acumulación y centramiento de los patrones de consumo. Todo esto debe venir acompañado por un proceso político de participación plena, de manera tal que (sobre todo en los países donde el gobierno no está sintonizado con esta visión) se construyan «contrapoderes» (económico y político) que puedan impulsar paulatinamente las transformaciones a nivel nacional. 
Esto implica ir gestando, desde las localidades, espacios de poder real en lo político, lo económico y lo cultural. A partir de ellos se podrán forjar los embriones de una nueva institucionalidad estatal, así como diseñar y construir una renovada lógica de mercado, en el marco de una nueva convivencia social. Estos núcleos de acción servirán de base para la estrategia colectiva que dé lugar a un proyecto de vida en común, el cual no podrá ser una visión abstracta que descuide los sujetos y las relaciones presentes al reconocerlos tal como son y no como se quiere que sean. 
Una propuesta de transición desde el autocentramiento —en lo económico— prioriza el mercado interno. Esto no significa volver al modelo de «sustitución de importaciones» que procuró beneficiar, y de hecho favoreció, a los capitalistas locales, con la expectativa de fomentar o fortalecer una inexistente «burguesía nacional». En este nuevo contexto, mercado interno quiere decir mercados heterogéneos y diversos, así como de masas. En el último predominará el «vivir con lo nuestro y para los nuestros», al vincular el campo con la ciudad, lo rural y lo urbano, para desde allí evaluar las posibilidades de reinsertarse en la economía mundial. 
No es posible desarrollar proyectos económicos sin involucrar activamente a la población en su diseño y gestión. Es necesario fomentar a la vez la creación y el fortalecimiento de unidades de producción autogestionarias, asociativas, cooperativas o comunitarias (desde las familias, pasando por las «microempresas» a nivel local, hasta llegar a los proyectos regionales). Tal propuesta exige de modo imperioso el fortalecimiento de dichos espacios comunitarios. Así, por ejemplo, los productores agrícolas deberían formar asociaciones que les permitan manejar temas claves de manera conjunta, como el acceso a mercados, créditos, tecnologías, capacitación, etcétera. 
Hay que crear, por igual, las condiciones para propiciar la producción de (nuevos) bienes y servicios, sobre la base de tecnologías adaptadas y autóctonas. Esta política debe favorecer a empresas colectivas, familiares o incluso individuales, pero sin dar paso al surgimiento y consolidación de estructuras oligopólicas y menos aún monopólicas. Tales bienes y servicios deben estar acordes con las necesidades axiológicas y existenciales9 de los propios actores del cambio, a fin de estimular el aprendizaje directo, la difusión y el uso pleno de las habilidades, la motivación para la comprensión de los fenómenos y para la creación autónoma. 
En lo social la transición propone la revalorización de las identidades culturales y el criterio autónomo de las poblaciones locales, la interacción e integración entre movimientos populares y la incorporación económica y social de los ciudadanos en general. Estos deben dejar su papel pasivo en el uso de bienes y servicios colectivos y convertirse en propulsores autónomos de los servicios de salud, educación, transporte, entre otros, impulsados coordinada y consensuadamente desde la escala local-regional. 
Por último, en lo político, tales procesos contribuirían a la conformación y fortalecimiento de instituciones representativas y al desarrollo de una cultura democrática y de participación, para lo cual habrá que fortalecer los de tipo asambleario, propios de los espacios comunitarios. 
Estos procesos demandan el cambio de los patrones tecnológicos para recuperar e incentivar alternativas locales, sin negar los valiosos aportes que pueden provenir del exterior, sobre todo de las llamadas tecnologías intermedias y «limpias». Hay que entender que gran parte de las capacidades y conocimientos locales están en manos de comunidades y pueblos que por decisión, tradición o marginación, se han mantenido fuera del patrón occidental. En dichos segmentos del aparato productivo se utilizan e inventan opciones para facilitar el trabajo y el consumo de productos locales, artesanales y orgánicos. 
Numerosas prácticas tradicionales tienen tal grado de solidez que el paso del tiempo parecería solo afectarlas en lo accesorio y no en lo profundo. Además, si se observa con detenimiento hay respuestas productivas, como las de la agricultura orgánica, con mejores rendimientos económicos en términos amplios que las promocionadas actividades convencionales. La construcción de un nuevo patrón tecnológico implica rescatar, desarrollar, o adaptar viejas y novedosas tecnologías, que, para ser liberadoras, no deberán generar nuevos modelos de dependencia (a través de los transgénicos, por ejemplo), tendrían que ser de libre circulación y de bajo consumo energético, así como emitir CO2 en reducidas cantidades, muy poco contaminantes, al tiempo que aseguran la creación de abundantes puestos de trabajo de calidad. 
Ahora bien, hay que tener presente que un proyecto de organización social y productiva, sustentado en la dignidad y la armonía, como propuesta emancipadora, requiere una revisión del estilo de vida vigente, sobre todo a nivel de las élites, que sirve de marco orientador (inalcanzable) para la mayoría de la población en el planeta. Igualmente habrá que procesar, sobre cimientos de equidades reales, la reducción del tiempo de trabajo y su redistribución, así como la redefinición colectiva de las necesidades axiológicas y existenciales del ser humano en función de satisfactores singulares y sinérgicos, ajustados a las disponibilidades de la economía y la naturaleza.10 

