"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

jueves, 27 de septiembre de 2012

La aritmética de Romney no cuadra

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Por:
Romney
El candidato presidencial republicano, Mitt Romney. (FOTO: MANDEL NGAN, AFP)
Otro día más y otra mentira de Mitt Romney. Ahora, el candidato presidencial republicano afirma que mantendrá lo bueno del Obamacare [el sistema sanitario promovido por el presidente Obama], especialmente la cobertura para la gente con enfermedades preexistentes, y eliminará el resto. 
         No se puede hacer eso, y Romney sabe muy bien que no se puede hacer eso porque la lógica que hubo detrás del Romneycare en Massachusetts, cuando él era gobernador, es la misma lógica que hay detrás del Obamacare.  
         Supongan que quieren garantizar que la gente con enfermedades preexistentes disponga del seguro. Pueden establecer una “valoración colectiva”, que exija que las compañías de seguros pongan a disposición de todo el mundo las mismas pólizas. Pero si se detienen ahí, saben lo que pasará: la gente sana optará por no suscribirlas, y dejará tras de sí un grupo de alto riesgo y de alto coste. 
         Por eso, también tienen que exigir que la gente suscriba seguros. Y no pueden hacer eso sin subsidios, para que la gente con bajos ingresos pueda permitirse sus pólizas.
         Entonces, la lógica inexorable de la situación nos lleva a una ecuación con tres elementos: valoración colectiva + exigencia + subsidios = ObamaRomneycare.
         Por tanto, ¿piensa Romney que somos estúpidos? Bueno, también piensa que nos creeremos sus promesas de recortar los impuestos en 5 billones de dólares, y que completará los ingresos con la eliminación de lagunas no especificadas de una forma que no aumentará los impuestos para la clase media, algo que resulta aritméticamente imposible.   
         Entonces, la respuesta es, sí, piensa que somos estúpidos.

No habrá detalles próximamente
Mmm. Incluso en la derecha, la gente se está quejando de que Romney no está facilitando suficientes detalles sobre sus planes. Y he hablado con periodistas que están seguros de que Romney se verá obligado a decir más cosas antes del Día de las Elecciones.  
         Pues no, no lo hará.
         Podría perder por su falta de concreción, pero no facilitará detalles, por una razón muy sencilla: sus propuestas no cuadran. Literalmente, no puede hacer lo que dice que haría, es decir, recortar los tipos impositivos de los ricos sin aumentar la carga impositiva sobre la clase media, o sin aumentar el déficit; tampoco puede proponer recortes en el gasto tan importantes como pretende sin recortar profundamente los programas de los que depende la gente. 
         Naturalmente, otra forma de decir esto es que su supuesto plan presupuestario es en realidad un fraude.
         ¿Por qué debería hacer algo así, y exponerse a las críticas a las que ahora se enfrenta? Bien, ¿por qué debería haber previsto este examen? Paul Ryan, el aspirante republicano a vicepresidente, lleva años corriendo de un lado para otro con un supuesto plan fiscal elaborado en gran parte con asteriscos mágicos, y siendo aclamado como un ejemplo de sinceridad y de atrevimiento. Romney debe de estar preguntándose por qué han cambiado las reglas.    
         Aparentemente, sin embargo, lo han hecho. Y como Romney supuso que nunca le pedirían que explicase sus propuestas, se encuentra ahora en una posición en la que no puede hacerlo. 
© 2012 New York Times
Traducción de News Clips.
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