"De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace: ganémosla a pensamiento" José Martí

viernes, 10 de marzo de 2017

Una luz para que 18 años después vuelva Guayasamí­n

Por Pedro Martínez Pírez

 El miércoles 6 de enero de 1999 entrevisté en La Habana por última vez al notable pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, a quien había conocido en Quito en 1960.

Fue en la sede del ICAP, el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos donde ese día le entregaban la Orden de la Amistad a su hijo Pablo, en el mismo escenario en que Oswaldo pintó al Comandante Fidel Castro en el primero de los cuatro retratos que a lo largo de su vida hizo al líder histórico de la Revolución Cubana.

La distinción a Pablo Guayasamín en el ICAP fue un acto de justicia porque el hijo del Maestro, como sus hermanos Cristóbal, Saskia y Verenice, han desarrollado siempre una gran solidaridad con Cuba, y Pablito ha sido también Presidente del Instituto Cultural ecuatoriano-cubano José Martí y desde hace algunos años integra el Consejo JOSE MARTÍ de Solidaridad Mundial.

Y tanto él como su esposa Patricia Madriñán habían viajado con Oswaldo Guayasamín en el mismo avión en que Fidel Castro viajó a Santiago de Cuba a la celebración del acto por el aniversario 40 de la Revolución Cubana. 

Fueron dí­as de mucha emoción porque el lunes 4 y martes 5 de enero Oswaldo Guayasamín, junto a otros dos grandes intelectuales ecuatorianos, Jorge Enrique Adoum y Pedro Jorge Vera, habí­a participado en el Taller Cultura y Revolución, convocado por el Ministerio de Cultura de Cuba y la Casa de las Américas.

En esa inolvidable entrevista Guayasamín me habló de su viaje de ida y vuelta en avión con Fidel, de los actos en Santiago de Cuba y de su intervención en el Taller, donde había anunciado la próxima inauguración de la Capilla del Hombre en Quito, un gran sueño nacido en 1961, durante su primer viaje a Cuba, donde conoció los crí­menes de la tiraní­a de Fulgencio Batista, y los graves daños materiales y humanos provocados por la acción imperialista en Playa Girón, así como el cerco diplomático que Washington impulsaba contra Cuba en aquella época.

En abril de 1961, en los días de la agresión imperialista por Playa Girón, Guayasamín visitó la sede de la embajada cubana en Quito y como muestra de solidaridad expresó su deseo de viajar a Cuba para patentizar su apoyo a la Revolución, y su ilusión de pintar al Comandante Fidel Castro.

Desde la Embajada de Cuba en Quito trasladamos la solicitud del pintor ecuatoriano al ICAP, dirigido entonces por Giraldo Mazola -actualmente nuestro embajador en Namibia- quien tuvo la sabia iniciativa de trasladar el pedido a la inolvidable Celia Sánchez Manduley, quien con la eficiencia que siempre la caracterizó hizo posible el encuentro de Fidel con Guayasamín en la hermosa casona del Instituto la noche del sábado 6 de mayo de 1961.

Oswaldo Guayasamí­n es el único pintor para el cual posó en cuatro ocasiones el líder histórico de la Revolución Cubana. Al primer retrato, del cual solamente se conservan fotografí­as, se agregaron otros en 1981 y 1986, y el último, entregado en un acto público realizado en 1996 en La Habana, a propósito del setenta cumpleaños de Fidel.

Fui invitado por Guayasamí­n cuando realizó el cuarto y último retrato a Fidel y también el 29 de noviembre de 1986, cuando en La Habana pintó al cantautor cubano Silvio Rodríguez, quien ese dí­a cumplí­a 40 años de edad. "€œHe sido bendecido por las manos de los Andes€ , siento que me han vuelto a parir", me dijo Silvio, en una entrevista que conservo con celo por su simbolismo, y porque la fecha del cumpleaños de Silvio coincide con el día de la inauguracin de la Capilla del Hombre, el 29 de noviembre de 2002, en una mañana memorable en la que ya no estaba Oswaldo, pero sí sus amigos Fidel Castro y Hugo Chávez.