Las limitaciones del extractivismo desbocado 

Esta transición económica debería hacerse extensiva a aquellas formas de producción, como la extractivista, que sostienen las bases materiales del capitalismo y que ponen en riesgo la vida misma. Los países productores y exportadores de materias primas, es decir, de naturaleza, son funcionales al sistema de acumulación capitalista global y son también, indirecta o directamente, causantes de los problemas ambientales mundiales. 
Aunque pueda resultar contradictorio, la actual crisis múltiple y mutante del capitalismo y el manejo que se le ha dado, fundamentado en multimillonarias inyecciones de recursos financieros para salvar la banca, mantienen elevados —vía especulación— los precios de muchas materias primas, como el petróleo y los minerales, e incluso de muchos alimentos; situación que ya estuvo presente en los años anteriores a la crisis como parte de la lógica especulativa del capital ficticio.11 Así estos recursos ya no solo están destinados a atender la demanda energética o productiva o alimenticia, sino que se han transformado en activos financieros en medio de una economía mundial dominada por fuerzas y tendencias especulativas. 
Por lo tanto, caminar hacia el socialismo, como reza el discurso oficial de algunos gobiernos «progresistas», alimentando las necesidades —incluyendo las demandas especulativas— del capitalismo global, a través de la expansión del extractivismo,12 es una incoherencia. El extractivismo no es compatible con una economía solidaria y sustentable porque depreda la naturaleza y devasta comunidades, al mantener estructuras laborales explotadoras de la mano de obra, que no aseguran un empleo adecuado. 
En países en los que aquel prima, la dinámica económica se caracteriza por prácticas «rentistas». Su estructura y vivencia social está dominada por las lógicas clientelares. Mientras que la voracidad y el autoritarismo caracterizan la vida política. Esto explica la contradicción de países ricos en materias primas donde, en la práctica, la masa de la población está empobrecida. Parece que somos pobres porque somos ricos en recursos naturales.13 

El ser humano en el centro de la otra economía 

Aquí él debe ser el centro de la atención y su factor fundamental, siempre como parte de la naturaleza. Si este es el eje de dicha economía, el trabajo es su sostén. Lo anterior plantea el reconocimiento en igualdad de condiciones de todas las formas de trabajo, productivo y reproductivo. La economía solidaria es entendida también como «la economía del trabajo».14 Así este es un derecho y un deber social. Por lo tanto, ninguna forma de desempleo o subempleo puede ser tolerada. No solo se trata de producir más, sino de hacerlo para vivir bien, que el trabajo contribuya a la dignificación de la persona. Habrá que asumirlo como espacio de libertad y de goce. Y en este contexto habrá incluso que pensar en distribuirlo de otra manera, pues cada vez es más escaso, proceso que vendrá atado con una nueva forma de organizar la economía y la sociedad. 
A su vez, tendrían que fortalecerse los esquemas de auto y cogestión en todo tipo de empresas, para que los trabajadores y las trabajadoras decidan en la conducción de sus unidades productivas. 

Al rescate de algunas lógicas económicas 

Para empezar una acción transformadora hay que reconocer que en el capitalismo lo popular y solidario convive y compite con la economía capitalista y con la pública. 
El sector de la economía social y solidaria está compuesto por el conjunto de formas de organización económica-social en las que sus integrantes, colectiva o individualmente, desarrollan procesos de producción, intercambio, comercialización, financiamiento y consumo de bienes y servicios. Tales formas de organización solidaria incluyen en el sector productivo y comercial cooperativas, asociaciones y organizaciones comunitarias, así como diversos tipos de unidades económicas populares. A estas se suman las organizaciones del sector financiero popular y solidario, que tienen en las cooperativas de ahorro y crédito, en las cajas solidarias y de ahorro y en los bancos comunales sus pilares. Inclusive habría que rescatar valiosas experiencias con dinero alternativo, controlado por las comunidades, que han servido no solo para resolver problemas en épocas de crisis agudas, sino que han sido de enorme utilidad para descubrir y potenciar las capacidades locales existentes. 
Organizaciones como estas casi siempre sustentan sus actividades en relaciones de solidaridad, cooperación y reciprocidad y ubican al ser humano como sujeto y fin de toda actividad económica, por encima del lucro, la competencia y la acumulación de capital. Desde esa lógica es necesario romper con las expresiones de paternalismo, asistencialismo o clientelismo, por un lado; y por otro, con toda forma de concentración y acaparamiento; prácticas que han dominado la historia de la región. 
El Estado tiene mucho que hacer en este campo. Por ejemplo, invertir en infraestructura y generar las condiciones que dinamicen a los pequeños y medianos productores, los cuales, con una pequeña inversión, sacan mucho más rédito a la unidad monetaria invertida que a la que invierten los grandes grupos de capital. Su problema es que no poseen capacidad de acumular. Ganan muy poco y viven en condiciones de inmediatez económica, subordinados muchas veces al gran capital. Tampoco tienen, mayoritariamente, una adecuada preparación profesional y técnica, dado que el Estado no se ha preocupado en ofrecer capacitación para la apropiada gestión de este sector productivo. 
Igualmente, hay que favorecer la cooperación entre estas empresas de propiedad social, en lo que se denominan «distritos industriales populares». Al respecto, existen numerosas experiencias. Lo que toca es profundizar y ampliar este tipo de prácticas, para que sean más las empresas que compartan costos fijos (maquinaria, edificios, tecnologías, entre otros) y aprovechen así economías de escala, lo que les aseguraría una mayor productividad. 
Por ello se vuelve impostergable una reconversión de la matriz productiva. Esta decisión exige el ejercicio soberano sobre la economía, la desprimarización de su estructura, fomentar —e invertir en ella— la innovación científico-tecnológica estrechamente vinculada con el nuevo aparato productivo (y no en guetos de sabios); también demanda la inclusión social, la capacitación laboral y la generación de empleo abundante y bien remunerado. Este último punto es crucial para evitar el subempleo, la desigual distribución del ingreso, el desangre demográfico que representa la migración, entre otras patologías inherentes al actual modelo primario-exportador de acumulación. 
Las estrategias de transición tendrán que ser necesariamente plurales. Teniendo como horizonte la vocación utópica de futuro hay que desplegar acciones concretas para resolver problemas concretos. Y en ese empeño, rescatar y potenciar las prácticas y los saberes ancestrales, así como todas aquellas visiones y vivencias sintonizadas con la praxis de la vida armónica y en plenitud, que apunten en dicha dirección. 
Otro aspecto fundamental es reconocer que esta nueva economía no puede circunscribirse al mundo rural o a los sectores populares urbanos marginados. Uno de los mayores desafíos radica en repensar las ciudades, rediseñarlas y reorganizarlas, al tiempo que se construyen otras relaciones con el mundo rural, pensar formas diferentes de organizar la vida para y desde las ciudades. 