Guardo muchos y muy gratos recuerdos de Guayasamí­n, a quien entrevisté también en varias ocasiones para la televisión cubana, una de ellas cuando la inauguración en agosto de 1988 de su mural en la sede del Asamblea Nacional, en Quito, en los días de la visita de Fidel Castro a los actos de toma de posesión del presidente de Ecuador Rodrigo Borja. En ese mural el pintor denuncia mediante una imagen y por su nombre a la CIA, la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos, de triste recordación en Ecuador, en Cuba y en todo el mundo.

Y recuerdo por esos días que fue Guayasamín y su familia quienes celebraron el 62 cumpleaños de Fidel, lo cual se convirtió después en una práctica que el pintor repitió en La Habana 8 años después, y la Fundación continuó luego del fallecimiento de Oswaldo, y hasta la desaparición física de Fidel, el 25 de noviembre de 2016.

Y es que Guayasamí­n, quien fue reconocido como Pintor de Iberoamérica en la IX Conferencia Cumbre de ese grupo de países, celebrada el 16 de noviembre de 1999 en La Habana, nunca ocultó su firme postura antiimperialista, de apoyo irrestricto a la Revolución Cubana, a la lucha de los sandinistas en Nicaragua y del FMLN en El Salvador.

Condenó las agresiones de Estados Unidos a República Dominicana, Chile, Granada, Panamá; se solidarizó con los negros, los indios, las mujeres y los niños, y condenó los dos genocidios: el de los aborí­genes en América y el de los negros que fueron arrancados del Africa.

En su hermoso y ya histórico mensaje titulado "Por la unidad latinoamericana en el corazón del sol", presentado en el Taller "Cultura y Revolución a Cuarenta Años de 1959", Guayasamin denunció que en un siglo y medio la Conquista mató alrededor de setenta millones de indios, y a la mitad de los cincuenta millones de negros que los europeos trajeron como esclavos a América.

De su vastí­sima obra baste recordar la colección pintada entre 1964 y 1984, titulada "La Edad de la Ira", en la cual denuncia las crueldades de la Guerra Civil española, las invasiones nazis y los campos de concentración, las bombas sobre Hiroshima y Vietnam, las dictaduras en América del Sur, las agresiones yanquis, la discriminación y el abuso contra mujeres y niños.

"Como mejor me expreso es con formas y colores", dijo en su última visita a Cuba, donde siempre se reconoció su grandeza como pintor y escultor y le fueron conferidas la Medalla Haydée Santamarí­a y la Orden Félix Varela, la mas alta distinción que concede el Consejo de Estado de Cuba a personalidades de la Ciencia, la Cultura y las Artes.

Guardo en mi memoria la visita que Guayasamin hizo a Cuba cuando mercenarios centroamericanos fueron contratados por los terroristas de Miami para colocar bombas en hoteles de La Habana, una de las cuales provocó la muerte del joven italiano Fabio Di Celmo.

El pintor ecuatoriano decidió venir a La Habana acompañado de un equipo de la televisión ecuatoriana y alojarse en un hotel para demostrar que sí se podí­a venir a la capital cubana, ví­ctima entonces de una campaña destinada a atemorizar a turistas y contribuir así al criminal bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba.

Y recuerdo también con emoción cuando fui invitado por el Maestro a la celebración de su 75 cumpleaños, el 6 de julio de 1994, y en esos dí­as decidió otorgarme la honrosa condición de Miembro de Honor de la Fundación Guayasamí­n, que ya poseían Fidel Castro, Antonio Núñez Jiménez, Eusebio Leal, José Ramón Fernández y Abel Prieto Jiménez.

Este viernes, cuando se cumplen 18 años de la muerte de Oswaldo, vienen a mi mente las palabras de Fidel Castro en el acto de inauguración de la Capilla del Hombre en Quito, cuando al evocar a Guayasamí­n lo identifica como a su hermano entrañable, y la persona mas noble, transparente y humana que había conocido, cuyo legado dejado al mundo perdurará en la conciencia y el corazón de las presentes y futuras generaciones. Y recuerdo también las palabras del propio pintor, quien siempre nos pidió que dejáramos encendida una luz porque él iba a volver.

Y esa luz la proyectan las 24 obras que conforman la exposición titulada CARIBE ALUCINANTE, que trajo desde República Dominicana el pintor cubano Ángel Urrely, quien este diez de marzo realizará el sueño de ver expuesta su obra durante un mes en la Casa Museo Oswaldo Guayasamín, ubicada en el Centro Histórico de La Habana, Patrimonio Cultural de la Humanidad.

China saca los colores a EE.UU. con un informe sobre sus violaciones de derechos humanos

Publicado: 10 mar 2017 13:25 GMT


"EE.UU. acusa reiteradamente a otros países de violar los derechos humanos cuando simultáneamente asesina a ciudadanos inocentes", reza el documento elaborado por las autoridades chinas.


Detención de un manifestante en medio de las protestas de Ferguson (EE.UU.) el 10 de agosto de 2015. Jim YoungReuters

China ha constatado un empeoramiento de la situación en materia de derechos humanos en EE.UU. del que ha dado cuenta con un nuevo informe. Pekín responde así un reciente estudio de Washington sobre este problema a lo largo y ancho del mundo.

El informe, publicado este jueves por el servicio de información del Consejo de Estado chino, señala que EE.UU. vuelve a evaluar a otros países y "acusar sin prestar atención a la horrible situación en materia de derechos humanos existente en su propio territorio".

"Hechos concretos reflejan un empeoramiento significativo en aspectos clave de la situación de los derechos humanos en EE.UU. en 2016", reza el documento.

El informe señala que el año pasado se registraron con frecuencia crímenes con el uso de armas de fuego y un elevado número de víctimas. "En total, se produjeron 58.100 incidentes con armas, incluidos 385 fusilamientos en masa, que causaron 15.000 víctimas mortales y 30.600 heridos", se indica en el informe.

El documento denuncia también la creciente estratificación social, la agudización del problema de racismo y la falta de avances en la protección de las mujeres, niños y ancianos. "EE.UU. ha acusado reiteradamente a otros países de violar los derechos humanos cuando simultáneamente asesina a ciudadanos inocentes", se recalca en el documento, que menciona que entre 4.600 y 6.100 muertes civiles se produjeron en bombardeos estadounidenses en Siria e Irak entre agosto de 2014 y diciembre de 2016.

Asimismo, el informe chino critica a EE.UU. por negarse a aprobar convenios internacionales sobre derechos humanos y rechazar proyectos de resolución sobre el asunto presentados en la ONU.

Viviendo con miedo en Estados Unidos ¿Será tiempo de irse?

Por DAVID GONZALEZ

Daniela Alulema y sus padres forman parte de los inmigrantes que llegaron sin papeles a Estados Unidos. CreditDavid Gonzalez/The New York Times


NUEVA YORK — Los timbres del edificio de ladrillos amarillos son un reflejo de la población actual de Nueva York, con sus apellidos en albano, árabe y español. En el extremo angosto y oscuro de un corredor, las notas de música en español salían de un apartamento. Daniela Alulema abrió la puerta del lugar donde viven su madre y su hermano. Había globos brillantes que rebotaban sobre una mesa impecable que anunciaba una celebración: el cumpleaños de su hermano.

“Llegó al cuarto de siglo”, dijo la madre con una sonrisa de orgullo. Caminó hacia el horno y sacó un conejo asado para la modesta fiesta. En la radio se escuchaban tríos que tocaban boleros.

La música no era la más apropiada para una ocasión feliz. Daniela y sus padres se mudaron a Estados Unidos desde Ecuador sin papeles y su historia apareció en The New York Times en 2009. Sus padres, quienes se graduaron de carreras técnicas en Ecuador, querían que sus hijos tuvieran una mejor educación.

En los 15 años desde que llegaron, mucho ha cambiado. El hermano, que nació en Estados Unidos, es arquitecto. El padre, quien presionó a sus hijos para que alcanzaran la excelencia y pensaran en grande, regresó a Ecuador. La madre subsiste como niñera para profesionales jóvenes en Wiliamsburg.