Construcción paciente vs. improvisación irresponsable 

La civilización capitalista ha favorecido el individualismo, el consumismo y la acumulación agresiva de bienes materiales, lo que ha exacerbado la competitividad entre iguales. Científicamente se ha demostrado la tendencia natural dominante de los humanos a la cooperación y la asistencia mutua. Es necesario recuperar y fortalecer esos valores y aquellas instituciones sustentadas en la reciprocidad y la solidaridad. 
Hay que valorizar los postulados feministas de una economía orientada al cuidado de la vida, basada en las virtudes antes mencionadas. La soberanía debe aflorar con fuerza en varios ámbitos, como el monetario, el financiero, el energético o el alimentario. Por ejemplo, en este último, será un pilar fundamental de otra economía, que se sustentará en el derecho que tienen los agricultores a controlar la tierra y los consumidores su alimentación. Esta debe entenderse como un derecho humano. Y ello empieza por erradicar el hambre a través de una verdadera revolución agraria. 
Es imprescindible el acceso democrático a la tierra, que constituye un bien público. Dicha estrategia demanda respuestas participativas, descentralización efectiva, reconocimiento de tecnologías propias y ancestrales. Los campesinos y sus familias serán los protagonistas de este proceso, sobre todo a través de asociaciones de productores, comercializadores y procesadores de alimentos. 
El Estado —tanto el gobierno central como los descentralizados— debe establecer las políticas adecuadas para fomentar el cultivo ético de la tierra, desprivatizar el agua y asegurar la gestión social del riego, implementar adecuados mecanismos de crédito, impulsar tecnologías apropiadas para el entorno, fomentar los sistemas de transporte y los mercados justos, promover la refores¬tación y cuidar las cuencas hidrográficas, apoyar los procesos de capacitación de los campesinos, alentar el establecimiento de indus¬trias locales para procesar los productos agrícolas. 
Lo anterior requiere una política de aprovechamiento de los recursos naturales orientada a «transformar antes que transportar», tanto para artículos tradicionales de exporta¬ción como para la producción de consumo interno. 
Es fundamental proteger el patrimonio genético e impedir el ingreso de semillas y cultivos transgénicos. Ello evitará la pérdida de diversidad genética en la agricultura, la contaminación de variedades tradicionales y la aparición de superplagas y malezas. Y por supuesto resulta intolerable la producción de bio o agrocombustibles. 
Las finanzas deben apoyar el aparato productivo y dejar de ser simples instrumentos de acumulación y concentración de la riqueza, realidad que alienta la especulación financiera. De ahí que sea preciso construir una nueva arquitectura en este campo, en la que los servicios financieros sean de orden público. En ella, las finanzas populares, por ejemplo las cooperativas de ahorro y crédito, deberán asumir un papel cada vez más preponderante como promotoras del desarrollo, en paralelo con una banca pública de fomento, que aglutine el ahorro interno e impulse las economías productivas de características más solidarias. Las instituciones financieras privadas deberán dejar su espacio de predominio a favor de ese otro tipo de estructura. 
Esta nueva economía consolida el principio del monopolio público sobre los recursos estratégicos, pero, a la vez, establece una dinámica de uso y aprovechamiento de ellos desde una óptica sustentable. Asimismo, son necesarios mecanismos de regulación y control en la prestación de los servicios públicos. La propiedad privada, comunitaria, pública o estatal deberá cumplir su función social y ambiental. 
Los planteamientos expuestos marcan un derrotero para una nueva forma de organización y de economía. Quizás convenga rescatar el postulado de Carlos Marx en su Crítica al Programa de Gotha, en 1875: «de cada cual, según sus capacidades; a cada cual, según sus necesidades». Y todo esto aceptando que los seres humanos formamos parte de la naturaleza. 
Estas palabras pueden parecer una utopía. De eso se trata; hay que escribir todos los borradores posibles de una utopía por construir, una que implique la crítica de la realidad desde los principios plasmados en la filosofía de la vida plena. Una utopía que, al ser un proyecto de vida solidario y sustentable, constituya una opción alternativa colectivamente imaginada, políticamente conquistada y construida, para ser ejecutada por acciones democráticas. 


Notas 

1. Bolívar Echeverría, Modernidad y blanquitud, Editorial ERA, México, DF, 2010. 
2. Debemos aceptar que ningún proceso económico puede ser sustentable al margen de los límites que tienen los ecosistemas y que la economía es parte de un sistema mayor y finito que es la biosfera. De ahí que el crecimiento económico permanente sea imposible. Véase, al respecto, Enrique Leff, «Decrecimiento o deconstrucción de la economía», Peripecias, n. 117, 8 de octubre de 2008; Imaginarios sociales y sustentabilidad, (mimeo), 2010. 
3. Véase José Luis Coraggio, «Economía social y solidaria. El trabajo antes que el capital», en Alberto Acosta y Esperanza Martínez, eds., La Naturaleza con derechos. De la filosofía a la política, Serie Debate Constituyente, Abya-Yala, Quito, 2011. 
4. Véanse Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), Propuesta de la CONAIE frente a la Asamblea Constituyente. Principios y lineamientos para la nueva Constitución del Ecuador, por un Estado Plurinacional, Unitario, Soberano, Incluyente, Equitativo y Laico, Quito, 2007; Fernando Huanacuni Mamani, Vivir Bien / Buen Vivir, Convenio A. Bello, Instituto Internacional de Investigación y CAOI, La Paz, 2010; Eduardo Gudynas, «El mandato ecológico. Derechos de la naturaleza y políticas ambientales en la nueva Constitución», en Alberto Acosta y Esperanza Martínez, Derechos de la Naturaleza. El futuro es ahora, Serie Debate Constituyente, Abya Yala, Quito, 2009; Boaventura de Souza Santos, «Refundación del Estado en América Latina. Perspectivas desde una epistemología del Sur», en Alberto Acosta y Esperanza Martínez, eds., Soberanías, Abya Yala, Quito, 2010; David Cortez, «Genealogía del “buen vivir” en la nueva constitución ecuatoriana», en Raúl Fornet-Betancourt, ed., Gutes Leben als humanisiertes Leben. Vorstellungen vom guten Leben in den Kulturen und ihre Bedeutung für Politik und Gesellschaft heute. Dokumentation des VIII. Internationalen Kongresses für Interkulturelle Philosophie, Wissenschaftsverlag Main, Aachen, 2010; Arturo Escobar, Una minga para el postdesarrollo. Lugar, medio ambiente y movimientos sociales en las transformaciones globales, Fondo Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, 2010; René Ramírez, «Socialismo del sumak kawsay o bio-socialismo republicano», en Los nuevos retos de América Latina. Socialismo y sumak kawsay, SENPLADES, Quito, 2010; Aníbal Quijano, «¿Bien vivir?: entre el “desarrollo” y la descolonialidad del poder», Ecuador Debate, n. 84, Quito, 2011; Atawallpa Oviedo Freire, Qué es el suma kawsay. Más allá del socialismo y capitalismo, s/e, Quito, 2011; CODENPE, Sumak Kawsay - Buen Vivir, Serie Diálogo de Saberes, Quito, 2011; José María Tortosa, «Mal desarrollo y mal vivir. Pobreza y violencia a escala mundial», en Alberto Acosta y Esperanza Martínez, La Naturaleza con derechos. De la filosofía a la política, Serie Debate Constituyente, Abya Yala, Quito, 2011; François Houtart y Birgit Daiber, comps., Un paradigma postcapitalista: El bien común de la Humanidad, Ruth Casa Editorial, Panamá, 2012; Koldo Unceta, «Crecimiento, decrecimiento y Buen Vivir», en Construyendo el Buen Vivir, PYDLOS, Cuenca, 2012; Raúl Prada Alcoreza, «Horizontes del vivir bien», ponencia presentada en Congreso de LASA 2012 (mimeo), 2012; Alberto Acosta, Buen Vivir-Sumak Kawsay. Una oportunidad para imaginar otro mundo, Icaria, Barcelona, 2012. 
5. En la actualidad hay muchos proyectos empeñados en impulsar estas transiciones. Destaco la tarea emprendida por el Grupo Permanente de Trabajo sobre Alternativas al Desarrollo de la Fundación Rosa Luxemburgo, que ya ha publicado dos libros: Más allá del desarrollo (2011) y Alternativas al capitalismo y colonialismo del siglo XXI (2013). Véase también Alejandra Alayza y Eduardo Gudynas, eds., Transiciones, postextractivismo y alternativas al extractivismo en el Perú, Fundación Rosa Luxemburgo, Quito, 2011. 
6. En el mundo andino-amazónico se plantea la construcción de un Estado plurinacional e intercultural, que tendrá que ser, ante todo, comunitario. 
7. En la Constitución ecuatoriana de 2008 se concedió, por primera vez en la historia de la humanidad, derechos a la naturaleza, paso de gran transcendencia para la transformación civilizatoria. Disponible en www.asambleanacional.gov.ec/documentos/constitucion_de_bolsillo.pdf. 
8. Como sucede con los ejes multimodales previstos por la Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana (IIRSA), que constituye un proyecto para vincular aún más la región a las demandas de acumulación del capitalismo global. 
9. Manfred Max-Neef, Antonio Elizalde y Martín Hopenhayn («Desarrollo a escala humana. Una opción para el futuro», Development Dialogue, número especial, CEPAUR y Fundación Dag Hammarskjold, 1986) nos recuerdan que las necesidades no son infinitas y relativas, sino finitas y universales. Proponen una matriz que abarca nueve necesidades humanas básicas axiológicas: subsistencia, protección, afecto, comprensión, participación, creación, recreo, identidad y libertad; y, cuatro columnas con las necesidades existenciales: ser, tener, hacer y estar. 
10. Véase Manfred Max-Neef, Antonio Elizalde y Martin Hopenhayn, ob. cit. 
11. «Todo lo que facilita el negocio, facilita la especulación, los dos en muchos casos están tan interrelacionados, que es difícil decir, dónde termina el negocio y empieza la especulación». James W. Gilbart (The History and Principles of Banking, 1834), en Carlos Marx, El Capital, cap. 25, t. III, Editorial Cartago, Buenos Aires. 
12. «Se utiliza el rótulo de extractivismo en sentido amplio para las actividades que remueven grandes volúmenes de recursos naturales, que no son procesados (o que lo son limitadamente), y pasan a ser exportados». Eduardo Gudynas, ob. cit. 
13. Jürgen Schuldt, ¿Somos pobres porque somos ricos? Recursos naturales, tecnología y globalización, Fondo Editorial del Congreso del Perú, Lima, 2005. 
14. José Luis Coraggio, ob. cit.
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