¿Y Daniela? Hace poco terminó la universidad y siguió estudiando para obtener una maestría en políticas públicas. Gracias a una decisión del gobierno de Obama, conocida como Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, obtuvo un permiso para trabajar y quedarse, y ahora trabaja para un grupo de políticas migratorias. Había comenzado a sentir que podía respirar tranquilamente.

Pero eso duró poco. Desde que Donald Trump se convirtió en presidente tras una campaña en la que los migrantes indocumentados fueron el centro de la controversia, los informes —y rumores— de arrestos en comunidades de migrantes la tienen inquieta.

“La mañana después de las elecciones estaba preparándome para el trabajo”, cuenta Daniela, de 29 años. “Rompí en llanto en el baño. Sabía que esto afectaría a mi familia y a nuestras comunidades”.

Ella y su familia, quienes hablaron con la condición de que no se identificaran sus nombres ni su vecindario, dicen que han percibido cambios entre los migrantes ecuatorianos de la ciudad. A la gente le preocupa salir y en ocasiones se alarma por los rumores infundados de requisas migratorias.

“La gente tiene miedo de las medidas que está tomando Trump”, dijo la madre con voz lenta y pausada. “Estamos en una situación en la que no sabes qué pasará. ¿Nos quedamos o hacemos nuestras maletas y nos regresamos? Hay un aire de inestabilidad. Todo el mundo está nervioso”.

Eso incluye a Daniela, cuyo futuro está en el limbo desde las elecciones. Su empleador le consiguió ayuda legal para ver si puede patrocinarla. Su madre le sugiere que se case con un ciudadano estadounidense, una propuesta que ella rechaza. En estos tiempos, no va a ponerse a hacer más planes a largo plazo, y mucho menos casarse.

Daniela aparenta confianza y calma. Usa el idioma con precisión y no se derrumba fácilmente. Como contadora ve más allá de las cifras, hacia las vidas humanas que afianzan la economía de la ciudad, donde mujeres como su madre permiten que los habitantes de clase media logren un equilibro entre la casa y la carrera.

“Mi madre está criando a los niños estadounidenses”, dijo. “Yo creo que los estadounidenses están conscientes de que los inmigrantes se encargan de recoger las cosechas, preparar los alimentos, criar a los niños y cuidar a los ancianos. Los inmigrantes hacen que esta ciudad funcione. Lo que este país está haciendo es muy hipócrita. Quieren contar con esta mano de obra barata, pero quieren mantenernos con miedo”.

La montaña rusa emocional en la que ha vivido desde que comenzó la presidencia de Trump tomó un nuevo giro recientemente, cuando el presidente dio pistas de que podría estar abierto a la implementación de un proceso de ciudadanía para los indocumentados. Aunque se le dio una gran cobertura a esa noticia, el presidente no mencionó esa posibilidad durante su discurso ante el congreso. Daniela se alarmó cuando leyó que habían arrestado a una inmigrante como ella después de expresarse abiertamente.

“No creo que nada que venga de la Casa Blanca sea confiable” dijo. “Washington está jugando con los sueños y la vida de mucha gente. Me he vuelto muy crítica y no creeré nada hasta que vea los documentos firmados. No me siento segura”.

Vive sus días sabiendo que debe estar preparada. Los abogados que ha consultado no son optimistas. Retrasó un viaje que tenía planeado para visitar a su padre en Ecuador y se ha empezado a preguntar si será el momento de regresar a este país.

“Un día me detuve a pensar en que mis padres eran incluso más jóvenes que yo cuando llegaron aquí”, dijo. “Mi madre llegó sin conocer el idioma ni ninguna otra cosa. Tomó ese riesgo, así que ¿por qué no podría yo tomar el riesgo y dejarlo todo? Tengo esa maravillosa arma que me dieron mis padres: mi educación. Uno se cansa de vivir con miedo y sentirse limitado. Tengo la bendición de una buena salud y educación. ¿Por qué no podría usarla para aprovechar todo mi potencial?”.
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